Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En un
mundo que avanza a gran velocidad y lleno de problemas no podemos dejar atrás a
Donald Trump, olvidarnos de Michael Cohen —una pieza fundamental en todo lo
relacionado con su jefe— llamándolo "un exabogado de Trump"*, como se
hace en los titulares de RTVE.es. Esa indeterminación que muestra el titular es
un signo de este olvido por distanciamiento, efecto de la velocidad. Nos
movemos informativamente tan deprisa que se nos pierden los nombres y caras en
el rápido desplazamiento. El tiempo informativo se acelera y podemos perder el hilo, como habitualmente se
dice. Si no fuera por la constante aparición de Trump, el titular podría haber
sido "Un exabogado de un expresidente de los Estados Unidos".
Hay
tantas cosas que contar que no caben todas en el tiempo y espacio informativos.
Estos están limitados por los codazos que la actualidad se da entre noticias.
Lo que vemos, leemos o escuchamos está ahí después de haber luchado a brazo
partido para obtener nuestra atención. Y lo que deja de estar en primer término
tras un tiempo se vuelve nebuloso, indefinido y se pasa de ser "Michael
Cohen" a ser "un ex abogado de Trump" en poco tiempo. El
"parece que fue ayer" se transforma en un "parece que fue hace
un siglo".
Cuando
comenzó la crisis de Trump aventuramos que la línea más segura, conociendo al
personaje, era la de los negocios. La idea era simple: se es un tramposo para
todo. A las trampas políticas le tenía que haber precedido las de los negocios,
por lo que era cuestión de tiempo que los investigadores se topara con algún
fraude. Eso ha sucedido.
El caso
se nos relata así en RTVE.es:
Michael Cohen, el exabogado personal del expresidente Donald Trump, ha testificado este martes en contra de su antiguo jefe durante el juicio civil por fraude en la Organización Trump en Nueva York y dijo que este decidía "arbitrariamente" las cifras de sus activos.
Cohen, que era la mano derecha del empresario y, tras volverse en su contra, cumplió condena por delitos económicos, fue llamado como testigo por la Fiscalía de Nueva York y ha convertido la de hoy en una de las sesiones con más expectación desde que comenzó el proceso a principios de mes.
Trump está acusado, junto a dos hijos y dos ejecutivos de la Organización Trump, de inflar el valor de los activos de la empresa durante años para obtener condiciones favorables con bancos y aseguradoras, y el juez ya falló que es responsable del cargo de fraude persistente antes de empezar el juicio, de manera sumaria
"El señor Trump me encargó incrementar los activos totales basándome en una cifra que él elegía arbitrariamente", ha dicho el antiguo letrado, que también incriminó a otro acusado en el caso, el jefe financiero de la empresa, Allen Weisselberg, que declaró la semana pasada.
"Mi responsabilidad junto a Allen Weisselberg era sobre todo hacer ingeniería inversa con varias clases de activos diferentes e incrementar esos activos para conseguir la cifra que el señor Trump nos había encargado", ha explicado lo que -dijo- se reflejaba en los documentos financieros sometidos a escrutinio en el caso.
Puso un ejemplo del supuesto comportamiento de Trump: "Miraba los activos totales y decía: 'realmente no valgo 4.500 millones de dólares, realmente valgo más bien unos 6.000 millones'", tras lo que les pedía a Weisselberg y a él "volver con el objetivo deseado", recoge el canal NBC.*
El último párrafo es revelador de esa unidad de carácter, vamos a llamarlo así, de Trump, que inflaba el valor de las empresas tal como inflaba su propio ego. Que el jefe dé una cifra de "su" valor a ojo es poco frecuente, pero no en el caso de Trump. Si le hubieran dicho que el valor de sus empresas era de 6.000 millones de dólares habría dicho que eran 8.000 y así sucesivamente.
El hecho de que esto llegue por boca de Michael Cohen tiene también su sentido. Trump lo uso para cubrirse las espaldas y su fidelidad fue pagada dejándolo en la estacada con el desprecio más absoluto. Por ello, Cohen decidió "cantar" todo lo habido y por haber sobre estos detalles de su jefe. Hay una máxima no escrita que viene a señalar "no traiciones al que sabe mucho de ti". Michael Cohen, ex abogado, sabe mucho de las trampas de Donald Trump y está deseoso de cantar por lo que supone para él en el terreno de los acuerdos pero, sobre todo, por la satisfacción indudable que siente al ver a su ex jefe en apuros. Él contesta, como se nos señala en el artículo que todo es una "caza de brujas", algo que en el caso de Trump no es solo una metáfora.
Michael
Cohen es una pieza fundamental en el caso de Trump, es decir, de su futuro y
sobre todo en la valoración de su pasado, algo esencial como candidato a la
presidencia. Trump es maestro en vender a sus fans las mayores tropelías como
méritos. Ya se ha proclamado a sí mismo como necesario para evitar la III
Guerra Mundial, el único que puede hacerlo. Habrá muchos que lo crean. Si logra la presidencia, dice, el mundo estará a salvo. Curiosamente, varios libros planteaban el futuro contrario desde hace varios años si Trump era elegido. ¿Se interpone Michael Cohen entre Trump y la salvación del mundo? Esperemos que no sea necesario, aunque él lo vea así.
Algo falla en este mundo cuando todo favorece a los demagogos por todas partes.
PD: si quiere ver el papel de Cohen en estos años, busque la etiqueta.
*
"Un exabogado de Trump testifica en el juicio y dice que el expresidente
infló los valores de los activos "arbitrariamente""
RTVE.es/Agencias 24/10/2013 https://www.rtve.es/noticias/20231024/trump-juicio-abogado-activos/2459180.shtml
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