Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Se me
quedó grabada en la memoria aquella escena en la que Alexander Solzhenitsyn nos
cuenta cómo nadie quería ser el primero en dejar de aplaudir al dictador por
temor a caer en desgracia. No puedo evitar pensar en ello en un mundo que se ha
convertido en la sociedad del aplauso.
El
aplauso se ha convertido en el elemento determinante porque es gesto y como tal
forma parte de nuestra escenografía diaria, la que se monta para ser trasmitida
mostrando la adhesión al líder. Forma parte de la coreografía de la comunicación,
una disciplina que se debería impartir de forma clara. Gestos sin ideas, algo
que incorporarán otros tras como lo prescribe el guion tras esa falsa realidad
que generamos para su consumo.
La
prensa de hoy nos trae varios ejemplos de estos actos de aplausos. El primero
no aparece relacionado con el caso Rubiales. ¿Quiénes fueron aquellos que como
en el caso del escritor ruso no pudieron dejar de aplaudir ante las palabras de
su ahora ex presidente y señalado por todos los dedos acusadores actuales?
¿Cómo viven los autores de aquellos aplausos que hoy, conservados en
grabaciones en permanente reposición, se tienen que enfrentar al hecho?
En El Mundo se entrevista a uno de los aplaudieron a Rubiales y a su repetido "No voy a dimitir", desmentido por la realidad. Su titular ya alude al gesto: «Luis de la Fuente: "Tras los aplausos no me preocupaban las consecuencias, sólo quería estar satisfecho conmigo mismo: me había equivocado y debía pedir perdón"». Toda su entrevista es un intento de reconstrucción de imagen, la que marca el paso del aplaudidor al aplaudido, que es la auténtica división de la Sociedad del Espectáculo. Pero los aplaudidores visibles son un eslabón intermedio pues su función no es solo aplaudir, como el que lo hace en un estadio, sino ser vistos aplaudiendo, formar parte del mensaje del poder. Luis de la Fuente, le gustará o no, se arrepienta o no, forma parte de ese pasado congelado y reproducible que las imágenes nos dejan. Será un recordatorio en el momento en que se hable de Rubiales, el del piquito, un episodio nacional, un relato al que se puede aludir en nuevas situaciones. Y allí estará Luis de la Fuente aplaudiendo para la eternidad, como aprenderá cuando al llegar finales de diciembre se haga resumen con "lo mejor del año".
Aplaudir tiene un precio cuando se hace como parte de esa
coreografía entusiasta, que no piensa en el sentido del aplauso y acaba perdiendo.
Un significante que cambia de significado: de la fidelidad a ultranza a la
babosería programada. Así son los gestos.
También
en El Mundo, el columnista Jorge Bustos, nos habla de las consecuencias del
aplauso y así se nos ilustra con una fotografía de aplausos con la gente en pie.
Con el titular "Asesinato de conciencias en el comité federal" se nos
vuelve a mostrar de nuevo ese mismo gesto, esa manera de la que quizá, como
Luis de la Fuente, la historia en forma de opinión pública les pida cuentas.
La
ironía que desprende el texto se fundamenta en esa imagen que lo dice casi
todo, en los aplaudidores entregados, jubilosos. La entradilla señala:
Su líder acaba de decirles a la cara que la democracia es secundaria cuando se trata del poder. Que en nombre de España se puede y se debe ceder al chantaje de los enemigos de la unidad de España-**
Las preguntas a los aplaudidores de por qué lo hacen son suelen tener una respuesta muy clara. Lo hacen porque otros lo hacen o por miedo no confesado. El caso Rubiales daría para indagaciones con interesantes resultados.
Se han cerrado las puertas de los debates, de las disidencias incluso, y se lleva ahora el aplauso ruidoso, en pie. Se levanta el primero y los demás se dejan arrastrar impulsados por el resorte de la unanimidad. Estás allí para aplaudir lo que se diga, sea esto lo que sea. Aplaude o revienta.
* "Luis de la Fuente: "Tras los aplausos no me preocupaban las consecuencias, sólo quería estar satisfecho conmigo mismo: me había equivocado y debía pedir perdón"" El Mundo 31/10/2023 https://www.elmundo.es/deportes/futbol/eurocopa/2023/10/31/653fb9d7fdddff7aaf8b457d.html
** Jorge Bustos "Asesinato de
conciencias en el comité federal" El Mundo 31/10/2023
https://www.elmundo.es/opinion/columnistas/2023/10/31/653fb172e9cf4a122b8b45a0.html
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