domingo, 8 de octubre de 2023

La amenaza del jefe tóxico

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El diario ABC pone el dedo en la llaga  por medio de un titular directo "Cómo desintoxicar la oficina". La imagen no puede ser más expresiva: una mano autoritaria aplasta el rostro de un oficinista contra la pantalla de un ordenador. Aquí "tóxico" adquiere otro sentido más allá del mal ambiente; es brutalidad y se puede ejercer de muchas formas.

¿Hay una guerra en empresas, oficinas, dependencias y demás? El artículo nos devuelve una pregunta más precisa: "La epidemia de los jefes tóxicos. ¿Qué está pasando?" La precisión sobre las causas de la toxicidad no marca la verticalidad descendente de la toxicidad, la causa de ese "infierno laboral" que se nos describe.

Una entradilla asegura que "España lidera el enfado laboral" y se nos da un dato europeo: «El 13 por ciento de los europeos asegura que tiene un mal jefe. El liderazgo tóxico es extremadamente contagioso. Termina contaminando a los trabajadores y a la propia compañía, con graves consecuencias económicas y para la salud. ¿Es la hora de desintoxicar la oficina?»*


Sin duda, hay un hecho cierto: el malestar laboral ha aumentado. Basta con charlar con unos cuantos amigos de cualquier sector para comprobarlo. La gente se encuentra en el límite y siempre apuntan hacia arriba.

Las explicaciones de por qué los jefes son cada vez más tóxicos pueden ser muchas y complejas, pero "son", que es lo importante. Parece que los cursos de liderazgo solo son aplicables a aquellos que lucen sonrisas en lo más alto de la cadena jerárquica, convertida en cadena alimenticia, con depredadores más agresivos en cuanto que te dan el mando.

Habría que hacer unos cuantos congresos, publicar unos cuantos ensayos y realizar varios documentales sobre los que significa hoy "mandar". En el fondo el asunto es sencillo y muchos han elaborado basándose en la experiencia la teoría del mando inverso: es mejor un inepto que apriete por miedo a que se descubra que es un impostor a una perdona manejable. Según este principio, la persona seleccionada no es la mejor, sino lo contrario. Son esos jefes nerviosos, inseguros, con recelo de lo que puedan hacer sus subalternos.

Está también la teoría del jefe ahorrador, que es el que hace que cada vez menos hagan más. A la empresa no le importa cómo lo hace, sino cuánto consigue abaratar los costes. Lo que puedan hacer dos, que no lo gana tres. Esa es la máxima general, que llevada al extremos reduciría el personal al máximo. Es lo que llaman "flexibilizar".

Para este tipo de dirección se separa los del mundo de las buenas ideas, de la buena educación, etc. de los del mundo de la acción directa, que son los de abajo, los que necesitan de su presencia física, incluidos gritos y amenazas. Ellos se deben sentir agobio y así mantener la presión.

La teoría sobre lo que significa "trabajar" se vuelve así oscura, "sangre, sudor y lágrimas". Pero la única manera de convencer que dirigir de forma amable es mejor es  la mejora del balance anual, que es lo único que parece importar. Una empresa no es un grupo de personas, sino una unidad para conseguir algo de la forma más barata posible y obtener el máximo beneficio del tipo que sea. Pero ni siquiera esto es garantía de que desaparezca el ambiente tóxico.

El aumento de la toxicidad en el trabajo tiene que ver mucho con la propia situación de precariedad laboral. Uno de sus efectos más perversos es precisamente aquel que considera que el peligro de despido hace aguantarlo todo. Saber que te puedes encontrar en la calle si te quejas o dejas de hacer es un riesgo elevado. Nuestras cifras de paro, en todos los ámbitos, desbordan las de Europa. ¿Hace eso envalentonarse al jefe tóxico, que se siente seguro por el aumento de su poder sobre la vida, sueldo y destino de los trabajadores?


Es tentador echar la culpa de la toxicidad laboral a las crisis (confesadas o no), a la pandemia o a cualquier otro factor que nos pueda afectar. Lo cierto es que el mal ambiente es contagioso y eso se traduce en muchos aspectos. Si la toxicidad apareciera solo en el trabajo podríamos quedarnos contentos, pero lo cierto es que es solo una parte: tenemos mal ambiente en las relaciones personales (violencia de género y familiares), tenemos un creciente mal ambiente en los entornos educativos (desde el bullying a las violaciones acoso de menores), en fin, nos vemos afectados por algo más que el trabajo. Hay tensión y eso se traduce en crispación en diversos escenarios de relaciones.

Que seamos los españoles los que encabecemos la toxicidad laboral es otro triste récord negativo que atesoramos y de los que no conseguimos librarnos. ¿Nos queda algún ambiente no tóxico? Creo que cualquiera puede serlo o no si nos empeñamos en un sentido u otro. Lo malo es que en el entorno laboral no puede uno elegir a su jefe.


Quizá muchos de los que desaparezcan por la aplicación de la IA en el trabajo sean jefes, que serán sustituidos por amables máquinas, esperamos. Claro que puede suceder lo contrario, que los programadores hayan analizado la conducta humana en el trabajo y apliquen el principio del látigo como garantizado por la historia para obtener los mejores resultados.

No es justo responsabilizar solo a los jefes, claro. Todos conocemos compañeros tóxicos que enrarecen el ambiente de trabajo y crean conflictos de diverso tipo. Pero eso no se "teoriza", como en el caso de los jefes. Quizá habría que hacerlo y aumentar el tamaño del grupo estudiado.

Ya sin ironías, es importante que nos centremos en tratar de mantener unas relaciones menos tóxicas en los espacios de trabajo (en cualquier espacio, en realidad) y poder tener una vida con horizontes más optimistas. La toxicidad se expande y contagia. Mejor alejarla y tratar de vivir y trabajar en entornos menos agresivos. Viviremos más y más felices, aunque esto último esté cada vez más crudo. Quizá solo estamos poniendo etiquetas a nuestra propia degradación, a nuestra incapacidad de convivir sin tirarnos los trastos a la cabeza unos a otros.




* Daniel Méndez "Cómo desintoxicar la oficina" ABC XL Semanal 6/10/2023 https://www.abc.es/xlsemanal/a-fondo/epidemia-jefes-toxicos-en-espana-soluciones.html

 

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