Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La
muerte de Olivia Newton John ha servido para dejar clara la separación
generacional existente en el mundo cultural. Hay una especie de línea que se
abre en los 70 en donde se cierra un periodo y se abre otro. Las artes marcan
las líneas temporales a través del fenómeno del gusto. Olivia ha tenido el
reconocimiento de ser, a su muerte, una de esas figuras icono de la cultura
diferenciada.
Esa
barrera la vemos claramente cuando nos damos cuenta de que las películas que
han sobrevivido que forman parte del repertorio de la cultura popular son unas
frente a las anteriores. La repetición es un fenómeno de la vida cultural
popular en una sociedad determinada por los medios.
La muerte de Olivia Newton-John ha estado abriendo los medios de todo el mundo, de la prensa a la televisión. Esto es posible no por su popularidad actual o por su trayectoria posterior, sino por el papel que juega Grease, una película musical, en su vida y en la vida cultural de varias generaciones. Es una de las piezas importantes en el muro generacional que se empieza a levantar con los años 70.
Curiosamente, la muerte de Olivia Newton John ha servido para ponerle "historia" a una cara en la pantalla o una voz en las canciones. Grease (Randal Kleiser 1978), no lo olvidemos, es una película que no representa a su tiempo, los años 70, sino que parodia los 50. Grease no habla de su tiempo, de sus problemas, sino que es un puñado de canciones alrededor de una historia de pandillas y parejas, muy convencional. Grease ya fue un enorme éxito en su tiempo, pero no reflejaba su tiempo.
Es un
caso contrario a lo que supuso otro éxito para su compañero, John Travolta, Fiebre del Sábado Noche (Saturday Night
Fever, John Badham 1977), una película que reflejaba los problemas del momento,
pero que quedó en la cultura popular mediante unos gestos de baile y una música
de los Bee Gees, cuya carrera de éxitos fue eclipsada, históricamente hablando, por esta banda sonora que les condenó a copiarse a ellos mismos. Unas pocas notas del Stayin'
Alive nos bastan para identificarla. Eso "signos" identificativos
se transmite a través de las décadas. Hasta el apellido del protagonista,
"Travolta", pasó a tener un sentido como "ser un
travolta" o "hacer el travolta"; incluso la expresión
"fiebre" quedó asociada al baile discotequero. La película y sus
signos han quedado aunque no se vea en reposiciones del filme.
Como
musical, Grease ha pasado una y otra
vez por los escenarios precisamente por su atemporalidad artificial. Es su
irrealidad lo que la hace seguir siendo popular. De la misma forma, la escena
que se recuerda de Fiebre del Sábado noche es la ficción de la discoteca. Ni
Fred Astaire quedó tan vinculado a una escena de baile. ¿Quién es Fred Astaire,
por cierto? Alguien del otro lado de la frontera generacional, ya no es de los
padres sino de los abuelos.
El cine negro fue borrado en los 70 por El padrino (F. Ford Coppola 1972), otra película que quedó convertida en icónica en la cultura. La voz de Brando susurrando y el tema compuesto por Nino Rota bastaron para identificarlo en el futuro. Era fácilmente parodiable. Se vea o no, forma parte de esa primera frontera que nos distancia de lo anterior impulsándonos hacia el presente. Grease, El padrino, Fiebre del sábado noche... son nuestro pasado o, al menos, el pasado remoto de las generaciones actuales, que ya lo ven como algo asociado a sus padres, cuando no a sus abuelos.
Me
viene a la memoria una anécdota que me contó un compañero, profesor de Historia
del Cine. Un día se lamento ante sus alumnos "¡No os gusta el cine
clásico!" "¡Sí!"—le contestaron ellos. "¡Nos encanta Grease!". Creo que han debido pasar
más de diez años desde que me la contó en las confidencias de un café entre
clases. Lo hizo con un cierto tono de derrota. No era culpa de nadie que el
tiempo pase y que lo que fue un amado presente, pasado un tiempo, sea algo
distante para otros. Grease ha
sobrevivido en el tiempo, quizá porque hoy las cosas resisten si son rentables
y Grease lo fue en muchos sentidos,
incluido el de la moda.
Cuando
te dan ataques de melancolía propios de la edad, me recuerdo haciendo cola con
mis primos para ver la primera de las entregas de la Guerra de las Galaxias, de haberme asustado con Tiburón o de ver el dedo de ET señalando
hacia el espacio por primera vez. Me siento satisfecho por haber vivido esos momentos en los
que Indiana Jones saltaba de un automóvil o de haber escuchado la música de
Wagner asociada a un bombardeo en Vietnam. Me siento feliz por haber sufrido
viendo al alien acorralando a Sigurney Weaver en tan poco espacio, por haber
vivido el momento en que los extraterrestres pacíficos se comunicaban con
nosotros a través de la música. Me siento feliz de haber podido escuchar tantas
canciones con las que se ha ido construyendo una vida de recuerdos. Hoy puedes
volver a ellas. Olivia Newto
Se nos ha ido Olivia Newton-John. Es un aviso para las generaciones de que comienza a desaparecer un tiempo, que la distancia se amplía. Las obras permanecen, reinterpretadas, pero permanecen. Aquellas que son arrastradas y forman parte de un pasado, de ese "clasicismo" que gustaba a los alumnos de mi amigo. Lo que para él era Lo que el viento se llevó, era Grease para ellos.
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