Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hubo un
tiempo en el que hablar de "pinchazos" se refería a los teléfonos;
después se volvió a hablar de pinchazos con las vacunas en cuanto al número de
dosis. Los pinchazos de ahora, en cambio, van de otra cosa. Lo que no está muy
claro es a qué realidad responden.
Como
decíamos hace unos días, la expresión "sumisión química" ha encantado
a los medios; tiene el toque perfecto para despertar los miedos imaginativos
de cada uno. Hasta hace poco este tipo de casos estaban relacionadas con
echar algo en la bebida, pero me imagino que protestaría el sector afectado y
no están los tiempos para restricciones en el consumo.
Los
pinchazos tienen su público, desde luego, pero lo que no está tan claro es que tengan sus víctimas. A las denuncias en las redes les siguen constantes desmentidos
por parte de los expertos consultados o la imposibilidad de localizar a esas
víctimas reales de pinchazos que provoquen la "sumisión química".
El
sistema de VerificaRTVE.es se ha puesto en marcha sobre los datos existentes y
las denuncias circulantes y esto lo que concluyen:
En las redes sociales han proliferado en los últimos días testimonios de mujeres que dicen que han sufrido pinchazos en discotecas y se han sentido indispuestas y de personas que afirman que han presenciado situaciones de este tipo. Las autoridades locales y regionales han mostrado preocupación por estas denuncias y han publicado recomendaciones de actuación. En VerificaRTVE te explicamos con la ayuda de expertos en qué consiste esta práctica y los riesgos derivados.
En Twitter hemos detectado mensajes que dicen que en el concierto de Morad y Beny Júnior el 3 de agosto varias mujeres fueron víctimas de pinchazos. Es falso. Lo desmienten el Ayuntamiento de Cambados, el Servicio de Emergencias de la localidad y el Servicio Gallego de Salud.
“Están pinchando gente en el conci de Cambados de Morad y Beny, las que seguís cuidaros muco (sic)”, afirma un mensaje en Twitter con más de 100 retuits. “Hoy en el concierto de morad pincharon a más de 5 tías antes de que empezara el concierto”, asegura otro tuit. “La de chicas a las que estan pinchando en el concierto de Morad, esto es super triste”, señala otro mensaje.
Es falso que se hayan registrado pinchazos con carga química en el concierto de Morad en Cambados. Tino Cordal, primer teniente de alcalde y concejal de Sanidad, niega que hubiera pinchazos con carga química. “Técnicos sanitarios, personal de Protección Civil, Policía Local y Guardia Civil no tienen constancia de ninguna denuncia ni ningún diagnóstico sanitario”, asegura en conversación telefónica con VerificaRTVE. Desde su cuenta de Twitter, el Servicio de Emergencias de Cambados subraya que “es totalmente falso” que se registraran pinchazos en el concierto. Por su parte, el Servicio Gallego de Salud nos explica que en la noche del concierto fueron atendidas tres personas y que tan solo una de ellas sufrió un pinchazo y que el mismo fue “sin carga química”.*
En términos muy parecidos se han manifestado en otros casos, por ejemplo en Cataluña respecto a las denuncias circulantes.
Hay un par de cosas evidentes: que hay personas interesadas en que circulen rumores sobre "pinchazos" y sus efectos "sumisos" y que las informaciones relativas acaban en su inmensa mayoría en desmentidos. No sabemos si esas personas interesadas son las mismas en todos los casos, si forman parte de algún grupo o si varían cada día. Pero el hecho es que las informaciones circulan a través de las redes, un espacio donde todo se puede movilizar en segundos sin que nadie tenga la obligación de verificar. Los propios expertos y autoridades señalan que los casos se pierden en el aire, pero también temen negar su existencia por temor a que salgan casos con víctimas probadas y denuncias ciertas. Es mucho riesgo desestimarlos.
Es interesante también constatar una coincidencia: la circulación de información sobre los pinchazos coincide en el tiempo con la aprobación del llamado "solo sí es sí", es decir, una forma de establecer el consentimiento en manos de las mujeres. Los pinchazos serían formas de viciar el consentimiento, la forma de convertir en algo sin sentido, ya que la víctima no podría resistirse al estar en un estado de "sumisión" inducido por el "pinchazo". ¿Es casual? No lo sé. No me atrevo a ir más allá de la constatación de esta aparente paradoja complementaria: cuando es la mujer quien debe dar el sí, la repuesta es el pinchazo que induce a que lo haga sin resistirse. Pero luego, nueva paradoja, las denuncias no dejan muchas evidencias de ser casos reales.
Como se nos dice en la noticia anterior, ni sanitarios ni Policía tienen denuncias más allá de lo que circula por las redes. En la misma noticia, leemos:
Los mensajes de redes con testimonios de mujeres que dicen haber sufrido estos episodios hablan de que notaron “un pinchazo” cuando estaban de fiesta (1, 2 y 3). Los expertos consultados coinciden en que se pueden inocular sustancias que causen síntomas como los que aseguran haber sentido las víctimas en redes, pero consideran que por el tipo de pinchazo el riesgo no es tanto la sumisión química como la transmisión de enfermedades.
Bernardo Herradón, investigador del Instituto de Química Orgánica del CSIC, explica a VerificaRTVE que para que haya una sumisión química “el pinchazo debería ser de una cantidad considerable”. “No creo que la víctima no se diese cuenta”, apunta este experto. Coincide en esta línea José Antonio López Guerrero, divulgador científico y director del Departamento de Cultura Científica del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa: “Un pinchazo sí podría tener efecto, pero el depredador tendría que estar pendiente de la víctima y seguirla, no es algo inmediato. En su opinión, “o te lo hace un amigo que vaya contigo y que esté ahí cuando empiece a hacer efecto o no tiene mucho sentido, ni por la oportunidad ni por el método”.
David Callejo, médico adjunto de Anestesiología en el Hospital Gregorio Marañón, nos cuenta que “existen agujas muy finas que podrían no notarse”. “Sin embargo”, añade, ”una vez que inoculamos un fármaco sí se notaría porque la sensación es de escozor, parecido a cuando te pica una avispa o abeja”. Para que haya sumisión química, según Mireia Ventura, responsable de los servicios de análisis de Energy Control, “se necesitarían 20 segundos de inyección y esto sabemos que no es lo que está pasando” (min.20:51). En el Telediario del 2 de agosto (min. 21:20), Ventura incide en que no conoce “ninguna sustancia que pueda administrarse en este poco tiempo y tenga los efectos que están buscando”. Difiere en cuanto a la duración del pinchazo José Antonio Lorente, catedrático en Medicina Legal de la Universidad de Granada, que ha explicado a la agencia EFE que el tiempo de la punción sería de “uno o dos segundos” y ha insistido en que “cuando la sustancia entra en el cuerpo, se nota, duele”.
Se sigue investigando el objeto utilizado para pinchar a las víctimas. Para Callejo, “las punciones probablemente las están haciendo con una aguja intramuscular y subcutánea y una jeringa. Señala también las “jeringas precargadas como las utilizadas para administrar la insulina”, aunque este anestesista considera que “es un método demasiado sofisticado”. Bernardo Herradón cree que en los pinchazos se podría estar usando “un sistema de inyección similar a los dispensadores de insulina, que suministran una pequeña cantidad”. Sin embargo, apunta que con este método “el paciente es consciente de que está recibiendo una inyección, lo que no ocurre con estos pinchazos en discotecas”.
La doctora Rosa Izquierdo, especialista en Anestesia y Reanimación en el Hospital La Fe, subraya que “muchos pinchazos no han generado síntomas de toxicidad, sino cuadros nerviosos, con signos que coinciden más con crisis de ansiedad.” Por ello, para Izquierdo la principal amenaza de esta práctica es que “a través de una simple aguja utilizada indiscriminadamente podemos transmitir enfermedades y generar situaciones potencialmente peligrosas”. En la misma línea se pronuncia el anestesista David Callejo, a quien le preocupa que “se esté intentando utilizar esto como una broma y que haya gente que esté pinchando en las discotecas utilizando la misma aguja porque se pueden transmitir enfermedades muy graves”. El Consejo General de Enfermería se ha pronunciado precisamente en ese sentido y ha alertado de que las personas que sufran pinchazos en discotecas se exponen a “infecciones por VIH o hepatitis”(pág 3).*
Casi todos los expertos y comentaristas que hemos visto en medios coinciden en el temor a que se estén produciendo "bromas" con los pinchazos, que algunos estén haciendo la gracias del pinchazo indiscriminadamente en locales, de ahí la brevedad del pinchazo. El peligro, coinciden todos, es realmente la transmisión de enfermedades por los pinchazos sin control y continuados.
Cabría la posibilidad de que las personas realmente pinchadas se callaran por vergüenza sus casos, mientras que esas otras que llegan atacadas por ansiedad sean precisamente las que simplemente han sido pinchadas y temen que les hayan introducido algún tipo de sustancia que pudiera acabar en una violación sin resistencia.
Volvamos a la ley del "solo sí es sí". La Vanguardia nos la resumía y explicaba así:
El consentimiento expreso será la pieza clave para juzgar los delitos sexuales y queda finalmente definido así en la ley: “Solo se entenderá que hay consentimiento cuando se haya manifestado libremente, mediante actos que, en atención a las circunstancias del caso, expresen de manera clara la voluntad de la persona”. “El modelo de solo sí es sí deja claro que el silencio o la pasividad no necesariamente significan consentimiento”, explican desde el Gobierno.
Así, con esta reforma, las víctimas ya no tendrán que acreditar que han sufrido violencia o que se han resistido para demostrar que ha habido agresión sexual. Se elimina la distinción entre abuso y agresión sexual y todo acto sexual sin el consentimiento de la otra persona será una agresión, castigada con pena de prisión de 1 a 4 años.
La violación será la agresión sexual con penetración y estará castigada con pena de prisión de cuatro a doce años. La pena máxima será de quince años en el caso de la violación y de ocho en el de la agresión sexual sin penetración cuando concurra alguna agravante, como la agresión en grupo, la violencia extrema o la especial vulnerabilidad de la víctima. Se introduce de forma expresa como agravante el que se anule la voluntad de la víctima con fármacos o drogas (sumisión química) y que entre la víctima y el agresor haya existido o exista una relación de pareja.**
Si la necesidad del consentimiento expreso está viciada por la introducción de un mecanismo que asegura precisamente el consentimiento sin resistencia, ¿qué ocurre con el "sí" que se debe dar? El considerar como agravante la introducción de elementos químicos para la sumisión obliga a una serie de elementos probatorios complicados.
¿Se podrá alegar que el consentimiento se dio bajo condiciones de sumisión, por decirlo así? ¿Anula los consentimientos al quedar bajo duda? Si es así, ¿habrá que probar que el mismo que "pinchó" es el que "se aprovechó"? ¿Podrá alegar el que se aprovechó que no fue él quien pinchó? ¿Debe ser el "sí" doblemente afirmado y confirmado, aceptar y no estar bajo efectos de nada que anule la voluntad?
Lo más sorprendente, repetimos, es que por ahora los casos de pinchazos "reales" parecen ser una muy pequeña fracción de los denunciados. Sin embargo, son mucho mayores los estragos del alcohol (también puede disminuir la resistencia o nublar las decisiones) o las drogas dejadas en la bebida, casos confirmados ampliamente y conocidos. Pero el pinchazo es ahora la novedad.
No sé si realmente esos pinchazos que, una vez investigados, se quedan en nada son un intento de algo o solo una gracia de descerebrados que no tienen otra cosa que hacer que sembrar el miedo. El riesgo de enfermedades sí es real, como señalan los expertos. Sea por una cosa o por otra, debemos estar vigilantes y prudentes, por lo que hay que evitar los excesos en los mensajes alarmistas. Los que se divierten con estas cosas disfrutan promoviendo el miedo.
30/09/2021 |
Lo peor de todo ello es que esta nueva tendencia refleja el aumento de la sofisticación del mismo machismo violento y brutal. Los datos que nos informan del aumento entre los jóvenes de la justificación de la dominación es preocupante, como lo son los datos de las diversas "manadas" que aparecen cada nuevo ciclo de festejos a los que van de caza. No se reduce la violencia de género, solo se especializa. Hay que incidir mucho más en la educación, pero es ahí donde muchos consideran que es "ideología" intentar eliminar lo que son los viejos esquemas tradicionales de dominación y violencia institucional que el tradicionalismo esconde. Es triste ver, como sociedad, que hay niveles de resistencia que siguen justificando la violencia sexual de diferentes formas, en todas las edades y en todo tipo de parejas. De todo hacemos negocio y ya habrá quienes estén fabricando nuevos dispositivos y sustancias para lograr ese perverso sueño machista, la mujer sumisa.
* Blanca Bayo / Beatriz Martínez / VerificaRTVE "Pinchazos en discotecas y el riesgo de sumisión química: qué dicen los expertos" VerificaRTVE.es 5/08/2022 https://www.rtve.es/noticias/20220805/pinchazos-sumision-quimica-discotecas/2394413.shtml
** "Así es la ley del solo sí es sí que se aprueba en el Senado" La Vanguardia 19/07/2022 https://www.lavanguardia.com/vida/20220719/8417325/ley-solo-si-es-si-ejes.html
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