Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Confundir
la modernidad con la precariedad es propio de los políticos.
La polémica ha surgido en la Comunidad de Madrid a raíz de la denuncia de una
paciente que acudió a urgencias con un fuerte dolor (le habían dado cita para
octubre), le dijeron que pasara a una sala, que la atenderían. Allí, en vez de
ser atendida por un médico, le encendieron un monitor y se inició una video
conferencia. La experiencia es algo entre Orwell y Kafka. Los comentarios de
los políticos madrileños, tan neoliberales ellos, han definido el suceso
telemático como el "futuro", "lo moderno".
El
asunto ha levantado polémica que, mucho me temo, va a ir más allá de las
habituales veraniegas. Y lo va a ser porque al riesgo de los pacientes al ser
evaluados de esta manera, se pueden sumar las de los médicos y personal
sanitario que se prestan a estas prácticas a distancia.
En Antena 3 nos explicaban así lo sucedido:
Una vez pasados los trámites habituales para llegar a la cita, se llevó una sorpresa a la hora de ser atendida: "Me siento en una silla y para mi sorpresa con un mando encienden la tele y aparece la doctora", relató en una entrevista ofrecida a la Cadena Ser, en el programa Hora 14 Madrid. No hubo exploración alguna. "Un pinchazo y para casa", recuerda Sara. Una situación que describe como "frustrante".
Al publicarlo en las redes sociales, recibió mucho apoyo. Además, afirma que nadie le informó de la consulta telemática que iba a tener. Algo que el resto de usuarios de Twitter han comentado que deberían haberlo hecho. "No sé nada de medicina, pero qué menos que llegar con un dolor bastante insufrible como para pensar que te van a palpar, ver de dónde procede", expresa la paciente. Al dolor lumbar, afirmó también tener paralizada la pierna y la planta del pie. Sin embargo, la doctora, sin ni siquiera explorarla, le aseguró que no era nada grave, y a lo que añadió que un pinchazo le calmaría el dolor.
Sara insistió en que le hiciesen una prueba: "Exigí que me hicieran una prueba, me avisaron de que lo único que podían hacerme era una radiografía". Al realizarle la prueba, las sorpresas continuaron. "Me la valoró una doctora que me dijo: yo a grosso modo no veo nada, pero claro yo no soy traumatóloga". Una situación cada vez más frustrante para Sara. "Que en un hospital como el de Collado Villalba una patología como ciática se trate de esta manera... Me hubiera gustado que me dijeran más de lo que es pinchazo y para casa", añadió.*
El relato es algo más que una anécdota, pues a la vista de lo dicho por los políticos responsables de la Sanidad madrileña, es el "futuro" y les parece perfectamente aceptable.
No hace muchos días, realizando un paseo nocturno con unos familiares, pregunté por un edificio que desconocía en mi población. Me dijeron que era el nuevo Centro de Salud, pero que estaba cerrado por la tarde y que para urgencias había que desplazarse a Madrid para ser atendido en algún hospital. No sé si ha variado el concepto de "urgencia", pero sí que ha variado el concepto, más elemental, de "atención sanitaria".
No es casual que sea la ultraliberal Comunidad de Madrid donde se den, una y otra vez, los cambios que modifican la relación del ciudadano con los servicios públicos. Esto mismo que vemos en la sanidad se multiplica por otros sectores que ven disminuida la atención. Estamos disminuyendo con claridad los servicios de atención. Unos Centros que solo pueden recibir personas por las mañanas es tener un concepto muy peculiar de lo que es la asistencia y de lo que es enfermarse.
Madridiario 21/06/2022 |
Las cifras de tiempos de espera para especialistas son de escándalo; los procesos interminables. El hecho de que no puedas asistir a urgencias o que la atención se vuelva telemática en casos en los que se requieren exploraciones, como es característico de muchas patologías, son claros indicadores no solo de una carencia importantes en los servicios sino también de un perverso sentido político-asistencial que lo ve como "normalidad" o "futuro". Ese es el escándalo verdadero, porque da por supuesto que la situación es correcta, tal como han sostenido al menos dos consejeros de la Comunidad.
Por lo que se ha podido escuchar, no son solo los pacientes los que recelan del sistema. En declaraciones por parte de los profesionales a las cadenas de televisión que les requirieron su opinión, no se mostraron satisfechas con el sistema del diagnóstico telemático.
Tiene su lógica, más allá de su eficacia mayor o menor. Todo el sistema se ha vuelto garantista, lo que lo ha ralentizado. Nadie quiere asumir riesgos de demandas y se refugian tras largos protocolos y remisiones de unos a otros. Pero este paso del diagnóstico a distancia eleva mucho el riesgo de las decisiones que los médicos toman en el juicio que finalmente han de emitir con la información disponible. Es evidente que hay una reducción de información con este tipo de diagnóstico y que en determinados tipos de situaciones los vuelve muy arriesgados y quien está en primera instancia asumiendo ese riesgo es el facultativo que valora y diagnostica con lo que dispone.
No digo que determinado seguimientos de situaciones ya diagnosticadas no puedan ser evaluadas telemáticamente, pero sí que hacerlo en urgencias y sin saber más del paciente es un riesgo muy elevado, tanto para el paciente como para los médicos que lo realizan.
Los dos pilares de una sociedad del bienestar son la educación y la sanidad; son las dos joyas de los servicios públicos que han significado un auténtico avance social. Los demás salen de esos dos principios básicos de salud y educación. No es, sin embargo, la visión de estos ultra liberales, donde lo público es una rémora para el desarrollo, que solo se valora en reducción de los gastos y en beneficios de terceros. Todo gasto es una maldición y una perversión del sistema.
Debe haber una firme oposición a este sistema de diagnóstico en urgencias. Desde hace tiempo, desde antes de la pandemia, ya había protestas por el estado de la Sanidad pública, especialmente en la madrileña. Reducciones del tiempo de diagnóstico y de atención a los pacientes, estado precario de los contratos, etc. han convertido la Sanidad en un espacio conflictivo desde diferentes ángulos.
Pero el control de los sistemas por los políticos no hace previsible que las mejoras lleguen a ser reales. Lo que hay dentro de la caja ultra liberal madrileña son nefastas sorpresas. Lo hemos visto durante la pandemia, en la peculiar forma de manejarla y el paso de la salud a segundo término en beneficio de la economía. Desgraciadamente, el gobierno de Díaz Ayuso considera que el apoyo masivo a sus propuestas de no intervención la legitiman para todo el proceso de desmantelamiento social. La propaganda hace el resto.
Si a la "ligereza" de la prevención madrileña se le añade la "relajada" atención a los pacientes, podemos encontrarnos con un otoño lleno de agujeros negros en la Sanidad. No hay que dejarse confundir con términos como "modernidad", "futuro", etc. La única modernidad de un sistema sanitario es atender correctamente a los pacientes, agilizar los tiempos de espera y diagnosticar con precisión. Lo demás es palabrería.
* Zaira González "Acude a urgencias por un dolor lumbar y queda sorprendida al ser atendida: "Una doctora a través de la webcam"" Antena 3 27/08/2022 https://www.antena3.com/noticias/sociedad/acude-urgencias-dolor-lumbar-queda-sorprendida-ser-atendida-doctora-traves-webcam_202208276309e5673ef61200014dcf69.html
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