jueves, 5 de mayo de 2022

La guerra de la desinformación

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El aumento de la información circulante, la facilidad del establecimiento de medios y la globalización comunicativa son aspectos positivos a los que basta con cambiar de signo, usando el término de las matemáticas, para que se conviertan en enemigos de la democracia, en factores de engaño o, para reunirlo en un solo término, de desinformación.

La desinformación se ha convertido en un gran problema precisamente porque aprovecha la facilidad de circulación, por un lado, y porque se apoya en otros factores de gran progreso, como son las técnicas de seducción provenientes de la Psicología, tanto cognitiva como social, el tratamiento masivo de datos y el desarrollo de técnicas automatizadas que permiten tratamientos personales de elaboración de mensajes adecuados al receptor, una cerradura para la que se diseña su llave específica.

A todo esto hay que añadir que la mentira, el bulo, la seducción, etc. son más rentables económica y políticamente que las verdades, que son las que son, nos gusten o no. Pero las técnicas de construcción de los mensajes se han convertido en técnicas seductoras capaces de vencer nuestras resistencias ofreciendo las perspectivas más favorables para la aceptación por parte de cada receptor.

El avance de la desinformación tiene muchas capas e intereses, desde los comerciales a los políticos locales e internacionales. Hoy la desinformación es un arma de guerra que puede mantener cautivo a tu propio pueblo, como ocurre con Rusia, impidiéndole acceder a la información veraz, haciéndoles vivir entre censura y propaganda gubernamentales. En los Estados Unidos, Donald Trump impuso un modelo de desinformación con sus propias variantes adaptadas al suelo de una democracia con la que casi da al traste con el asalto al Capitolio del 6 de enero, convocado a través de la desinformación gestada por él mismo y por grupos radicales populistas que han creado su propio entorno mediático. De sus conexiones con los grupos populistas europeos a través de especialistas en desinformación como Steve Bannon, traza un extraño y peligroso mapa cuando se comprueban que muchas de esas conexiones acaban en el Kremlin, viendo que Europa es el campo de batalla de una guerra informativa y desestabilizadora que comenzó hace tiempo y cuyos efectos se ven hoy con más claridad.

El País 28/12/2020

Con todo ello, es lógico que exista la preocupación en sectores de la sociedad europea (y mundial) ante los ataques a la prensa y el avance de los bulos de procedencia oscura que tratan de manipular a la opinión pública, atacar a candidatos contrarios o dar golpes que cambien en instantes la dirección política de un país en mitad de unas elecciones.

RTVE.es nos ofrece información sobre algo que se está haciendo urgente: preparar a la gente para defenderse de la manipulación informativa. El medio público español nos ofrece información sobre "la segunda conferencia internacional del European Digital Media Observatory (EDMO), organizada en la ciudad italiana de Milán el viernes 29 de abril". El artículo de VerificaRTVE, con titular "Respuestas europeas a la desinformación: más cooperación, normativa y alfabetización mediática" recoge las tres propuestas presentadas para abordar el problema de la desinformación: 

Sølve Kuraas presentó un proyecto que partía de una pregunta que los jóvenes se hacen en la actualidad: “¿En qué podemos confiar?”. Según este representante del verificador noruego Faktisk, el problema es que no se sabe “qué clase de información recibe la juventud hoy en día". La investigación que han desarrollado se ha centrado en enseñar a los profesores “el algoritmo de los jóvenes” y en utilizar la alfabetización mediática para que entiendan mejor al alumnado. Según Kuraas, pueden no tener idea de qué está ocurriendo en su mundo al no formar parte de todo ello.

El segundo caso de investigación presentado en EDMO trató la “habilidad de los estudiantes para revisar información de confianza”. Lorenzo Marini (de la iniciativa catalana Verificat) explicó que “la alfabetización mediática no consiste solo en ser escépticos”. Considera necesario “enseñar en qué puedes o debes confiar, porque necesitas confianza si quieres estar informado”. Marini aconsejó a los estudiantes cuatro puntos para valorar el medio del que surge una noticia: ir a la fuente o al origen de la información, intentar entender su intencionalidad, revisar las fuentes y las pruebas que aporta, y contrastar con otros medios e informaciones de la red.

Por último, Gabriele Giampieri (del verificador Pagella Politica) presentó el último caso de investigación, una iniciativa para “conectar un nuevo aprendizaje, la alfabetización de la información digital, con la evaluación”. En este equipo italiano han llegado a la conclusión de que es necesaria una “herramienta de alfabetización de la información digital para los profesores de las escuelas europeas” con la que poder evaluar el nivel de protección de los estudiantes frente a la desinformación. Con este objetivo, Giampieri propuso el test ‘Spotted’, que plantea preguntas sobre cómo se gestiona la desinformación y ofrece al usuario una valoración porcentual de su conocimiento, ofreciéndole distintos cursos según sea su nivel para eliminar las lagunas formativas. * 

Las tres iniciativas son relevantes en sus conclusiones. Es en la formación de los lectores donde radica la primera línea de defensa frente a los ataques de la desinformación. Es evidente que el primer recurso contra ella es el desenmascaramiento, seguido del descubrimiento de su intencionalidad. Para eso se necesitan muchos recursos informativos y hay que contar con la capacidad de disfrazarse de forma continuada, por lo que la formación lectora es esencial.

Las iniciativas apuntan a las escuelas como centros de sensibilización de los menores ante la importancia de detectar las fuentes de desinformación y sus mensajes. Pero para que esto ocurra es importante que en la sociedad esté presente esa voluntad de no ser manipulados, algo más complicados, como hemos visto en el ejemplo de los Estados Unidos de Donald Trump, donde existen millones de personas que creen lo que quieren creer pese a toda evidencia.

Una sociedad radicalizada y polarizada es el terreno mejor abonado para la manipulación. Por eso la fragmentación social es el primer paso, la preparación del terreno. Hace unos días contaba aquí el caso de una conversación real (Extrañas escépticas en un tren 29/04/2022) en donde veíamos un ejemplo de cómo se llega al punto final en la manipulación, la conversación personal, en donde una persona trata de convencer a otra. Es el final de la cadena, donde vemos cómo una persona transmite el mensaje de duda sobre lo que ocurre en Ucrania a otra que ha recibido una información mostrando la crueldad de la situación. La manipulación comienza con la construcción de un mensaje escéptico sobre la guerra y la busca más adecuada para llegar a los mejores receptores, es decir, aquellos en los que el mensaje opera como un refuerzo de lo que ya creen y como una activación de su capacidad comunicativa. Esta persona actúa manipulando a su víctima, explicándole que todo lo que ve es mentira, que la están engañando. El largo camino de la desinformación ha llegado a su fin. Ahora solo queda buscar otra nueva víctima a la que transmitir la desconfianza sobre lo que los medios transmiten.

El problema de la desinformación se hace más acuciante en la medida en que hace de nosotros el objetivo. La desinformación busca cambiar nuestra opinión y nuestras creencias sobre el mundo, a la vez que trata de volvernos escépticos sobre la realidad. Según las personas alcanzadas, las respuestas pueden ser "rechazo", "adhesión" y "duda". La primera respuesta es la de la persona bien informada y que confía en quienes le informan. La aceptación es siempre confianza en el medio y este lo logra mediante la confianza en las fuentes. Es una cadena de confianza: el medio busca fuentes fiables, verifica, y el receptor confía en el medio. De esta mutua confianza surge la seguridad. Por eso es importante que los medios sean críticos con la información que suministran y no boicoteen su propio trabajo y confianza.


La "adhesión" es el triunfo de la desinformación, ya que supone creerla, aceptarla como verdad y transmitirla en la cadena comunicativa social. Ya se reciba de un medio, de instituciones o de otra persona, la información falsa o la media verdad son aceptadas como verdaderas. Los votantes de Trump que creen que les "robaron" las elecciones han dado por buena la idea que el propio Trump les transmitió. Los que asaltaron el Congreso entrando en el Capitolio creían ser los "patriotas" que Trump les dijo que eran y se lanzaron al asalto. Lo creían y sobre todo querían creerlo, por lo que la aceptación de la manipulación fue total. Puede que en el futuro a la gente le cueste creer que los medios tuvieron que censurar al presidente de los Estados Unidos por transmitir noticias falsas. Ha sido el ejemplo norteamericano el que ha prendido en Europa como una necesidad imperiosa de verificar lo que los políticos dicen por el jarro de agua fría que Trump ha significado para la democracia y las instituciones norteamericanas. Pero la consecuencia más terrible sigue siendo los más de ochenta millones de votantes que quisieron creerle pese a la labor de denuncia de los medios que se comprometieron y se enfrentaron ya fuera en artículos o en persona, como Jimmy Acosta, el corresponsal de CNN en la casa Blanca, el espacio que Trump controlaba desde su autoritarismo personal y su autoridad presidencial.

Pero el narcisismo protagonista de Trump simplificó la lucha. En Europa el problema es distinto, pues son muchos los países, grupos y muchos los contendientes empeñados en la desinformación sobre temas muy variados. La guerra en Ucrania nos está ofreciendo múltiples ejemplos de esto, pero el problema es muy anterior. La siembra de insatisfacción ante el proyecto europeo es un arma eficaz que hace crecer grupos específicos que se benefician. El caso más evidente fueron las mentiras del Brexit, en donde la salida benefició a determinados grupos británicos, algunos con oscuras conexiones dobles, de Rusia a Estados Unidos de Trump ("Llamadme Mr. Brexit" pidió Trump), como Nigel Farage, uno de los rostros más populares de la salida británica de la Unión Europea. Pero la cuestión va mucho más allá.

El 19 de marzo de este año, el columnista de The Guardian, Nigel Cohen, publicó un demoledor artículo titulado Those on the right who loudly praised Putin have now fallen strangely silent"** en el que denunciaba la pasividad anterior ante lo que había sido el régimen ruso de Vladimir Putin, cómo se había jugado al engaño, cómo se habían lanzado frases admirativas antes Putin, cómo se habían silenciado muchos de sus excesos autoritarios, sus ataques en otras guerras y cómo este había sembrado de favores de diverso tipo el panorama político de la derecha británica. El artículo se centra también en el control de los medios y la extraña ley de filtros que rigen sus actuaciones, ponderando o silenciando según interese.

El problema de la desinformación va más allá de la verificación pues el control de la información en una sociedad mediática afecta tanto a los regímenes autoritarios, como Rusia o Egipto, donde la libertad de expresión está perdida en favor de la propaganda, sino también en las sociedades democráticas, como Estados Unidos o Reino Unido, donde los intereses internos y desde el exterior pueden ser muy oscuros. Lo hemos visto y lo seguiremos viendo en diversas partes de Europa.

The Telegraph 2014

Un sistema robusto de información es necesario. Lo es también una prensa comprometida con la limpieza de la información y la lucha de las instituciones, de los propios medios a las educativas, como se reclama en la reunión de entidades de verificación europeas.

Por eso es importante que se pondere no solo la libertad de expresión o la libertad de prensa, sino la necesidad de una defensa activa frente a la desinformación, un mal cada vez más poderoso y al que hay que combatir con firmeza e ilusión.  

* VerificaRTVE "Respuestas europeas a la desinformación: más cooperación, normativa y alfabetización mediática" RTVE.es 4/05/2022 https://www.rtve.es/noticias/20220504/verificartve-conferencia-edmo-2022/2346444.shtml

** Nigel Cohen "Those on the right who loudly praised Putin have now fallen strangely silent" The Guardian 19/03/2022 https://www.theguardian.com/commentisfree/2022/mar/19/russia-ukraine-war-putin-right-conservatives

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