miércoles, 25 de mayo de 2022

Llaves mortales

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El caso de las dos hermanas pakistaníes residentes en España y asesinadas por su propia familia es desolador. Lo es por muchos motivos, empezando por las propias muertes, pero son las circunstancias del crimen las que lo convierten en un horror cultural, en una violencia que nos lleva a la totalidad del caso y al asesinato como la culminación de un proceso que reduce a la mujer a basura ante la mirada de un ente superior, la familia.

Es evidente que cuando hablamos de "familia" estamos hablando de una diversidad de modelos en cuanto a cuál es su función y funcionamiento, cuáles son los derechos de las personas y cuáles los roles que interpretan. Cuando decimos "familia" estamos diciendo mucho y, a la vez, poco.

Esta es la historia según nos la relata el diario ABC ayer mismo:

Engañadas por sus propios parientes. Uruj y Anisa Abbas, de 21 y 24 años, las dos hermanas de Tarrasa (Barcelona) viajaron a Pakistán, donde fueron asesinadas. La celada consistió en decirles que su madre estaba en el lecho de muerte y quería verlas una vez más. No era cierto. Allí seis familiares, entre ellos dos de sus hermanos, las mataron por querer romper su matrimonio forzoso con sendos primos, un 'crimen de honor'.

La vida de las dos jóvenes, que tras años de encierro y control por parte de su progenitor y hermanos, habían abandonado la vivienda familiar, acabó en una aldea remota y pone fin a una vida de cierta normalidad en España, con las parejas que habían escogido, y no con las que les había impuesto su familia. 

Según informaba ayer el diario 'Dawn', de Pakistán, las chicas asesinadas fueron víctimas de un chantaje emocional que terminó con sus vidas, una «trampa», como definió la Policía local. Todo empezó hace un par de meses, cuando Azra Bibi, la madre de las víctimas, viajó de España a Pakistán preocupada por el paradero de su hijo menor, Fakhar Abbas. No tenía noticias sobre él desde hacía tiempo y su preocupación era lógica en tanto que ya sabía lo que era perder a un hijo, puesto que en 2015 el hermano mayor de la familia se ahogó en un canal con 18 años. Azra Bibi dejó en España a su marido, Ghulam Abbas, y viajó a la localidad de Gujrat, en la provincia de Punjab, donde le esperaba un complot organizado por algunos miembros de su familia para asesinar a sus dos hijas.*


Hay dos cosas que quedan muy claras: la conversión de la mujer a moneda de cambio y la sumisión ante la estructura patriarcal de la familia, en la que son un mero apéndice para los objetivos de los hombres.

La "familia" es un grupo donde unos mandan y otros obedecen. La mujer obedece siempre y la única variable es si lo hace de buen grado o no. En este último caso, la solución es el castigo que puede llegar hasta la muerte según el grado de rebeldía. La idea repugnante de "honor" es el reflejo ante la mirada pública. Asesinan a sus mujeres porque deterioran la imagen de la propia familia. Matan para que todos vean que hay autoridad en el grupo. Lo hacen por ejemplaridad, para que todas aprendan. Es la misma finalidad que señalábamos aquí hace unos días cuando apuntábamos a que sacar a las mujeres periodistas en la televisión con la cara cubierta era el mensaje. En el caso señalado, la muerte es el mensaje.

Es importante señalar la incapacidad de romper con esa estructura férrea. El proceso de castigo se basa en un chantaje escalonado. Primero se hace regresar a la madre porque no sabe nada de uno de los hijos. Después se corta el contacto con la madre, que queda retenida, por lo que se despierta la preocupación de las hijas. Se les dice que su madre quiere verlas "antes de morir" y cuando llegan son retenidas y asesinadas. Todo un plan creado sobre el chantaje emocional.

Las mujeres eran utilizadas para poder introducir en España a los primos, algo para lo que se les había impuesto el matrimonio. Ellas rechazaban esas parejas obligadas y habían realizado sus elecciones, algo a lo que no tienen derecho a los ojos de la familia, que es quien decide con quién se han de casar, pues el matrimonio no es la constitución de una pareja que se ama, sino una decisión que establece la relación entre dos familias por intereses comunes o, como en este caso, para facilitar la entrada en la Unión Europea.

En muchos casos, las mujeres que tienen nacionalidad o residencia (en el caso hay versiones diversas) en España, son convertidas en llaves de inmigración a través de estos matrimonios forzados. Son la vía más rápida para entrar en Europa. Si tienen suerte, llegarán y se irán a buscarse la vida, pero la negativa hace que se frustren los planes trazados por la familia.

Como suele ocurrir, la forma de evitar la resistencia es ir descendiendo en la edad del matrimonio. Si son mayores, se producen fenómenos de rechazo, como aquí ha ocurrido. Entonces se produce el castigo ante la rebeldía. La insumisión se paga con la muerte.

Los crímenes familiares tienen cifras que espantan, tal como recoge en RTVE.es: 

Los conocidos como crímenes de honor son habituales en el sur de Asia y suelen implicar a varones de una familia que vengan lo que consideran una afrenta que contraviene la conservadora moral familiar de las sociedades locales.
Según datos de la ONG Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP), solo el año pasado se registraron 478 crímenes de honor en el país. Entre 2004 y mayo de 2018 esa cifra ascendió a 17.628 casos, si bien se cree que el número real podría ser mucho mayor debido a la falta de denuncias, sobre todo al tratarse de familiares.
El Gobierno paquistaní aprobó en 2016 una ley que prohíbe el perdón de los familiares de las víctimas en este tipo de delitos, un agujero legal con el que muchos hombres quedaban libres tras matar a una mujer, en general una hermana o una esposa. Sin embargo, grupos de derechos humanos y activistas advierten de que la ley ha tenido poco impacto a la hora de poner freno a estos crímenes.**


Las condenas a muerte en Pakistán son solo una parte, porque nada es más difícil de eliminar que este tipo de mentalidades que son las que sostienen los privilegios de género, estableciendo las reglas de la obediencia. Esos 20.000 casos probablemente sean solo la punta del iceberg del crimen machista pakistaní, que lo ve como acciones de castigo justo ante la rebeldía perversa de la mujer, algo contra dios y la naturaleza de los sexos.

La ley que prohíbe el perdón es un intento de freno. En otros países musulmanes —aquí hemos hablado de casos en Egipto en estos años— permite que el varón se escape, por ejemplo, si acepta casarse con su víctima o compensa económicamente a la familia por la pérdida de "lo invertido" en la hija por su muerte a manos del agresor. La muerte de las niñas durante la mutilación genital se resolvía con una compensación económica del médico a los padres. Eso liquidaba la vía de la reclamación. Los jueces dejaban de actuar.

En el diario El País, con información desde Tarrasa, Jesús García Bueno indaga en lo ocurrido y nos habla del padre, ahora interrogado: «Ghulam, que apenas ha comido ni dormido desde el viernes, está confundido. No expresa pena por las muertas ni rencor hacia los verdugos: “Tengo dos hijas muertas y dos hijos en la cárcel; no sé qué pensar”.»*** Podía pensar que sus dos hijos, sus sobrinos y su propio hermano son asesinos, pero en su mente no entra esa posibilidad. La vida de la familia, nos cuentan en el diario, había cambiado ante la actitud controladora de uno de los hermanos, ahora detenido. El personaje se nos describe como controlador, preocupado por su larga melena y fanático del voleibol. Sus hermanas le plantaron buscándose pareja al margen de los primos y eso fue demasiado. Trató, con sus cómplices, de meterlas en vereda y, como se resistían, las engañó y las mató junto a los familiares detenidos. La historia varía en los detalles según cada medio, pero lo esencial no se modifica.

Que hayan sido los propios hermanos y primos (se investiga el grado de complicidad o conocimiento incluso de su familia aquí) nos parece especialmente repugnante y de una crueldad atroz. Parece que se necesita mucha más vigilancia sobre la comunidad pakistaní, más prevención antes que tener que lamentar casos como este. La Vanguardia titula que "todo el pueblo encubrió a los asesinos". Se muestra así la lógica del crimen, pues este se comete para calmar la escandalizada mirada pública; es por ellos, para ganar su respeto, por lo que se comete el crimen. Exige y encubre.

Todos nuestros principios fallan ante un planteamiento radicalmente distinto, que no concede individualidad o valor a las mujeres y las convierte solo en herramientas para conseguir algo, un hijo o un pasaporte. Puede que desde aquí no se pueda hacer mucho por cambiar la situación de Pakistán, pero seguro que se puede hacer más por las mujeres paquistaníes en España. No sé si mucho o poco, pero seguro que algo más.

Por más que adquiera unos valores de autonomía y dignidad personal, eso sirve de muy poco si luego pueden ser manipuladas, engañadas y asesinadas por sus propias familias. Si las mujeres paquistaníes (y de otros países) son convertidas en llaves de entrada en la Unión Europea a través de los matrimonios concertados, habrá que estar más vigilantes porque ya se nos ha mostrado el camino de las que se niegan. 


* "La familia de las hermanas de Tarrasa asesinadas en Pakistán urdió un plan para matarlas" ABC 24/05/2022 https://www.abc.es/espana/catalunya/abci-familia-hermanas-tarrasa-asesinadas-pakistan-urdio-plan-para-matarlas-202205242112_noticia.html

** "La Fiscalía investiga el asesinato de dos españolas en Pakistán que rechazaron matrimonios concertados" RTVE.es 24/05/2022 https://www.rtve.es/noticias/20220524/mossos-investigan-si-obligaron-mujeres-asesinadas-pakistan-pedir-divorcio-volver-su-pais-origen/2351022.shtml

*** Jesús García Bueno "El padre de las jóvenes de Terrassa asesinadas en Pakistán: “Tengo a las hijas muertas y a los hijos en la cárcel”" El País 24/05/2022 https://elpais.com/sociedad/2022-05-24/el-padre-de-las-jovenes-de-terrassa-asesinadas-en-pakistan-tengo-a-las-hijas-muertas-y-a-los-hijos-en-la-carcel.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.