Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los
datos que nos ofrece el CIS sobre cómo percibimos los españoles el ambiente
político es bastante preocupante. Da igual quién esté al frente de los
partidos, esto no es cuestión de personas, sino de algo más grave y profundo:
una forma de percibir la política misma por parte de quienes participan en
ella. No se trata tanto de cómo vemos la política, sino de cómo la ven los
políticos. Creo que esa es la clave.
Si
quieren, en términos deportivos: no se trata de lo que ve el público que pita,
sino de cómo entienden el deporte en cuestión los jugadores. Sea como sea, lo cierto
es que el respetable está bastante disconforme con la actitud de los jugadores
y empieza a lanzar las almohadillas al terreno de juego. Sin embargo, parece
que a los jugadores les importa bastante poco lo que el público de votantes
piense. Sabe que con un solo voto en la urna ya hay ganadores y perdedores. ¿Se
imaginan cómo cambiaría el panorama si, por ejemplo, las elecciones solo fueran
válidas con un mínimo de participación? Hemos visto, por ejemplo, en Francia,
el sistema hace que la gente vaya a votar para que no salga un candidato, más
que porque esté conforme con el que se ve obligado a votar.
La
abstención, el voto a su pesar, la radicalización del que vota, etc. son males
de unas democracias agitadas por la crispación, donde cada elección es un
cambio drástico entre modelos alternativos cada vez separados, ya que la
separación crispada forma parte del estilo de juego, donde la estigmatización
es una parte importante del juego para arrastrar a los votantes, cada vez menos
convencidos racionalmente y más seducidos emocionalmente.
Los
datos que nos ofrece el CIS sobre la crispación política en España son los
siguientes, recogidos por RTVE.es:
La inmensa mayoría de la población española muestra su hartazgo con la crispación política, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Un 86 % cree que hay mucha o bastante tensión política, mientras que a un 79,2 % le preocupa esta crispación y un 90,4 % ve importante reducirla.
En el barómetro de abril, el CIS también muestra que un 62,5 % de los entrevistados culpa principalmente a los partidos y a los políticos de la situación, por un 13,7 % que responsabiliza a los medios y periodistas y un 13,1 % que responde que todos son culpables por igual.
Sobre qué partido es el principal responsable de la crispación, un 11,5 % señala a Vox y un 10,8 % al PSOE, mientras que el PP (6,2 %) y Unidas Podemos (4,5 %) aparecen por debajo. Solo un 1,9 % apunta a los independentistas, mientras que un 11,7 % cree que todos son culpables por igual.*
Mantener una estrategia de crispación con un 86% de la opinión pública en contra hace preguntarse muchas cosas. Esas cifras del 79,2% "preocupado" o de un 90,4% pensando que "hay que reducirla" chocan frontalmente con el espectáculo que vemos cada día en ayuntamientos, parlamentos y demás foros democráticos, allí donde se deciden nuestras vidas y futuros, que es de lo que trata la política.
Los datos sobre cómo se reparten las responsabilidades no son menos sorprendentes ya que se pasa de responsabilizar a Vox y al PSOE, dos partidos con representación y responsabilidades muy distintas. La diferencia entre ambos es de apenas un 0,7%, mientras que casi duplican al PP y triplican a Unidas Podemos. ¡Sorprendente! Pero todavía lo es más que a los "independentistas" se les considere responsables solo en el 1,9% de los encuestados. Finalmente, están los "salomónicos", ese casi 12% de personas que consideran que todos tienen la culpa.
Los medios de comunicación no podían quedar fuera de la crispación. Son ellos los que prestan micrófonos y altavoces a la crispación. Los mensajeros se llevan su ración con ese casi 14% de responsabilidad a los ojos de la opinión pública.
Pese a ello, ¿son conscientes de ello y, más preocupante, serán capaces de cambiar? Muy a mi pesar, no lo creo. La política española ha pasado de unos perfiles selectivos a otros muy diferentes. Hoy se busca un perfil expresivo-agresivo, por decirlo así, personas con capacidad comunicativa y capaces de llamar la atención con un tipo de respuesta rápida e hiriente. Para esto son seleccionados primero y dirigidos después. Es como el entrenamiento para lo que va a ser después la batalla constante del día a día en la política.
Ya no existen periodos electorales. Todo instante forma parte de un flujo constante, por lo que la tensión crispada no se releja, sino que busca puntos de enfrentamiento para poder subir el tono. Todos compiten en ello, porque se trata de atraer la atención, el factor clave en un sistema mediático híbrido entre medios tradicionales y redes sociales.
Mucho me temo que nos queda mucha crispación. ¿Podrá salir la política española del círculo vicioso en el que se encuentra? El fenómeno no es solo español, pero que los demás encuentren su solución. Por ahora nos quejamos, pero hacemos pocos. Habría que crear espacios de encuentro y compromiso, zonas de paz, para empezar.
* "Un 86% de los españoles cree que hay demasiada crispación política, según el CIS" RTVE.es / EFE 12/05/2022 https://www.rtve.es/noticias/20220511/crispacion-politica-cis/2347700.shtml
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