sábado, 7 de mayo de 2022

¿Hacia una nueva ola para los mayores de 60?

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Si un clavo saca otro clavo, como dice el refrán, una noticia tapa otra, según una vieja ley informativa no puesta en tablas, pero de sentido común. Pero hay ciertos límites en lo que puede ser tapado, momentos en los que el agua hirviendo rebosa y salpica.

Me estoy refiriendo a nuestro "olvidado" coronavirus —¿se acuerdan?— que no solo no ha desaparecido sino que los expertos empiezan a hablar de una "séptima ola", un lenguaje popular que la gente entiende, aunque desfigura un tanto la percepción del fenómeno. Como todas las metáforas, explica y oscurece.

Pero ya ni Pegasus y otras disputas políticas españolas puede tapar lo que es un hecho. Los enjuagues contables ya no pueden frenar las cifras, que vuelven a ser más que preocupantes. Una vez más se vuelve a repetir el proceso: los discursos contra la tozuda realidad, en lo que es uno de los mayores errores comunicativos cometidos desde las administraciones.

Hay dos formas de hacer política: diciendo a la gente la verdad o diciéndole a la gente lo que quiere escuchar. Aquí no hemos dejado de repetir que se ha convertido a la mascarilla en el enemigo y no al coronavirus. La didáctica ha sido equivocada oleada tras oleada. El virus no ha hecho más que aprovechar nuestros errores. No es el virus el que provoca las olas, sino nosotros con nuestras acciones. No somos pasivos en la infección, sino negligentemente activos en nuestros contagios. Los medios se preguntan ¿por qué hay gente que no se contagia, buscando explicaciones genéticas? La explicación, en muchos casos, es mucho más sencilla: se protegen, usan el sentido común. Esto se aprecia ahora yendo a cualquier supermercado, paseando por las cafeterías o paseos: hay gente que mantiene la prevención y gente que no. Les han vendido, de una forma u otra, que pueden eliminar las mascarillas, que pueden compartir ascensores (como tratamos aquí el otro día), que pueden ir a todas partes sin riesgo. De vez en cuando, se usa la letra pequeña, que es el sentido de las "recomendaciones", del "poco probable", etc. que son formas de curarse en salud, como esas cosas que solo curan el 99% de los casos.


La pasada ola navideña es pronto ignorada. Había que salvar la "campaña de navidad", había que salvar el "ocio" en cualquiera de sus variantes. Las empresas se pueden organizar, pero el ocio vive de la concentración y nosotros vivimos de todas las formas posibles de ocio, del turismo a la discoteca. No hay salida porque estos sectores son poderosos y el gobierno tienen que vender eficacia económica, lanzar las campanas al vuelo mientras la inflación se dispara y el turismo extranjero puede retraerse si la situación empeora en Europa, azotada por los efectos de las restricciones, la inflación y la guerra. Veremos cuándo empiezan a ahorrar o a negarse a financiar a un sector, como el hostelero, que dice haber subido sus tarifas más de un 30% por ciento.

Pero el coronavirus es absolutamente indiferente a la economía, a la guerra, al entretenimiento... Solo es sensible a dos cosas, la distancia física y nuestra mayor o menor debilidad inmunológica. Es lo principal, a qué distancias nos situamos (con otros factores como la ventilación, que es una forma de establecer "distancia") y cuál es nuestro estado de salud, cómo son nuestras respuestas al virus. Conforme sea nuestro estado varían los límites de las distancias, al igual que las condiciones espaciales (lugar, ventilación, etc.)

De una forma u otra, distintos países, entre ellos España han acabado con el modelo británico que tantos desastres causó, el basado en cuantos más contagios mejor porque antes se acaba. El modelo puso de moda lo de la "inmunidad de rebaño", con un problemilla teórico y práctico importante: el virus mutaba cuanto más se extendía y somos nosotros los que lo extendemos, aspecto que siempre hay que tener en cuenta.

Entre la locura del "COVID cero" de China y el que sea lo que Dios quiera español hay muchos grados y combinaciones. Pero la vía del camuflaje contable, del decir que ya no te mueres porque estás vacunado, que el objetivo es reducir la incidencia en las UCIs, creer que solo los mayores de 60 se contagian y algunos mueren, que es lo que todos los menores de 60 quieren escuchar, choca con la dura realidad.

Hoy leemos, en Antena 3, los resultados de lo que llaman ya la "séptima ola": 

El Ministerio de Sanidad ha notificado 55.578 casos de coronavirus este viernes. España ha comenzado el mes de mayo sin restricciones tras el fin de la mascarilla en interiores y de Semana Santa y el puente de mayo.

El país registra una tasa de incidencia acumulada de 813,22 puntos en mayores de 60 años. El presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), Marcos López Hoyos, ha pedido cautela ante la situación.

La cifra de fallecidos se encuentra en 234 en los últimos siete días. La cifra global de muertos en España desde el inicio de la pandemia de coronavirus asciende a 104.869 fallecidos, según Sanidad.

 

¿Séptima ola del Covid-19?

Los datos del último balance muestran que en los últimos días, se ha producido un aumento de casos. El presidente del SEI indica que no es momento de relajarse y que es probable que "nos encontremos en la séptima ola" de la pandemia si hablamos de incidencia.

La incidencia en mayores de 60 años es una de las más altas, en comparación con otras franjas. Si se mantienen las cifras, "aumentará la presión asistencia". "Es posible que si sigue circulando el virus a este nivel tan elevado pueda haber más casos graves", explica López Hoyos.

Otros expertos también afirman que estamos cerca o en la séptima ola. Así lo indica el inmunólogo Oriol Mitjá tras dar positivo en Covid-19. El incremento de la incidencia, hospitalizaciones y muertes preocupa a los expertos.* 


Está bien que los expertos se preocupen por "el incremento de la incidencia, hospitalizaciones y muertes". Sí, no estaría mal que lo hicieran y se enteren los que no quieren aceptarlo. Pero mucho me temo que esto no es cuestión de expertos (hay expertos según cada caso, con versiones distintas). Esto es una cuestión esencialmente del comportamiento y de regulación de la convivencia. 

El problema principal es quién le pone el cascabel al gato, algo que hemos visto muy a menudo en las reuniones interterritoriales en la que ninguna ha querido ser la mala de la película, pidiendo acciones comunes que no hagan quedar mal a unos y a otros bien según regulen. Hemos visto ya esto, ¿recuerdan aquellas autonomías que tenían restricciones y que la gente cogía los coches para irse de copas a los pueblos limítrofes donde había un ambiente más "tolerante", por decirlo así?

Cualquiera puede entender que tras más de dos años, la gente puede estar harta, aburrida, enfadada... y todo lo que se les ocurra. Pero si todo eso se traduce en imprudencias, el resultado es que esto seguirá durando años.

A lo señalado anteriormente, se añade otro dato importante: nos sabemos la duración de las vacunas. Llevamos ya tres dosis muchos y dos muchos otros. Sin embargo, puede llegar una nueva variante ante la que la eficacia se reduzca y empecemos ya a tener muertes en otras franjas de edad.

La idea de la "gripalización" es mal entendida; esto no es una gripe ni el virus se comporta de la misma forma, no siendo estacional. El virus ataca todo el año y debemos estar protegidos allí donde estemos, pero si se nos cuenta lo que estamos deseando escuchar, no acabaremos nunca.

Los enjuagues contables del gobierno son una forma de camuflaje, de que no sepamos realmente cómo estamos. Solos los datos de la Sanidad de ingresos aparecen. ¿Qué ocurre con los menores de 60? ¿Qué ocurre con los infectados que ya no tienen la obligación ni de guardar cuarentena ni de comunicarlo? Con razón se dio la queja hace unos días de la OMS sobre la falta de datos de muchos países sobre el comportamiento de la pandemia.

En la calle lo podemos percibir con claridad. Mucha gente de todas las edades sigue manteniendo la mascarilla en interiores. Los empleados de las grandes superficies siguen manteniendo cara al público sus mascarillas, ya que están expuestos a estar frente a cientos de personas en sus cajas o lugares de trabajo. Las empresas, en este caso, no se pueden permitir ni bajas ni tener personas infectadas, por lo que se extreman las medidas. Así debería ser en muchos espacios. Pero nuestra dependencia de la concentración hace que desde los medios y de algunas administraciones se potencie ese olvido de lo que tenemos entre nosotros.

Hemos hablado de las luchas psicológicas en los espacios donde ponerse o quitarse la mascarilla. Con el crecimiento de los datos negativos, habrá que empezar a pensar en que esa "séptima ola", ya anunciada, llegará gracias a nuestra ligereza, la necesidad de activar nuestros negocios principales (ocio y turismo) y a los nada sutiles impulsos informativos que se nos dan desde los medios para hacernos creer en una normalidad que no es lo que debería ser.

Esto no se ha acabado. Vuelve y no como una "gripecita", como dijo Jair Bolsonaro. A nuestro favor, la gran voluntad expuesta con la vacunación. Pero esta se ha frenado ante la llegada de los incombustibles negacionistas, temerosos a males ficticios, etc. Pero queda por ver la duración de las vacunas y la resistencia real a los viejos y nuevos brotes que ya se detectan. Una noticia se abrió paso entre tanto Pegasus: unas investigaciones señalaban que las infecciones con mascarilla eran más débiles porque se exponían a una cantidad de virus menor. Frente a todas aquellas que acusan a las mascarillas de todo, era una noticia contracorriente.

Las subidas de contagios de mayores de 60 años vienen dadas por la relajación de las medidas en su entorno, donde ya no hay restricciones. Al igual que ocurrió con las residencias, los mayores de 60 años quedan más expuestos ante aquellos que, según se nos dice, tienen más débiles los síntomas, la "gripecilla". La cuestión es así de clara: si los menores de 60 no tienen obligación alguna de tomar medidas, si no tienen por qué pasar cuarentenas, etc., a los mayores de 60, los de mayor y creciente mortandad, solo les queda protegerse, aislarse y tomar sus propias medidas. ¿Podrán?


* "Sube la incidencia acumulada en mayores de 60 años y se asoma la séptima ola de coronavirus" Antena 3 06/05/2022 https://www.antena3.com/noticias/sociedad/sanidad-notifica-55578-nuevos-casos-covid19-incidencia-mayores-60-813-puntos_2022050662752aac47c5eb00019d95b3.html

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