lunes, 9 de mayo de 2022

Enfrentados y dependientes

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Esta es una guerra extraña, con poca explicación del fondo por un lado, pero también con un complicado comportamiento más allá del campo de batalla. Rusia invade Ucrania y Occidente no interviene directamente, pero suministra armas y apoyo logístico a los invadidos. Por su parte, muchos de estos países dependen del petróleo y del gas rusos, con cuyo pago se financia la guerra que hay que frenar, Enfrentados y dependientes, una situación rara. Mientras se debaten las sanciones, algunos países se resisten a cortar los lazos, a complicarse la vida. Pero se la están complicando, les guste o no. Y lo están haciendo con sus socios europeos, más que con Rusia.

¿Contaba Putin con todo este lío? ¿Había ido tejiendo la dependencia europea de la energía rusa? Lo más probable. La más beneficiada por la energía rusa ha sido Alemania. Hoy se critican los años Merkel, de buen desarrollo, pero con una enorme factura política y económica que se está pagando ahora.

La factura del desacuerdo es mayor. Hay una factura económica, que es el coste del petróleo y gas, pero hay otra que es la desunión europea.

En RTVE.es el asunto es llevado a lugar preferente:

Los países europeos del G7 no han podido anunciar sus propias sanciones debido a que la Unión Europea (UE) ha sido incapaz de llegar a un acuerdo para prohibir las importaciones de petróleo de Rusia debido a la dependencia de algunos socios del crudo de Moscú.

No obstante, en un comunicado conjunto distribuido por la Casa Blanca, los líderes del G7 han reiterado su compromiso para reducir la dependencia de la energía rusa y han afirmado que incrementarán su campaña para aislar aún más a la economía rusa con nuevas medidas contra su sector financiero.* 


Las medidas que se puedan tomar ahora y los nuevos "compromisos" de futuro tienen una gran significación porque no sabemos cuánto va a durar esto. Sabemos que ya ha durado mucho más de lo que Putin pensaba y quería, pero no sabemos mucho más. Hoy, día 9 de mayo, Rusia celebra su victoria en la II Guerra Mundial. Recordemos que Rusia se tragó media Europa, quedándose con todo lo que había entre Moscú y Berlín, por decirlo así. Costó décadas que les devolvieran la soberanía. Es la diferencia de Rusia con el resto de Europa, una mentalidad peculiar y expansiva, que es una caja de sorpresas contra el tiempo histórico. Rusia solo admite un modelo "imperial" basado en la fuerza y no en los acuerdos.

La gran cuestión ahora es el grado de incidencia que sobre los rusos de a pie está teniendo todo esto, guerra y sanciones. Están bajo un sistema de represión y propaganda combinados, pero —como señalaban ayer en un medio televisivo— a Rusia ya están llegando cadáveres, las familias rusas van perdiendo a miles de jóvenes, cuyos cuerpos son repatriados... si se encuentran en condiciones. Ya pasó con las dos anteriores invasiones rusas, en las que soldados rusos, sin llevar signos indicativos, avanzaban y morían en Ucrania. Alguien tenía que dar explicaciones a las familias que, sin embargo, no las recibían. Estaba el tema crucial de las pensiones de madres y viudas por los hijos, muertos sin participar oficialmente en ninguna guerra. ¿Cuántas se puede permitir el Kremlin?


Resulta demoniacamente absurdo que se hable estos días de la declaración rusa de Guerra. ¿Qué queda para una guerra, qué les queda por destruir? ¿Qué restos quedan por los que justificar una declaración así?

Hablamos mucho de los oligarcas en la Rusia de Putin, un sistema de poder repartido que tiene mucho de señores feudales alrededor del señor absoluto. Pero hablamos menos de los que están padeciendo y de los que aplauden a rabiar, que son los beneficiarios del régimen, por un lado, y los más engañados, por otro.

Rusia se ha criado siempre bajo la sombra de un zar, se llamara como se llamara. No hay margen para mucho más. ¿Recuerdan los tiempos en que Putin se alternaba en la presidencia para burlar las normas? Ha sido un entrenamiento durante estos veinte años en los que la gente ya no piensa en una Rusia sin Putin; es algo que no entra en sus mentes como posibilidad.

Se ha especulado en estas últimas semanas sobre la salud de Vladimir Putin, se ha pasado del Parkinson al cáncer y a la conjunción de ambas enfermedades. Los expertos analizan síntomas, buscan movimientos anómalos de sus manos y brazos; rigidez en cuello y brazos; especulan sobre los efectos mentales de la medicación que podría estar recibiendo. Solo queda el temor a que Putin esté en una carrera contra sí mismo cuyo final incierto afectara a todos.

Me vienen a la mente las explicaciones dadas sobre los efectos de la medicación que se pudiera estar suministrando a Donald Trump en periodos en la Casa Blanca, especialmente con su contagio de COVID-19.

Putin ha hecho siempre exhibición de su fuerza, de su físico en todo tipo de demostraciones, desde la caza al yudo. Forma parte de su leyenda construida poco a poco. ¿Asumirá su decadencia?

La guerra contra Ucrania, declarada o no, es una locura para la que ha tenido un entrenamiento en las zonas del mundo que se le dejaron. Rusia ha hecho ostentación de la fuerza, la ha empleado sin rubor en Siria, convirtiéndose en sostén de dictadores, creando un club de apoyos.


Son muchos los errores cometidos en la comprensión de Rusia y los efectos de sus acciones sobre Europa. La astucia y firmeza que admiraban muchos se han convertido en un arma peligros tras comprender el tejido de intereses trenzado por Europa, ya sea por acuerdos con países, como por la colocación de peones a su servicio en compañías y gobiernos.

Putin ha jugado siempre a la división sintiendo que su fuerza estaba precisamente en lo contrario, en la eliminación fulminante de cualquier oposición o crítica a su figura y decisiones.

La dependencia europea va a seguir. La tentación rusa será constante y habrá que aceptar que hay que tenerlo en cuenta. En cada país hay células de Putin, conexiones de algún tipo cuya función es asegurarse que sigue funcionando la división. Lo hemos visto en las elecciones francesas recientes, con un programa de la candidata Le Pen para el hundimiento de la Europa actual y la conexión fuerte con Rusia. Lo vemos en Hungría con claridad, oponiéndose al bloqueo europeo al petróleo ruso. Lo seguiremos viendo en el futuro.

Sí, es una guerra extraña esta. Puede destruir la unidad de la Unión. Lo que vemos en Ucrania es solo la punta del iceberg sumergido, parte en la que se encuentra lo evidente: las dependencias mutuas, creadas en años, que están siendo dinamitadas por las acciones de Putin y las correspondientes sanciones. Lo hemos dicho anteriormente: lo que se rompa ahora tardará años en restablecerse si es que lo hace en algún momento. Puede levantar una enorme barrera dividiendo un continente. Ha sido la decisión de Putin, sano o enfermo.

 

* Daniel Flores DatosRTVE "Las alternativas de la Unión Europea al petróleo ruso: cómo desengancharse sin disparar la inflación" RTVE.es 7/05/2022 https://www.rtve.es/noticias/20220507/alternativas-ue-petroleo-ruso-como-desengancharse-sin-disparar-inflacion/2346904.shtml

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