miércoles, 6 de octubre de 2021

Negacionismo de la violencia de género, un peligro que acecha

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


El titular de Antena 3 de te deja seco al leerlo: "Un 20% de los jóvenes varones españoles cree que la violencia de género no existe". ¿Existe un "negacionismo" de género? Sin duda. Hay machismo tradicional, pero el "negacionismo de género" es otra cosa. Se estructura y argumenta, es activo, militante, beligerante.

Lo que nos cuenta el artículo de Beatriz García Ramírez en Antena 3 es algo más que un dato sociológico, que el resultado de un estudio. Es el aviso de un muy preocupante futuro, de una serie de factores activos y, especialmente, de un frente bélico abierto de forma interesada.

Cuando Trump llegó a la Casa Blanca lo hizo de mano de una serie de fuerzas sociales que había sido marginadas durante la era Obama. Las fuerzas supremacistas blancas, las del integrismo religioso, de las industrias del armamento (a pequeña y a gran escala), la xenofobia contra China y México (los países donde se fue la industria a producir más barato), se unieron junto a los integristas de género, una forma de negacionismo, como señalamos, dispuesta a dar la batalla contra lo que Obama representaba: integración racial, activismo social, liberalismo, desarme de la sociedad para evitar matanzas y, finalmente, avances de la mujer en distintos campos. Trump era la figura en lo alto de pastel, la personalidad narcisista capaz de acoger todas esas fuerzas que ningún político en su sano juicio se atrevería a avalar en público. Supo aprovechar esas fuerzas que se habían organizado a su alrededor como el único candidato republicano o próximo capaz de hacerles guiños con mayor o menor descaro. Fueron alentados desde la Casa Blanca a través de activistas e ideólogos que fueron saliendo a la luz de entre las sombras y pasaron, con mayor o menor discreción, por la Casa Blanca, como el caso de Bannon, y siguieron su labor intensa de aprovechar el impulso para agrupar a los que compartían esa ideología conjunta o partes de ella.



Cuando Trump llegó a la Casa Blanca, lo primero que hizo fue imponer un "modelo de mujer", representado por su propia familia, algo muy distinto a los anteriormente se habían propuesto. Los ataques de Trump al feminismo solo se pueden comparar con los ataques del feminismo a Trump. Fue instantáneo y la Marcha de las Mujeres fue la primera reacción a la llegada al poder de Trump apenas unos días.

El antifeminismo de Trump era militante y beligerante. Era la fachada violenta contra las mujeres que le criticaban, sus comentarios públicos y los privados que salieron a la luz mostraban que la lucha iba a ser enconada.


El principal empeño ha sido intentar extender la idea de que el feminismo es una ideología que se impone a las mujeres y que las "desnaturaliza". Propone unos modelos de familia con rígidas funciones de los roles y hace que se eliminen muchos de los derechos que se habían conseguido para las mujeres.

Como ha ocurrido con este ultra conservadurismo militante, ha dejado de estar a la defensiva frente a la críticas progresistas y ha pasado a reorganizarse activamente. En España lo podemos apreciar en Vox, que es una copia sui géneris de lo aprendido de los Estados Unidos. Quizá aprendido sea un término excesivo y sea mejor decir directamente importado. Una de sus máximas repetidas de continuo es precisamente que el "feminismo" no es una fuerza de las mujeres en su conjunto, sino una ideología que busca destruir a las familias tradicionales, minar los sacros modelos de la religión y convertir a las mujeres en fieras.



Esas proclamas han llegado a muchas instancias, entre ellas al sistema educativo, donde las familias presionan para que el modelo que representa este negacionismo de género actúe evitando que los jóvenes reciban educación sexual y de comportamiento sano de género, derechos de las mujeres, etc. los resultados los vamos viendo en las cifras de las encuestas.

En el artículo se nos dan unos datos preocupantes:

 

Uno de cada cinco jóvenes varones (entre los 15 y los 29 años) cree que la violencia de género es un "invento ideológico" y no existe. Estos datos han sido recogidos en el Barómetro Juventud y Género 2021, realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD.

La cifra supone el doble del porcentaje recogido en el estudio que se realizó hace cuatro años. Desde el año 2017 se han producido grandes avances respecto a las visiones tradicionales de género y la lucha por la igualdad entre la juventud española, aunque son cambios que se han producido de manera desigual entre las chicas y los chicos.

Cada vez más mujeres creen que esta lacra es un problema social grave

Una de estas diferencias se registra en la percepción de la violencia de género. Según el estudio, cada vez son más las chicas que consideran que esta lacra es un problema social muy grave 72,4% en el año 2017, 74,2% en 2021, mientras que en el caso de los jóvenes varones pasan del 54,2% que lo creían en 2017, a un porcentaje que apenas se supera el 50% en 2021.

La FAD alerta de que es "especialmente preocupante" el creciente porcentaje de chicos jóvenes que niegan la existencia de la violencia de género. En cuatro años, desde 2017 a 2021, el porcentaje se ha duplicado y se sitúa en el 20%, señala el documento.*

 


Que se haya producido un descenso de un 4% entre los varones jóvenes de la creencia en que existe una violencia contra las mujeres es terrible y uno de los mayores fracasos del sistema educativo y como sociedad en su conjunto. Lo es porque esas personas son las que van a convivir en pareja y van a tener hijos a los que transmitirán sus prejuicios e ideas peligrosas.

El problema más grave es que no se trata solo de un negacionismo de la violencia, sino de la creencia que es una "ideología" que hay que combatir y eso supone, evidentemente, más violencia en diferentes niveles, de la violencia física a la intensificación de la violencia psicológica, con acoso, marginación, etc. sobre las chicas que comparten su espacio.

Pero la idea de un feminismo "ideologizado", que Vox aprovecha, tiene también un origen en el uso que ciertos partidos hacen de ello. La igualdad de derechos de las mujeres, el apoyo a su desarrollo social y representación, debería estar por encima del uso partidista precisamente para darle un sentido plenamente social, de avance conjunto de la sociedad. Hace falta apoyo, desarrollo de leyes más justas y representativas, etc. pero si se abusa del protagonismo, no es de extrañar que los más radicales usen este argumento, que les permite atrincherarse en su nuevo negacionismo militante. Por decirlo así, se les hace el juego. Debería ser una causa realmente común y cuando los partidos no dan muestra de unidad no es bueno. Pero esto es cada vez más difícil si los partidos tratan de hacerse un "feminismo a media" o, como es el caso, un antifeminismo. Es un tema controvertido, pero real y hay que abordarlo.



Los datos se han ido acumulando en estos tiempos y siguen aumentado. Los varones que creen que la violencia no existe son precisamente los que la practican, los que consideran que la violencia es una forma de "amor" o de "corrección" en la pareja que el varón practica porque está investido de una "autoridad natural", que le viene de la fijación de roles que Dios realizó en el origen. El varón es, pues, el responsable de que la mujer no "se desvíe".

Es un proceso idéntico al que los integristas musulmanes han realizado con la creación de una "feminismo islámico", una absurda etiqueta que les permite considerar a las mujeres que luchan por los derechos de todas como unas mujeres negativas, peligrosas, enviadas por Occidente para destruir la santidad y ejemplaridad del matrimonio islámico, donde se considera normal la poligamia del hombre, el castigo a la mujer que no obedece o, como estamos viendo en Afganistán (¡no olvides a las mujeres afganas!) pueden ser lapidadas, según sanciona la Sharia traída de nuevo por los talibanes.

Es un enorme fracaso, repito, que haya mujeres convencidas de que deben ser vigiladas, controladas su móviles o que consideren que un violento ataque de celos es un acto de amor. Y eso está volviendo y, según vemos creciendo. Son cuatro años de retroceso, un 4%, fruto de esa militante política integrista, ultra conservadora, que ve en los derechos de las mujeres algo deleznable, que niega la violencia y que intenta prohibir cualquier enseñanza sobre la igualdad de derechos.

Muy mal panorama. Habría que empezar a avanzar en este terreno si no se quiere, en diez años, tener un auténtico problema social. Una parte de la juventud que no cree que exista la violencia contra las mujeres es en sí misma una forma de violencia, un freno en el mejor de los casos. La buena noticia es el crecimiento entre las mujeres de la conciencia de sus derechos y de la violencia que que ejerce contra ellas.

 


* Beatriz García Ramírez "Un 20% de los jóvenes varones españoles cree que la violencia de género no existe" Antena 3 29/09/2021 https://www.antena3.com/noticias/sociedad/20-jovenes-varones-espanoles-cree-que-violencia-genero-existe_20210929615445bddb4b0300011f4572.html

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