viernes, 22 de octubre de 2021

De nuevo los focos turísticos

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


No entiendo muy bien porqué, cuando se habla de "normalidad" solo se muestran discotecas, barras de bar y gente revuelta. ¿Es así su "normalidad"? Mi "normalidad", desde luego, no. Es otra se relaciona con el trabajo, ya sea en la Facultad o en casa, se relaciona con ir al cine o de compras al supermercado. Sin embargo, no es esto la normalidad a la que nos empujan (literalmente y cada vez de forma más descarada) los medios de información, empeñados en que solo es "normal" el que bebe en las calles —no ha normalidad sin beber, del cafetito al botellón, pasando por el ocio de interiores—. De la misma forma, los medios televisivos españoles dedican más tiempo al tiempo, al atmosférico, que ninguna otra cadena de otros países que conozca. Parece que lo único que nos interesa a los españoles es el tiempo de puentes y fines de semana, el estado de ocupación de nuestras carreteras en las múltiples "operaciones salida" en las que jóvenes informadores nos muestran el panorama desde un puente (no confundir con la obra de Arthur Miller). El panorama no es otro que flujo de tráfico que pasa por debajo rumbo a algún lugar donde realizar es ocio revuelto que parece ser nuestra "normalidad". En este sentido, me siento cada vez, más distanciado de esta forma de "normalidad" hacia la que se nos empuja o nos empujamos nosotros mismo, que no voy a discutir con ello.

El virus es una cuestión personal, un mano a mano entre coronavirus y ocio a ver quién puede más. Aquí no rebajamos los contagios por salud, sino por ocupación hotelera, salir de puente y acoger turistas. Las relaciones internacionales se han reducido a saber quién deja salir o entrar a quién, a durante cuánto tiempo se establecen las cuarentenas y lo que se te exija para entrar, ya sean test, vacunas o una declaración de que, palabrita del Niño Jesús, lo harás algún día.



Tenemos un serio problema con los británicos. No, no me refiero a Gibraltar; me refiero a que sus contagios están disparados y eso tiene dos consecuencias, que es un problema si vienen y que es un problema si no vienen. Cada problema es distinto, pero eso no quita para que lo sean. El diario ABC nos dice:

La esperada llegada de turistas británicos a Benidorm puede haber disparado los contagios de coronavirus en el destino por excelencia de la Costa Blanca alicantina, que quintuplica ya la incidencia media del conjunto de España, con 215 casos de Covid-19 por cada 100.000 habitantes, de acuerdo con los últimos datos difundidos por el Ministerio de Sanidad.

Al mismo tiempo, en el Reino Unido la pandemia del coronavirus está desbocada con 40.000 casos diarios y una tasa de 861 positivos, la más alta de toda Europa.

Desde el pasado 4 de octubre, el Gobierno de Boris Johnson relajó las medidas de control para el tránsito de viajeros entre su país y España, al dejar de considerarlo destino rojo, y las cifras de llegadas a Benidorm desde este mercado clave para su economía reflejan la nueva situación.

Según las últimas estadísticas difundidas por la patronal hotelera Hosbec, el turismo inglés ha crecido y tras el puente festivo del Pilar representa ya un 22% del total de ocupación, lo que supone su mejor registro de toda la temporada estival este año.

 


A ver si lo hemos entendido: la normalidad de Benidorm es diferente al resto de España porque la llegada de los británicos, tirando a contagiados y contagiosos, ha disparado la media. Antes, los británicos venían porque nuestras cifras eran altísimas, tan altas como las suyas ahora, así que era como estar en casa pero con sol.

Boris Johnson lleva el camino de Bolsonaro en Brasil, que le lleven a los tribunales acusado de crímenes contra la salud pública. Pero eso no le va a hacer peinarse. El desastre británico viene de un mal entendido sentido anglosajón de la libertad que ríete tú del individualismo latino, también dejado como herencia a los norteamericanos. Son muchos millones de contagiados en los Estados Unidos y muchos muertos, más lo que quedan por seguir el mismo camino. Pese a tener las cifras más altas de Europa, Johnson y los suyos no exigen las mascarillas y viven una normalidad que exportan colonialmente a Benidorm y otros destinos playeros.

Ahora, la preocupación es mucho mayor porque entre los británicos ha vuelto a aparecer otra variante de la Delta, que ya fue la que batió récords de contagios. Es lo que supone tener 40.000 nuevos contagiados diarios, cifra escandalosa donde las haya en otro país rico, lo que hace que uno se pregunte "qué significa ser rico", teniendo en cuenta las tonterías que cometen en Estados Unidos, Reino Unido o Brasil, entre otros. Yo creo que habría que cambiar la expresión a "país de ricos", ya que son los intereses de unos pocos los que priman sobre cómo ver la pandemia, sus efectos y las medidas que hay que tomar.



En España, mientras unos se contagian en las manifestaciones contra la desindustrialización, otros se contagian tomando el sol o sirviendo unas copitas a británicos que bailan o se tuestan en playas y chiringuitos. Otros, como el Partido Socialista, se sacrifican por mostrar "unidad" y se contagian unos a otros en su congreso valenciano 
No hay que llevar tan lejos la "unidad" política interna. Quizá se pueda crear un índice de "unidad" política a través del número de contagios, pero no creo que haya que llegar a tanto. El error ha sido hacerlo en Valencia; los médicos asturianos que el otro día se han contagiado en bloque en un congreso de Medicina de Familia, lo hicieron en Palma. Otro brote turístico levantino. Apetece Levante, sí, pero tiene sus riesgos, según parece. Ya sea por los británicos o porque también al coronavirus le gusta hacer turismo con el buen tiempo, la zona está peligrosa.
El PP, que también hizo su convención hace unos días en Valencia, en cambio, ha salido con unidad pero sin contagios, diferenciando ambos aspectos, que sepamos. Se han librado.


Yo creo que al virus se sobrevive con una combinación entre prevención y Ciencia, entre medidas de cuidado y vacunas eficaces. Pero a lo que no se sobrevive es a esta "normalidad" zafia y chiringuitera que nos come y nos deforma. No me identifico con esta "normalidad" reflejada en nuestras pantallas. Creo que hay otras formas de identificación, otra normalidad, por más que esta sea cada vez más vulgar y peligrosa. Que tengamos todos que ajustarnos a este sistema de puentes, festivos y vacaciones, a no poner trabas a los que llegan a colonizar playas y hoteles porque son nuestro sustento, desata mi deseo de ser anormal, algo que poco a poco y con carácter estadístico voy consiguiendo. No, no me gusta esta extraña normalidad que ya ni siquiera es salud, que se centra en el consumo, que es cada vez más rancio, culturalmente hablando.

No sé si decirles a las televisiones que su ideal de normalidad, ejemplificada en terrazas y saraos nocturnos, de verano continuo, está creando un enorme estereotipo de lo español en los que muchos no nos reconocemos. Dará igual porque habrá otros muchos —muchos más— que han hecho de este sarao interior continuo una forma de vida.

Las preguntas siguen en el aire: ¿debemos aceptar a los británicos, sin más; debemos cercar Benidorm para proteger al resto; debemos sumarnos al ocio como forma de economía? No son preguntas baladíes. Hace mucho que no nos preguntan qué país queremos ser. Observarán que no digo "nos preguntamos", ya que es evidente que lo han decidido por nosotros, somos el agua que mueve el molino de la economía del divertimento. 


Nos dicen que vamos bajando puestos en la lista de economías competitivas. Tampoco nos importa mucho. Solo a qué hora abren y cierran los chiringuitos, las terracitas y demás hábitats naturales de españoles y turistas. El ayuntamiento de Benidorm, para tranquilizarnos a todos, anuncia que las fiestas patronales (de la patronal) siguen adelante, faltaría más.

  


* J.L. Fernández "La vuelta de los británicos a Benidorm dispara el coronavirus hasta quintuplicar la media española" ABC 22/10/2120 https://www.abc.es/espana/comunidad-valenciana/abci-vuelta-britanicos-benidorm-dispara-coronavirus-hasta-quintuplicar-media-espanola-202110211259_noticia.html

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