Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El
mundo laboral ya no es lo que era. Quizá habría que hablar de los mundos
laborales, en plural, pues se están
diversificando desde diferentes perspectivas. El principal cambio es
precisamente que para muchos la expresión "ir al trabajo" ha dejado
de tener sentido y ahora es el trabajo el que fluye hacia ti. Eso es una parte
del problema. En estos tiempos hemos visto cómo, con la pandemia, el trabajo se
revolucionaba y comenzaban a surgir nuevos conflictos adaptativos e interpretativos,
desde quién debía cargar con la factura de la energía gastada en casa por el
teletrabajo a conceptos como la dedicación, los horarios, etc. Se nos han
mostrado conflictos, engaños, detectives verificando que la gente estaba donde
decía estar; hemos visto a trabajadores que decidieron, puestos a teletrabajar,
irse a lugares más cómodos, residencias de las costas; hoteles adaptados al
trabajo que compensaban así su ausencia de turistas ofreciendo oficinas
provisionales o salas para reuniones, etc. Han sido un sinfín de
modificaciones.
En la
Enseñanza, por ejemplo —por contar mi caso— he tenido clases completas online
mediante zoom; clases bimodales —con una
parte de alumnos en el aula y otra en sus domicilios o en cualquier otro lugar;
y clases presenciales cuando el
número de alumnos en el aula lo permitía. Pero la parte del trabajo que era antes
presencial ha estallado en una incontrolable franja horaria en donde la
desconexión era imposible. Lo que antes tenía lugar y hora, un principio y un fin, ha dejado de tenerlo,
cualquier hora o día era buena puesto que el profesor está "conectado".
Eso, de no corregirse, supone que la jornada se extiende muchas más horas y que
dejas de controlar el tiempo y su estructuración para otras múltiples tareas.
Las
actividades online, igualmente, se han multiplicado, con lo que se ocupan los
días y las franjas horarias en busca de puntos comunes posibles para programar
todo tipo de reuniones que se multiplican desde las distintas instancias en un
frenesí agobiante. Al hacerse todo online, además, se ha producido un aumento
considerable de lo burocrático generando documentos y más documentos que hay
que rellenar ante la desconfianza administrativa.
Me
imagino que cada sector en donde se abrían posibilidades se habrá producido
este tipo de estallido de actividades sin demasiado control, empujados por la
necesidad de reajustes para lleva a cabo las tareas obligadas y que han traído
sus propios extras. Nadie parece coordinar todo esto, darse cuenta que todo se
superpone. No ha sido una única vez que he tenido que atender dos tareas
superpuestas desde dos ordenadores por esta superposición o pasar de un
tribunal a otro en una misma mañana, por ejemplo.
La BBC nos da cuenta de una nueva situación laboral, la del doble trabajo. El artículo concentra muy bien en una sola frase el problema: "Two corporate email addresses, two computers, two bosses?" El artículo —titulado "The 'overemployed' workers juggling remote jobs", firmado por Bryan Lufkin— nos da cuenta de un fenómeno creciente. La deslocalización del trabajo está sirviendo para que las personas mantengan dos (o más) empleos superpuestos, es decir, lo que la frase indicaba: dos correos empresariales, dos ordenadores y dos jefes.
El pluriempleo ha existido siempre, pero al estar en los centros de trabajo, solo podían ser uno a continuación del otro. Ahora, por el contrario, los trabajos se simultanean, y mientras ninguno de sus jefes se dé cuanta pueden seguir con esta doble actividad superpuesta. Las explicaciones que se dan desde la BBC son de diverso tipo, desde el deseo de obtener mayores ingresos hasta la inseguridad laboral, pasando por la venganza contra un sistema abusivo y explotador. La solución es explotarse uno mismo, que siempre deja mejor sabor de boca, aunque sea con un agotamiento mayor.
El artículo trata de indagar en este fenómeno del "sobreempleo" para comprender sus causas y también sus límites y consecuencias:
The fact that people are turning to
overemployment also signals important systemic workplace issues.
For a long time, many workers have felt like
their jobs are unfulfilling or meaningless – leading to problems like burnout
and boreout – and that they’re constantly chasing success within a system that
gives managers a disproportionate amount of power within the working
relationship. That may be one of the reasons overemployment has become more
popular, experts say.*
Es probable que no todo el mundo llegue a esta situación por las mismas causas. Creo que, a menos de una desmedida ambición, el principal causante es la insatisfacción laboral, ya sea por la situación económica, por el contenido o por el trato recibido. Cada vez escucho a más personas quejarse del mal ambiente de sus trabajos, de cómo son tratados sin respeto, abusando de su tiempo. La causa evidentemente es la necesidad de mantener el puesto de trabajo dentro de un mercado cada vez más precario y donde la mala educación, el autoritarismo, se consideran "liderazgo".
La mala situación del empleo es una consecuencia de las grandes bolsas de desempleo que hace que la gente se lo piense un poco. Desde hace décadas, el trabajo se percibe como abuso en diferentes sentidos. Es lo que se experimenta en muchos empleos, en los que se sufre más que otra cosa. Tener un trabajo satisfactorio, con un buen ambiente y un sueldo justo es casi un milagro.
Algunos justifican, en el artículo de la BBC, la necesidad de contrarrestar todo esto teniendo un plan B laboral. Otros piensan que es una forma de trabajo éticamente discutible. Otros, finalmente, consideran que si el trabajador puede con dos trabajos, ¿por qué no?, mientras cumpla en ambos.
Pero no deja de ser una situación que nos muestra que el trabajo no es lo que debería ser, un lugar donde poder realizarse como persona y poder ganarse el respeto. Esto es demasiado idealista en un mundo en donde una gran parte de las personas ven su trabajo con recelo porque lo han elegido a falta de otras cosas, donde reciben un trato abusivo y están mal pagados. Una parte de la explicación dada es el sentimiento de "venganza" contra el sistema, un sentido de tener el control y poder conseguir cierta autonomía o, al menos, una esperanza de futuro menos dependiente.
Sea por lo que sea, lo cierto es que la situación laboral se ha convertido en el centro sobre el que gira gran parte de nuestra vida. Deberíamos plantearnos unas mejoras para todos, un trabajo más humanizado. Pero no es eso lo que vemos cada día desde las empresas e instituciones.
* Bryan
Lufkin "The 'overemployed' workers juggling remote jobs" BBC
29/09/2021 https://www.bbc.com/worklife/article/20210927-the-overemployed-workers-juggling-remote-jobs
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