sábado, 16 de octubre de 2021

La tormenta eléctrica perfecta

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Imaginémonos dentro de un coche que toma decisiones propias y nos lleva en dirección contraria a la que deseamos ir, que acelera o frena cuando quiere y donde quiere, que atropella a los peatones llevándoselos por delante. Imaginémonos, sí, dentro de ese infernal vehículo llamado "mercado". Para él no existe código que respetar porque se ha creado el mito de que todas sus decisiones son buenas, lo que convierte en "oportunidades" las muertes de peatones, los choques con otros automóviles y donde le dan el Premio Nobel al que dice que es mejor eso que tomar el volante y respetar ciertas normas básicas del tráfico. Pero algunos señalan que la mejor norma es la ausencia de normas y que mejor que las manos al volante es dejar que la "mano invisible" guíe choques y atropellos asegurando que es así como la Naturaleza quiere las cosas.

Tomando el ejemplo de la Naturaleza, la realidad social se ha transformado en la "cadena alimentaria" en la que los que están más abajo van siendo pasto de distinto tipo de depredadores. El proceso de fusiones y crecimiento, alentado desde diversos ángulos, ha dejado de generar equilibrio pasado un punto crítico pasado el cual, los que han crecido mucho se sienten al margen de la marcha social, teniendo su propio interés como único determinante. Esto es lo que ha sucedido con las fusiones bancarias, otra fuente de abusos, y ahora con las empresas energéticas, "condenadas ganar" siguiendo su puro instinto depredador. ¡Pero basta de metáforas!

El problema  al que nos enfrentamos ya es una realidad y hemos pasado de los avisos a las evidencias. Leemos en RTVE.es sobre los efectos de las subidas energéticas:

 

La subida desorbitada que el precio de la electricidad y del gas ha experimentado en los últimos meses ya ha repercutido en la cesta de la compra, con productos básicos como el aceite que se han encarecido un 20 %; en la renta de los alquileres, que se enfrentan a incrementos mensuales de 27 euros de media; y ahora amenaza con hundir los escasos márgenes de beneficios de la industria, ya tocada por el golpe asestado por la pandemia.

Siguiendo la estela de Reino Unido, varias fábricas españolas han decidido reducir su producción en las horas más caras del día e incluso programar paradas temporales de su actividad. Esta circunstancia podría provocar, a su vez, la marcha de muchas empresas a otros países donde los costes de producción sean menores y la destrucción de puestos de trabajo en los próximos meses, alertan los sindicatos y las asociaciones empresariales.

Esta misma semana, la compañía Sidenor anunciaba un parón de 20 días hasta final de año, una decisión que se suma a la de otras empresas que previamente decidieron reducir su producción de una u otra forma con el fin de ahorrar costes, como Fertiberia o Ferroatlántica. La última en tomar medidas ha sido la siderúrgica ArcelorMittal, que ha anunciado este viernes que realizará paros intermitentes en varias de sus plantas en Europa, los cuales podrían afectar a dos de sus fábricas en el País Vasco.

La decisión responde al encarecimiento de la electricidad y al aumento generalizado del gasto energético, que suponen una losa cada vez más pesada para los márgenes de los negocios industriales. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la electricidad se ha encarecido en casi un 40 % en lo que va de año, los carburantes un 20 %, el gas un 8,6 % y los combustibles líquidos un 32,1 %, materias primas imprescindibles para la labor diaria de estas empresas.

 


¿Ha llegado el día en el que las energéticas maten a la gallina de los huevos de oro? Cuando empezaron las subidas "incontroladas" avisamos del efecto rápido sobre la inflación, que ha subido al 4% en prácticamente un mes y de los efectos multiplicados en todo tipo de productos y servicios porque la energía es el elemento necesario en todo proceso de transformación, del transporte a las fábricas, de los supermercados a las luces del hogar. Todo, absolutamente todo, depende de la electricidad en un punto u otro del sistema. Ya sean los teléfonos, los ordenadores, los televisores, los reproductores de música, las afeitadoras, nuestras lámparas, etc. todo funciona eléctricamente.

Gracias a la globalización, estas empresas energéticas quedan flotando en uniones por todo el mundo donde los países que tienen energía la venden a los que la necesitan en un proceso complicado. Cuando ocurrió la "crisis del petróleo" se acabó con los controles especulativos y políticos para evitar que el juego con los precios del combustible zarandearan en exceso los mercados y las vidas de la gente. Hoy la producción eléctrica, que es la que más ha subido, se enlaza con otras energías en un momento, precisamente, en el que se está intentando limitar los efectos negativos sobre el planeta ante una consciencia clara del cambio climático y de la responsabilidad humana en muchos de estos cambios. Las posibilidades de control energético se han vuelto más complejas y complicadas porque ya no sabemos hasta qué punto intervienen factores políticos, estrategias de desestabilización globales o la pura codicia. Pero la única realidad es que esta subida no se puede mantener porque, sencillamente, hunde el sistema y nos llevaría a una crisis sin vuelta en estas condiciones.

Cuando comenzó la subida escribí que lo único comprensible y seguro de ella es que "el sistema lo ha permitido". Es la única realidad, que el propio sistema ha creado su monstruo que actúa contra el sistema. Esto significa que basta con regular para que se convierta en un bien escaso y muy necesario. Los cierres de esas empresas, además, no permitirán abrir otras porque el problema seguirá siendo el mismo, el coste energético. Es decir, la única forma de evitar esto es interviniendo en el sistema porque este ha elegido el camino del enriquecimiento suicida. La caída de la bolsa cuando se anunciaron medidas para el control de las tarifas es el indicador más claro de la especulación; significa que sí hay un beneficio y que ese beneficio se ve favorecido por el carácter de oligopolio que han conseguido gracias a las fusiones las energéticas.

La política reguló el precio del petróleo, por eso se ha apoyado a países controladores de los precios para asegurarse su influencia, como ocurre con Arabia Saudí, que regula el mercado mediante la producción mayor o menor. La situación actual, sin embargo es muy compleja, ante la llamada "fiebre verde", es decir, la reducción del uso de los combustibles fósiles por parte de los países. La subida de la electricidad a estos niveles ha reactivado la subida de los carburantes, complicando más el panorama. El precio más alto permite subir otros precios, que serán relativamente más bajos. Teniendo autolimitado el combustible fósil, contaminante, las otras energías se disparan. La búsqueda del mayor beneficio hace el resto. Es lo que se enseña en las Facultades de Economía.


Pero la energía eléctrica no está en manos de países, con gobiernos visible, sino de empresas multinacionales o partes de ellas, mucho más oscuras. La liberalización del sector ha generado estos poderes que pueden controlar la vida de todos a través de la energía.

Si no se remedia, se seguirá jugando con subidas y bajadas de las tarifas en un juego macabro de tratar de mantener con vida a los suficientes que puedan pagar. El problema es que no hay alternativas, pese a que algunos pidan volver a los combustibles fósiles para tratar de obligarles a bajar las tarifas.

La inflación crece de tal forma que, como se nos dice en el artículo y coinciden en ello todos los expertos, que se comerá los esfuerzos de la recuperación de la pandemia, los ahorros producidos por la menor actividad, etc.

Como hemos podido apreciar en España, el desafío a los poderes públicos —favorecido por una política dividida y con esa chulería de contratar a Antonio Miguel Carmona en plena crisis, para mostrar que los políticos comen de su mano— hacen ver que ellos seguirán y que nadie les va a parar. Las quejas y lamentos a Europa hacen ver que tampoco esta parece dispuesta a sentar las manos a las eléctricas en el corto plazo, hasta haber destruido el tejido industrial y social, pues afecta a todos en cadena. Los cierres parciales acabarán traduciéndose en más paro, por lo que el gasto social necesitará aumentar, generando unas subidas de impuestos que acabarán agravando el problema general, formando todo ello un círculo vicioso infernal.



La cuestión es quién le pone el cascabel a las eléctricas, para lo que se necesitará un gran acuerdo europeo y una firmeza mundial en un planeta en el que los países tienen cada vez un control más reducido sobre los gigantes que han crecido por sus reducciones. La teoría de que dejando las cosas a su aire todo va bien entran en clara contradicción con los que vemos cada día, con los despidos, restricciones, deslocalizaciones, etc., que son sus efectos. Puede que le vaya bien a unos pocos y que nuestro cinismos diga que para que a unos les vaya bien a otros les tiene que ir mal, pero aquí las proporciones han variado mucho al ser un sector básico que afecta al conjunto. Han tirado mucho de la cuerda y parecen creer que todavía hay margen para seguir explotando. Esto no es una cuestión de más o menos energía eléctrica, sino de supervivencia del sistema en su conjunto, incluidas las propias eléctricas. Pero sabemos que la empresas ya no son algo familiar o con perspectiva social. Son maquinarias de producir dividendos y el capital se va allí donde hay más beneficio, sin reparo o sensibilidad alguna.

Ni las cifras de la inflación, ni las del paro ni las de la destrucción de empresas van a conmover a los que están produciendo esta especulación salvaje. Habrá que usar un lenguaje que entiendan, lo que lo deja bastante simple, por un lado, pero complicado por otro.

Las perspectivas no son buenas y se acabarán tragando cualquier mejora en cualquier sector, algo que será cada vez más difícil por los costes crecientes en todos los sectores. Alguien está creando la tormenta perfecta.

 

25/07/2021

* Diana Fresneda "La subida desorbitada de la luz provoca cierres en la industria y amenaza con deslocalizaciones y despidos" RTVE.es 16/10/2021 https://www.rtve.es/noticias/20211016/cierre-industria-despidos/2191980.shtml

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