Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La
causalidad nos marca para entender el mundo, por lo que se pierden muchos
efectos producidos en las relaciones del sistema. Hay muchos resultados que
surgen de interacciones, de combinaciones inesperadas.
La
pandemia es un estado que acoge muchos efectos y provoca el desencadenamiento
de reacciones combinadas que cada uno experimenta de forma diversa. Están los
efectos directos del contagio, pero hay muchos otros en diferentes dimensiones
que también se ven se manifiestan de otra forma.
Uno de
los más evidentes es la salud mental. El miedo al contagio, la tensión vivida, los
temores laborales, los diferentes tipos de incertidumbres... todo ello afecta a
las personas individualmente y en grupo. Nada está aislado y todo llega hasta
nosotros.
En el
diario El país, Carmen Sánchez-Silva titula "La pandemia silenciosa: la
salud mental de los trabajadores empeora a gran velocidad". Las
enfermedades mentales son siempre complejas, pero esta vez lo son más; han pasado
a ser colectivas y, al igual que el coronavirus, se crea un entorno
"favorable" cuando estas se expanden.
Aunque no hay datos oficiales
sobre el deterioro psicológico de los trabajadores (ya que este tipo de
patologías no están incluidas en el catálogo de enfermedades profesionales y
causan bajas que se contabilizan dentro del compendio de contingencias
comunes), no hay duda de que la covid está afectando al estado mental de las
plantillas, asegura Ana García de la Torre, secretaria de Salud Laboral y Medio
Ambiente de UGT. Esta experta ve una clara correlación entre este deterioro
provocado por el miedo al contagio, el aislamiento, la disponibilidad
permanente y la crisis económica, entre otras causas, y la siniestralidad
laboral.
Efectivamente,
nada causa un mayor deterioro que una situación prolongada de estrés por la
inquietud, por el miedo. Es ya mucho tiempo el que llevamos. Muchos miedos se
han enterrado para no tener que vivir conscientemente con ellos, pero siguen
ahí, actuando desde la sombra. No por negarlos desaparecen. Hay mucho de
negación del propio miedo en los negacionistas, que tratan de controlar el
proceso de esta forma. Pero por mucho que se niegue, el coronavirus está allí,
demasiado extendido.
Desgraciadamente,
sé directamente de personas que han muerto de coronavirus en la UCI cuando
llegaron al hospital con otras patologías. Los familiares han quedado
sumergidos en una especie de burbuja de sinsentido, de la que no es fácil
salir. Tengo compañeros en la UCI que
entraron pocos días después de hablar con ellos virtualmente. ¿Por qué bajaron
la guardia solo unas horas? Nuestra mente no engaña y protege nuestro deseo
dotándolo de razones, justificándolo.
Las
empresas, nos dicen, están empezando a tomarse en serio medidas colectivas para
proteger la salud mental, no solo medidas de control de coronavirus. Podemos
establecer una distancia física de
seguridad, pero nuestra mente está en pleno centro del problema. Estamos
físicamente distantes, pero psicológicamente encerrados con el virus y sus
efectos.
Al final del texto en que se nos ha mostrado esa conexión entre las enfermedades mentales y la angustia prolongada, hay una intervención de un experto en Psiquiatría:
El catedrático de psicopatología de la
Universidad Complutense de Madrid, Carmelo Vázquez, está investigando mediante
mediciones periódicas entre 2.000 personas el crecimiento personal
postraumático derivado de la covid. Sus conclusiones son que entre el 75% y el
80% de las personas son resilientes desde el punto de vista emocional. Mientras
que el resto tiene síntomas importantes de depresión, estrés y trauma, que se
mantienen más en el tiempo que durante otras catástrofes o actos terroristas
pasados.
Lo que conduce a esa sintomatología, dice, es
la ansiedad en torno a la muerte y las ideas de sospecha, ideas conspiratorias
que persiguen a una parte de la población y que alientan mucho los políticos.
"El cainismo que hay en este país tiene mucho impacto en la salud mental
de la gente. Sobre todo entre los más vulnerables y menos informados, que
pueden llegar a la paranoia. La conspiración es enormemente dañina",
sostiene.
El 60% de las personas salen fortalecidas de
la crisis. Según Vázquez, el mejor antídoto para lograrlo es el optimismo o una
mayor orientación hacia el futuro en conjunción con la vinculación a los demás.*
No creo
que sea una exageración ni en la cifra (1 de cada 4-5) ni en el efecto
pernicioso. Los estallidos de algunos personajes que saltan a las páginas de
los periódicos convencidos de las conspiraciones internacionales, como el que
refleja hoy mismo la prensa con las manifestaciones de la actriz Victoria
Abril, francamente irresponsables y en la línea de las realizadas en su día por
algún que otro actor.
El
papel de los medios tiene una parte positiva, evidentemente, pero también
existen muchas acciones informativas contraproducentes. Los criterios
informativos periodísticos no son siempre los más adecuados desde el punto de
vista de la salud y las emociones. Es mucho tiempo el que llevamos con el
COVID19 en primer término y eso hace que ya la información recurra en ocasiones
a fórmulas más emocionales para presentar la información diaria.
Los
juegos constantes con las expectativas de curación, las angustias por las
llegadas o no de la vacunas, de a quién le toca o no, de lo que es posible y no
posible tras ser vacunados, los conflictos entre políticos, etc., todo ello
afecta la salud del conjunto especialmente a aquellos más sensibles por
determinadas circunstancias, de la exposición del transporte a las laborales,
pasando por las familiares.
Esto
está prolongándose mucho y nuestras sociedades modernas no están acostumbradas
a la contención, sino más bien a lo contrario, al impulso, a conseguir lo que
se desea inmediatamente. Y el coronavirus es un freno constante, un recordatorio
de lo frágil que es el mundo en que vivimos y nosotros mismo. Eso crea inseguridad. Hay que trabajar en el sentido contrario, en la confianza y en saber que hay una serie de medidas firmes que son eficaces, olvidarse de los cantos de sirena que nos rodean.
*
Carmen Sánchez-Silva "La pandemia silenciosa: la salud mental de los
trabajadores empeora a gran velocidad" El País 26/02/2021 https://elpais.com/economia/2021-02-25/la-pandemia-silenciosa-la-salud-mental-de-los-trabajadores-empeora-a-gran-velocidad.html
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