Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los teóricos de la comunicación llamaron la "Gran División" a la existente entre el mundo oral y el que surge con la aparición de la escritura, un sistema que permite conservar, compartir a distancia y temporalmente. Frente a la temporalidad y la necesidad de la copresencia de lo oral, la escritura creó un mundo nuevo en el que se produjeron muchos e importantísimos cambios. El mundo se fue poblando de "escribas" y "dictadores", los que escribían y los que lo dictaban lo que había que escribir.
Escribir durante muchos siglos fue un arte
que se consideraba reservado a una casta o grupo, lo que incluía a los escribas
egipcios, los monjes cristianos de las órdenes encargadas o los secretarios privados
o públicos. La imprenta supuso un gran avance, pero no ha sido —en Occidente—
hasta la llegada de los ideales de la Ilustración en el siglo XVIII cuando se
planteó de forma eficaz un deseo de extender la lectura y escritura como
objetivos sociales. Pensar que "todos" debían educarse en el arte de
la escritura y la lectura supuso una revolución política, pero sobre todo una
transformación radical de la sociedad, dotando de unas herramientas
fundamentales con importantes consecuencias sociales y cognitivas.
El
hecho de poder acceder a un mundo más allá de lo que vemos a través de la
lectura es un proceso que marca la psique de la persona y les permite acceder a
unos niveles de conocimiento desconocidos hasta el momento. Los pequeños
universos de la oralidad se transforman en amplias vías para acceder al
conocimiento, permiten una mayor libertad formativa y nos permiten tener una
imagen del pasado a través de la herencia escrita frente a la necesidad
presencial de lo oral, que tiende a actualizarse ajustándose al momento. Con la
escritura no solo comienza nuestra historia, como testimonios que permanecen,
sino la misma historia, convertida ahora en un discurso fijado, en una
disciplina que busca la creación de identidades.
La CNN
nos traía el día 24 una noticia titulada "The hot new thing in tech:
speaking into your phone"*, firmada por Kaya Yurieff y Rishi Iyengar. En
ella se nos habla de una nueva tendencia vinculada con los dispositivos
electrónicos y digitales, los mensajes de voz. Dejamos de escribir cartas y llegaron
los emails. Estos nos resultaban demasiado largos y comenzamos con los "sms",
cuyas dos características principales son el "short" y la sustitución
de las palabras por emoticonos, que sustituyen a las pocas palabras que
utilizamos ya. La noticia nos habla de la nueva tendencia, que todos habremos
experimentado, de recibir "mensajes de voz".
La noticia nos da explicaciones variadas, girando la mayor parte de ellas en conexión con la pandemia y el aislamiento o distancia que supone para muchos. La gente preferiría "dejar mensaje orales". En efecto, el componente afectivo de la voz es importante frente a la impersonalidad del mensaje escrito
Pero creo que hay algo mucho más allá, algo anunciado pero pocas veces admitido, la disolución de la era de la escritura y la creación de lo que se llamó "oralidad digital" o "nueva oralidad".
Desde hace muchas décadas, desde el comienzo de la Era Industrial, la dirección del desarrollo está marcada por los intereses de la industria, convertida en el motor de la innovación. La Ciencia tiene efecto indirecto, pues no es el conocimiento lo que nos mueve sino su traducción aplicada a la tecnología que manejamos. El mensaje de voz tiene tras de sí toda una serie de descubrimientos que adquieren nuevo valor tras su aplicación, es decir, tras su conversión a dispositivos, aplicaciones a situaciones concretas, resolución de problemas, etc. Generalmente desconocemos la "ciencia" que hay tras nuestros objetos cotidianos. Los objetos y la tecnología aparecen en nuestras vidas para resolver problemas o para favorecer determinadas tendencias. En un entorno competitivo, lo que dirige el mundo son los intentos por establecer esas tendencias que implican usos y desarrollo.
La noticia de la CNN está "sabiamente" incluida en la sección de "business" porque se percibe como una cuestión tras la que se encuentran empresas que se verán favorecidas dando satisfacción (o creando) a determinadas tendencias de las sociedad, que es interpretada como "mercado". Pero a nosotros nos interesa llevar hacia la "cultura" y el cambio social, a las consecuencias que esto tiene en nuestras líneas básicas de desarrollo y cambio.
Todo lo relacionado con esta transmisión de palabras, portadoras de conocimiento y sentimientos, es especialmente importante para nuestra cultura como transmisión e intercambio, pero también como memoria colectiva a la que se puede acceder. Si pensamos la distancia existente entre las reservas sobre el conocimiento antiguo y la expansión de una Wikipedia, veremos que el mundo ha dado un giro de enorme trascendencia. La palabra nos ha dado la identidad personal al permitirnos percibirnos a nosotros mismos en el discurso interior; nos relaciona con los demás a través de las forma de conversación y deja recuerdo nuestro que puede ser recuperado del pasado.
Hemos vivido la era de la palabra escrita, pero algunos teóricos de la comunicación nos señalan que esto está cambiando, que esa palabra escrita y sus tecnologías se están desmembrando por efecto de las tecnologías electrónicas primero (la telefonía, la radio y la TV) y las digitales posteriormente.
¿Vamos camino de una civilización nuevamente oral, pero esta vez planetaria? ¿Vuelve la imagen como elemento comunicativo con valor por encima de la palabra? hay síntomas claros de que estamos regresando a la "tribalidad" augurada por Marshall McLuhan y la "aldea global". Vivimos en un mundo entre palabras grabadas, copresenciales, donde se combinan multitud de tecnologías de transmisión y almacenamiento, es decir, de comunicación y memoria, donde podemos hablar a distancia, conservar los que antes desaparecía y hacer hablar a lo que no tenía voz.
Tenemos, por ejemplo, dispositivos que nos hablan leyendo directamente lo que antes estaba escrito. Los "libros" no solo se desmaterializan separándose del soporte sino que pueden ser ahora escuchados mediante distintos tipos de programas y dispositivos. Dispongo, por ejemplo, de un pequeño scanner de lápiz que manda el texto a mi teléfono, desde donde no solo puedo escucharlo sino también traducirlo, es decir, escucharlo directamente en un idioma diferente al que estaba escrito. Este dispositivo sustituye históricamente a los "copistas", a los "lectores" y a los "traductores". Obviamente también puedo redistribuirlo una vez extraído de su soporte original, el papel. Es solo un pequeño ejemplo de cómo se han transformado el mundo de las tecnologías de la Palabra.
Volvemos a preguntarnos ¿se está cerrando la era de la palabra-escritura?
Ayer, mientras hacía tiempo, hice un recorrido por la escueta librería del hipermercado. Me encontré con una versión en forma de "comic" de la obra "Sapiens. De animales a dioses", un best seller mundial de Yuval Noah Harari. Me hice con él mientras pasaba el tiempo de espera. Leí el libro hace tres o cuatro años y despertó muy curiosidad cómo lo habían desarrollado en forma gráfica, algo por lo que están pasando muchos autores, de los clásicos a los más novedosos. ´La obra evolucionaba a través de interlocutores, es decir, de personajes que actuaban mediante diálogos con el propio autor, que pasaba de ser una "voz" en el texto a ser un "personaje" mediador, alguien que respondía preguntas y explicaba a otros las cuestiones clave. Toda una serie de convenciones gráficas estaban en marcha para representar en el propio texto la transmisión de informaciones. El "cómic" es una forma híbrida que toma técnicas de la pictografía más básica, del cine, las convenciones icónicas, etc. Lo hace junto a la palabra, que era la base del diálogo que se establecía entre el lector y las voces de los autores. En el libro, el autor me habla a través del texto, mediante una voz directa que le representa. En el cómic se me convertía en espectador de unas conversaciones que el autor mantenía con personas de su propio universo gráfico. En otras ocasiones hablará directamente a los lectores, pero dejará de ser solo una voz para tener esa representación que percibo a través de los dibujos que lo representan.
Cualquiera que esté en cualquier nivel educativo sabe que año tras año se van produciendo mayores diferencias entre el alumnado en lo que respecta al manejo de la tecnología de la escritura y de todo lo que a través de ella se vincula. Nuestro mundo vive cada vez más dentro de otros tipos de tecnologías comunicativas y estas son cada vez más condicionantes precisamente porque nos rodean formando una especie de burbuja informativa en la que nos movemos, un ecosistema informacional.
La tendencia, efectivamente, es a una nueva oralidad electrónica que no necesita de la memoria, que era su correlato esencial, y una escritura cada vez más pictográfica o icónica, menos abstracta y menos fonológica, por paradójico que parezca. El uso de los emoticonos lo muestra al sustituir las palabras y reducir nuestro vocabulario y nuestras formas de expresión.
Esto está cada vez más presente desde el principio de la vida y las nuevas generaciones se ven inmersas en entornos nuevos, produciéndose unos abismos generacionales cada vez mayores. Cada grupo de edad queda marcado por sus tecnologías comunicativas, rápidamente cambiantes. Contenidos y sus vehículos se han acelerados y nos vinculan a un presente continuo, que rompe barreras con el pasado, que debe ser "traducido" a los nuevos formatos comunicativos (como el cómic de Y-N Hariri) para adaptarse a la redes que se crean para las interacciones.
Si la Ilustración supuso un movimiento descendente, desde las élites ilustradas extendiendo el conocimiento mediante las tecnologías de la lectura y la escritura apoyadas en la imprenta, hoy nuestras tecnologías son mucho más agresivas y absorbentes ya que buscan la creación de fuertes lazos emocionales, como los creados por la vieja oralidad.
La nueva oralidad es también intensiva y emocional, busca constantemente la creación de lazos emocionales y la creación de un estado receptivo constante y adictivo. Esto afecta a una gran cantidad de campos ya que produce una psique —individual y colectiva— difícil de satisfacer, en permanente estado de excitación.
Necesitamos ir más allá de los meros estudios económicos y adentrarnos en los campos más amplios de un mundo globalizado y mediático, cambiante en tecnologías de la palabra. Hay que regresar al estudio de los efectos de los medios y de sus efectos. Necesitamos más estudios y, sobre todo, visiones globales de un mundo que va por delante de nosotros, que nos sentimos arrastrados.
Muchos fenómenos que vemos hoy —sospecho— están vinculados con este tipo de situación individual y colectiva, de la misma manera que el traslado de las poblaciones del campo a las ciudades para favorecer la industrialización provocó un cambio notable en las mentalidades, en la forma de ver el mundo y vernos a nosotros mismos. Vamos muy deprisa y no somos conscientes del camino que recorremos, que solo se nos revela cuando miramos hacia atrás y vemos sus efectos.
Los mensajes de voz, los emoticonos, las conversiones a cómic de texto escritos, el impacto de lo audiovisual, la emergencia de los podcast, etc. son síntomas pequeños de grandes movimientos de desplazamiento del lugar central de la lectura y la escritura tal como las hemos conocido. La cuestión es que al debilitarse su centralidad desaparecerán muchas otras cosas, que serán pronto sensorialmente inaceptables, dificultosamente percibidas y confusamente entendidas.
A nadie le importará porque el mundo en el que estamos funciona ya con otra mentalidad.
* Kaya Yurieff y Rishi Iyengar "The hot new thing in
tech: speaking into your phone" CNN 24/02/2021 https://edition.cnn.com/2021/02/24/tech/voice-messaging-pandemic/index.html
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