miércoles, 17 de febrero de 2021

El bueno de Mitch

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



O el senador Mitch McConnell es más listo de lo que podemos comprender o es más tonto de lo que podemos imaginar. Hace falta mucho espacio facial para recibir tantas bofetadas en tan poco tiempo. Recordemos que McConnell votó "not guilty" cuando hubo que dar la cara en el senado. Pero pocos minutos después, McConnell nos mostraba la otra mejilla política declarando públicamente que Trump era el "responsable moral" de todo lo ocurrido en el Capitolio el 6 de enero, incluidas las muertes, entendemos. El líder republicano en el senado lo dijo todo. Ante esta extraña reacción, esbozábamos la posibilidad de que quizá hubiera algún tipo de "pacto" para no condenar a Trump si este se alejaba del horizonte republicano. ¡Inocente confianza en la razón humana la nuestra! No me refiero a la mía, sino a la de McConnell, que ha tenido en sus manos detener lo que ahora le cae.

La prensa norteamericana y la británica asisten asombradas a la inmisericorde lluvia de bofetadas que le han caído al poco expresivo rostro de McConnell de parte del expresidente, que se quedó —como era de esperar— solo con la primera parte, con el "no culpable", que es como se ve, mientras que cargó contra el senador con furia divina por la segunda parte, la del "responsable moral".

¿Por qué hizo McConnell ese discurso contra Trump después de votar que no era "culpable"? ¿Qué tipo de confusión mental lleva a esta situación? ¿Podemos decir que McConnell "no es culpable" de lo que haga Trump, pero sí es "responsable moral" de sus consiguientes maldades aplicando el mismo principio de la contradicción en dos tiempos? Pues probablemente sí.



Si la "hipótesis inteligente" no funciona, habrá que introducir la del "miedo", que es la más irracional, pero también la que mejor concuerda con lo que vamos viendo. Pero ¿por qué le tienen tanto miedo a Trump cuando han tenido su futuro en sus manos dos veces?

La CNN abre su página con la noticia de los ataques a Mitch McConnell:

 

Former President Donald Trump went after Senate Minority Leader Mitch McConnell on Tuesday, calling him "a dour, sullen, and unsmiling political hack" in a broadside attack just days after the Kentucky Republican voted to acquit Trump in his second impeachment trial.

After that vote, McConnell ripped Trump in a speech from the Senate floor, and the two have been estranged in recent months after working closely together during the former President's four years in office.

"Mitch is a dour, sullen, and unsmiling political hack, and if Republican Senators are going to stay with him, they will not win again," Trump said in the statement. "He will never do what needs to be done, or what is right for our Country. Where necessary and appropriate, I will back primary rivals who espouse Making America Great Again and our policy of America First. We want brilliant, strong, thoughtful, and compassionate leadership."

Trump's call for compassionate leadership came in a petty statement full of ad hominem attacks, including a jab at McConnell's family, and after years of some of the most vitriolic political leadership in American history. The former President routinely insulted his critics and political opponents, as well as members of the military, his own health experts and fellow Republicans who he did not find sufficiently loyal.

[...] Trump asserted Tuesday that McConnell's shortcomings had contributed to the party's loss of the Senate majority and alluded to his baseless claims of election fraud.

"This is a big moment for our country, and we cannot let it pass by using third rate 'leaders' to dictate our future!" Trump said.*


 

Lo que se nos cuenta tiene tres aspectos relevantes: 1) el ataque personal a McConnell, un ejemplo más de la incontinencia de la maldad de Trump y de sus reacciones viscerales, lo que nos lo muestra en plena forma y con ganas de volver al ruedo después del revolcón electoral; 2) el aviso de que respaldará a sus propios candidatos republicanos, lo que equivale a abrir la guerra republicana, crear un escisión en donde todos tengan que elegir si se apoyan en él o si van en contra; y 3) Trump ha derivado su propia responsabilidad en la derrota a aquellos republicanos "débiles" que, como McConnell no han sido capaces de hacer "su labor", especialmente —como sabemos— encontrarle esos votos imaginarios que le hicieron falta para ganar.

Los tres aspectos trazan ya una línea clara sobre el futuro republicano y, más allá, de la política norteamericana, condicionada desde el exterior por ese elemento gravitacional extremo, un agujero negro, capaz de tragarse todo lo que le rodea. Sin duda, si no hay algo que lo remedie, Trump seguirá condicionando la vida política norteamericana. Pero lo va a hacer  especialmente sobre el Partido Republicano, entablando una guerra abierta para dividirlo.



Sus armas ya se han mostrado. Trump sigue considerando que esos 74 millones de votos son suyos, su potencial político para condicionar los movimientos del partido. Trump —lo hemos dicho muchas veces— es "hombre de partido", sino más bien de "secta". Exige una obediencia extrema y que todo gire a su alrededor, lo suficiente para atraer a lo peor del partido, a los ambiciosos y deseosos de alcanzar su respaldo para impulsar sus carreras políticas en ambas cámaras, que se dividirán pronto en tres partes, demócratas, republicanos y trumpistas. Esta división tendrá que hacerse más clara conforme se acerquen las elecciones intermedias y los trumpistas se tengan que perfilar con más claridad ante los electorados.

Los que se opongan a Trump tendrán que hacerlo públicamente, por lo que quedarán expuestos a las iras del ex presidente aspirante, y correrán el riesgo de que les ocurra lo mismo que a Mitch McConnell, ser objeto de ataques. Trump no tiene nada que perder, es más, cuanto más destroce a los republicanos, más posibilidades tiene de ser visto como su salvación, es decir, que tengan que recurrir a él para recuperar la Casa Blanca.



Un panorama muy feo el que se abre para la política norteamericana, donde irán apareciendo todas esas figuras de segunda que quieran alcanzar visibilidad ante Trump para recibir su aplauso y apoyo. Los que tengan que enfrentarse a ellos necesitarán mucho valor y apoyo en sus campañas, un factor esencial y donde tendrán mucho que decir los donantes.

En la vida a veces se sabe cómo empiezan las cosas, pero difícilmente cómo acaban. Los que pensaron que Trump iba a ser una anécdota en el partido de Lincoln se equivocaron; los que creyeron que se moderaría al llegar al poder, se equivocaron; los que creyeron que podrían controlarlo, se equivocaron; los que han creído que perdiendo las elecciones desaparecería del mapa se equivocaron; los que creyeron que salvándolo de los impeachment sería agradecido...



*  Caroline Kelly and Brian Rokus "Trump rips McConnell in lengthy statement after being acquitted in impeachment trial" CNN 17/02/2021 https://edition.cnn.com/2021/02/16/politics/trump-mcconnell/index.html

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