viernes, 14 de febrero de 2020

Trump y el Mobile, ahora que ya se puede hablar

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Una vez cerrado el caso del World Mobile Congress, la gente se siente más libre de decir lo que piensa. Unos por perjudicados, otros por enfadados y otros porque simplemente lo pueden ya decir. En este último sentido, no todos pueden decir lo que piensan sobre lo ocurrido con el Congreso por razones institucionales. Cuando haya distancia suficiente, es probable que este caso se estudie como ejemplo de cómo se puede hacer una guerra comercial, de cuáles son las artimañas que se poderoso permite para salirse con la suya. Aquí solo hay un ganador, los Estados Unidos de Trump que han logrado frenar a un competidor general, China, y uno particular Huawei con las más sucias tácticas vistas hasta el momento, aprovechando incluso un caso como el del coronavirus.

En La Vanguardia, el titular del artículo de Manel Pérez es directo: "Si la cancelación es por un embate trumpiano contra el escaparate de las empresas chinas, el Mobile no tiene futuro". No le falta razón. Lo importante es la certeza en el condicional, que es precisamente el que determina ese oscuro futuro para el Congreso en sí, no solo para Barcelona, que sería un daño colateral en esta guerra sin cuartel contra las compañías chinas. Lo dijimos hace unos días, esa centralidad de China en la Feria, era una señal demasiado provocadora para permitirla. Ahora han demostrado el poder.
El problema es el ascenso chino a segunda potencia económica mundial y el adelanto en la tecnología, especialmente en aquello en que se han concentrado, la Inteligencia Artificial y la competencia lo que más daño les ha hecho (por ahora): las redes 5G. Ante el hecho de que Europa haya desobedecido los mandatos con malas maneras de Trump aceptando hacer negocios con la compañía china, las iras norteamericanas se han desatado.
La idea trumpiana del "America Greater" no es otra que el sentimiento de desafío al imperio norteamericano. La idea de Trump con la que consiguió el voto es seamos agresivos allí donde fuimos débiles. Eso implica esencialmente dos frentes, el militar y el industrial y tecnológico. Trump combina los dos haciendo del poder militar un poder comercial (la venta de seguridad) y del comercio un poder militarizado, ofensivo y sin cuartel.
Trump ha judicalizado el mercado al conseguir que sean los tribunales estadounidenses los que le hagan el trabajo sucio de condena de las empresas chinas, al declararlas "delincuentes" mediante  la presentación de denuncias en sus tribunales por parte de los fiscales, como acaba de hacer con Huawei, el buque insignia de la armada contraria, al que hay que hundir.


Hace unos días presumía de prohibir la entrada de ciudadanos chinos en Estados Unidos. Si el Mobile acaba en algún sitio será en los Estados Unidos y con la prohibición de entrar en el país a las empresas declaradas delincuentes, sospechosas de espiarles, portadoras de enfermedades, etc.
Todos temen la rabia de Trump si no cumple su voluntad. La han experimentado ya diversos países y la seguirán padeciendo. No son solo los paletos del interior de los Estados Unidos, la América profunda, los que apoyan a Trump. Se está asegurando el apoyo de la industria poco escrupulosa (pocas lo son) mediante este tipo de prácticas presionantes político económicas. En el mundo de Trump no existe otra perspectiva; es un vendedor tramposo al que se le ha dado la capacidad de hacer las leyes y usar la fuerza. Se ha rodeado, además, de un corte de halcones empresariales que buscan oportunidades y vetos para desarrollar lo que es un eufemismo llamar diplomacia paralela, como se ha denunciado de los negocios de algunos de sus asesores, que ha asumido el control.

Una parte de los Estados Unidos de América quiere un presidente sin escrúpulos, un matón, un abusador. No es otra cosa Donald Trump, el perfil perfecto para eso. Y mientras les vaya bien, seguirán aplaudiendo sus abusos no solo contra China, sino contra cualquiera que se le oponga. Europa ya lo sabe y, si no, ya está ahora advertida. Se ha demostrado en Barcelona. Los gritos de ese pueblo que le apoya pueden ser "¡construye un muro!", "¡encarcélala!" (por Hillary Clinton), "¡expúlsalas!" (por las tres congresistas que se le oponen)... o cualquiera que les parezca contra los que consideres obstáculos en su camino. Es la América que apoya a Trump, algo más que red necks, una mezcla de campos de maíz y despachos de Wall Street.
En la CNN se titula con el comentario del senador Joe Manchin "The President is not a King". Le acaban de limitar las decisiones militares porque temen un exceso que les meta en una guerra con Irán. La CNN lo cuenta:

The Senate passed an Iran War Powers resolution on Thursday, a rare measure that was approved with bipartisan support despite the fact that it has been opposed by President Donald Trump and aims to rein in his ability to use military action against Iran without congressional approval.
The vote was 55-45. Eight Republicans voted in favor of it: Lamar Alexander of Tennessee, Todd Young of Indiana, Mike Lee of Utah, Lisa Murkowski of Alaska, Susan Collins of Maine, Rand Paul of Kentucky, Bill Cassidy of Louisiana and Jerry Moran of Kansas.
The President warned the Senate not to green-light the measure on Wednesday, tweeting that "it is very important for our country's security that the United States Senate not vote for the Iran War Powers Resolution," and adding, "If my hands were tied, Iran would have a field day."
The White House has also issued a veto threat against it.*


Así se ve Trump, con las manos atadas. Las instituciones nacionales, las internacionales, el derecho, la justicia, los foros y asambleas internacionales, la ciencia, etc. son ataduras para él. Y él se ve como la personificación del país, como un elegido por algo más que los votos. Lo que se le niega a él, se le niega a los Estados Unidos. Ya lo dijo una vez: Dios, el pueblo y él, no necesariamente por ese orden. Es él el encargado de hacer volver el imperio y de hundir a sus enemigos, que son todos los que no se someten. Para ello debilitará Europa, fortalecerá a Rusia como amenaza y hundirá a China como potencia económica cercándola con baterías de sanciones, retiradas, prohibiciones. Intentará que nadie haga negocios con ella, pondrá sanciones.


Trump se siente cada día más poderoso porque le funciona esa postura de omnipotencia tras el "impeachment". Cree que todo lo puede hacer y que todo le está permitido. Su argumentación central en las próximas elecciones será que gracias a sus decisiones de fuerza la economía se encuentra en su mejor momento. Ya lo lleva repitiendo desde hace tiempo. Ahora nos está mostrando la forma en que piensa mantener ese control frente a aquellos agoreros que hablaban del fin del imperio americano. Trump piensa que el dinero sirve para hacer lo que otros no pueden hacer. ¿De qué sirve el poder si no se usa? Lo está usando dentro (el Rey) y lo está usando fuera (el Emperador). Algunos creen que no es admisible que reine, pero sí que impere. Será difícil separar ambas ideas y actos. Cuanto más poderoso se sienta fuera, más se sentirá dentro... y viceversa.
Si gana una segunda elección, la miseria norteamericana se habrá consumado. Nadie podrá frenarle y lo visto hasta el momento se intensificará con una política agresiva e intimidatoria sin precedentes. Es a lo que todo apunta... y lo que él mismo dice y de lo que presume sin pudor. 


* "Senate passes Iran War Powers resolution despite Trump's opposition" CNN 13/02/2020 https://edition.cnn.com/2020/02/13/politics/war-powers-resolution-vote-senate-iran/index.html

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