miércoles, 5 de febrero de 2020

Sisi cazadragones o algo huele a podrido en Dresde

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hay premios y premios. Muchas veces las concesiones de premios suelen ser actos promocionales ya sea en beneficio de quien lo entrega, lo recibe o de ambos. Una mayoría son meros actos de relaciones públicas con los que se busca mejorar la imagen de personas, instituciones, sectores o países, que buscan ocupar un espacio mediático favorable. Muchos son pagados por quienes desean recibirlos; otros son frutos de jurados y algunos del público.
Hay premios que te favorecen pero pueden ser un gran peligro cuando se vuelven contra ti, cuando su concesión se convierte en un escándalo de proporciones cósmicas. Esto es lo que le ha pasado al presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi cuando se le concedió un premio internacional en Alemania.


The Washington Post titula así sobre este escándalo mayúsculo "An award for Egypt’s Sissi brings threats, boycotts and chaos to the German opera". Por su parte, el Middle East Eye lo recoge de esta manera "German opera ball cast into chaos by award for Egypt's Sisi". La concesión del premio a los que contribuyen a que el bien triunfe sobre el mal, que viene a ser el motivo de la concesión. Vayamos al motivo del escándalo internacional primero y después a sus consecuencias:

A lavish annual awards ceremony at the Semper Opera House in Germany's Dresden has been cancelled after the decision to grant Egyptian President Abdel-Fattah el-Sisi a presitigious prize created a public relations crisis.
Sisi, the general-turned-president who is accused of overseeing countless human rights abuses, was set to receive the Order of St George at the Semper Opera Ball on Friday - one of several awards traditionally given out to notable people.
The 18-carat gold medal is a symbol of “the triumph of good against evil since the Middle Ages”, according to the event's website. It is awarded to “those who have, like St. George, been a force for good in the world, despite all opposition – those who swim against the current.”*


Digamos, antes de nada, que el premio ha sido dado en ocasiones anteriores a enormes luchadores por "el imperio de bien sobre la tierra" a personajes como Vladimir Putin y el rey Salman de Arabia Saudí, todos —como sabemos— comprometidos con los derechos humanos y la paz en el mundo.
Digamos también, que lo que se ha suspendido es el baile y los festejos de celebración, porque el premio —¡qué listos son algunos!— se entregó en ceremonia controlada en Egipto al presidente Sisi que pudo hacer, suponemos, alarde propagandísticos. Que te den un premio como representante de la victoria del bien sobre el mal, no se puede desperdiciar en términos de propaganda. La prensa egipcia diaria, reducida al aplauso al jefe, no podía dejar de pasar estas ocasiones.
Con un desprecio insultante para la Historia, el día 25 de enero pasado, aniversario de la Revolución egipcia de la Primavera Árabe en 2011, Ahram Online, el diario estatal, recogía la información sobre la entrega de la medalla:

President Abdel Fattah El-Sisi has been awarded the Semper Opera Ball's Dresden Medal of St. George in recognition of his efforts to serve peace in Africa, Germany's DPA news agency reported Saturday.
A German delegation will hand over the medal to El-Sisi on Sunday in Cairo, said a statement by the union organizing the Semper Opera Ball, the largest classical entertainment event in German-speaking Europe.
The statement praised El-Sisi's endeavors to build bridges for peace in the crisis-hit North African region, eulogizing him as "a statesman holding the torch of hope and encouraging an entire continent."
Russian President Vladimir Putin and Romanian counterpart Klaus Iohannis received the medal in 2009 and 2017, respectively.
The badge of the medal is a replica of another medal dating back to the Baroque period. It depicts St George killing a dragon, symbolizing the victory of good over evil. The original medal is displayed at the Green Vault Museum in Dresden.

Pues sí, algo huele a podrido en Dresde, porque su concepto del bien y del mal parece un tanto discordante al del resto del mundo, que ha lanzado las campanas de la indignación al vuelo. Es indudable que debe revisar sus criterios o, mejor, eliminar un premio que nadie va a querer recibir más que dictadores y reyezuelos adinerados.


El escándalo es de tales dimensiones que han decidido, ante la avalancha de retiradas, cancelar el Baile de la Ópera, ante el temor de lo que pudiera ocurrir.
El Middle East Eye nos trae lo que la prensa egipcia de hoy ignora, las consecuencias de la concesión y la avalancha de críticas a los organizadores, de quienes todos se desmarcan. Lo que era un acto promocional, se convierte en un juicio abierto a la figura de Sisi y a su sentido del "bien" o la "paz", algo que indudablemente posee, pero que no es compartido por muchos en el mundo:

At the time, Frey defended the award as a token of appreciation for what he described as Sisi's role in restoring stability and peace to Egypt and Africa. But that characterisation has been denounced by human rights defenders.
On Tuesday, Vanessa Ullrich, an expert at Amnesty International Germany, told MEE that those granting Sisi an award have a "responsibility to carefully consider who is the right person to honour in public and who is being called an outstanding bridge-builder and peacemaker".
"Under President Abdel Fattah al-Sisi's government, Egypt is experiencing one of the worst human rights crises in the country's modern history," she said.
"Since coming to power in 2013, the Sisi government has been systematically taking action against political opponents, critical journalists and members of civil society. They face arbitrary detention and unfair trials; torture and ill-treatment in custody are common."
MDR, the main broadcaster of the event, condemned the award as “wrong”, saying the media organisation had no influence on the decision.
The network’s entertainment chief, Peter Dreckmann, promised his team would not broadcast any part of the event that features Sisi’s award.
Multiple celebrities who had been invited to the ball have also distanced themselves from the event, in the aftermath of what German media described as a "scandal". The latest were German billionaire Dietmar Hopp and former Bayern FC president Uli Hoeness.
'We would like to apologise for the award ceremony and distance ourselves from it. The award ceremony was a mistake'.
Hopp, who was due to be awarded the same medal as Sisi, said on Tuesday he has turned down the award. Hoeness, who had been chosen to present the award to Hopp, has also followed suit, according to the German press agency DPA.
The gala's main host, prominent TV anchor Judith Rakers, announced on Wednesday she was pulling out altogether, complaining the Semper Opera Ball had been turned into a political event.
Another host, pop singer Roland Kaiser, said he is also considering his participation.
"I was really looking forward to moderating the Semper Opera Ball alongside Judith Rakers," he said on Facebook. "The awarding of the Order of St George to the Egyptian ruler Abdel Fattah al-Sisi has turned the cultural event into a political one."
Following Rakers' withdrawal, her nominated replacement Mareile Hoppner also announced her rejection of the role. She cited the "very justified criticism of the selection of a prize winner" and regretted becoming a target of "the worst hatred and hostility" due to her earlier decision to co-host the event.*

El premio y la gala no se pueden separar porque la segunda es consecuencia del primero. Nadie quiere participar en una celebración en la que se honra a un dictador. En la selección de noticias asociadas del lateral del artículo en el Middle East Eye aparece un titular: "Egypt's parliament speaker favourably compares Sisi to Hitler". La foto que lo ilustra es la del inefable Ali Abdel-Aal, el hombre que maneja el parlamento con mano firme y al que pocos discuten. Si al-Sisi le parece tan beneficioso como Adolf Hitler, él sabrá por qué. Puede que hasta esas palabras de comparación les hayan hecho gracia a los señores del jurado de Dresde, tan aficionados a dar premios a figuras autoritarias.
Los efectos del premio han sido internos. Una vez más, muchos egipcios habrán besado la fotografía de su presidente al verle tan gallardo en la noticia de la concesión. Y como "lo que se da no se quita", lo lucirá orgulloso en cuanto tenga ocasión. Por supuesto, todos los casos de retirada e incluso de una devolución del premio no afectarán al primer egipcio ganador de este premio, hundido ahora en la miseria. Pudo sobrevivir a Putin en 2009, pero no creo que lo haga a Abdel Fattah al-Sisi.
Los empeños manifiestos sin reparo de la creación de la imagen exterior de Egipto, responsabilidad de todos sus ciudadanos dentro y fuera (implica que criticar supone traición), encuentran en este tipo de inexplicables galardones su terreno. Un premio por la paz es lo que el régimen necesita para construir la imagen engañosa y reforzar sus acciones represivas contra todos. Basta rascar un poco la superficie idealizada por el régimen para comprobar la realidad.


En Dresde se ha premiado al presidente de un régimen que ha sido condenado en diversas ocasiones por el Parlamento Europeo. Eso ya debería ser algo para un premio concedido en Europa. No es solo un bochorno para la institución que lo ha dado, sino que ha extendido el malestar y la vergüenza.

In response to the outcry, Frey apologised for the award.
“We are aware of the irritation that has arisen and we sincerely regret it,” he said in a statement. “We would like to apologise for the award ceremony and distance ourselves from it. The award ceremony was a mistake.”
Frey also said the award will not be part of the Semper Opera Ball programme, “in word or picture”.
Despite Frey's apology, public figures have continued to pull out of the event. Dresden's mayor was among those who denounced the honour.
"It is inconceivable for me how this honour has come about and which criteria were followed," Mayor Dirk Hilbert said. "I am reserving the right to decide whether I will appear officially in the programme as I have done before, and whether I will take part in the ball with my guests."
It was not immediately clear whether the award will be reversed. Sisi is not attending the gala.

Está claro. Un enorme error que no se ha corregido, sino que ha sido criticado y rechazado por muchos. El concepto de "paz" en un régimen con el historial del egipcio requiere mucha revisión y nuevos criterios.  Internamente, el premio habrá servido para que los admiradores, una vez más, entonen sus cantos laudatorios. Le animarán a que siga cazando dragones.


* "German opera ball cast into chaos by award for Egypt's Sisi" Middle East Eye 4/02/2020 https://www.middleeasteye.net/news/german-opera-crisis-over-sisi-award




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