Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Hay
premios y premios. Muchas veces las concesiones de premios suelen ser actos
promocionales ya sea en beneficio de quien lo entrega, lo recibe o de ambos. Una
mayoría son meros actos de relaciones públicas con los que se busca mejorar la
imagen de personas, instituciones, sectores o países, que buscan ocupar un
espacio mediático favorable. Muchos son pagados por quienes desean recibirlos; otros
son frutos de jurados y algunos del público.
Hay
premios que te favorecen pero pueden ser un gran peligro cuando se vuelven
contra ti, cuando su concesión se convierte en un escándalo de proporciones
cósmicas. Esto es lo que le ha pasado al presidente egipcio, Abdel Fattah
al-Sisi cuando se le concedió un premio internacional en Alemania.
The
Washington Post titula así sobre este escándalo mayúsculo "An award for
Egypt’s Sissi brings threats, boycotts and chaos to the German opera". Por
su parte, el Middle East Eye lo recoge de esta manera "German opera ball
cast into chaos by award for Egypt's Sisi". La concesión del premio
a los que contribuyen a que el bien
triunfe sobre el mal, que viene a ser el motivo de la concesión. Vayamos al
motivo del escándalo internacional primero y después a sus consecuencias:
A lavish annual awards ceremony at the Semper
Opera House in Germany's Dresden has been cancelled after the decision to grant
Egyptian President Abdel-Fattah el-Sisi a presitigious prize created a public
relations crisis.
Sisi, the general-turned-president who is
accused of overseeing countless human rights abuses, was set to receive the
Order of St George at the Semper Opera Ball on Friday - one of several awards
traditionally given out to notable people.
The 18-carat gold medal is a symbol of “the
triumph of good against evil since the Middle Ages”, according to the event's
website. It is awarded to “those who have, like St. George, been a force for
good in the world, despite all opposition – those who swim against the
current.”*
Digamos, antes de nada, que el premio ha sido dado en
ocasiones anteriores a enormes luchadores por "el imperio de bien sobre la
tierra" a personajes como Vladimir Putin y el rey Salman de Arabia Saudí,
todos —como sabemos— comprometidos con los derechos humanos y la paz en el
mundo.
Digamos también, que lo que se ha suspendido es el baile y
los festejos de celebración, porque el premio —¡qué listos son algunos!— se
entregó en ceremonia controlada en Egipto al presidente Sisi que pudo hacer,
suponemos, alarde propagandísticos. Que te den un premio como representante de
la victoria del bien sobre el mal, no se puede desperdiciar en términos de
propaganda. La prensa egipcia diaria, reducida al aplauso al jefe, no podía
dejar de pasar estas ocasiones.
Con un desprecio insultante para la Historia, el día 25 de
enero pasado, aniversario de la Revolución egipcia de la Primavera Árabe en
2011, Ahram Online, el diario estatal, recogía la información sobre la entrega
de la medalla:
President Abdel Fattah El-Sisi has been awarded
the Semper Opera Ball's Dresden Medal of St. George in recognition of his
efforts to serve peace in Africa, Germany's DPA news agency reported Saturday.
A German delegation will hand over the medal to
El-Sisi on Sunday in Cairo, said a statement by the union organizing the Semper
Opera Ball, the largest classical entertainment event in German-speaking
Europe.
The statement praised El-Sisi's endeavors to
build bridges for peace in the crisis-hit North African region, eulogizing him
as "a statesman holding the torch of hope and encouraging an entire
continent."
Russian President Vladimir Putin and Romanian
counterpart Klaus Iohannis received the medal in 2009 and 2017, respectively.
The badge of the medal is a replica of another
medal dating back to the Baroque period. It depicts St George killing a dragon,
symbolizing the victory of good over evil. The original medal is displayed at
the Green Vault Museum in Dresden.
Pues sí, algo huele a podrido en Dresde, porque su concepto
del bien y del mal parece un tanto discordante al del resto del mundo, que ha
lanzado las campanas de la indignación al vuelo. Es indudable que debe revisar
sus criterios o, mejor, eliminar un premio que nadie va a querer recibir más
que dictadores y reyezuelos adinerados.
El escándalo es de tales dimensiones que han decidido, ante
la avalancha de retiradas, cancelar el Baile de la Ópera, ante el temor de lo
que pudiera ocurrir.
El Middle East Eye nos trae lo que la prensa egipcia de hoy
ignora, las consecuencias de la concesión y la avalancha de críticas a los
organizadores, de quienes todos se desmarcan. Lo que era un acto promocional,
se convierte en un juicio abierto a la figura de Sisi y a su sentido del
"bien" o la "paz", algo que indudablemente posee, pero que
no es compartido por muchos en el mundo:
At the time, Frey defended the award as a token
of appreciation for what he described as Sisi's role in restoring stability and
peace to Egypt and Africa. But that characterisation has been denounced by
human rights defenders.
On Tuesday, Vanessa Ullrich, an expert at
Amnesty International Germany, told MEE that those granting Sisi an award have
a "responsibility to carefully consider who is the right person to honour
in public and who is being called an outstanding bridge-builder and
peacemaker".
"Under President Abdel Fattah al-Sisi's
government, Egypt is experiencing one of the worst human rights crises in the
country's modern history," she said.
"Since coming to power in 2013, the Sisi
government has been systematically taking action against political opponents,
critical journalists and members of civil society. They face arbitrary
detention and unfair trials; torture and ill-treatment in custody are
common."
MDR, the main broadcaster of the event,
condemned the award as “wrong”, saying the media organisation had no influence
on the decision.
The network’s entertainment chief, Peter
Dreckmann, promised his team would not broadcast any part of the event that
features Sisi’s award.
Multiple celebrities who had been invited to
the ball have also distanced themselves from the event, in the aftermath of
what German media described as a "scandal". The latest were German
billionaire Dietmar Hopp and former Bayern FC president Uli Hoeness.
'We would like to apologise for the award
ceremony and distance ourselves from it. The award ceremony was a mistake'.
Hopp, who was due to be awarded the same medal
as Sisi, said on Tuesday he has turned down the award. Hoeness, who had been
chosen to present the award to Hopp, has also followed suit, according to the
German press agency DPA.
The gala's main host, prominent TV anchor
Judith Rakers, announced on Wednesday she was pulling out altogether,
complaining the Semper Opera Ball had been turned into a political event.
Another host, pop singer Roland Kaiser, said he
is also considering his participation.
"I was really looking forward to
moderating the Semper Opera Ball alongside Judith Rakers," he said on
Facebook. "The awarding of the Order of St George to the Egyptian ruler
Abdel Fattah al-Sisi has turned the cultural event into a political one."
Following Rakers' withdrawal, her nominated
replacement Mareile Hoppner also announced her rejection of the role. She cited
the "very justified criticism of the selection of a prize winner" and
regretted becoming a target of "the worst hatred and hostility" due to
her earlier decision to co-host the event.*
El premio y la gala no se pueden separar porque la segunda
es consecuencia del primero. Nadie quiere participar en una celebración en la
que se honra a un dictador. En la selección de noticias asociadas del lateral
del artículo en el Middle East Eye aparece un titular: "Egypt's parliament
speaker favourably compares Sisi to Hitler". La foto que lo ilustra es la
del inefable Ali Abdel-Aal, el hombre que maneja el parlamento con mano firme y
al que pocos discuten. Si al-Sisi le parece tan beneficioso como Adolf
Hitler, él sabrá por qué. Puede que hasta esas palabras de comparación les
hayan hecho gracia a los señores del jurado de Dresde, tan aficionados a dar
premios a figuras autoritarias.
Los efectos del premio han sido internos. Una vez más, muchos
egipcios habrán besado la fotografía de su presidente al verle tan
gallardo en la noticia de la concesión. Y como "lo que se da no se
quita", lo lucirá orgulloso en cuanto tenga ocasión. Por supuesto, todos
los casos de retirada e incluso de una devolución del premio no afectarán al primer egipcio ganador de este premio, hundido ahora en la miseria. Pudo sobrevivir a
Putin en 2009, pero no creo que lo haga a Abdel Fattah al-Sisi.
Los empeños manifiestos sin reparo de la creación de la
imagen exterior de Egipto, responsabilidad de todos sus ciudadanos dentro y
fuera (implica que criticar supone traición), encuentran en este tipo de
inexplicables galardones su terreno. Un premio por la paz es lo que el régimen
necesita para construir la imagen engañosa y reforzar sus acciones represivas contra todos. Basta rascar un poco la superficie
idealizada por el régimen para comprobar la realidad.
En Dresde se ha premiado al presidente de un régimen que ha
sido condenado en diversas ocasiones por el Parlamento Europeo. Eso ya debería
ser algo para un premio concedido en Europa. No es solo un bochorno para la
institución que lo ha dado, sino que ha extendido el malestar y la vergüenza.
In response to the outcry, Frey apologised for
the award.
“We are aware of the irritation that has arisen
and we sincerely regret it,” he said in a statement. “We would like to
apologise for the award ceremony and distance ourselves from it. The award
ceremony was a mistake.”
Frey also said the award will not be part of
the Semper Opera Ball programme, “in word or picture”.
Despite Frey's apology, public figures have
continued to pull out of the event. Dresden's mayor was among those who
denounced the honour.
"It is inconceivable for me how this
honour has come about and which criteria were followed," Mayor Dirk
Hilbert said. "I am reserving the right to decide whether I will appear
officially in the programme as I have done before, and whether I will take part
in the ball with my guests."
It was not immediately clear whether the award
will be reversed. Sisi is not attending the gala.
Está claro. Un enorme error que no se ha corregido, sino que
ha sido criticado y rechazado por muchos. El concepto de "paz" en un
régimen con el historial del egipcio requiere mucha revisión y nuevos criterios.
Internamente, el premio habrá servido para que los admiradores, una vez más, entonen sus cantos laudatorios. Le animarán a que siga cazando dragones.
* "German opera ball cast into chaos by award for
Egypt's Sisi" Middle East Eye 4/02/2020 https://www.middleeasteye.net/news/german-opera-crisis-over-sisi-award
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