sábado, 22 de febrero de 2020

Efectos del desmentido

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Faltaba el nombre más esperado en las primarias demócratas: Vladimir Putin. La "noticia" de que Putin está interesado en que ganara de nuevo Donald Trump (¿alguien lo duda?) se combina esta vez con el presunto apoyo a Bernie Sanders, un candidato que, junto al "alcalde Pete", va con ventaja hasta el momento sobre sus otros rivales. Incluso Trump manifiesta su preferencia sobre Sanders y en las anteriores elecciones ya señaló que Sanders era un candidato mal visto por el partido demócrata, que el introdujo algunos palos en las ruedas de su campaña en beneficio de Hillary Clinton.
Las primarias pueden dar un vuelco en algún momento, con la entrada del multimillonario Michael Bloomberg, aunque no se espera que sea hoy, en Nevada, donde se celebra la elección. A Bloomberg ya le ha caído lo suyo: otro millonario, machista, etc. La elección está marcada también por los tejemanejes ucranianos contra el ex vicepresidente Joe Biden por parte de Trump. La sorpresa hasta el momento no son los que encabezan la lista, sino el paupérrimo resultado cosechado por Joe Biden. Biden es simpático, pero carece de carisma. Tampoco se ha visto un apoyo por parte de los Obama, que tendría cierta lógica habiendo sido vicepresidente en su mandato. Hay silencios expresivos, desde luego.


Que Rusia intervenga en las elecciones norteamericanas es tan claro que ya todo el mundo lo da por supuesto. ¿Qué sentido tendría apoyar a Sanders? No está muy claro, pero quizá en el Kremlin se piensa que Sanders tiene los suficientes puntos flojos como para no ser rival finalmente de Trump, que seguiría siendo su candidato.
Por su parte, Sanders ha mandado un mensaje a Putin a través de los micrófonos que le prensa le ha puesto delante: "Let me tell Mr. Putin, the American people, whether you're Democrats, Republicans or Independents, are sick and tired of seeing Russia and other countries interfering in our elections" (The Hill).  


La BBC titula "US election 2020: Sanders 'told of Russian effort to aid his campaign'" y expresa la opinión de Sanders de esta manera:

Democratic presidential hopeful Bernie Sanders has condemned Russia for its reported attempts to help his campaign, telling it to "stay out of American elections".
Mr Sanders said on Friday that US officials had told him last month about Russian efforts to aid his campaign.
Speaking in Bakersfield, California, Mr Sanders said it was not clear how Russia intended to interfere.
But the Vermont senator, 78, said he strongly opposed any attempts to do so.
He denounced Russian President Vladimir Putin as an "autocratic thug" whose government has "used internet propaganda to sow division in our country".
"Let's be clear, the Russians want to undermine American democracy by dividing us up and, unlike the current president, I stand firmly against their efforts and any other foreign power that wants to interfere in our election," Mr Sanders said.*


Los intentos de influir en las elecciones de algunos países no es una gran novedad. Pero la normalidad con que se habla de ello sí sorprende. De hecho, creo yo, que el hecho de que se hable de ello es ya una forma importante de interferencia. En realidad no hace falta hacerlo, basta con creerlo, en cuyo caso se modifican los comportamientos.
Los sicarios de Trump no necesitan información sobre elementos sucios de los negocios de los Biden en Ucrania. Les bastaba con que saliera la noticia de que el gobierno ucraniano estaba investigando a los Biden. Ellos se encargaban ya del resto.
Cuando el senador Sanders dice no que no está claro cómo Rusia pretende interferir (it was not clear how Russia intended to interfere), ya lo está haciendo. Cuando tengo que preguntarme "cómo", ya se ha producido la interferencia sin necesidad de hacer más que esa pregunta. Esto crecerá solo y afectará a la propia agenda. Sanders será preguntado una y otra vez si cree los rumores, será parte de sus discursos negarlo, etc. Por ello, dentro de muy poco será el propio Sanders el que se interferirá a sí mismo.


Sus rivales, si sigue ganando, empezarán a considerarlo el "candidato del Kremlin" y él, de nuevo, deberá salir a desmentir y a llamar "matón" a Putin. Los demás lo tomarán como una cortina de humo, claro, y seguirán cuestionando la idoneidad de tener un candidato bajo sospecha.
El mundo de las "fake news" es también el mundo de los desmentidos, cuyos efectos se estudian poco y habría que empezar a considerar. Pasaron los tiempos en que los escándalos necesitaban de fotos, cartas, pruebas... Hoy no hace falta llegar a tanto porque ya se encuentran las mentes predispuestas a aceptar las cosas más inverosímiles. Por eso a Trump le bastaba con que los ucranianos dijeran que estaban investigando.


Si el senador Sanders sigue enfadándose tanto cada vez que le llamen el candidato de Putin, hará a Putin feliz y aumentará el riesgo de que le dé algo y se tenga que retirar de la carrera. Lo que sí crece es el prestigio de Putin entre aquellos que consideran que interferir en las elecciones de un país como los Estados Unidos no está al alcance de cualquiera. En realidad, sí, pero no lo saben.
Cuando los norteamericanos se quejen de que Putin trata de interferir, Putin lo negará, pero levantará una ceja y pondrá esa cara de pillo que pone a veces. Con esto bastará para que todos estén convencidos de que sí lo hace pero no lo quiere reconocer. ¡Donde esté una buena duda!
El mundo se dirige al abismo de la credulidad. Las mentes críticas son pocas y se acaban aburriendo de ir contra corriente.



* "US election 2020: Sanders 'told of Russian effort to aid his campaign'" BBC 22/02/2020 https://www.bbc.com/news/world-us-canada-51582025


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