Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
prensa española recoge hoy una sentencia del Tribunal Constitucional que afecta
a la propia prensa, a los presos y también a los que están fuera, que somos el
resto. Se trata de la regulación de las entrevistas a personas encarceladas. Es
una cuestión sensible y por ello la clarificación constitucional es necesaria e
importante para todos.
Si
consideramos que la Prensa juega un papel importante en los sistemas
democráticos y que estos son aquellos que tienen capacidad de autocrítica y
revisión de sus propias situaciones para mejorarlas, la sentencia nos parecerá
esencial.
Hay
sociedades que prefieren mirar para otro lado e ignorar lo que ocurre en sus
cárceles. Por eso es importante que los sistemas democráticos lo sean también
en el aspecto crítico para hacer que sus cárceles cumplan su función y no se
extralimiten. No se trata de ver a las cárceles como las "malas" de
la película, sino de asegurarse que funcionan como deben, conforme a una
sociedad democrática.
Esto se
comprende muchos mejor cuando lo vemos —sin pasiones— en otros países en los
que las cárceles son formas de castigo más allá de la reclusión. Cualquier
parte del sistema que se considera excluido de dar cuentas de su funcionamiento
acaba pervirtiéndose. La garantía de su funcionamiento es precisamente poder
escuchar a los afectados.
En su
noticia, el diario El País explica:
El Tribunal Constitucional ha instado al
Ministerio del Interior a que permita y regule en las cárceles las entrevistas
a presos, cuyo derecho a la libertad de expresión se ve coartado al prohibirles
conversar con periodistas, una práctica habitual por parte de Instituciones Penitenciarias
en los últimos años cuando se trata de reclusos preventivos o mediáticos, según
denuncian las asociaciones de periodistas. El alto tribunal reconoce —en una
sentencia notificada este martes y que sienta un precedente al no existir
doctrina previa— el derecho de información de la prensa para dar voz a los
internos y de la ciudadanía a conocer sus opiniones y críticas al sistema
penitenciario. La negativa de Interior para conceder entrevistas a presos
mediáticos contrasta con la postura de la Generalitat, que ha permitido
recientemente a numerosos medios entrevistar a los políticos presos del procés.
El Constitucional ha resuelto un recurso de
la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA), que elevó una queja
tras la negativa de la cárcel de Córdoba a que un preso común concediera una
entrevista, una decisión ratificada por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria
8 de Andalucía y la Audiencia de Córdoba, cuyo criterio ha corregido ahora el
alto tribunal. Instituciones Penitenciarias decide sobre cada petición de
entrevista de la prensa que tramita, pero sin un protocolo establecido. “El
silencio legal [por la falta de regulación para entrevistas] no puede
entenderse como libertad para restringir a su antojo esos derechos, sino todo
lo contrario, como una falta de habilitación para restringirlos”, reza la
sentencia. Para el tribunal, para denegar una entrevista no basta con alegar
que hay peligro “para la seguridad y el buen orden del centro”, sino que la
negativa debe estar "motivada de manera suficiente y razonable".*
La
sentencia del Constitucional insta a que se regule lo que antes quedaba a un
arbitrio sin definir. Sin un protocolo, nada hay por lo que reclamar. La
normalidad sería la posibilidad de la entrevista y la negativa debe estar
motivada.
La
tentación de someter a silencio es propia de las sociedades autoritarias. Es en
ellas en donde se teme a la palabra. En cuanto a que son instituciones, no
deben quedar al margen del resto, deben poder ser denunciados los abusos o las
situaciones que ignoren cualquier tipo de derechos. De otra forma, se está
aumentando sin juicio la pena de los condenados.
Aquí
vemos muy a menudo situaciones en las que ocurren cosas muy negativas en las
cárceles de algunos países. Hemos comentado desapariciones y torturas, vejaciones
a personas, etc. que afortunadamente no son las que escuchamos aquí. Pero deberíamos
poderlas escuchar si ocurrieran por el bien de nuestro sistema.
Hay
muchos que piensan que los ciudadanos respetuosos de la ley deben tener todos
los beneficios mientras que se desentienden de lo que pueda ocurrir en las
cárceles con una especie de "ellos se lo han buscado". Eso no es
bueno y es precisamente la base de las sociedades en sus derivas fascistas o
autoritarias.
El
papel de la prensa es una garantía para los ciudadanos, que deben interesarse
por lo que ocurre y que, como todo lo público, es responsabilidad de todos.
En la
noticia de RTVE, representantes de las asociaciones periodísticas por la Libertad de Prensa,
señalan otros objetivos importantes para plantear próximamente al Constitucional: las ruedas de prensa sin preguntas y los vetos a periodistas o medios en los
actos públicos. Ambos forman parte de la tendencia a la exclusión y a fomentar el partidismo y la exclusión. Es
cierto que son de un orden diferente al de los derechos de las personas y la
situación en que se encuentran, como ocurre con los presos, pero es necesario que eso se clarifique por el bien de nuestra vida democrática.
En estos
tiempos de noticias falsas y vetos, de creación de prensa sectaria, es importante preocuparse por las verdades tras el silencio,
por más que estas puedan incomodarnos. Lo contrario es practicar la
peligrosísima política del avestruz que ha estado tras muchos desastres del
pasado. La mejor política es siempre la transparencia. Y si hay motivos
justificados, dice el Constitucional, que queden claros.
*
"El Constitucional reconoce el derecho de los presos a hablar con la
prensa" El País 5/02/2020
https://elpais.com/politica/2020/02/05/actualidad/1580903584_090829.htm
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