En
plena crisis internacional del COVD-19, la muerte del ex presidente egipcio
Hosni Mubarak ha pasado de puntillas, pero no ha sido desatendida. Su fallecimiento, a los 92 (o 91) años, según
las fuentes, es un test recordatorio de un país con memoria frágil y
emocionales cambios en el recuerdo.
Con su
paso a otra vida, Mubarak es ya un recuerdo colectivo medianamente manejable.
Una vez muerto, lo que queda es lo que se quiera recordar y como se quiera
recordar. Lo que no se podía decir en vida, es posible convertirlo en canto,
loa y biografía oficial Egipto, el gobierno y sus seguidores, han decidido
convertirlo en héroe post mortem.
Pero no
es fácil hacer olvidar o manipular el recuerdo. Pese a todo, Mubarak, fallecido
a los 91 años en su cama hospitalaria, fue el presidente que cayó, que fue
derribado por la ira de una fuerza que hoy solo aplaude. Al-Sisi es ya el único
presidente vivo sobre la faz egipcia. Puede que la Iglesia católica tenga dos
papas, pero esa situación era muy incómoda en Egipto, porque Mubarak no se
retiró, sino que lo retiraron. La historia oficial egipcia, la única permitida,
ha estado buscando excusas para aquello desde 2011 que se produjo. Desde esta
perspectiva, los casi diez años últimos de su historia han tenido como fin
complicado la reinserción de Hosni Mubarak en la memoria colectiva, que era la
manera de hacer aceptable el duro presente y justificar cómo se ha llegado a él.
La
reinserción de Mubarak en la vida oficial mediante tres días de luto nacional
es un claro ejemplo de lo que ha ocurrido en Egipto, que no es otra cosa que el
desempoderamiento del pueblo frente a la necesidad
del líder. En el simbolismo político, el pueblo es masa y estallido sentimental
—¡cuánto se ha insistido en que la revolución de 2011 fracasó porque carecía de
liderazgo!—, frente al líder, la mano fuerte que forja la historia. El
simbolismo político plantea que es la masa popular la que debe ser canalizada,
reorientada frente a su tendencia a la apatía o a los estallidos de furia e
indignación. Al caos social se opone el orden militar, que no se debe percibir
como dictadura (aunque lo sea), sino como una salvación en la unidad. De ahí
esa reivindicación egipcia del Estado y del líder. Ejército y Estado forman
unidad, acogen al pueblo, y son liderados por la mano firme del héroe.
Hoy se
celebra a Mubarak no como presidente. Se justifican los tres días de luto
oficial por el héroe que llevó a ganar batallas, el signo del favor divino,
porque nada hay que saque al egipcio del convencimiento de ser un pueblo
elegido. Eso ha dado lugar al especial nacionalismo egipcio y a la imposibilidad
de un movimiento pan árabe que no esté liderado desde Egipto, donde todo comenzó.
La
prensa recoge la muerte de Mubarak. Algunos se limitan a la loa, otros quieren dar las dos
caras de la moneda y los críticos procuran que no se les note mucho. El
análisis comparado de las biografías de Mubarak, resaltando unos aspectos u
otros, es una experiencia sobre cómo funciona ese imaginario y qué lugar ocupa
Hosni Mubarak en él.
Creo
que es interesante el artículo aparecido en Egypt Independent, por la
fotografía que lo encabeza y por el texto dividido que ofrece. En la primera
parte se nos dan las virtudes por las que se le celebra oficialmente:
The Egyptian Presidency has announced three
days of mourning following the death of former Egyptian President Mohamed Hosni
Mubarak, who passed away on Tuesday morning at the age of 92 after a battle
with illness.
A statement from the Egyptian Presidency said
that Mubarak did a lot for his country as one of the “leaders and heroes” of
the 1973 October war, commenting that he had commanded the Egyptian Air Force
during the war, which “restored dignity and pride” to the Arab nation.
The Presidency extended its sincere condolences
to Mubarak’s family, with the three days of mourning to begin on Wednesday.
The General Command of the Armed Forces also
mourned the late president as one of the leaders of the October War, extending
condolences to his family, officers of the armed forces, and Egypt’s soldiers.*
Salta a la vista inmediatamente que se ha elegido un Mubarak
militar, como "héroe" al que rendir homenaje, prescindiendo total y
absolutamente de referencias a su mandato de treinta años sobre el país. Se
puede decir que no se despide y celebra al ex presidente, sino al pre presidente. Sobre los treinta años
se corre un velo.
Algunos podrán pensar que es una forma de censura o
reprobación de su mandato. Es ahí donde entre el juego de sutilezas que se han
desarrollado desde 2011 tratando de encajar las piezas rotas. Mubarak ha sido
reivindicado muchas veces por miembros del parlamento en el régimen actual. Por
mucho que se le celebre como héroe, no se puede obviar que el cadáver que va en
el féretro es uno y solo uno. Es un fenómeno de "disonancia
cognoscitiva", la confrontación interna de dos visiones o ideas distintas
del mismo personaje. Celebrarlo como héroe es darle un empujoncito a un sentido
frente a otro.
Mubarak tiene que ser celebrado porque lo que realmente vale,
el uniforme. Es de ahí de donde
proviene su fuerza. De esta forma, la constancia del Ejército al frente del
país es también celebrada.
El ejército egipcio consiguió ser celebrado al ponerse
"del lado del pueblo" frente al héroe hoy despedido como militar,
acusado entonces de ordenar la muerte de cientos de manifestantes. Ese fue el
motivo principal de su encarcelamiento tras ser derrocado. Sin embargo, esa caída del régimen no se produjo nunca
porque el Ejército /y el aparato de seguridad) siempre mantuvieron el control
del país. Solo su nefasto planteamiento queriendo imponer un candidato militar
frente a los islamistas hizo que Morsi llegara al poder, en donde duró un año.
De nuevo el Ejército se manifestó como brazo del pueblo, ejecutor de su
voluntad. Toda la represión y los muertos se hacen en Egipto en el nombre del
pueblo, como al-Sisi les recuerda cuando es criticado y denunciado
internacionalmente. Es el castigo del aplauso a los dictadores. Al-Sisi, hoy
amado presidente, estaba al frente de los servicios de Inteligencia, por lo que
tuvo que ver con la represión a los revolucionarios; fue ministro de Defensa
con Morsi, al que destituyó en el "no-coup"; y reprimió con violencia
extrema la protesta contra la destitución de Morsi.
Por su propia naturaleza, el régimen actual es heredero de
Mubarak y ha ido más allá en muchos sentidos. Es casi un tópico ya considerarlo
como más represivo que el de Mubarak.
Tras el Mubarak héroe militar, se incorporan al artículo
unas loas internacionales. En este caso se reducen a las del ministro de Asuntos
Exteriores de Emiratos Árabes Unidos, que le recuerda en la guerra para liberar
Kuwait y lo presenta como un líder sabio que evitó crisis en el mundo árabe. Es
la fase de transición que, por escueta y centrada, sorprende.
En la tercera parte, el diario se deja de lágrimas y cantos
fúnebres para dar otra visión de Mubarak. En ella se señala:
Mubarak ruled Egypt for 30 years until he was
ousted on February 11, 2011 during an 18-day uprising, part of the larger Arab
Spring.
Mubarak also previously faced charges of
corruption, as well as charges of complicity in the killing of protesters
during the uprising that led to his overthrow.
He was sentenced to life imprisonment in 2012
after a court convicted him of complicity in the killing of demonstrators
during the revolution, but Mubarak was later retried and subsequently acquitted
and released in 2017.*
De nuevo, se ignora o no se dispone de argumentos para describirlo
de otra manera. Es el Mubarak derrocado por la presión popular. Es el que
siembra el desconcierto en Tahrir cuando dice hablar "como un padre"
a los egipcios y egipcias que están allí son moverse, aguantando todo tipo de
ataques y vejaciones, hasta que abandone el poder. Es el Mubarak que destituye
a su primer ministro, pero el pueblo sigue cantando que quieren la caída del
régimen. Finalmente, no hay otra salida que la detención. Al-Sisi, el militar
que dijo que nunca aspiraría a la presidencia y que Egipto tendría un gobierno
civil, el que se hizo con el control del país.
Tras la caída, las farsas egipcias de juzgar, condenar y
después ir anulando condenas, fueron constantes. Tanto para él como para su
familia. Las imágenes de su enfermedad, de su juicio en camilla tras las rejas,
etc. fueron quedando en la memoria, tanto como las anteriores que hacían mofa revolucionaria del caracterizándolo como "la vaca que ríe". Los chistes sobre Mubarak circularon a lo largo de su presidencia por Egipto como un elemento popular de crítica. Hoy se persiguen los chistes en las redes sociales sobre al-Sisi y los hay en la cárcel por reproducir un meme presidencial en su páginas o tenerlo en sus teléfonos.
El fallecimiento de Hosni Mubarak produce un cierre en falso
en la historia y la memoria egipcias. Mubarak se va como un héroe, con tres
días de luto oficial.
No podemos dejar al margen la fotografía que abre el artículo.
Quizá sea la foto menos adecuada de todas. Nos muestra un momento clave:
Image: In this Oct. 6, 1981 file photo,
Egyptian President Anwar Sadat, right, and Vice President Hosni Mubarak sit on
the reviewing stand during a military parade just before soldiers opened fire
from a truck during the parade at the reviewing stand, killing Sadat and
injuring Mubarak. Egypt’s state TV said Tuesday, Feb. 25, 2020, that the
country’s former President Hosni Mubarak, ousted in the 2011 Arab Spring
uprising, has died. Mubarak, who was in power for almost three decades, was
forced to resign on Feb. 11, 2011, following 18 days of protests around the
country. (AP Photo/Bill Foley, File)
¡Extraño pie de foto! De nuevo una imagen pre presidencial
para ilustrar la historia del ex presidente. El recordatorio del hecho que le
llevó al poder, no sus heroicidades, sino el asesinato de Sadat a manos de
militares islamistas que los ametrallaron durante ese desfile. La traición del
piadoso Sadat al pactar la paz con Israel era el motivo. Pero el salto explicativo
posterior nos lleva al otro borde de su presidencia, al día en que fue
derrocado o forzado a renunciar, que sería, efectivamente más ajustado a la
realidad.
La muerte de Mubarak no es un hecho cómodo. Sume al país en una enorme ambigüedad y muestra el constante reto que supone la aceptación de la historia. Mubarak pasa a ser símbolo, no político sino militar, se acoge a la imagen del héroe. Sin embargo, no es posible negarlo todo.
*
"Egyptian Presidency announces three days of national mourning following
Mubarak’s death" Egypt Independent 25/02/2020
https://www.egyptindependent.com/egyptian-presidency-announces-three-days-of-national-mourning-following-mubaraks-death/
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