miércoles, 26 de febrero de 2020

Los tres días del héroe o la incómoda muerte de Hosni Mubarak

Joaquín Mª  Aguirre (UCM)
En plena crisis internacional del COVD-19, la muerte del ex presidente egipcio Hosni Mubarak ha pasado de puntillas, pero no ha sido desatendida.  Su fallecimiento, a los 92 (o 91) años, según las fuentes, es un test recordatorio de un país con memoria frágil y emocionales cambios en el recuerdo.
Con su paso a otra vida, Mubarak es ya un recuerdo colectivo medianamente manejable. Una vez muerto, lo que queda es lo que se quiera recordar y como se quiera recordar. Lo que no se podía decir en vida, es posible convertirlo en canto, loa y biografía oficial Egipto, el gobierno y sus seguidores, han decidido convertirlo en héroe post mortem.


Pero no es fácil hacer olvidar o manipular el recuerdo. Pese a todo, Mubarak, fallecido a los 91 años en su cama hospitalaria, fue el presidente que cayó, que fue derribado por la ira de una fuerza que hoy solo aplaude. Al-Sisi es ya el único presidente vivo sobre la faz egipcia. Puede que la Iglesia católica tenga dos papas, pero esa situación era muy incómoda en Egipto, porque Mubarak no se retiró, sino que lo retiraron. La historia oficial egipcia, la única permitida, ha estado buscando excusas para aquello desde 2011 que se produjo. Desde esta perspectiva, los casi diez años últimos de su historia han tenido como fin complicado la reinserción de Hosni Mubarak en la memoria colectiva, que era la manera de hacer aceptable el duro presente y justificar cómo se ha llegado a él.


La reinserción de Mubarak en la vida oficial mediante tres días de luto nacional es un claro ejemplo de lo que ha ocurrido en Egipto, que no es otra cosa que el desempoderamiento del pueblo frente a la necesidad del líder. En el simbolismo político, el pueblo es masa y estallido sentimental —¡cuánto se ha insistido en que la revolución de 2011 fracasó porque carecía de liderazgo!—, frente al líder, la mano fuerte que forja la historia. El simbolismo político plantea que es la masa popular la que debe ser canalizada, reorientada frente a su tendencia a la apatía o a los estallidos de furia e indignación. Al caos social se opone el orden militar, que no se debe percibir como dictadura (aunque lo sea), sino como una salvación en la unidad. De ahí esa reivindicación egipcia del Estado y del líder. Ejército y Estado forman unidad, acogen al pueblo, y son liderados por la mano firme del héroe.

Hoy se celebra a Mubarak no como presidente. Se justifican los tres días de luto oficial por el héroe que llevó a ganar batallas, el signo del favor divino, porque nada hay que saque al egipcio del convencimiento de ser un pueblo elegido. Eso ha dado lugar al especial nacionalismo egipcio y a la imposibilidad de un movimiento pan árabe que no esté liderado desde Egipto, donde todo comenzó.
La prensa recoge la muerte de Mubarak. Algunos se limitan a la loa, otros quieren dar las dos caras de la moneda y los críticos procuran que no se les note mucho. El análisis comparado de las biografías de Mubarak, resaltando unos aspectos u otros, es una experiencia sobre cómo funciona ese imaginario y qué lugar ocupa Hosni Mubarak en él.
Creo que es interesante el artículo aparecido en Egypt Independent, por la fotografía que lo encabeza y por el texto dividido que ofrece. En la primera parte se nos dan las virtudes por las que se le celebra oficialmente:

The Egyptian Presidency has announced three days of mourning following the death of former Egyptian President Mohamed Hosni Mubarak, who passed away on Tuesday morning at the age of 92 after a battle with illness.
A statement from the Egyptian Presidency said that Mubarak did a lot for his country as one of the “leaders and heroes” of the 1973 October war, commenting that he had commanded the Egyptian Air Force during the war, which “restored dignity and pride” to the Arab nation.
The Presidency extended its sincere condolences to Mubarak’s family, with the three days of mourning to begin on Wednesday.
The General Command of the Armed Forces also mourned the late president as one of the leaders of the October War, extending condolences to his family, officers of the armed forces, and Egypt’s soldiers.*



Salta a la vista inmediatamente que se ha elegido un Mubarak militar, como "héroe" al que rendir homenaje, prescindiendo total y absolutamente de referencias a su mandato de treinta años sobre el país. Se puede decir que no se despide y celebra al ex presidente, sino al pre presidente. Sobre los treinta años se corre un velo.
Algunos podrán pensar que es una forma de censura o reprobación de su mandato. Es ahí donde entre el juego de sutilezas que se han desarrollado desde 2011 tratando de encajar las piezas rotas. Mubarak ha sido reivindicado muchas veces por miembros del parlamento en el régimen actual. Por mucho que se le celebre como héroe, no se puede obviar que el cadáver que va en el féretro es uno y solo uno. Es un fenómeno de "disonancia cognoscitiva", la confrontación interna de dos visiones o ideas distintas del mismo personaje. Celebrarlo como héroe es darle un empujoncito a un sentido frente a otro.
Mubarak tiene que ser celebrado porque lo que realmente vale, el uniforme. Es de ahí de donde proviene su fuerza. De esta forma, la constancia del Ejército al frente del país es también celebrada.

El ejército egipcio consiguió ser celebrado al ponerse "del lado del pueblo" frente al héroe hoy despedido como militar, acusado entonces de ordenar la muerte de cientos de manifestantes. Ese fue el motivo principal de su encarcelamiento tras ser derrocado. Sin embargo, esa caída del régimen no se produjo nunca porque el Ejército /y el aparato de seguridad) siempre mantuvieron el control del país. Solo su nefasto planteamiento queriendo imponer un candidato militar frente a los islamistas hizo que Morsi llegara al poder, en donde duró un año. De nuevo el Ejército se manifestó como brazo del pueblo, ejecutor de su voluntad. Toda la represión y los muertos se hacen en Egipto en el nombre del pueblo, como al-Sisi les recuerda cuando es criticado y denunciado internacionalmente. Es el castigo del aplauso a los dictadores. Al-Sisi, hoy amado presidente, estaba al frente de los servicios de Inteligencia, por lo que tuvo que ver con la represión a los revolucionarios; fue ministro de Defensa con Morsi, al que destituyó en el "no-coup"; y reprimió con violencia extrema la protesta contra la destitución de Morsi.
Por su propia naturaleza, el régimen actual es heredero de Mubarak y ha ido más allá en muchos sentidos. Es casi un tópico ya considerarlo como más represivo que el de Mubarak.
Tras el Mubarak héroe militar, se incorporan al artículo unas loas internacionales. En este caso se reducen a las del ministro de Asuntos Exteriores de Emiratos Árabes Unidos, que le recuerda en la guerra para liberar Kuwait y lo presenta como un líder sabio que evitó crisis en el mundo árabe. Es la fase de transición que, por escueta y centrada, sorprende.
En la tercera parte, el diario se deja de lágrimas y cantos fúnebres para dar otra visión de Mubarak. En ella se señala:

Mubarak ruled Egypt for 30 years until he was ousted on February 11, 2011 during an 18-day uprising, part of the larger Arab Spring.
Mubarak also previously faced charges of corruption, as well as charges of complicity in the killing of protesters during the uprising that led to his overthrow.
He was sentenced to life imprisonment in 2012 after a court convicted him of complicity in the killing of demonstrators during the revolution, but Mubarak was later retried and subsequently acquitted and released in 2017.*

De nuevo, se ignora o no se dispone de argumentos para describirlo de otra manera. Es el Mubarak derrocado por la presión popular. Es el que siembra el desconcierto en Tahrir cuando dice hablar "como un padre" a los egipcios y egipcias que están allí son moverse, aguantando todo tipo de ataques y vejaciones, hasta que abandone el poder. Es el Mubarak que destituye a su primer ministro, pero el pueblo sigue cantando que quieren la caída del régimen. Finalmente, no hay otra salida que la detención. Al-Sisi, el militar que dijo que nunca aspiraría a la presidencia y que Egipto tendría un gobierno civil, el que se hizo con el control del país.
Tras la caída, las farsas egipcias de juzgar, condenar y después ir anulando condenas, fueron constantes. Tanto para él como para su familia. Las imágenes de su enfermedad, de su juicio en camilla tras las rejas, etc. fueron quedando en la memoria, tanto como las anteriores que hacían mofa revolucionaria del caracterizándolo como "la vaca que ríe". Los chistes sobre Mubarak circularon a lo largo de su presidencia por Egipto como un elemento popular de crítica. Hoy se persiguen los chistes en las redes sociales sobre al-Sisi y los hay en la cárcel por reproducir un meme presidencial en su páginas o tenerlo en sus teléfonos.


El fallecimiento de Hosni Mubarak produce un cierre en falso en la historia y la memoria egipcias. Mubarak se va como un héroe, con tres días de luto oficial.
No podemos dejar al margen la fotografía que abre el artículo. Quizá sea la foto menos adecuada de todas. Nos muestra un momento clave:

Image: In this Oct. 6, 1981 file photo, Egyptian President Anwar Sadat, right, and Vice President Hosni Mubarak sit on the reviewing stand during a military parade just before soldiers opened fire from a truck during the parade at the reviewing stand, killing Sadat and injuring Mubarak. Egypt’s state TV said Tuesday, Feb. 25, 2020, that the country’s former President Hosni Mubarak, ousted in the 2011 Arab Spring uprising, has died. Mubarak, who was in power for almost three decades, was forced to resign on Feb. 11, 2011, following 18 days of protests around the country. (AP Photo/Bill Foley, File)

¡Extraño pie de foto! De nuevo una imagen pre presidencial para ilustrar la historia del ex presidente. El recordatorio del hecho que le llevó al poder, no sus heroicidades, sino el asesinato de Sadat a manos de militares islamistas que los ametrallaron durante ese desfile. La traición del piadoso Sadat al pactar la paz con Israel era el motivo. Pero el salto explicativo posterior nos lleva al otro borde de su presidencia, al día en que fue derrocado o forzado a renunciar, que sería, efectivamente más ajustado a la realidad.
La muerte de Mubarak no es un hecho cómodo. Sume al país en una enorme ambigüedad y muestra el constante reto que supone la aceptación de la historia. Mubarak pasa a ser símbolo, no político sino militar, se acoge a la imagen del héroe. Sin embargo, no es posible negarlo todo.


* "Egyptian Presidency announces three days of national mourning following Mubarak’s death" Egypt Independent 25/02/2020 https://www.egyptindependent.com/egyptian-presidency-announces-three-days-of-national-mourning-following-mubaraks-death/



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