lunes, 25 de marzo de 2019

Reír por no llorar

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Empezó como una ligera sospecha, pero se fue confirmando cuando vi que existía cierto patrón repetitivo, confirmado en vista posteriores: los presentadores de la BBC se reían cuando daban noticias sobre el Brexit. A unos les hacen gracia las preguntas y a otros les hacen gracia las respuestas. Sea por lo que sea, los británicos (al menos la BBC) han entrado en ese peligroso estado que nosotros expresamos como "reír por no llorar".
La señora May ha llevado al Reino Unido a esa extraña situación. El país, modelo de democracia, se ha convertido en un motivo de risas, sarcasmos y sincera pena por parte de muchos. Puede que el Brexit sea malo para todos, pero lo cierto es que está hundiendo el prestigio político de siglos del Reino Unido. Las sátiras han aparecido con el Brexit y los políticos. Ellos son el objeto de lo único que le queda al público. Escribían en agosto pasado en la BBC

"There's a natural chaos at the heart of Brexit so it makes for great comedy," says Forde, who hosts the political comedy show Unspun With Matt Forde on Dave and is surely one of the few people who can claim to have appeared on both Mock The Week and Question Time in the same year.*


Y el caos es el centro de la comedia en un escenario, pero el de la tragedia en la realidad.
Las risas de los periodistas ante las bromas de Tusk y Junker esta semana pasada, hacían intuir que Theresa May, como el personaje de la película El sexto sentido, está muerta pero todavía no lo sabe. Recorre el parlamento, cruza el Canal, llega a Bruselas... y vuelta. No se ha dado cuenta todavía.


Me encuentro en la página de la CNN un artículo de Nic Robertson, su corresponsal en Reino Unido, con el siguiente titular: "Give Brits your sympathy. The British government, not so much"**. Y creo que es lo que la gente siente. Los periodistas de la BBC no se ríen de la situación. Lo hacen más bien de los que les han llevado a ella. Se ríen de lo que comenzó con el señor Cameron, sin saber muy bien por qué, y terminará —si no la defenestran hoy, como aseguran muchos diarios— con Theresa May, una mujer cuyo papel en los libros de Historia dará para mucho. Nadie da mucho por su cabeza, pero ella la tiene en tanta estima que nos hace dudar.
Robertson comienza su artículo contando una broma que hace en los aeropuertos, ponerse en la otra cola, la destinada a los que nos son ciudadanos de la Unión Europea: «"I'm just practicing for when we Brexit next week," I told the immigration officer at the head of the non-EU citizens line, as I pushed forward my British passport.»** Dice que le sonríen con cierta pena y comprensión en los aeropuertos por donde ha pasado.
Simpatía hacia los británicos, rechazo a su gobierno y políticos. Esa es la tesis central del artículo. Creo que es cierta. La cuenta abierta por los británicos para recoger firmas para un segundo referéndum ha tenido millones en pocas horas. Las últimas noticias hablaban de más de cinco millones de firmantes. La convocatoria para manifestarse en las calles ha tenido la atención de los medios de todo el mundo. Puede decirse con certeza que Reino Unido es el país con mayor fervor europeísta. Ha tomado el relevo de Ucrania. Y es que por mucho que nos quejemos, la Unión es la Unión.
Escribe Nick Robertson sobre cómo se van centrando en May las críticas dentro y fuera:

While May is a focus of anger at home, opinion abroad is also worsening. From a distance, Britain's long-esteemed political establishment appears to be crumbling, one of the original architects of modern democracy floundering in archaic and arcane process. Much as the British empire eroded publicly with nowhere to hide, the nation's humiliation over Brexit has staggered center stage.
The humiliating stumble toward Brexit
Britain -- though I emphasize, not the British people -- has become an embarrassing full stop to many conversations, if not yet a laughingstock, on the international diplomatic circuit. Discrete shakes of the head became eye rolls, which in turn became voluble despair.
Initially, diplomats and other government officials both inside and outside the EU could not comprehend why the UK wants to leave the EU. Now they are struggling even more to grasp how and why British politicians are making such a hash of it.
After May's meetings in Brussels on Thursday, disillusionment was so profound that even diminutive Luxembourg's Prime Minister Xavier Bettel chimed in: "I'm sorry. I already said it six months ago. You are in and you wanted a lot of special regulations for the UK," he said. "Now you want to be out but with a lot of advantages, like you would be in. It is not possible. Either you are a member of the family or not."**


Tiene razón Bettel. La salida del Reino Unido no tiene un motivo claro, fue una forma de presionar, una amenaza que les salió por la culata. No se puede estar la vida pidiendo un trato especial cuando se es de un club. Cameron, como miembro del país que inventó los clubes debería saberlo. Pero Cameron era Cameron, de la misma manera que "Brexit is Brexit", es decir, incomprensible por circular.
Los británicos que se ríen del Brexit se ríen, como decíamos, por no llorar. Es una risa triste, desde luego. Confirma que Theresa May heredó una patata caliente que sigue quemándose sobre las brasas de un fuego de campamento scout.
Cuando ya nadie entiende nada es cuando solo queda esa salida. Por eso se ríen los comentaristas de la BBC cuando preguntan qué ha ocurrido en el parlamento y se ríen cuando tratan de explicarlo. Resulta incomprensible para ellos mismos.
La gloriosa, épica, orgullosa salida del Reino Unido de la Unión Europea está siendo para los propios británicos motivo de risa y también de fractura social, algo de lo que tardará mucho en solucionarse si es que llega a hacerlo.


Me apenan, especialmente, los millones de jóvenes británicos que votaron claramente por la permanencia porque así veían salida a su futuro. Se les ha hipotecado el futuro por los que vivirán menos para comprender su error.
Pero el futuro más oscuro lo tiene el partido conservador británico, al que apuntan todas las miradas y señalan todos los dedos. Todo se ha cocido allí, de Cameron a May. Los que dicen que el Brexit debe seguir por "coherencia y respeto" político se están engañando. Hoy una mayoría de británico (y medio mundo) sabe que fueron manipulados y engañados, que las cifras y datos eran falsos, que no había plan alguno y que se les arrastraba al desastre. Ya lo saben. Eso pasará factura a los tories por décadas.


* "Why Brexit is getting laughs at the Edinburgh Fringe" BBC 14/08/2018 https://www.bbc.com/news/entertainment-arts-45173361
** Nic Robertson "Give Brits your sympathy. The British government, not so much" CNN 24/03/2019 https://edition.cnn.com/2019/03/24/opinions/brexit-analysis-europe-view-robertson-intl/index.html

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