sábado, 16 de marzo de 2019

La negación o los derechos humanos son para todos

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Cada vez que algún organismo o institución, nacional o internacional, emite algún tipo de informe sobre los Derechos Humanos, el gobierno egipcio se enfada. Esto implica enfadarse muchas veces al año porque no creo que exista un solo informe positivo, del parlamento europeo al departamento de Estado USA, de Naciones Unidas a Amnistía Internacional. Exceptuamos, claro está, los que el propio gobierno egipcio trata de establecer como verdades inapelables y ahora "patrióticas".
Ahram Online, el diario estatal, publica y nuevo texto indignado del régimen egipcio en el que, otra vez, se habla del error universal que supone no entender lo que el estado realiza, esa labor en defensa del orden mundial, puramente altruista. De nuevo el ministerio de Asuntos Exteriores tiene emitir un comunicado declarándose inocente, malinterpretado y víctima de conspiración de oscuros intereses:

The Egyptian foreign ministry has said that the US State Department’s annual worldwide human rights report for 2018 makes unsubstantiated claims about the state of human rights in Egypt.
The ministry said in a statement on Thursday that the report relies on false information provided by non-governmental organisations that have political motives and that fail to provide evidence for their allegations.*



Los primeros párrafos del escrito son defensivos, negándolo todo y apuntando a los enemigos de Egipto, siempre conspirando por hacerles quedar mal. Egipto es un paraíso en el que caben todos los buenos y solo los malos se quejan, unos por envidia de tanta felicidad y progreso, otros porque intentan destruirlos desde el principio de los tiempos. A ellos se suelen referir como "fuerzas internacionales", "enemigos exteriores", etc. Como el texto es ya un "clásico", probablemente lo tengan redactado para ocasiones futuras.
La segunda parte está dirigida hacia el interior. Tiene un carácter propagandístico, que en este caso trata de buscar la afirmación del propio pueblo egipcio, que debe quedar convencido que vive en un mundo paradisiaco, que todo el que discrepa es un terrorista y que allí reinan la ley y la justicia.
Llegan entonces los párrafos en los que se produce el rasgado de las vestiduras, el momento en el que él gobierno lamenta que nadie resalte los "esfuerzos", los enormes "logros" en materia de derechos humanos:

"The report made no mention of the efforts by the Egyptian government to strengthen human rights in all their facets and implement constitutional guarantees in this regard," the statement said.
"The report also failed to mention the major achievements made in enhancing religious freedoms and providing equal economic and social rights to all citizens.”
The ministry also said that the report does not mention the oversight mechanisms mandated by Egyptian law to address any human rights violations in an independent, transparent and patriotic way.*

Mientras Egipto siga sin dar cuenta de lo ocurrido, por ejemplo, con Giulio Regeni, secuestrado, torturado,  asesinado y arrojado su cadáver a una cuneta, es mejor que no exagere en independencia, transparencia o patriotismo. Mientras ese caso, que le ha llevado las condenas de todas las instituciones europeas y la retirada del embajador italiano, siga abierto, negándose a dar la información sobre los miembros de los servicios de seguridad (algo que es una evidencia para todo el mundo) que intervinieron, cualquier discurso es ridículo.
Al actor Amr Waked —noticia de estos últimos días—, que reside fuera de Egipto, ha sido sentenciado ocho años de cárcel. Es otro caso más que el régimen egipcio acumula en la forma particular de interpretar la democracia, la crítica y los derechos humanos.
Egyptian Streets nos da cuenta del caso:

Prominent Egyptian actor Amr Waked said he has no intention of returning to Egypt at the moment, after what he called “the confiscation of his rights”, in response to his political positions as of July 2013.
On Monday, Waked tweeted “I have been informed that he is a high-ranking absentee from the Egyptian ‘military’ judiciary on behalf of Cairo with five years of imprisonment and another sentence of three years imprisonment on charges of publishing false news and insulting state institutions. They refused to give me a copy of the two charges, because they have not yet ratified them since May.”
He confirmed to the Mada Masr that lawyers tried to obtain the details of the sentences issued against him; to be able to take the necessary legal measures, but they have only received the charges that he was convicted, noting that lawyers are trying again to get any clarification on the provisions.
Waked also said on Twitter that the Egyptian authorities abroad refused to renew his passport which expired in November 2017. He explained to Mada Masr that he went to the Egyptian Embassy in the Spain, where he has been residing since October 2017, in the first half of last year requesting a passport renewal before being informed that he can not and was urged to return to Egypt to renew it.
The actor is very vocal about his political views and stance. In an interview with Mada Masr, Waked revealed that the restrictions against him began in September 2017, “I was summoned in the prosecution on the grounds that I broke someone’s car. I found out that I was accused by someone I  don’t know that I have broken the mirrors of their car. So they questioned me and left on bail worth five thousand pounds. The case went to court and I was traveling abroad for a job during the first session where the Supreme Court’s verdict was three months of imprisonment.”
Waked, one of the artists who participated in the revolution of January 2011, is known for his political positions opposed to a number of policies by the current government. He in particular renounced the rejection of the decree of President Abdul-Fattah al-Sisi in July 2013 pertaining the maritime border between Egypt and Saudi Arabia, the islands of Tiran and Sanafir. **


No parece un ejemplo de transparencia, aunque pueda que algunos vean en perseguir a  las personas críticas una forma de patriotismo. De nuevo, cualquier discrepancia en cualquier tema es considerado un ataque al estado.
El caso de las islas, por el que se comenzó a perseguir a Waked, ha tenido muchas más víctimas por discrepar o por manifestar que las islas, un regalo al rey Salman, que deja en evidencia la dependencia que Egipto tiene a todos los efectos de Arabia Saudí, son egipcias, como enseñaban los textos en la escuela.
Aquí hemos contado casos, como el despido de la profesora Mona Prince, por bailar en la terraza de su casa, y otras decenas de detenciones o persecuciones a discrepantes o activistas que han sido víctimas de los leguleyos, perros guardianes, que el régimen usa para atacar a las figuras del activismo, de actores a cantantes o escritores.
La propia Egyptian Streets cierra la información sobre Amr Waked recogiendo el caso de la cantante Sherine, condenada por decir que no bebería agua del Nilo a causa de los parásitos y preferir el agua embotellada (caso tan delirante como suena). La condena fue de seis meses y la cantante ha tenido que pedir perdón públicamente. Los casos podrían acumularse y traernos un panorama que no tiene nada de idílico, como el gobierno pretende.


Se trata de convencer a los egipcios —especialmente ante el próximo referéndum sobre las enmiendas constitucionales— que consagrarán al presidente Abdel Fattah al-Sisi como líder eternizado en el poder. Toda su obsesión es aparentar un estado de perfección y servicio, en el que todo lo que él su gobierno hacen está al servicio de la patria, y quien les critica son aliados de sus enemigos, reales o imaginarios.

La tercera parte del artículo de Ahram Online desde el Ministerio de Asuntos Exteriores es también de presencia obligada en este tipo de textos de negación:

The statement also stressed the importance of respecting the principle of non-interference in the internal affairs of any country, as well as the necessity of analysing the issue through a comprehensive lens that takes into account the tangible achievements made to improve human rights in Egypt.*

La "no interferencia" es la parte que el gobierno de Egipto sigue sin entender (aunque la entienda perfectamente. El concepto de "interferencia" no tiene nada que ver con la crítica a sus prácticas autoritarias y al deterioro constante de los derechos humanos. De nuevo, la idea de interferencia se usa para manipular haciendo creer que el mundo es enemigo de Egipto y que trata de interferir en su perfección. La narrativa nacionalista oficial es tan especial que puede parecer absurda, pero es la que se manifiesta.
Desde hace mucho tiempo, señalamos que el gobierno egipcio podía controlar las comunicaciones en el interior, callando a los discrepantes o sacándolos del país y silenciándolos después con diversas estrategias de presión. De la misma forma, se indicó que el gobierno no podría acallar las informaciones en el exterior. La forma de intentar mitigar su efecto es lo que revela este comunicado: 1) las noticias son falsas; 2)  las esparcen los enemigos del pueblo; y 3) tratan de destruir el país milenario, cuya esencia está en la unión de pueblo y Ejército, y ahora con el añadido religioso, a diferencia de la época de Mubarak, que le enmendó a Sadat la vena religiosa que tan mal resultado le había dado.


La cuestión de los derechos humanos no es una campaña; es una realidad que padece el pueblo egipcio en cuanto se separa un poco del guión establecido por el régimen, como hemos podido ver en las elecciones presidenciales, que fueron finalmente una farsa.
La lucha contra el terrorismo es una realidad, pero también que se mete en el saco terrorista a todo el que discrepe. Discrepar es decir, por ejemplo, que el régimen no es democrático, algo que obvio.
La campaña del régimen no ha sido solo contra su "enemigo natural", los islamistas, sino contra todo crítico. Además se ha intensificado la intransigencia manipulando el sentimiento religioso, que se ha llevado a primer término, como ejemplo piadoso, alejándose de la libertad de conciencia, ya que el que no se declara religioso también es perseguido si lo hace en demasía. El régimen ha controlado los medios de comunicación mediante leyes, presiones económicas y legales, haciendo cambiar directores o haciendo imposible la escritura.
Con el titular "Egypt refutes criticism of US 2018 report on human rights conditions: Spokesperson"***, Egypt Independent repite obediente el mismo comunicado del portavoz del ministerio, pero lo acompaña con una foto que representan a dos policías pegando a una persona en mitad de la calle. Uno le golpea en el suelo con las manos mientras que el otro, uniformado, le pega patadas en cabeza y espalda. Es un ejercicio de contraste muy ilustrativo sobre las posibilidades de la información. Se repite la doctrina, pero se contrarresta con lo que no puede ser ni negado ni acusado de expandir noticias falsas, el arma principal contra todo el que abre la boca.


El ejemplo más claro lo tenemos en el asesinato en plena luz del día de la poeta y activista Shaimaa al-Sabbagh, la llamada mártir de las flores, pues ese fue su mayor delito, llevar una corona de flores en recuerdo de los caídos durante la revolución de 2011. De no existir las pruebas irrefutables en las que se veía al oficial de Policía dispararle por la espalda, serían sus propios compañeros —los que denunciaron— los que habrían sido encarcelados. Afortunadamente aparecieron vídeos y fotos en los que se veía al asesino uniformado. Fue condenado y salió a la calle un año después tras revisarse el juicio. Este tipo de procedimientos es lo que el gobierno egipcio llama de reino de la ley, la transparencia y el patriotismo. Transparencia y legalidad fue matar a cinco delincuentes para tratar de endosarles la muerte de Giulio Regeni, haciendo que el pasaporte impoluto apareciera entre sus pertenencias. Los muertos no se quejaron, pero de los vivos no se lo creyó nadie. Transparencia, derechos humanos, patriotismo.
No podemos dejar fuera de esta cuestión el artículo publicado el cuatro de marzo por el politólogo Amr El-Shobaki en Egypt Independent en donde se analizan los errores de la política de derechos humanos llevada por el gobierno egipcio desde la perspectiva de los errores de comunicación y la estrategia argumentativa, lo que le vale las críticas exteriores. El artículo, dos semanas después sigue siendo actual porque son los mismos errores los que se cometen una y otra vez.
Plantea El-Shobaki el error de comunicación que suponen las intervenciones del gobierno rechazando las críticas sobre los derechos humanos. En sus tres párrafos finales, El-Shobaki señala:

The President has focused on the priority of combating terrorism, even at the expense of human rights, a point that has popular support in Egypt and receives the satisfaction of the radical nationalist right wing in the West (gaining popularity among the public). He pointed to the dangers of terrorism, which threatens our region with destruction and devastation. Western countries have also faced the existence of extremist terrorist elements with security and an incubator environment that includes thousands of Muslims feeding terrorism, and they are sometimes subject to security breaches that have been met with human rights objections. But these objections have not affected the opinion of the public, who mostly accepted any restrictions imposed in Europe on intellectually radical Muslims, even if they did not practice or incite violence and even if these restrictions were at the expense of human rights principles.
The priority of fighting terrorism in our country is echoed by a current in Europe that explicitly or implicitly considers that the Arab region has unique privacy that renders it indomitable to democracy and respect for human rights. That current echoes that the West is no longer interested in spreading democracy and human rights in the Arab world (except for NGOs’ work), because there is a current within it that considers it a hopeless region, with the only demand being that this region does not export terrorists and refugees to Europe.
Although the official discourse in Egypt targets this current, it insists on losing the civil democratic current in full and most of the think tanks and major newspapers when it does not review the violations that occur in the field of human rights as an Egyptian issue first and not a Western one. Also, making a speech that seems to reject human rights as a principle and a supreme value is very damaging to us. What is needed is to correct internal mistakes and discuss the subject or the accusation, confront the politicization of human rights discourse, and not say that there is culture for us or others that allows them to insult the man whom God has honored.****


Comete de nuevo El-Shobaki el error de comparar los problemas de derechos humanos. Entendemos que es la parte que debe ofrecer al régimen para no tener demasiados problemas, pero no se puede equiparar la lucha contra el terrorismo (en la que Egipto tiene el apoyo mundial) y la excusa para deshacerse de la oposición, sin distinguir la democrática de la que no lo es. Incluso aceptando como fuerza de apoyo, por ejemplo, a los salafistas, cuyo compromiso democrático es más que dudoso.
Las campañas contra el colectivo LGTB, contra los ateos, los activistas, las ONG, escritores, periodistas, etc. no tienen  nada que ver con el "terrorismo" y sí mucho que ver con la falta de compromiso con las libertades, con la voluntad de perpetuarse en el poder y el papel central del Ejército al mando del país. Si Egipto no ha avanzado hacia una democracia desde su revolución, sino a posturas cada vez más autoritarias, es debido exclusivamente a la facilidad para el uso de la fuerza y la represión descontrolada, que es lo que se critica. Es más sencillo hacer desaparecer, exiliar, amenazar, etc. que debatir el futuro del país.
Por eso los argumentos del régimen son banales y no convencen a nadie. De eso, además, se aprovechan los verdaderos enemigos, los de la internacional islamista que se aseguran el victimismo y la entrada por la puerta falsa en la sociedad. Solo la identificación del régimen con el propio país es lo que más problemas crea porque las acciones no son hacia las libertades sino hacia la sumisión al poder, al que hay que celebrar como salvador siempre.


La idea, señalada por El-Shobaki, sobre que Occidente da por perdida la causa de la democracia en el mundo árabe es un arma de doble filo, pues justifica la eternidad de las dictaduras, que es lo que causó precisamente las revoluciones. La democracia, como ha repetido otro ilustre exiliado, el novelista Alaa Al-Aswani, "es la solución", no el problema, como se han cansado de repetir desde el poder para justificar el enterramiento de la revolución democrática de 2011. Ese era el argumento usado por el "club de los dictadores" y ha sido el argumento para mantener la carnicería de Al-Assad en Siria. Y esa sigue siendo, además, la velada amenaza: si no se nos respalda, enviaremos hacia Europa y el mundo a los terroristas. Es el famoso abrir las cárceles para que aumente el peligro. Es una tentación que los dictadores tienen. Lo hizo la Cuba de Castro cuando la gente le pidió salir y se le presionó.
Si se acepta —y tiene razón en esto— que la cultura local es "incompatible" con la vida democrática, el futuro está perdido. Solo queda la sumisión paternalista a un régimen que se presenta como proveedor de lo necesario y a cambio exige la obediencia. Es lo que se deduce del comunicado del ministerio. Se deben meter en la misma balanza la privación de libertades y derechos y la seguridad o tranquilidad. Eso es una falacia.


La situación egipcia no es fácil Nadie piensa eso. Lo que no se puede es volver aceptable la guerra sucia y la falsa guerra, la que se hace contra el terrorismo y la que se hace contra los demócratas que piden libertad y la aplicación de los derechos humanos.
Cuando el gobierno ha perpetrado masacres o violencia, viene a decir que tiene el respaldo del pueblo, un argumento falaz y terrible ya que extiende la sangre a los demás. Es lo que le permitió al presidente al-Sisi decir que no fue él quiere ordenó las matanzas de 2013, sino que se limitaron a seguir la "voluntad popular".
Hace unos días criticábamos el artículo de otro prominente intelectual egipcio cuando criticaba los errores de la democracia (Trump y Brexit) y alababa la "sabiduría del pueblo". El "pueblo sabio", indudablemente, es el que confía en lo que hacen y dicen sus autoridades, el gobierno y los clérigos, en este caso. Es evidente que por ese camino, Egipto no va más que a más dolor y violencia.
La democracia es una fuerza que permite defenderse de los autoritarios. Pero cuando los autoritarios tratan de camuflarse como demócratas, la percepción se pierde. El gobierno lleva mucho tiempo, incluso por boca de su presidente —también lo señala El-Shobaki—, criticando la política de Derechos Humanos, diciendo que no son "adecuados" para el mundo árabe y para Egipto. Lo que se olvida señalar es que el hecho de que esto ocurra se debe precisamente a la existencia de un autoritarismo no evolutivo, estancado en el poder, al que se aferran como Buteflika hasta gobernar con un pie en el otro mundo.
Se olvida que los egipcios salieron a la calle en 2011, en gran parte, ante la intolerable pretensión de Mubarak de repetir mandato o, peor, delegar en su hijo Gamal el poder para que todo siguiera atado y bien atado. Ese es el problema, algo que la situación argelina nos vuelve a hacer cristalino. Nadie sale del poder porque los intereses que se han generado desde él son de tal calibre que abandonar el poder supone la ruina de miles. Es la corrupción de los hijos de Gadafi, de los hijos de Mubarak y de los de Al-Assad, que sí dejó a su hijo, Bachar. Su permanencia en el gobierno está manchada por cientos de miles de muerte.

Esa es una parte de la triste realidad. Ese estado de cosas ha hecho que a la sombra del poder se entreteja un mundo que desea no perder sus privilegios, a los que se accede cuando se aplaude al militar o al civil de turno, según toque.
La cuestión de los Derechos Humanos es importante. Todavía resuenan las palabras de Al-Sisi diciendo que ya se había completado la "hoja de ruta". Reflejaban un muy pobre sentido de la palabra democracia y las que le van asociadas, como lo derechos humanos. Es obligación de la comunidad internacional, ya sea oficial o la sociedad civil, que no se olvide. No es interferencia, como dice el ministerio. Es la preocupación precisamente por aquellos que padecen la represión y la violencia.
Lo que El-Shobaki llama "corrección de errores internos" es algo más profundo. Es cambiar la mentalidad de lo que significa el poder y lo que significa una voluntad democrática. No, no hay patriotismo en la represión. El mejor patriotismo es el que fomenta la paz y las libertades, los derechos de todos. Se puede negar y negar, pero las evidencias del día a día carcomen los discursos gloriosos.



* "Egypt says US State Department report on human rights situation 'relies on unsubstantiated claims'" Ahram Online 14/03/2019 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/328227/Egypt/Politics-/Egypt-says-US-State-Department-report-on-human-rig.aspx
** "Egyptian Actor Amr Waked Sentenced to Eight Years in Jail for “Spreading False News and Insulting State Institutions”" Egyptian Streets 6/03/2019https://egyptianstreets.com/2019/03/06/46027/
*** ""Egypt refutes criticism of US 2018 report on human rights conditions: Spokesperson" Egypt Independent 15/03/2019 https://ww.egyptindependent.com/egypt-refuses-criticism-in-us-report-2018-on-conditions-of-human-rights-spokesperson/
**** Amr El-Shobaki "Human rights questions" Egypt Independent 4/03/2019 https://ww.egyptindependent.com/human-rights-questions/



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