jueves, 14 de marzo de 2019

Influidos o la salud democrática

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Vivimos en un universo de informaciones; actuamos en respuesta a ella. Percibimos el mundo que nos rodea y la damos forma en función de esas informaciones que generan nuestras expectativas y producen nuestros filtros de credibilidad. Si a esto le sumamos el deseo de que sean confirmadas nuestras visiones del mundo, tenemos una mezcla explosiva: somos cada vez más manipulables.
La tendencia a ser manipulado forma parte de nuestra naturaleza. Nuestros pensamientos y deseos pueden ser guiados mediantes distintas prácticas. La más antigua de estas técnicas es a la que le dieron el nombre de Retórica, el arte de actuar sobre el otro a través de la palabra esencialmente, del lenguaje nuestra herramienta comunicativa y constructiva del mundo. El lenguaje nos permite relacionarnos simbólicamente con el mundo y en esa relación las palabras lo configuran en nuestra mente, pero a la vez le dan forma como un etiquetado. Llamamos, decimos, a las cosas por su nombre, pero ese nombre lo hemos puesto nosotros y refleja nuestro mundo y su forma de pensar. Con las palabras podemos construir tentadores caminos que nos lleven a donde aquel que sabe manejarlo con habilidad quiere llevarnos.
Amplificar el poder del lenguaje, aumentar su alcance, es hacer crecer el riesgo de la manipulación. Esa fuerza nació con los medios de comunicación que permitían que un discurso pudiera ser escuchado por millones de personas simultáneamente. El poder de la palabra se multiplicaba.
Nuestro universo actual está lleno de estas manipulaciones en la medida en que vivimos en una etapa de transición entre el mundo de los viejos medios y los nuevos en un amplio conflicto. El poder de los medios es grande, pero los viejos medios están bajo una doble vigilancia que los nuevos medios no tienen. En primer lugar está la profesionalización. Desde hace cien años, el Periodismo se estudia en escuelas y facultades universitarias; se analiza la responsabilidad de medios y profesionales y se aprende que existen unos valores deontológicos básicos que hacen que se trate de respetar ciertos principios que son, al menos enseñados. Tenemos por lo menos una conciencia de los límites, de lo que está bien y de lo inaceptable, por más que hay ejemplos.


El segundo límite son las leyes. Durante décadas se han producido leyes, tanto en defensa de la libertad de expresión como de la protección de los públicos ante la mentira y el engaño.
Profesionalismo y leyes, la institucionalización de los medios al servicio de unos fines generales, el equilibrio con las visiones del mundo, con los intereses de las empresas informativas, constituyen un equilibrio, precario pero equilibrio, y el dibujo de líneas que permitían saber en qué lado se encuentra cada uno. Los medios y los profesionales pueden ser respetados o, por el contrario, quedar descalificados por sus propias acciones e incluso condenados legalmente por sus prácticas informativas.
Frente a este mundo aparece el de los nuevos medios en el que no existe el primer caso, ya que la profesionalidad está muy diluida. No me refiero a que no haya gente que no viva de ello, sino a que no existe un perfil claro en cuanto a la realidad social en la que se desarrollan las actividades. Las mismas denominaciones nos lo muestran: "influencers", "YouYubers", etc. No hay una institucionalización de las funciones sociales de la información, sino un intento de definición evanescente sobre la marcha.
En cuanto al aspecto legal, son más los vacíos que las normas. Se duda cómo tratar unas actividades que se enmascaran la mitad de las veces o que pueden ser repetidas de forma anónimo incluso automática. Ya no hay "medio", pueden ser flujos de información en las diferentes "plataformas".


Ante esto, los principios básicos desparecen y solo se busca el rendimiento ante unos fines propios, el efecto que se quiere lograr. El hecho de que no haya definición legal o profesional, si quiera institucional condiciona la naturaleza de la información: nadie parece ser responsable de ella. Cuando se indaga su origen, este se pierde en un laberinto de oscuridad.
Euronews nos trae una información sobre el peligro que todo esto tiene para las elecciones europeas. Como cualquier proceso democrático, están reguladas las informaciones por leyes y Juntas Electorales que deciden qué es "juego limpio" y qué no lo es.

Las noticias falsas que han circulado por las páginas de Facebook de "chalecos amarillos" han recibido más de 105 millones de visitas, según la organización Avaaz, que advierte que este fenómeno es un riesgo para las elecciones europeas de mayo.
La ONG ha publicado un estudio en el que da ejemplos concretos de noticias falsas publicadas entre el 1 de noviembre del año pasado y el 6 de marzo de 2019 que se han revelado como falsas, gracias a distintos medios dedicados a verificar bulos.
"Este número tan grande demuestra que el movimiento de los 'chalecos amarillos' ha sido infectado por la desinformación", señaló en un comunicado Christoph Schott, director de campañas de Avaaz.
Para Schott, esa constatación debe hacer saltar las alarmas de cara a los comicios europeos de mayo, que a su juicio "van a ser la prueba definitiva para los sistemas inmunitarios de nuestras democracias".
Un equipo de expertos examinó las 100 noticias falsas más compartidas en páginas y grupos de Facebook de ese movimiento de oposición al presidente francés, Emmanuel Macron, surgido a mediados de noviembre.
Uno de los ejemplos, que tuvo más de 3,5 millones de visitas, fue la difusión de imágenes de supuestos participantes en manifestaciones de los "chalecos amarillos" ensangrentados cuando en realidad la foto principal se había tomado en Madrid en 2012. Quienes compartieron la imagen se limitaron a cortar el marco para que no se viera que se trataba de la Policía Nacional española y no de los antidisturbios franceses.*



La metáfora del cuerpo infectado y la debilidad del sistema inmunitario nos da cuenta de la importancia del fenómeno: es nuestra salud democrática la que está en juego. Poco podían imaginar los que defendían la pureza del mundo paralelo de las redes y hablaban de la democracia digital, la ciberdemocracia, etc. que estas serían el mayor foco de desinformación generado hasta el momento por el ser humano. La capacidad de difusión de noticias salidas muchas veces de la nada pone en riesgo con cada elección el sistema democrático.
El Brexit es un ejemplo palpable de ello. Un referéndum construido desde la desinformación y con los engaños que se utilizaron para convencer a las personas de algo que después han ido descubriendo que era falso. Lo mismo ha ocurrido en Italia con las informaciones falsas sobre inmigración o en los Estados Unidos de Trump. Pero hoy, en un mundo global, no ha espacio que no esté libre de la manipulación, de las noticias falsas o tendenciosas.
Lo que se busca con ello lo podemos agrupar en dos tendencias fuertes: la desestabilización de los sistemas y la obtención de un rendimiento político, ya sea por debilitamiento del contrario (país o partido, empresa o institución) o porque los objetivos se logren.
A veces los dos coinciden. La desestabilización puede coincidir con los objetivos específicos. El caso de los chalecos amarillos, tal como lo presenta Euronews, es claro:

Avaaz también examinó el papel que ha tenido el canal de televisión RT, "respaldado por el Gobierno ruso", por haber aprovechado con una gran cobertura las protestas de los "chalecos amarillos" para "incrementar su audiencia".
RT fue el medio más visto en Youtube sobre este movimiento contestatario, hasta el punto de que acumuló el doble de visitas que Le Monde, L'Obs, Le Huffington Post, Le Figaro y France 24 juntos.

Rusia juega a la guerra fría, pero también a la guerra de la agitación. Las pruebas de su intervención en todos aquellos procesos que impliquen desestabilización se acumulan de forma clara en cada proceso. No son los únicos, pero sí los más interesados en devolver las sanciones en forma de inestabilidad.
Rusia vela por sus intereses en un mundo global y usa las armas disponibles para cubrir sus objetivos. Otros, en cambio, usan de la desestabilización como su principal meta. Es el "efecto Mabuse", se trata de crear el caos antes de reclamar el nuevo orden que salga de la insatisfacción y el hartazgo. La protesta es un estado deseable en la medida en que desgasta y crea miedo al desorden y hartazgo político.


El crecimiento de los populismos se debe en gran medida a esa energía surgida del desencanto y la indignación que se recoge y amplifica en las redes. El dato dado por Avaaz sobre que RT es la fuente de información con el doble de visitas que los cinco medios internacionales citados juntos hace pensar en la forma en que se construye esa realidad de la que hablábamos al inicio.
Vamos hacia sociedades de enorme complejidad y precario equilibrio. No se perciben las formas de defender el sistema inmunológico de las democracias, que son y deben ser enormemente abiertas a la libertad de expresión e información. Los países autoritarios tienen menos problemas porque es consustancial a su funcionamiento las restricciones de información, la censura, la propaganda, etc. Pero las democracias necesitan de la información.
Siempre se había pensado que las democracias podían funcionar con la verdad por delante y como objetivo. La realidad es que la agitación está creando formas autodestructivas de la propia democracia, como son los acosos, las noticias falsas, la demagogia, etc. Todo ello estaba inventado, pero lo que no lo estaban eran los medios para amplificar sus efectos. Como todo, es cuestión de equilibrio.
Los ejemplos recientes de quiénes se benefician de la desestabilización y de las crisis son bastante iluminadores de lo que se busca.,.. y se consigue. Son los populismos, poco o nada democráticos, lo que más provecho le sacan. Son discursos xenófobos, sexistas, homófobos, etc., como en Brasil o estados Unidos, los que se acaban aprovechando de estos mecanismos. En Europa tienen también su beneficiarios. El nivel de crispación que generan es malo, pero es peor cuando los partidos políticos o los políticos mismos se dejan arrastrar por estos mismo derroteros intentando recuperar lo que pierden en votos. 
En realidad es la democracia, es decir, todos, la que pierde.


* "El movimiento de los chalecos amarillos, influenciado por las 'fake news' y el Kremlin" Euronews 13/03/2019 https://es.euronews.com/2019/03/13/el-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-influenciado-por-las-fake-news-y-el-kremlin


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