Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
titular de la CNN no deja lugar a muchas dudas: "Huawei: US Congress acted
as 'judge, juror and executioner' with ban on our products". La
administración de Donad Trump ha logrado una síntesis perfecta en el
absolutismo de Luis XIV —"el Estado soy yo"— y el autoritarismo
fascistoide del Mike Hammer, de Spillane —"Yo soy el jurado"—. Estados
Unidos de Trump ya no son el líder sino el guardia, el "I walk the Line",
que "apatrulla el mundo" en busca de agujeros en las vallas o de
túneles bajo ellas. El es que dice proteger la casa, pero sale a morder a los vecinos en cuanto tiene ocasión.
Los
Estados Unidos de Trump deciden con quién puede hablar, comerciar, qué suelo
puedes pisar, a quién puedes vender o comprar, qué artículos están permitidos,
cuáles son las tarifas por "protegerte", decide quién es dictador y quién amigo (aunque el amigo sea el Rey Salman, Abdel Fattah al-Sisi,
Duterte, Bolsonaro o Vladimir Putin).
Donald
Trump dijo que no iba a dar lecciones al mundo, como Barack Obama. En cambio,
se pasa el día dando órdenes. Prefiere la fuerza, la presión o el chantaje a la
argumentación o el diálogo, que para él es sinónimo de "encuentro" un
acto del que ha de salir vencedor o enfadado.
La CNN
recoge la protesta y denuncia de la compañía china Huawei ante los manejos
norteamericanos:
Shenzhen, China (CNN Business) Embattled Chinese
tech giant Huawei is suing the US government in its most aggressive move yet to
fight back against accusations that its technology poses a global security
threat.
Huawei, the world's biggest maker of
telecommunications equipment, said Thursday that it has filed a lawsuit in
Texas challenging a recent US law that bans federal agencies from buying its
products.
"This ban not only is unlawful, but also
restricts Huawei from engaging in fair competition, ultimately harming US
consumers," Huawei Deputy Chairman Guo Ping said at a news conference at
the company's headquarters in the Chinese city of Shenzhen. He accused Congress
of acting as "judge, jury and executioner" by imposing the ban.*
Es interesante y revleador que la CNN considere "agresiva" la decisión de defenderse ante los tribunales después de que se hayan prohibido la compra de productos Huawei en el en plano federal. Si es "agresivo" defenderse ante los tribunales norteamericanos por una cuestión así, ¿cómo calificar las acciones norteamericanas dictadas por Trump? Demasiada paciencia tiene Huawei en este caso ante los daños que las campañas de descalificación le causan a su imagen y ventas. La ofensiva comenzó acusando a China en la campaña electoral presidencial de haberse inventado el cambio climático para detener el progreso norteamericano. Una vez en la presidencia, el tono comenzó a subir.
No contento con socavar los principios de la libertad de
prensa mediante sus ataques a los medios, a los derechos humanos con los
inmigrantes, etc. Trump ha iniciado otro caso de mal ejemplo que es la guerra
sucia del comercio. Estados Unidos ha pasado de ser un adalid del libre
comercio en la primera y segunda globalización, cuando buscaba la mejor
forma de hacer levantar a otros las fronteras para inundarlos con sus
productos, a dar un paso más allá del "proteccionismo" al uso, el que
se estudia en las escuelas de negocios o facultades de Comercio y Economía: la
prohibición ante una hipotética amenaza.
Trump está haciendo con Huawei lo mismo que hace con México
y el mundo al sur de Río Grande: convertirlos en una "amenaza para la
seguridad nacional" y ,basándose en ello, desarrollar una serie de
iniciativas plenamente beligerantes que justifiquen medidas de fuerza sin
mediación de la justicia. Al igual que el muro representa una condena —juez, jurado, verdugo—,
ha condenado a la compañía emblemática de China a la cárcel comercial de la
prohibición de sus productos. En el fondo
de todo ello está el intento de retraso del nuevo estadio de las
comunicaciones, la revolución del 5G, de la que Huawei ha hecho demostraciones
punteras.
La guerra sucia de Trump incluye una serie de estimaciones
que afecta al comercio y que tratan sobre todo, de empañar la imagen de la
compañía convirtiéndola a los ojos del mundo en espía. Pero hasta el momento,
solo tenemos constancia del espionaje al que somos sometidos por todo el globo
a través de las grandes compañías norteamericanas, espionaje que aceptamos
porque no tenemos más remedio ante el monopolio práctico que ejercen sobre
nosotros.
hace dos días, tratábamos aquí como las compañías Google y
Appel se negaban a retirar una aplicación elaborada por el reino de Arabia
Saudí, desarrollada para el control, el monitoreo, de las mujeres. Múltiples organizaciones
de derechos humanos, feministas, etc. han condenado la existencia de una
tecnología cuyo fin (por más que tenga otras aplicaciones) es rastrear a las
mujeres. No es un avance, como algunos dicen porque hay que hacer menos "papeleo".
Es la aplicación de una tecnología moderna y sofisticada para la vigilancia,
desautorización, etc. de las mujeres por parte de sus "vigilantes"
legales, aquellos hombres que son sus amos, los responsables de lo que hacen
ante la comunidad.
Esa aplicación, debemos entender, cuenta con el beneplácito
de los Estados Unidos, en cuyas compañías se alojan y ayudan a su distribución
y eficiencia controladora. No es una novela de ciencia ficción, algo que puede
pasar en el futuro. No. Ocurre hoy, lleva años funcionando y ha salido a la luz
de forma más clara gracias al caso de la joven saudí que huía de sus familia,
harta de vigilantes y piadosos.
En el caso de la tecnología que llega de China, toda está
sujeta a sospecha, por más que no haya sido aportada una sola prueba más que el
"temor" a que una compañía global china pueda realizar lo que ya
están realizando las norteamericanas con el control y vigilancia del globo con
tecnologías conocidas de rastreo de las telecomunicaciones y que han tenido como
objetivo expreso personas tan desafiantes para la seguridad mundial como Angela
Merkel o Lula da Silva, entre otros. Eso no es una sospecha, sino algo que ha
ocurrido en la realidad.
Hasta el momento, todo se sustenta en un mito: "los chinos
no pueden ser creativos ni investigar ni superar a los norteamericanos".
No es una simplificación (lo es como mito), sino el argumento central que
implica que si se produce algo bueno es porque es "copiado". Habría
que recordarle un poco de historia (aunque sea inútil") de cómo el
despegue de Europa y el posterior de los Estados Unidos se debieron a los
inventos "traídos" (no "robados") de China por audaces
viajeros. El desarrollo de Occidente se basó precisamente en las rupturas de
los bloqueos que los reinos orientales ponían a los occidentales para evitar
que se les llevaran los inventos o descubrimientos. Estos incluyen el papel y
la tinta "china", la pólvora (esencial para el desarrollo de las
conquistas posteriores), la brújula de la que deriva el compás de navegación
(esenciales para los viajes, el comercio y las colonizaciones) etc. La brújula
china era una pequeña figura humana que se situaba en los carros y señalaba
hacia el sur.
Lo que se está haciendo con la compañía Huawei es una
gigantesca e insólita en la Historia maniobra de descrédito. Ya no se trata
solo del espionaje del futuro, sino de hundir las ventas en el presente levantando
los recelos en función de no se sabe muy bien qué. Se puede detener a sus
directivos mandando órdenes de detención sin fundamento alguno y reteniéndoles
para "negociar" en la mejor tradición de la Guerra Fría o los
secuestros mafiosos.
Donald Trump no solo mantienen muchas malas maneras en las
relaciones internacionales, sino que ha incorporado las peores prácticas del
mundo de los negocios, especialmente de los urbanísticos, su especialidad, que
no suelen ser los más limpios de todos.
Señalan en
la CNN:
The Chinese company, which is also a top
smartphone maker, is asking a US federal court to overturn part of the National
Defense Authorization Act, which was signed by President Donald Trump in
August. Huawei alleges that a portion of the law — which specifically forbids
government agencies from using technology from Huawei and its smaller Chinese
rival, ZTE (ZTCOF) — violates the US Constitution by singling out an individual
or group for punishment without trial.
"The US Congress has repeatedly failed to
produce any evidence to support its restrictions on Huawei products," Guo
said. "We are compelled to take this legal action as a proper and last
resort."
US government officials weren't immediately
available to comment on the lawsuit outside of regular office hours.*
Como en "su muro", Trump recurre a todo tipo de
argucias comerciales. La compañía Huawei pide que ya que se prohíbe a las instituciones
gubernamentales la compra de material Huawei, que se aporte al menos alguna
prueba o que sea un tribunal quien lo decide, lo que supondría igualmente tener
que aprobar pruebas ante el tribunal. Pero no hay nada hasta el momento más que
las campañas de desprestigio continuas contra los productos de la firma.
Mientras se han fabricado en China los productos
occidentales y esto suponía un beneficio importante para las empresas norteamericanas,
etc. no había —según parece— ningún peligro de "espionaje". Solo
cuando China ha empezado a competir con productos propios y de calidad es cuando se han desatado las iras estadounidenses.
La producción conlleva unos niveles de investigación y tecnología que USA no
está dispuesto a aceptar pues supondría una pérdida de liderazgo que no están
dispuestos a admitir. Por esto el 5G, como muchos analistas señalan, es la
clave, la señal de alarma por la pérdida de liderazgo en el sector tecnológico
y de las comunicaciones.
Vivimos en la Sociedad de la Información y cada vez más esta
sociedad es dependiente del sustrato de redes que la soporta. La clave, como en
la informática, está en quién desarrolla el sistema operativo, aquel con el que
se establece una dependencia para los demás. Los Estados Unidos han sido hasta
el momento los vendedores de ese suelo sobre el que construir, lo que les ha
dado enormes ventajas y ha supuesto la sumisión del resto. Pero la nueva 5G
supone un incremento de potencia que solo China, puntera ya en Inteligencia
Artificial, ha asumido como objetivo y lo ha cumplido.
Pero las amenazas son a más países. El diario El País apunta los casos de India y Turquía, a la que casi hunde forzando la devaluación:
Trump ya había expresado su
descontento con India en los últimos meses, su discurso del pasado sábado en
Maryland en la conferencia política conservadora fue la última ocasión. Son
objeto de disputa los aranceles a las motocicletas estadounidenses y el control
de precios sobre fármacos y dispositivos médicos, así como sus políticas sobre
la propiedad intelectual, entre otros.
En el caso de Turquía, la guerra
de Siria y las relaciones con Rusia han hecho mella en la relación entre el
magnate neoyorquino y Recep Tayyip Erdogan, para quien Trump tuvo buenas
palabras en los primeros meses en la Casa Blanca, y le felicitó por su victoria
en el referéndum de reforma constitucional de abril de 2017 sin mención alguna
a las posibles irregularidades.
El pellizco a Turquía e India
tiene lugar al mismo tiempo que EE UU intenta poner fin a la que sí es una
guerra comercial en toda regla. Según han publicado varios medios
estadounidenses en los últimos días, el documento que servirá de base de
acuerdo estaría ya listo, aunque dominan aún los corchetes de cuestiones que
deben resolverse o aclararse, algo habitual en estos casos. The Wall Street Journal
indica que la cumbre entre los dos líderes podría ser en torno al 27 de marzo.
Pero The New York Times anticipa que el resultado final será menos ambicioso de
lo que se planteó Trump al iniciar la batalla.**
Como se puede apreciar, Trump no deja a nadie al margen. Todo
aquel que se le resista o intente competir de una forma u otra, cae bajo su
punto de mira y se puede preparar para los ataques. Lo que hizo con Turquía
rozó el hundimiento de la libra turca y consiguió que el país se desplazara al
lado de Rusia e Irán, lo que para un país que pertenece a la OTAN es todo un
reto. Con todo, el caso de Huawei es distinto y no se ha aportado una sola
prueba, solo maniobras de guerra sucia comercial para empañar su imagen,
intimidar a los socios europeos u otros como Australia.
La llegada de Trump, el comerciante, ha supuesto la
subversión de las reglas del comercio internacional ya que le interesa el
modelo que hemos comentado en varias ocasiones: el fuerte impone sus reglas. Lo
está haciendo en todos los terrenos, como si solo existiera un interlocutor en
el planeta. Europa debería tener más cuidado con las imposiciones de Trump
porque solo conseguirá quedar aislada con un socio poco fiable y agresivo. El plan de Trump es aislar a sus
socios y hacerlos dependientes. Las amenazas son constantes para conseguirlo.
Con Donald Trump no se puede realizar un avance sustancial
en casi ningún terreno. Fondo y forma del "America First!" lo
impiden. Desmonta unilateralmente todo el sistema de relaciones creado y pretende
crear un mundo en el que es juez, jurado y verdugo, como se muestra en este
caso.
*
"Huawei: US Congress acted as 'judge, juror and executioner' with ban on
our products" CNN 7/03/2019
https://edition.cnn.com/2019/03/06/tech/huawei-suing-united-states/index.html
** "Trump abre un frente comercial con India y
Turquía" El País 6/03/2019
https://elpais.com/internacional/2019/03/05/estados_unidos/1551810038_627659.html
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