lunes, 4 de marzo de 2019

Democracia versus sabiduría del pueblo

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Leo en Ahram Online, el periódico estatal egipcio, un preocupado y preocupante artículo de Abdel Monem Said, que lleva por título "Wisdom of the people"*. El autor es columnista habitual en este y otros medios del área, pero también ha tenido y tiene peso político. En la breve biografía de uno de los medios en los que publica, hacen la siguiente descripción: "Abdel Monem Said is the director of al-Ahram Center for Political and Strategic Studies in Cairo. He was previously a board member at Egypt’s Parliament Research Center at the People's Assembly, and a senator in Egypt's Shura Council."** Forma parte, pues, de la "inteligencia egipcia", siendo el centro que dirige parte independiente dentro de lo que es el gran sistema ideológico del aparato.
En "Wisdom of the people", el autor se pregunta sobre la democracia. Para ser más precisos, se preocupa por los "errores" de la democracia. Es obvio que lo que se dice está en relación con el dónde se dice, de la misma manera que hemos explicado quién lo dice.
Desde hace algún tiempo, el presidente egipcio y su aparato de gobierno lo repite, la "democracia" es una cuestión occidental, por un lado, pero por otro es un programa de desestabilización y hundimiento de Egipto y de los demás países árabes, que se proponen como ejemplo.

History will probably write 2016 in bold with a double underline, because that year occasioned two events that had major repercussions throughout the world.
The first was the British decision to leave the EU initiating the process known as Brexit.
The second was the election of Donald Trump as the 45th president of the United States. In the first case, there was a plebiscite giving people the choice to leave or remain in the EU and the people chose the former.
In the second case, people were given the choice between a businessman who had never held public office in his life, nor was even a prominent member of the Republican Party, which chose him as its candidate, and Hillary Clinton, wife of former president Bill Clinton, former secretary of state and former senator from New York.
In short, a celebrity of the US political establishment. The people chose Trump. You won’t find a country more practised in the exercise of democracy than Britain or the US, or that have all the prerequisites of advanced, industrialised, educated nations that espouse open-mindedness and humanitarian values, a willingness to compromise and an aversion to polarising extremes.*


¿Qué sentido tiene cuestionarse los resultados de las votaciones? Parece que el sentido es una vez más convencer a la gente que la democracia es peligrosa y algo por lo que no merece la pena luchar. La reclamas insistentemente y cuando ya la tienes, te equivocas. Así de simple.
Así de simple, habría que añadir, desde la perspectiva de un régimen que cada vez es menos democrático, si es que alguna vez lo ha sido. La idea se centra en los pueblos avanzados, Reino Unido y Estados Unidos, ¿qué cabe esperar a los demás, cuyos pueblos están muy lejos en muchos aspectos del desarrollo? "You won’t find a country more practised in the exercise of democracy than Britain or the US", dice el autor. Si ellos, con tanta práctica democrática, se equivocan, ¿qué ocurre con los demás?
Si repasamos los males, detectaremos las "virtudes" implícitas en la propuesta del artículo.
Ante estos argumentos, la democracia se presenta como un fracaso. Falla la "voluntad del pueblo", la que se expresa en las urnas. En las urnas se ha decidido abandonar la Unión Europea y por ellas llegó Trump a la Casa Blanca. Esto último no es exacto, pues perdió por cerca de dos millones de votos, pero el Colegio Electoral, esa institución permanentemente criticada, le llevó hasta allí.
Escribir este artículo sobre la "sabiduría del pueblo" apenas unos días después de que el parlamento egipcio (¿sabio?) haya aprobado una serie de reformas constitucionales que minan la democracia misma al establecer más y más extensos mandatos para favorecer la permanencia del presidente en el palacio de gobierno.

Usar la expresión  "sabiduría del pueblo", cuando el presidente al-Sisi ha dicho que las matanzas tras el golpe de estado le fueron pedidas por el pueblo, nos da unos matices diferentes al sentido.
Criticar desde un diario estatal egipcio y por parte de una personalidad crítica el modelo democrático es un signo de por dónde va el futuro. Esto es más claro si entendemos el papel del Centro que el autor dirige, las estrategias de futuro.
¿El modelo es insistir en que el presidente es un enviado, que recibió su mandato del cielo en sueños, que forma un cuerpo místico con el pueblo y junto al Ejército, materialización del Estado? ¿La sabiduría incluye encarcelar a los candidatos opositores, llevarles a los tribunales acusándolos de intentar "separar al pueblo del Ejército", como a uno de ellos?
La democracia no es un sistema perfecto y elegir conlleva la posibilidad de error. Pero el modelo egipcio es caudillista. Dentro del modelo islámico del dirigente virtuoso, este debe respetar y hacer respetar lo escrito en el Corán, contra eso no hay urnas que valgan. Al-Sisi se ha presentado como el dirigente piadoso que ha sido elegido por Dios y el pueblo.
Esa es la sabiduría del pueblo, la de elegir al dirigente que les lleva a lo prometido. Si ellos tienen las urnas que fallan, nosotros tenemos la sabiduría que dios nos da para reconocer al líder al que seguir.

En Argelia la gente está saliendo masivamente a la calle a protestar contra el nuevo mandato al que Buteflika se presenta. En Egipto, el culto a la personalidad creado alrededor de al-Sisi ve la repetición de mandatos como una bendición: tienen la persona perfecta, un enviado, ¿para qué seguir buscando?
Las respuestas a esta pregunta son muchas. La primera es que si el modelo es perfecto es incriticable. De eso ya se han encargado declarando una verdad oficial, contra la cual todo lo que se diga entra en la acusación de "extender noticias falsas". De esa manera, la figura presidencial crece como única alternativa a los ataques que buscan destruir a Egipto. La creencia en que las fuerzas del mal quieren la destrucción de Egipto sirve para que sea siempre un militar quien deba estar vigilante, atento, en la cúspide del estado.


Todo esto se ve reforzado por el apoyo religioso de un ministerio cuya función es apuntalar doctrinalmente al estado, diciendo cosas como, por ejemplo, que es anti islámica una huelga de funcionarios cuando estos se rebelan contra su situación.
El presidente dice con frecuencia que su función es evitar el colapso del Estados, que es lo que buscan las potencias que se alían contra Egipto y su misión universal. Todo no es más que un subterfugio para mantener al aparato en el poder y seguir controlando el país.
La columna termina con una pregunta: "One wonders, did the British and American peoples understand the consequences of their political choices when they voted to exit Europe or exit the world?" Esa pregunta se podrían hacer los egipcios perfectamente. Todos se la pueden hacer. El problema es allí donde nadie se siente irresponsable porque se le ha sustraído su capacidad de decidir. Entre decidir y equivocarme y no decidir y que se equivoquen otros, me quedo claramente con la primera opción. Es allí donde entra en juego el mito del pueblo, de los que hablan en su nombre sin consultarle o falsificando su representación, que se atribuyen. De estos hay que cuidarse mucho. Son los enemigos de la democracia, los que levantan los mitos de los pueblos o las clases "sabias", cuyas élites les interpretan, les lee la mente colectiva, los que son peligrosos para esos mismos pueblos.


La democracia es imperfecta porque es humana. Es la mejor fórmula que tenemos para ser lo más humanos posible. Exige mucho esfuerzo, mucha voluntad de defender las instituciones y su independencia, el valor de la crítica y el derecho a expresarse. Se enfrenta a nuevos retos, pero sigue siendo más poderosa que el autoritarismo populista, un simple maquillaje de las dictaduras para rodearse de "amor", como quería Gadafi. Pero hay que defenderla frente a los discursos de confusión y mentira.
Los ataques contra ella por parte de aquellos que hablan de la "sabiduría del pueblo" surgen hoy en muchas partes. Es una enorme mentira, un mito, una retórica peligrosa que llega al poder y no lo abandona. 
El pueblo es sabio o no cuando decide. Convertir la perpetuación en el poder en una forma de sabiduría es una estafa burda. Nadie hay tan peligroso como los dirigentes mesiánicos que dicen actuar en nombre del pueblo, de la sangre, de Dios. Si envuelven todo en un mismo paquete, hay que tener mucho cuidado.




* "Wisdom of the people" Ahram Online 2/03/2019 http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/326514/Opinion/Wisdom-of-the-people.aspx
** Al-Arabiya https://english.alarabiya.net/authors/Abdel-Monem-Said.html

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