Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Leo en
Ahram Online, el periódico estatal egipcio, un preocupado y preocupante
artículo de Abdel Monem Said, que lleva por título "Wisdom of the
people"*. El autor es columnista habitual en este y otros medios del área,
pero también ha tenido y tiene peso político. En la breve biografía de uno de
los medios en los que publica, hacen la siguiente descripción: "Abdel
Monem Said is the director of al-Ahram Center for Political and Strategic
Studies in Cairo. He was previously
a board member at Egypt’s Parliament Research Center at the People's Assembly,
and a senator in Egypt's Shura Council."** Forma parte, pues, de la
"inteligencia egipcia", siendo el centro que dirige parte
independiente dentro de lo que es el gran sistema ideológico del aparato.
En "Wisdom of the people", el autor se pregunta
sobre la democracia. Para ser más precisos, se preocupa por los "errores"
de la democracia. Es obvio que lo que se dice está en relación con el dónde se
dice, de la misma manera que hemos explicado quién lo dice.
Desde hace algún tiempo, el presidente egipcio y su aparato
de gobierno lo repite, la "democracia" es una cuestión occidental,
por un lado, pero por otro es un programa de desestabilización y hundimiento de
Egipto y de los demás países árabes, que se proponen como ejemplo.
History will probably write 2016 in bold with a
double underline, because that year occasioned two events that had major
repercussions throughout the world.
The first was the British decision to leave the
EU initiating the process known as Brexit.
The second was the election of Donald Trump as
the 45th president of the United States. In the first case, there was a
plebiscite giving people the choice to leave or remain in the EU and the people
chose the former.
In the second case, people were given the
choice between a businessman who had never held public office in his life, nor
was even a prominent member of the Republican Party, which chose him as its
candidate, and Hillary Clinton, wife of former president Bill Clinton, former
secretary of state and former senator from New York.
In short, a celebrity of the US political
establishment. The people chose Trump. You won’t find a country more practised
in the exercise of democracy than Britain or the US, or that have all the
prerequisites of advanced, industrialised, educated nations that espouse
open-mindedness and humanitarian values, a willingness to compromise and an
aversion to polarising extremes.*
¿Qué sentido tiene cuestionarse los resultados de las
votaciones? Parece que el sentido es una vez más convencer a la gente que la
democracia es peligrosa y algo por lo que no merece la pena luchar. La reclamas
insistentemente y cuando ya la tienes, te equivocas. Así de simple.
Así de simple, habría que añadir, desde la perspectiva de un
régimen que cada vez es menos democrático, si es que alguna vez lo ha sido. La
idea se centra en los pueblos avanzados, Reino Unido y Estados Unidos, ¿qué
cabe esperar a los demás, cuyos pueblos están muy lejos en muchos aspectos del
desarrollo? "You won’t
find a country more practised in the exercise of democracy than Britain or the
US", dice el autor. Si ellos, con tanta práctica democrática, se
equivocan, ¿qué ocurre con los demás?
Si repasamos los males, detectaremos las
"virtudes" implícitas en la propuesta del artículo.
Ante estos argumentos, la democracia se presenta como un fracaso. Falla la "voluntad del
pueblo", la que se expresa en las urnas. En las urnas se ha decidido
abandonar la Unión Europea y por ellas llegó Trump a la Casa Blanca. Esto
último no es exacto, pues perdió por cerca de dos millones de votos, pero el
Colegio Electoral, esa institución permanentemente criticada, le llevó hasta
allí.
Escribir este artículo sobre la "sabiduría del
pueblo" apenas unos días después de que el parlamento egipcio (¿sabio?)
haya aprobado una serie de reformas constitucionales que minan la democracia
misma al establecer más y más extensos mandatos para favorecer la permanencia
del presidente en el palacio de gobierno.
Usar la expresión "sabiduría del pueblo", cuando el
presidente al-Sisi ha dicho que las matanzas tras el golpe de estado le fueron
pedidas por el pueblo, nos da unos matices diferentes al sentido.
Criticar desde un diario estatal egipcio y por parte de una
personalidad crítica el modelo democrático es un signo de por dónde va el
futuro. Esto es más claro si entendemos el papel del Centro que el autor
dirige, las estrategias de futuro.
¿El modelo es insistir en que el presidente es un enviado, que recibió su mandato del
cielo en sueños, que forma un cuerpo místico con el pueblo y junto al
Ejército, materialización del Estado? ¿La sabiduría incluye encarcelar a los
candidatos opositores, llevarles a los tribunales acusándolos de intentar "separar
al pueblo del Ejército", como a uno de ellos?
La democracia no es un sistema perfecto y elegir conlleva la
posibilidad de error. Pero el modelo egipcio es caudillista. Dentro del modelo
islámico del dirigente virtuoso, este debe respetar y hacer respetar lo escrito
en el Corán, contra eso no hay urnas que valgan. Al-Sisi se ha presentado como
el dirigente piadoso que ha sido elegido por Dios y el pueblo.
Esa es la sabiduría del pueblo, la de elegir al dirigente
que les lleva a lo prometido. Si ellos tienen las urnas que fallan, nosotros
tenemos la sabiduría que dios nos da para reconocer al líder al que seguir.
En Argelia la gente está saliendo masivamente a la calle a
protestar contra el nuevo mandato al que Buteflika se presenta. En Egipto, el
culto a la personalidad creado alrededor de al-Sisi ve la repetición de
mandatos como una bendición: tienen
la persona perfecta, un enviado, ¿para qué seguir buscando?
Las respuestas a esta pregunta son muchas. La primera es que
si el modelo es perfecto es incriticable.
De eso ya se han encargado declarando una verdad oficial, contra la cual todo
lo que se diga entra en la acusación de "extender noticias falsas".
De esa manera, la figura presidencial crece
como única alternativa a los ataques que buscan destruir a Egipto. La creencia en que las fuerzas del mal quieren
la destrucción de Egipto sirve para que sea siempre un militar quien deba estar
vigilante, atento, en la cúspide del estado.
Todo esto se ve reforzado por el apoyo religioso de un
ministerio cuya función es apuntalar doctrinalmente al estado, diciendo cosas
como, por ejemplo, que es anti islámica una huelga de funcionarios cuando estos
se rebelan contra su situación.
El presidente dice con frecuencia que su función es evitar
el colapso del Estados, que es lo que buscan las potencias que se alían contra
Egipto y su misión universal. Todo no es más que un subterfugio para mantener
al aparato en el poder y seguir controlando el país.
La columna
termina con una pregunta: "One wonders, did the British and American
peoples understand the consequences of their political choices when they voted
to exit Europe or exit the world?" Esa pregunta se podrían hacer
los egipcios perfectamente. Todos se la pueden hacer. El problema es allí donde
nadie se siente irresponsable porque se le ha sustraído su capacidad de
decidir. Entre decidir y equivocarme y no decidir y que se equivoquen otros, me
quedo claramente con la primera opción. Es allí donde entra en juego el mito
del pueblo, de los que hablan en su nombre sin consultarle o falsificando su
representación, que se atribuyen. De estos hay que cuidarse mucho. Son los
enemigos de la democracia, los que levantan los mitos de los pueblos o las
clases "sabias", cuyas élites les interpretan, les lee la mente
colectiva, los que son peligrosos para esos mismos pueblos.
La democracia es imperfecta porque es humana. Es la mejor
fórmula que tenemos para ser lo más humanos posible. Exige mucho esfuerzo,
mucha voluntad de defender las instituciones y su independencia, el valor de la
crítica y el derecho a expresarse. Se enfrenta a nuevos retos, pero sigue
siendo más poderosa que el autoritarismo populista, un simple maquillaje de las dictaduras para rodearse de "amor", como quería Gadafi. Pero hay que defenderla frente a los discursos de confusión y mentira.
Los ataques contra ella por parte de aquellos que hablan de
la "sabiduría del pueblo" surgen hoy en muchas partes. Es una enorme
mentira, un mito, una retórica peligrosa que llega al poder y no lo abandona.
El pueblo es sabio o no cuando decide. Convertir la
perpetuación en el poder en una forma de sabiduría
es una estafa burda. Nadie hay tan peligroso como los dirigentes mesiánicos que
dicen actuar en nombre del pueblo, de la sangre, de Dios. Si envuelven todo en
un mismo paquete, hay que tener mucho cuidado.
* "Wisdom of the people" Ahram Online 2/03/2019
http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/326514/Opinion/Wisdom-of-the-people.aspx
** Al-Arabiya https://english.alarabiya.net/authors/Abdel-Monem-Said.html
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