sábado, 24 de noviembre de 2018

Raed Fares, otra voz silenciada

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La muerte asesinado de Raed Fares tiene una triple tristeza, la de cualquier ser humanos, la del periodista crítico y la del activista sirio de la Primavera Árabe. Son tres dimensiones que tienen su sentido en un mundo que lo va perdiendo poco a poco. Como sirio, Fares ha vivido un drama que no acaba por la mezcla de intereses que se han concentrado y, especialmente, por no tener que sentarse a discutir qué pasará después, el verdadero problema político. En Siria, lo que menos le importa a la mayoría es el pueblo sirio, su sufrimiento inagotable. Importa más el poder que las personas que sufren y eso ha quedado demostrado en cada paso de un proceso en el que se entremezclan las guerras propias, las de los vecinos y las de aquellos que desean no perder la influencia en la zona. Siria es como una intensa salsa concentrada en la que es difícil distinguir los ingredientes.
Los diarios El Mundo y El País recogen la noticia del asesinato de Fares, dando cuenta de su pertenencia al grupo maldito, el de los que quedaron en medio, el de los activistas que querían regímenes democráticos en los países árabes y fueron arrollados por los partidarios del régimen de Al-Asad por un lado y de los grupos radicales islámicos por otros. Una vez más se repite el drama: nadie apoyó a los demócratas que quedaron expuestos a los juegos de poder de las fuerzas de la zona. La ausencia de tradición democrática, prácticamente sin existencia, en Oriente Medio ha hecho que el sueño que les hizo despertar un día y levantar sus banderas y principios se convirtiera en una lenta caza despiadada de aquellos a los que todos veían como un peligro. Defender la democracia no tenía respaldo ni de los dictadores laicos ni de los religiosos. Las guerras y conflictos que sucedieron tras los primeros levantamientos no eran más que disputas por el poder, como se pudo apreciar. Los demócratas se fueron desengañados, unos al exilio, otros al silencio y otros murieron a manos de cualquiera. Lo que era un sueño de progreso se convirtió en la constatación de que muchos preferían vivir al amparo de sus protectores, hipotecando sus libertades que no apreciaban. Era mejor saber con quién tenías que negociar cada día en un marco de corrupción generalizada que tener que vivir si jurar fidelidad a nadie. 
La ausencia de tradición democrática hacía preferir los viejos modelos familiares, con élites generosas pagando la sumisión que arriesgarse a lo que los "jóvenes" proponían. Y los poderosos de la zona, como la retrógrada Arabia Saudí, no estaban por experimentos democráticos. Apoyaron a los que les parecían más fiables y los han sostenido económicamente, como a Egipto, respaldando a su ejército y asegurándose así que el "gran pacto" funcionaba.


El "gran pacto" ya lo habían desarrollado los dictadores: no acojas a mis enemigos y no acogeré a los tuyos. Así nadie movía la silla del otro. De esta forma, ante el recelo occidental de cómo acabaría el levantamiento, los reyezuelos y dictadores militares conseguían la prometida estabilidad en ciertas zonas mientras otras, como Siria y Libia, se mantenían en guerra o como versiones árabes de Mad Max. Siria y Libia sirven de recordatorio de lo que ocurre cuando la gente quiere libertades. Así se lo recuerdan en Egipto o demás lugares en los que se ha "vuelto al orden" perdido. Han conseguido que la gente ame a sus dictadores como salvadores frente al caos que aseguran que trae la democracia. Da igual que sea al contrario, que se confunda "autoritarismo" con "estabilidad" y "democracia" con "desorden". Dictadores, reyezuelos y emires han conseguid convencer a los suyos de que la democracia es un perverso invento occidental, de descreídos, y que los verdaderos creyentes deben obedecer a los que les aseguran su estabilidad y un poco de pan.
Lo ocurrido con el asesinato cruel de Jamal Khashoggi, el periodista disidente saudí que desde las columnas de The Washington Post reclamaba libertad de expresión para el mundo árabe, que pedía espacios para poder saltarse el "gran pacto" de silencio y complicidad es un ejemplo de lo que ocurre cuando las voces críticas toman protagonismo.
El asesinato en Siria de Raed Fares entra en esta dinámica del silencio haciendo callar las voces disidentes que quedan y siguen contando las oportunidades perdidas a los que quieren escucharlas.
Con fuentes de EFE, El Mundo recoge el asesinato:

Un grupo de hombres armados ha asesinado este viernes al reconocido activista Raed Fares y a su colega Hammoud Junayd en la provincia siria de Idlib (noroeste), considerada el último bastión opositor en Siria.
El ataque, que tuvo lugar sobre las 11.30 hora local (09.30 GMT) en la localidad de Kafranbel, se produjo cuando unos encapuchados abrieron fuego contra los dos opositores, que trabajaban en la emisora Radio Fresh FM en Idlib, dijeron a Efe fuentes de la emisora, que pidieron no ser identificadas.
Según las fuentes, Fares ha fallecido en el hospital media hora después de ser tiroteado, mientras que Junayd ha muerto en el acto. Se desconoce la autoría del ataque y, hasta el momento, ningún grupo lo ha asumido.
Asimismo, señalaron que "todo Idlib está conmocionado" por la muerte de los dos activistas, considerados como unos de los "símbolos de la revolución", en referencia a las protestas que comenzaron en 2011 y que desembocaron en un conflicto que se prolonga durante siete años.
El movimiento de activistas 'The Syria Campaign' ha aseverado que los dos opositores fueron asesinados, sin dar más detalles. Según esta ONG, Fares había sido amenazado tanto por "grupos terroristas" como por "simpatizantes del régimen" de Bashar al-Asad por "su trabajo revolucionario".
Raed Fares, junto a más colegas, entre ellos Junayb, crearon en 2013 la emisora Radio Fresh FM para lanzar mensajes contra el extremismo y para denunciar los ataques que se sucedían en la región, fronteriza a Turquía.*


Tan sensible a lo simbólico, el mundo árabe sabe su fuerza y entre unos y otros van acabando con aquellos que representan un obstáculo para la manipulación de la memoria colectiva. No interesan símbolos vivos de lo que ha ocurrido.
La manipulación de la historia ocurrida en Egipto, en donde los revolucionarios han ido desapareciendo y han sido convertidos por la narrativa del régimen en "agentes occidentales" destinados a acabar con la "prosperidad" del país y a destruir su unidad, que queda definida como la fusión de "pueblo" y "ejército", es un buen ejemplo de lo molestos que son aquellos que se niegan a ocupar los roles que esas historias falsas les asignan.
Desde esta perspectiva, es interesante considerar la extensa forma de dar la noticia por parte del diario estatal Ahram Online (con información de AP), un indicador del estado del régimen egipcio y de las microfisuras que se producen por el control informativo.
Esta es la forma en que se presenta a Fares y se cuenta su muerte:

Gunmen in Syria’s rebel-held northwestern province shot and killed on Friday a prominent anti-government journalist who was also a sharp critic of Islamist militants.
Raed Fares’ U.S.-funded Radio Fresh station provides news of the conflict to Syria’s northern provinces and is a source for international news outlets which have largely stayed away from the opposition-held areas amid rising lawlessness.
Fares’ killing was a blow to the few independent voices that have continued to promote nonviolence and democratic change in the war-torn country.
In a June op-ed in The Washington Post, Fares lamented that the U.S. had cut funds to Syria’s opposition areas, including the radio station he founded in 2013 in his hometown of Kafranbel in rebel-held Idlib province. He said such a move would only feed extremism.
“As a journalist and activist, I felt I had a duty to counter the fundamentalist narratives that are spreading among people who have no other source for hope in our war-torn homeland,” Fares wrote in the Post on June 28. His station provided training and jobs for hundreds of young activists and citizen journalists.
“If it weren’t for us and other independent voices, terrorists would be the only source of information about Syria locally and internationally. For that reason, the terrorist groups (and the regime) see us as a direct threat.”**


Parece que los asesinos de todos los bandos leen mucho The Washington Post últimamente. Su mensaje coincide con la necesidad de voces independientes en el mundo árabe, voces que denuncien las manipulaciones de unos y otros, expresada también por Jamal Khashoggi en su columna póstuma en el diario norteamericano.
Las últimas voces acogidas por medios norteamericanos (o la Deutsche Welle, como en el caso de Alaa Al-Aswani, el escritor y periodista egipcio) parecen molestar más de la cuenta. Son recordatorios de que la reescritura del pasado realizada por los diferentes regímenes y tendencias no es aceptada por todos.
Radio Fresh, el medio creado por Fares, cumplía una función disidente. Era la tercera vía, la más olvidada, la democrática, una vía entre el autoritarismo militar y el autoritarismo integrista de diferente pelaje. No se ha conseguido mantener una agenda mediática internacional suficiente sobre ellos, un foco de atención continuado. La labor de The Washington Post en este sentido es importante al ofrecer espacio entre sus páginas para que se conozca la situación de aquellos que fueron ensalzados como héroes y después abandonados a su suerte en gran medida. Demasiadas alianzas, demasiados silencios y concesiones a los que no hacen sino mantener un juego retorcido volviendo a situaciones de represión cada vez más intensas.
El final del artículo de Ahram Online señala:

In his op-ed in the Post, Fares said he had seen militants regrouping in the absence of support for the less radical opposition.
“Syria’s democratic future relies on our success,” he wrote.
Mohammed Katoub, a doctor who supports health facilities in rebel-held areas, said public figures and civil society activists are increasingly under threat in northwestern Syria by militant groups. He said at least 13 doctors have disappeared since 2018.
“I think the targeted people are all public figures and community leaders who believe in the same values of humanity, dignity, justice and liberty,” Katoub said. “You can’t know (Fares) without loving him, his smile, his optimism, his hopes for Syria, (his) way of thinking and creativity.”**

El plan de hacerlos desaparecer entre unos y otros sigue en marcha. Son el recordatorio de que se ha fracasado en Oriente Medio, que su "paz" será engañosa, cimentada en la represión, en casos como el de Khashoggi o Raed Fares, en desapariciones forzadas, en muertes en caminos y en celdas de comisarías, con gobiernos negando el conocimiento y otros creyéndoles.


Oriente Medio no saldrá de esta como esperaba. El integrismo no desaparece. El terrorismo se seguirá manteniendo en una historia manipulada y acabará ocurriendo lo previsible: su uso como chantaje constante para que se acepte el status quo basado en la represión. Se seguirán dando por "aceptables" regímenes que dicen combatir el terrorismo y librar de él a Occidente. Una gran farsa.
Raed Fares ha muerto con la conciencia tranquila. Hizo lo que esta le indicaba y trató de dar a conocer lo que allí pasa cada día. Pero eso no interesa a la mayor parte. No interesa que se sigan haciendo visibles los sueños de un futuro democrático que les libre de la corrupción y la represión, que lleve la educación y no se base en la ignorancia y en el clientelismo.


En septiembre, Fares se fotografiaba con sus hijos en una manifestación en Kafranbel. El futuro por el que luchaba y por el que combatía con la palabra, la ironía y los hechos que vía y sufría. 
La guerra de Siria es un gigantesco monumento a la falta de sentido, a la incapacidad internacional de sobreponerse a sus propios intereses. En su página de Twitter se definía así: "Media Activist, Kafranbel in Syria, Kafranbel Media center, Radio Fresh FM, URB Civil Organization. The Syrian Revolution Against Dictatorships, Assad & ISIS". Mantenía la idea de una "revolución siria" capaz de dar un futuro mejor para sus hijos. Habrá que esperar mucho para que ese futuro pueda llegar. 
"Somos seres humanos, no insectos", le hacían decir en la caricatura de Liza Donnelly. Muchos lo olvidan.Descanse en la única paz posible. Mis condolencias a su familia y a los sirios que apuestan por un futuro de libertades. 


* "Asesinado un reconocido opositor sirio en la provincia de Idlib" El Mundo / EFE https://www.elmundo.es/internacional/2018/11/23/5bf83589e5fdea16158b463c.html
** "Prominent Syrian activist killed in rebel-held province" Ahram Online / AP 23/11/2018  http://english.ahram.org.eg/NewsContent/2/8/317825/World/Region/Prominent-Syrian-activist-killed-in-rebelheld-prov.aspx




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