viernes, 9 de noviembre de 2018

La carretera fantasma y la verdad dudosa

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Son diversas las hipótesis que se pueden barajar sobre el asesinato de siete cristianos coptos y una treintena de heridos en una encerrona terrorista camino del monasterio de San Samuel el Confesor, en la provincia de Minya, en Egipto. Van desde la casualidad del ataque —poco probable— hasta la búsqueda de más amplia notoriedad con motivo de la inauguración del "Foro Mundial de la Juventud", organizado por el régimen para mayor promoción internacional del presidente al-Sisi.
El Foro es un escaparate doble: promocional de al-Sisi a efectos internos y de llamada a los inversores extranjeros aparentando una "tranquilidad" y "estabilidad" que se demuestra más ficticia que otra cosa con un atentado de estas características. La respuesta al día siguiente en la prensa aseguraba que los terroristas muertos eran los que habían tomado parte en el asesinato de los coptos. Una demostración de asombrosa eficiencia en marcado contraste con la ineficiencia demostrada por la falta de seguridad y vigilancia que les costó la vida a los coptos asesinados en el mismo lugar donde murieron otros 28 en 2017. El mecanismo de propaganda trabaja siempre sobre estas respuestas rápidas con las que se trata de mostrar una firmeza que es respuesta. Es lo habitual del sistema de "compensaciones" lo que hace dudar. Un sistema eficaz es el que evita atentados y no tanto el que dice haber matado a sus responsables al día siguiente. La eficacia es preventiva, no vengativa. Pero para la imagen del régimen, la idea de castigo es importante, aunque no sirva de demasiado consuelo.


Por otro lado, como ha ocurrido en ocasiones anteriores, no es fácil tapar los fallos del sistema que han dado lugar al atentado. Partamos del principio de que no siempre es fácil evitar atentados. La seguridad total, como sabemos, desgraciadamente no existe. Pero sí existen aspectos elementales como son la vigilancia de los objetivos principales, especialmente si ya se ha producido en un lugar (camino del monasterio de San Samuel el Confesor) y con un tipo de víctimas, los coptos.
La idea de que en Egipto solo existe una "verdad" y que esa es la determinada oficialmente por las autoridades tiene sus límites. Estos quedan marcados por los datos, por un lado, y por la paciencia de las víctimas, que pueden soportar las cosas hasta ciertos límites, marcados por el daño causado y la frecuencia de los ataques. La paciencia de muchos coptos, como sabemos, quedó desbordada hace ya tiempo ante lo que consideran inoperancia en unos casos y abandono en otras.
Ante la avalancha de informaciones sobre el Foro —en el que parece que apenas se habla de la Juventud o si se hace solo salen al exterior los mensajes del presidente— Mada Masr ha optado por centrarse en el atentado, recogiendo las primeras discrepancias entre la versión oficial del ataque y las dadas por los afectados, los coptos, a través de las autoridades del monasterio de San Samuel.
El medio independiente señala la divergencia entre las versiones:

Hours after Friday’s attack, the State Information Service released a statement quoting a security official who claimed that the victims took side roads to reach the monastery because “the main road to the monastery was closed upon security instructions, given its dangerous location in the desert borders of the governorate, and due to a lack of telecommunication network coverage in the area.”
Church officials have directly contradicted that account. In a statement issued on Tuesday that cites survivors’ testimonies, the Maghagha and Adwa Archdiocese said the buses used the main entrance to the unpaved road leading to the monastery, “and not any other roads, as has been claimed.”
Meanwhile, a monk who guards the gates of the monastery tells Mada Masr that there are no side roads leading to the monastery and the unpaved road where the attack occurred is the only route in.
Friday’s attack occurred at the midway point of the road, approximately 10 km from the monastery and the main entrance to the road, according to sources inside the monastery.
The monk, Daoud al-Samouili, adds that the security checkpoint at the entrance to the road is only stationed there from 6 am to 6 pm and that the buses carrying the victims arrived at the entrance to the road before 6am. “Perhaps to avoid accusations of security negligence for not having the checkpoint, they said that the buses took a side road, which people know does not exist,” he suggests.


Acostumbrado a tener la última palabra —la única, en ocasiones—, la versión oficial queda en evidencia ante los testimonios de los que están en el lugar del atentado y ya lo han padecido en dos ocasiones. Si los microbuses atacados pasaron por el control dentro de su hora, quiere decir que entre el control y el monasterio les estaban esperando los terroristas para el atentado. Eso implica que estaban avisados del paso de los vehículos desde alguno de los puntos anteriores. La retirada de la vigilancia a las 6 de la tarde deja al último autobús en pasar en manos de los terroristas. Como siempre, la rutina es la mejor aliada de los atentados. El Ejército y la Policía egipcios han sufrido encerronas por su rutina y por las informaciones que les llegan sobre ellas. Recordemos un atentado, comentado aquí, en el que esperaban la llegada del vehículo policial, que fue ametrallado y rematados sus ocupantes con la mayor tranquilidad. Sabían por dónde iban y no tenían más que esperarles.

Cuando se producen atentado como el ocurrido contra los coptos, exactamente en el mismo sitio y en condiciones similares, esto quiere decir que la prevención falla, que las medidas de seguridad son peor que insuficientes, que son previsibles. No hay más que ajustar el plan del atentado a la rutina para que este funcione a la perfección.
La inexistencia de esa carretera alternativa, señalada por las autoridades del monasterio, deja en evidencia el plan de vigilancia de la zona. Peor todavía es que no se haya solucionado la cuestión de la cobertura telefónica entre el puesto de control y el monasterio, lo que deja a los viajeros en una zona de silencio en la que está a expensas de cualquiera que decida atacarlos sin poder usar forma de aviso.

Se recogen en el artículo de Mada Masr las demandas anteriores de seguridad y los límites de las establecidas:

According to Samouili, after last year’s attack, visits to the monastery were halted before resuming again several months later but restricted to just one day a week, on Fridays. A second security checkpoint was also established in front of the monastery gates. Yet those measures appear to fall far short of church demands for improved security precautions following the May 2017 ambush.
According to the statement issued Tuesday, the Maghagha and Adwa Archdiocese made several demands for improved security measures last year, including a permanent security presence at the entrance to the monastery road, a police patrol to secure trips to and from the monastery, paving and lighting the road, installing surveillance cameras and reinforcing mobile coverage to facilitate communication in the area. None of those demands appear to have been met.

La cuestión de la "seguridad" es esencial para la imagen del régimen del al-Sisi ya que toda su construcción política se centra en este aspecto, en el de la amenaza en sus distintos niveles. En la cuestión de los coptos se añade una línea paralela que es la de la "unidad de los egipcios", en donde se asegura que no existen diferencias entre unos y otros, entre musulmanes y coptos, todos hijos de Egipto. Pero las probabilidades no se reparten de igual forma en cuestiones de seguridad, ya que los coptos son objetivo prioritario del Estado Islámico, que juega con determinados factores sociológicos que desmienten esa "igualdad" teórica afirmada desde el régimen.


En su cobertura del atentado y tratando de hacer justicia a la memoria de aquellos asesinado en la mitad de un camino, Mada Masr abre hoy su edición con un artículo recogiendo los testimonios de los que han sobrevivido y de sus familiares, que recogen la crueldad de los asesinos y su total frialdad.

On Friday morning, Youssef Shehata and nine of his relatives prepared to visit to the St. Samuel Monastery, also known as the Monastery of the Virgin Mary at Qalamoun.
As they were returning from the monastery, masked assailants intercepted the microbus. According to Shehata, they aimed their guns at the passengers and said they had a message for the women on board. “My cousins said that the attackers told them, ‘We will kill the men and children and leave you to live the rest of your lives in misery.’”
He shares more details from the stories he collected from the survivors. “The microbus driver tried to flee, but the bus was surrounded by the attackers,” he relays. “They killed the driver first, shooting him in the head. Then they stopped the bus completely and no one could get away.”


Esa idea de dejar a las mujeres vivas para que sufran y vivan en la "miseria" revela mucho de la psicología criminal del Estado Islámico y de su comportamiento. En estos días se están descubriendo, según han informado los funcionarios de Naciones Unidas, fosas comunes con miles de cadáveres, fruto de las "limpiezas" realizadas por los terroristas en su deseo de "normalizar" los territorios que ocupaban como paso a la constitución de ese "estado" regido, a sangre y fuego, para alcanzar la perfección de sus antepasados, de su edad de oro.
Quienes padecen ese dogmatismo de la ortodoxia, llevada a la crueldad infinita y la locura sangrienta disfrazadas de pureza y virtud, son aquellos que dentro de su visión integrista se alejan del centro de la doctrina. Los cristianos y los sufís han sufrido en sus propias comunidades la fuerza sanguinaria del dogmatismo inhumano.
Esa idea de matar selectivamente para sembrar el dolor a lo largo de las vidas de los que dejan es de un retorcimiento que debería hacer ver su crueldad infinita, su inhumanidad. Las condenas deben se plenas y venir de aquellos que prediquen la tolerancia. Pero "predicar" no es suficiente para proteger las vidas.


Las versiones oficiales del régimen sobre lo ocurrido no satisfacen a los afectados por el atentado y, lo que es peor, deja abierto el futuro a más atentados si no se corrigen los problemas y la falta de eficacia y recursos manejados hasta el momento.
En el primer día del Foro, el presidente al-Sisi se vio obligado a hablar de la libertad de culto o de no tener culto alguno (algo dudoso por el encarcelamiento de "ateos") en Egipto, de la reforma del discurso religioso, algo que no estaría en su agenda y que hubo de repetir por enésima vez ante los invitados al Foro de un país seguro en el que se acababa de asesinar por motivos religiosos. El atentado terrorista tenía unas víctimas bien seleccionadas, los coptos, y un momento adecuado, la concentración de periodistas y medios por la celebración de ese evento estrella de la propaganda del régimen.
Extender la idea de que los coptos eligieron un camino peligroso y que son ellos los responsables de su propia muerte no es el camino de tener un país "seguro". Si los coptos viven bajo amenaza (es una realidad), la vigilancia no puede ser prohibir el acceso al monasterio, sino garantizar la normalidad de su vida. Y no es eso lo que ocurre.
Los coptos siguen insatisfechos, pero tienen que contener rabia e indignación ante la falta de medidas para que no sea contraproducente. Están cautivos de un sistema que siempre ha jugado con que es mejor una pobre vigilancia que ninguna vigilancia. La rabia va por dentro.


* "Archdiocese contradicts state narrative about Minya attack" Mada Masr 7/11/2018 https://madamasr.com/en/2018/11/07/feature/politics/archdiocese-contradicts-state-narrative-about-minya-attack/
** "‘We will kill the men and children and leave you to live the rest of your lives in misery’"" Mada Masr 6/11/2018 https://madamasr.com/en/2018/11/06/feature/politics/we-will-kill-the-men-and-children-and-leave-you-to-live-the-rest-of-your-lives-in-misery/

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