lunes, 5 de noviembre de 2018

El discurso que no cambia

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Es mucho el tiempo en que el presidente de Egipto, Abdel Fattah al-Sisi, lleva insistiendo en la necesidad de cambiar el discurso religioso. Se pueden construir ciudades, levantar presas, realizar carreteras que den la vuelta al país..., pero no es tan sencillo cambiar el discurso religioso. De hecho, insiste tanto en ello que se puede comprobar la falta de eficacia del mensaje, que debería haberse resuelto la primera vez que lo dijo. Pero no es nada sencillo.
El presidente lo suele hacer en momentos clave y a veces se enfada porque no se le hace caso. Hemos dado fe de ello aquí en varias ocasiones, cuando lo ha hecho. Esta vez la ocasión tenía un doble motivo, la reunión del Foro Mundial de la Juventud, un escaparate internacional montando para esto, y el nuevo atentado contra los coptos, un elemento negativo.
Quizá la idea de cambiar el discurso religioso no sea fácil de decir, pero no de traducir a hechos concretos en los que se manifieste. Quizá no sea tan sencillo. Esta vez son los propios egipcios los que tienen dudas sobre a qué se refiere exactamente el presidente, sobre a quién se dirige incluso.
El diario estatal Ahram Online recoge las ideas expresadas por el presidente en el Foro con el titular "Egypt's Sisi speaks of reforming religious discourse as first day of WYF concludes". Hasta ahí no hay problema. El diario explica:

Egypt's President Abdel-Fattah El-Sisi spoke about the necessity of reforming religious discourse and other challenges facing the country on the first day of the World Youth Forum 2018 in Sharm El-Sheikh.
In a talk during a morning session discussing the role of world leaders in building and sustaining peace, El-Sisi spoke about reforming religious discourse; which comes a few days after a terrorist attack that killed seven Copts and injured others in Upper Egypt's Minya.
"Regarding the Minya terror attack and the assault on Egyptian citizens, we don't discriminate based on religion and whether a person is Muslim or Christian. We say he's Egyptian, and we suffer for the death of any Egyptian due to a terror attack," El-Sisi said.
The issue of reforming religious discourse has often been discussed by the president in the past few years at public forums.
El-Sisi said the issue is "one of the most important demands of Egypt and the world.”*


¿Y bien...? Una vez más, así lo reconoce el diario, se queda el enunciado sin ir más allá. Se habla poco después de la aprobación de la construcción de iglesias, sí, pero eran demandas que estaban retenidas precisamente con la idea de evitar conflictos allí donde se construyeran. Recordemos unos gravísimos incidentes porque alguien lanzó el rumor de que los cristianos —esos egipcios no discriminados— iban a levantar una torre con una cruz en un pueblo. Se reunían en un local pendiente de aprobación, un permiso que no llegaba. Bastó el rumor de que se iba a construir una torre para que fueran asaltados por la población. En la zona de Minya, donde han muerto los últimos coptos, mueren con demasiada frecuencia como para decir que en Egipto no se discrimina por la religión. Recordemos también los cientos que abandonaron sus poblaciones no hace mucho porque no se sentían seguros y la indiferencia del gobernador, que aseguraba que solo eran miedos infundados. Recordemos la muerte del padre al que se le exigió volver a su pueblo a por los papeles para aceptar a su hijo en la nueva escuela tras la huida.

Atentados en 2017 y ahora en noviembre 2018

Todos esos incidentes muestran que la buena voluntad del presidente al-Sisi no logra concretarse en algo que se parezca a una reforma del espíritu religioso. Para muchos egipcios es una realidad la convivencia, pero para otro sector no lo es. Y no son unos pocos, sino los que llevaron a los Hermanos Musulmanes y a los salafistas a ocupar el 70% de los escaños del parlamento en las elecciones que sentaron a Morsi en el palacio presidencial.
Por muy buena voluntad que se tenga, no va a cambiar por sí mismo o lo diga el presidente o el ministerio. Todos los egipcios, con independencia de su religión, son "egipcios" y tienen los mismos derechos, sí, pero eso no significa que se encuentran en la misma situación real. Es una realidad que no puede ser ignorada o tapada por los discursos presidenciales o de los ministerios.

2016

Esta vez el presidente ha ido más lejos en sus afirmaciones en el Foro. Egyptian Streets titula "Egyptians Free to Worship, or Not: President Sisi" , con lo que la cuestión se complica más, como el propio periódico señala:

”The right to worship is the right of everyone, and even the right not to worship is something that we cannot intervene in,” stated the president.
It is not clear if, by ‘not worship’ the president was alluding to atheism in Egypt.
Egypt has been openly against atheism in the last few years. There were talks of criminalizing atheism by Parliament last year.
In 2017, the Egyptian parliament’s committee on religion, headed by Amro Hamroush, discussed plans to make atheism a crime in Egypt to fall under the category of ‘contempt of religion’. Various local media outlets reported that the bill for the criminalization of atheism was picked up again in March 2018.
In 2014, shortly President Abdel Fattah Al-Sisi’s election as head of state, the government released a national plan to combat the phenomenon of atheism in a bid to crack down on figures who were open about their lack of religious beliefs.
With time, Egyptian and Arab youth have been more vocal about not wanting to adhere to a particular religion although they tend to keep these thoughts from older generations and families in fear of growing punishment and possible incarceration.**


Desde las instituciones oficiales se ha tratado el "ateísmo" como una especie de enfermedad que debe ser erradicada del territorio egipcio. La religiosidad, se dijo oficialmente, es algo "natural" de los egipcios. El ateo es "antinatural" y "no egipcio". Y como tal ha sido tratado, perseguido oficialmente en Egipto. Por ello, hace bien en tener dudas el periódico.
Podríamos traer múltiples ejemplos acumulados en estos años de tratar la información egipcia, pero cualquier lector o lectora puede hacerlo con el sencillo sistema de buscar las etiquetas en el blog. Encontrará información suficiente sobre la confusión sobre la necesidad de cambiar el discurso religioso y el problema real de tener otra o ninguna religión en Egipto o, al menos, en algunas de sus partes.


El gobierno, en realidad, solo ha tratado un aspecto "religioso" la radicalización en su contra, la controlada por los Hermanos Musulmanes —a cuyos predicadores se sacó de las mezquitas y centros a través del control institucional del ministerio sobre las mezquitas oficiales y se ha intentado borrar su influencia en Al-Azhar y otras instituciones— o la controlada por el "yihadismo" cercano al Estado Islámico, es decir, el radicalismo militarizado que supone un desafío directo en el terrorismo. Y ha tratado de evitar que del primero se pase al segundo, es decir, de la oposición político religiosa a la ofensiva terrorista. Pero no ha logrado frenar el radicalismo específico de base, es decir, la intransigencia y el sectarismo existentes en muchas áreas, que ha llevado a la discriminación de los coptos, algo que el estado ha aprovechado en momentos mientras que en otros ha mirado para otro lado para evitar tener que intervenir.


Ha sido un clamor de protesta el trato dado a los coptos en las poblaciones pequeñas en las que se ha evitado que recurrieran a los tribunales, obligándoles a ir a los tribunales tribales en donde los mismos vecinos que les acosaban se convertían en tribunales para juzgar los conflictos producidos, teniendo que abandonar sus tierras y casas. De esta forma, nada salía a la superficie. Los coptos en el exterior lo han denunciado ante la sumisión de las autoridades religiosas a las del estado para no agravar los conflictos. También se puede buscar en las hemerotecas estas situaciones, de las que dimos cuenta.
Lo que parece ya evidente es que las palabras de al-Sisi no convencen ya a nadie. La cuestión del "ateísmo", es decir, del derecho a no tener que creer en ninguna de las tres religiones de las que se habla en el Corán (y en la constitución egipcia). Las demás religiones o la ausencia de religión quedan en el vacío, a expensas de lo que puedan hacer en cada momento.


La mezcla de la religión y la política conlleva que los "ateos" —ochocientos y pico, según las ridículas  cifras oficiales— no suelen estar precisamente del lado del gobierno, que construye su identidad de forma doble, como "buenos musulmanes" y como "buenos egipcios", es decir, como un musulmán que acepta a los coptos y viceversa. Ambos, musulmanes y coptos, ven el ateísmo como un problema deplorable, por lo que los ateos no tienen quien les felicite el año, la pascua o cualquier otra celebración de la que carecen.
El discurso sobre el cambio del discurso religioso es otra cosa. Queda reservado a la forma en que las instituciones del Estado manejan la religiosidad (no su ausencia). La creación de locutorios religiosos en la red de metro en El Cairo, no daba una imagen más precisa de lo que se entiende por discurso religioso. El "cambio" no es más que volver a la dirección espiritual institucional frente a los que se dejan llevar por las voces distantes, ya sean los Hermanos, los salafistas (también poderosos y semi aceptados) y los cantos guerreros del Estado Islámico en cualquiera de sus variantes y franquicias.


Todo lo demás queda fuera. La muerte de los cristianos coptos muestra que no hay mucho cambio o efectividad en los que deben cambiar. La respuesta es contundente. Los medios egipcios dicen que han sido muertos 19 terroristas vinculados con la matanza de los coptos. Parece que es el único cambio que entienden.
Está bien que el presidente al-Sisi pida un cambio en el discurso religioso; incluso está bien que lo pida una y otra vez. Pero ese cambio no saldrá de donde se usa la religión como forma de control sobre los otros. Los radicales no cambiarán y los que lo usan institucionalmente tampoco.


Está muy bien que el presidente al-Sisi defienda ante sus invitados internacionales la necesidad de reformar el discurso religioso; está muy bien que lo diga en su entrevista con la Fox de 2017. Pero la realidad tras el Foro y la entrevista y todas las veces anteriores es otra. Si se quiere "reformar", que se despenalicen todo lo que hoy está castigado en los tribunales que tiene que ver con la religión y la moral derivada; que se desatiendan en los tribunales las hipócritas pero productivas denuncias de los abogadillos especializados en perseguir a todos aquellos a los que consideran ateos, irreverentes o "poco egipcios".
Es poco probable que se haga. El presidente tendrá que seguir enfadándose.


* "Egypt's Sisi speaks of reforming religious discourse as first day of WYF concludes" Ahram Online 4/11/2018 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/315740/Egypt/Politics-/Egypts-Sisi-speaks-of-reforming-religious-discours.aspx
** "Egyptians Free to Worship, or Not: President Sisi"  Egyptian Streets 4/11/2018  https://egyptianstreets.com/2018/11/04/egyptians-free-to-practice-religion-or-not-president-sisi/


2016

2017




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