viernes, 30 de noviembre de 2018

El retrato

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hace mucho tiempo dijimos una obviedad; que los dos principales enemigos de Donald Trump eran él mismo y sus negocios. Lo que ha ocurrido esta semana es una mera constatación de esa afirmación referida a las dos caras de la moneda. Los negocios de Trump, necesariamente, tenían que ser reflejo de su alma, como un feo retrato de Dorian Gray. A diferencia de la obra de Oscar Wilde, el cuadro no está escondido en una habitación oscura, sino a la vista, bien cubierto por una capa de mitificaciones y embustes, campañas de ocultación, encubrimiento de actividades, etc., realizados por un ejército de abogados y agentes de imagen.
Pero el rostro de Trump está allí, tras las máscaras del patriota, del político, del marido, etc. Todas han ido cayendo porque no es fácil ocultar tu desprecio por la mujeres cuando sostienes un paraguas bajo la lluvia y tu esposa se cala o la dejas olvidada en el coche; no es fácil esconder la falta de empatía con los seres humanos cuando estrechas las manos de forma tan artificial y posesiva; no es fácil evitar el autoritarismo cuando un periodista te pregunta con insistencia, etc. Son los rasgos conductuales que revelan al personaje tras la máscara. Son los detalles que, pieza a pieza, hacen un trazado de la personalidad que no respeta nada ni a nadie, centrado en sí mismo y con un gusto narcisista por ser el centro del mundo y demostrarlo.


Lo que lo ocurra a Trump no depende de lo que haya hecho, sino de si ha logrado ocultarlo suficientemente... o de la paciencia pagada de los que le rodean y han visto, participado u organizado lo que no le gusta que el mundo vea. No es posible que tenga amigos, por lo que los colaboradores tienen fecha de caducidad. No hace falta recordar los jugosos libros que aquellos que han trabajado publican cada vez que salen de su esfera. El gran despedidor (You're fired!!) padece la venganza de sus despedidos e insultados después de haber tapado sus carencias. Esto nos lleva de lleno a esta semana crucial en su futuro.
The Washington Post titulaba "‘Individual 1’: Trump emerges as a central subject of Mueller probe" y explica las nuevas tribulaciones del presidente en la investigación de la "trama rusa":

On Thursday, Trump’s longtime personal lawyer Michael Cohen pleaded guilty to lying to Congress when he insisted that Trump was not pursuing plans to build a Trump Tower in Moscow after January 2016, casting Trump’s repeated claims that he had no business interests in Russia in a new light. A draft special counsel document revealed Tuesday also indicates that prosecutors are closely scrutinizing Trump’s interactions with a longtime adviser, Roger Stone, as Stone was allegedly seeking information about WikiLeaks’ plans to release hacked Democratic emails.
Legal experts said it’s still unclear how much peril the president might face as a result of the new evidence Mueller has gathered about the Moscow project and WikiLeaks, but his prominence in the prosecutors’ papers puts the president in an awkward starring role.
“It’s deeply troubling. It’s not a place that anybody wants to be, or where you would want your friends or family to be,” former federal prosecutor Glen Kopp said. “And it’s certainly not a place that you would want your president to be.”*


Sería irónico que Trump se viera en dificultades por esa nueva Torre planeada para Moscú. Las explicaciones anteriores sobre la torre daban a entender que el proyecto se había parado porque los rusos no contestaron. Parece que sí lo hicieron. Es creíble porque no iban a desaprovechar las posibilidad de tener a un posible presidente de los Estados Unidos agarrado por los negocios. Recordemos que, pese a lo que digan, Donald Trump fue el primer sorprendido por su victoria, un triunfo conseguido en el "colegio electoral" y no en las urnas, en donde perdió por un margen de casi tres millones de votos. Dejar pasar un buen negocio no parece propio de Trump y es más plausible que lo dejara apalabrado, por decirlo así, para momentos mejores. Enterrar el asunto bajo diferentes capas era una posibilidad, pero no creo que Trump pensara que la investigación podría llegar hasta donde está llegando y un factor esencial: el deterioro que el propio Trump ha provocado entre sus "fieles" consejeros y asesores, puestos de alto riesgo en todos los sentidos y direcciones.
Nos dicen en El País:

Cohen ha reconocido este jueves que mintió en una declaración escrita remitida al Senado sobre un proyecto de la compañía de Trump para construir un rascacielos en Moscú. Dicho proyecto, que no llegó a materializarse, constituye uno de los puntos clave en la investigación sobre la posible conspiración entre la campaña de Trump y el Kremlin. En su testimonio ante el Comité de Inteligencia del Senado, ha reconocido el propio Cohen este jueves, mintió sobre las negociaciones y rebajó el alcance real de sus contactos con funcionarios rusos sobre el proyecto. Lo hizo, ha declarado Cohen, por lealtad hacia Trump y para no interferir en su “mensaje político”.**


La "interferencia" es un eufemismo. En realidad, el "mensaje político" del presidente era un engaño. "Interferir" significa sencillamente que el candidato a presidente de los Estados Unidos tenía intereses en Rusia con los que jugaban los funcionarios rusos, a los que la "interferencia" les daba una oportunidad magnífica de control sobre el presidente en el futuro.
Cohen ha confesado todo esto porque considera que lo vivido como abogado y asesor del ahora presidente ya ha sido pagado con la condena que se le venía encima por las mentiras anteriores que fueron desveladas. Trump ha reaccionado, como en los casos anteriores, insultando a su abogado:

Tras conocer la noticia de su confesión, el presidente ha dicho que Cohen es "una persona débil y no muy lista" que trata de obtener "una sentencia reducida". Respecto a la operación inmobiliaria en Moscú, sobre la que ha asegurado que nunca se sintió entusiasmado, ha defendido que tenía derecho a manejar sus negocios durante la campaña. "No realicé el proyecto", ha recordado, "no trataba de ocultar nada".**

No es eso lo que está aflorando. Cuanto más niegue, más se acerca a la acusación directa de mentir no solo al pueblo americano en su oferta presidencial, sino a las personas que le están preguntando.


Los insultos y desprecios a las personas que han estado junto a él haciéndole el trabajo sucio, dando pinceladas sobre el lienzo horrendo para tapar la realidad no le van a ayudar mucho cuando sea necesario. Trump se está creando mucho enemigos entre sus viejos amigos.
Si resulta una gran ironía la cuestión de la "torre de Moscú", no lo es menos la de Wikileaks. Entre sus frases inolvidables de campaña (junto a "Llamadme Mr. Brexit"), se encuentra aquel "I love Wikileaks!". Ahora puede costarle cara tanta desfachatez. Assange es otro narcisista a que le encantará hacer tambalear al imperio.
El retrato de Trump va tomando forma al ir retirando las capas encubridoras.
 

* "‘Individual 1’: Trump emerges as a central subject of Mueller probe" The Washington Post 29/11/2018 https://www.washingtonpost.com/politics/individual-1-trump-emerges-as-a-central-subject-of-mueller-probe/2018/11/29/e3968994-f3f7-11e8-80d0-f7e1948d55f4_story.html
** "El exabogado de Trump admite que mintió al Congreso sobre la trama rusa" El País 29/11/2018 https://elpais.com/internacional/2018/11/29/estados_unidos/1543506517_502724.html


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