Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
historia de "Jim Acosta vs. Donald Trump" se ha cerrado en primera
instancia con una victoria del periodista y de la libertad de información o, lo
que es lo mismo, con una derrota de Trump y la Casa Blanca.
Uno se
imagina, tras la rueda de prensa, a Donald Trump gritando como una reina
furibunda "¡Que le corten la cabeza!" y a todo un ejército de cartas
temblorosas intentando crear un argumento factible para que la cabeza del
periodista desafiante rodara para nunca más volver. No ha sido así. Al menos,
no ha sido su cabeza la que ha rodado, aunque algunas rodarán. A Trump no le
gusta perder... ¡y menos en Casa! Por ahora va perdiendo frente a su peor
enemigo, él mismo.
Los
medios norteamericanos lo han llevado a lugares preferentes en sus páginas: un
juez ha aceptado la demanda contra Donald Trump y cuatro personalidades
vinculadas con la prohibición. Un duro revés para alguien que acaba de perder
el control de la Cámara de Representantes en las elecciones de medio mandato.
Las
cadenas de televisión nos mostraban a un templado Jim Acosta dando las gracias
a los colegas por el apoyo recibido y concluyendo con un "¡volvamos al
trabajo! que tiene todo el valor de la vuelta a la normalidad rota por Trump en
lo que a derecho a informar se refiere.
Como
era previsible, la endeblez de los argumentos presentados por la Casa Blanca ante
la demanda ha hecho que el juez no tuviera demasiadas dudas al respecto. Hay
cierto tono crítico ante la falta de consistencia y precisión de la defensa.
El
diario El País señala que el juez Timothy Kelly, el que ha ordenado la
restitución provisional de Jim Acosta, fue uno de los designados por Trump el
pasado año, lo que añade tensión al caso, pero también reafirma que lo que no
puede ser defendido no puede ser aceptado. Señala el diario:
La decisión del juez es el primer paso para
una posible derrota en la cruzada de Trump contra la prensa, a la que denomina
“el enemigo del pueblo”. El republicano defendió este viernes en un acto sobre
ciberseguridad la importancia de la libertad de prensa, pero sostuvo que
"hay que actuar con respeto".
A su vez, aprovechó la oportunidad para amenazar a quienes no cumplan
con el protocolo: "Si no escuchan las reglas y regulaciones, volveremos a
la corte y ganaremos". CNN agradeció el resultado y a los que los que
apoyaron "una prensa libre, fuerte e independiente". "Esperamos
una resolución completa en los próximos días".
El fallo de Kelly es un espaldarazo a la
demanda interpuesta esta semana por CNN y Acosta contra el mandatario y otros
cinco miembros de su equipo, alegando que el veto violaba dos enmiendas
constitucionales, entre ellas la que consagra la libertad de prensa. Kelly dijo
que la Casa Blanca negó el derecho de Acosta al debido proceso al suspender su
credencial sin previo aviso, como obliga la ley. La Administración restablecerá
el pase y agregó que desarrollarán reglas y procesos para garantizar
conferencias de prensa "justas y ordenadas" en el futuro. "Debe
haber decoro en la Casa Blanca", rezaba el comunicado.*
El
diario advierte que esto está en sus inicios y queda un camino de meses por
delante hasta que el caso se resuelva.
De
todos los artículos vistos, me quedo con el magnífico uso de la fotografía
realizado por The New York Times. Las fotografías anteriores sobre el caso nos
han mostrado vistas laterales —Trump a la derecha, Acosta a la izquierda— o
tomadas con Trump de frente y Acosta como una borrosa silueta de espaldas. La
fotografía de The New York Times es muy diferente. Nos muestra a un desenfocado
Donald Trump y a un Jim Acosta vuelto hacia atrás, es decir, hacia sus
compañeros. Nos lo muestra sonriente, en un gesto que hoy, tras la primera
decisión favorable, adquiere una significación plena. La fotografía es
extraordinariamente expresiva y es una muestra de buen sentido de la comunicación
a través de las imágenes.
Quizá
la información más completa y ordenada la haya realizado la BBC, explicando el
caso paso por paso. En el apartado sobre "qué ha dicho el juez",
explican:
Judge Timothy Kelly, who was appointed to the
bench by Mr Trump last year, said Mr Acosta's constitutional rights outweighed
the White House's right to have an orderly news conference, the Washington Post
reported.
He also criticised the Trump administration's
decision, saying that the process was "so shrouded in mystery that the
government could not tell me... who made the decision".
He also called Mrs Sanders' statement claiming
that Mr Acosta had inappropriately touched an intern "belated efforts
[that] were hardly sufficient to satisfy due process".
But in court documents, the White House argued
that the decision was made in order to preserve White House decorum and it did
not claim impropriety towards the intern.
Judge Kelly added that the White House was
required to restore his White House access, but is under no obligation to call
on him during questions.
A hearing on the case is scheduled for next
week, but it is unclear if the White House will once again seek to strip Mr
Acosta's access, or allow him to resume his work as CNN's chief White House
correspondent.**
Hay dos puntos interesantes en esta explicación. El primero
de ellos es la falta de responsabilidad sobre la decisión. Hace bien en anotarlo
el juez, ya que es la base de la demanda contra las cinco personas, incluido en
presidente de los Estados Unidos. El hecho de que nadie responda directamente
sobre quién ordenó directamente la retirada de la acreditación es una señal
clara de que quien lo hizo no lo hacía por iniciativa propia, sino que le fue ordenado.
En teoría, es el Servicio Secreto, cuyo director era objeto de la demanda, quien
controla el acceso a la Casa Blanca. Pero no creo que haya nadie que crea que
es de ahí de donde salió la orden, ya que esta implicaría convertirlo en un
"asunto de seguridad", es decir, tratar a Jim Acosta como una
"amenaza" real contra los miembros de la Casa Blanca, el presidente y
su familia. El "misterio" del que habla el juez es probablemente el
del que acepta una orden superior pero le toca firmarla, porque a la puerta de
la Casa Blanca habrá tenido que llegar una orden de impedir el paso a Acosta, una
orden diciendo que ya no estaba acreditado, aunque no entrara en más detalles.
Y esa es la segunda parte, los detalles. Una cosa es hablar
y otra escribir. Las teorías iniciales sobre la "incorrección" del
contacto físico y del vídeo manipulado (según la opinión de todos los expertos
consultados por los medios) desaparecen de los argumentos presentados porque
ese camino sí que les llevaba a un mal lugar. No es fácil manipular un hecho
visible y del que la propia "afectada" tendría que dar cuenta. No
creo que su sueldo como personal interino dé para tanto.
Tampoco el argumento posterior —Acosta actuó en contra de
sus colegas al monopolizar el micrófono— se sostiene ya que son los propios
compañeros de Acosta los que se han personado solidariamente en la demanda.
La vilipendiada prensa ha conseguido algo muy necesario,
alcanzar unidad en un momento en que se había dejado arrastrar por la
polarización a la que Trump lleva todo, a su permanente "conmigo o contra
mí". Sin caer en ilusiones, el hecho de que los medios del grupo de la
Fox, incluido The Wall Street Journal, se hayan personado solidariamente en la
demanda y hayan hecho un comunicado apoyando al periodista de la CNN es un
momento importante para la historia de la libertad de información. Será, con
toda probabilidad, algo que se recuerde como una victoria de la prensa frente
al poder ya que, sin duda, el mandato de Trump será recordado como autoritario
y poco democrático en muchos sentidos.
Trump ha dado la ocasión de convertirse en héroes de las
libertades a aquellos que se le oponen, mientras que aparecen como sicarios los
que siguen sus órdenes. Lo que ocurrió con John McCain es un ejemplo claro. Fue
la valentía de McCain enfrentándose a Trump lo que le granjeó las simpatías de
todos; fueron los insultos de Trump los que reforzaron su imagen de persona
íntegra. Cuando falleció, Trump se negó a mantener la bandera de la Casa Blanca
a media asta en señal de duelo por John McCain, como mandaba la tradición.
Trump rompió esa tradición. John McCain dejó establecido entre sus últimos
deseos que Trump no asistiera a su entierro, al que por eso mismo asistió todo
el mundo, dándole un funeral de Estado.
Ahora, como señala la BBC, puede acabarse aquí o seguir. Está
en manos de Trump, que es mal enemigo en estas cosas que le afectan al ego. La
contienda con Acosta fue personal y así la siente, pese a lo que le digan los
tribunales. La presencia de Jim Acosta entre los periodistas es ya un
recordatorio de algo que a Trump no le gusta: perder. Trump no lo dejará así y
veremos cómo resuelve el reencuentro.
Pero para todos los demás, el hecho de que Jim Acosta se
encuentre de nuevo en su puesto es una garantía de que el sistema funciona
mejor que la misma presidencia y que la prensa tiene claro que hay límites que
afectan a todos y que no se deben traspasar.
* "Un juez restaura
temporalmente la acreditación del periodista de CNN Jim Acosta" El País
16/11/2018
https://elpais.com/internacional/2018/11/16/actualidad/1542385425_627484.html
** "Jim Acosta row: Donald Trump threat
over reporters' behaviour" BBC 17/11/2018 https://www.bbc.com/news/world-us-canada-46240975
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