Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Un
nuevo atentado contra los egipcios coptos ha dejado, por el momento, siete
muertos y once heridos. El ataque a un autobús de peregrinos se ha hecho
coincidir con la inauguración de los que se ha convertido en el acto emblema
del régimen, el pomposo "World Youth Forum", celebrado cada seis
meses para promoción del régimen y visibilidad de los lugares que el turismo
debe visitar. El acto sirve para la promoción de la figura de al-Sisi y el
régimen queriendo dar una imagen de proyección internacional. Este, sin
embargo, será recordado desgraciadamente por el asesinato en atentado de los
coptos que se dirigían en peregrinación al monasterio de San Samuel el Confesor, en la zona de Minya, un lugar de frecuentes
incidentes sectarios contra los cristianos coptos.
Las
condenas contra el atentado no se han hecho esperar, dentro y fuera de Egipto.
Los atentados contra los coptos forman parte de una estrategia sectaria muy
definida. Se busca la complicidad de aquellos que están en la idea islamista de
que los coptos son enemigos del islam. Los últimos atentados más dañinos siguen
esa estrategia y se dirigen contra los que consideran enemigos, contra los coptos y las cofradías sufís. Esta vez han
sido los coptos los que se han convertido en objetivo.
Se
busca así cumplir un doble objetivo. Por un lado, los terroristas aparecen como
"defensores" del islam frente a las "conspiraciones coptas"
por querer "destruir el islam" y "recuperar Egipto", que
son infundios corrientemente difundidos y, por otro, abrir una brecha entre
coptos y musulmanes, ya que los cristianos consideran que el estado les deja
abandonados a su suerte, víctimas fáciles de los terroristas, pero también del
sectarismo cotidiano que les discrimina en muchos ámbitos. Esta última
reivindicación es la que las propias autoridades coptas tienden a silenciar
para evitar males mayores. Saben que protestar va a mejorar poco las cosas y
que, en cambio, las puede empeorar.
Lo que
más ha irritado a muchos es precisamente que el atentado se ha producido
exactamente en el mismo punto en el que se produjo otro hace 15 meses, dejando
en evidencia que las medidas tomadas, si es que se tomaron algunas, no han
servido de nada. "Last
year, gunmen attacked a bus carrying Coptic Christians in the same area which
killed 28 people and wounded 25 others"*, explican en Egyptian Streets.
El
atentado ha sido como pescar en un cubo, es decir, sentarse a esperar a que
pase el autobús de peregrinos al monasterio y ametrallarlo. La tranquilidad e
impunidad con la que se realizan estos ataques dejan en evidencia las medidas
tomadas y especialmente la retórica triunfalista con la que el Ejército maneja
la cuestión, con las cifras de bajas que dicen causar a los terroristas en sus
incursiones en distintas zonas del país.
Ahram
Online recoge la reacción de los asistentes al Foro Mundial de la Juventud como
respeto por los fallecidos y las palabras condenatorias del presidente al-Sisi.
La retórica tiende, como suele ser habitual, a recalcar que "no
conseguirán sus objetivos", pero el primero, que es el matar, ya lo han
conseguido.
El
estatal Ahram Online recoge las diversas declaraciones oficiales y reproduce el
comunicado:
The country's State Information Service (SIS)
issued a statement "expressing its deepest condolences to the families of
the victims, stressing that the terrible crime will not damage the unity of the
Egyptian people."
"Such sordid attempts by desperate forces
of terrorism will not affect the people of Egypt’s determination to move
forward in their path to achieve security, stability and development throughout
the country, and to eradicate terrorism," the statement said.
The SIS said the "desperate attempt by
terrorist groups is evidence of their weakness", pointing at "Egypt's
extensive Comprehensive Sinai 2018 operation in securing Egyptian borders in
all four directions and eradicating terrorism in Northern and Central
Sinai."
"Such despicable crimes will only
reinforce the strength and unity of the Egyptian people and their dedication to
rooting out terrorism," the SIS said, affirming "the need to respond
to Egypt's successive calls for international solidarity in pursuing terrorism
and its sponsors and supporters who provide it with funds, offer shelter to its
leaders, and dedicate propaganda outlets to justify its crimes under misleading
pretexts."*
Es difícil encontrar un comunicado de condena con más
excusas. La idea de que los terroristas están "desesperados" es una
apreciación sin fundamento, que solo trata de reforzar la imagen de las
acciones gubernamentales que en este caso, les han servido de muy poco a los
coptos asesinados.
Que los crímenes sirven para reforzar la "unidad"
es más un deseo que una realidad y trata de evitar las críticas al gobierno por
la inoperancia que ha hecho que se repita un atentado en el mismo sitio pasado
un año, lo que deja en evidencia la ausencia de vigilancia en los caminos hacia
el monasterio.
Finalmente, el comunicado apunta los cañones hacia el "exterior",
algo arriesgado cuando todavía nadie ha reivindicado la autoría y se desconoce
todo sobre lo sucedido. El comunicado trata de redirigir la irritación hacia
los tradicionales objetivos del régimen de al-Sisi. No dice nada, pero se inserta en la serie de
discursos contra países como Qatar, Irán o Turquía, incluso contra Occidente,
ya que se aprovecha para hablar de los medios de comunicación que transmite su
propaganda o de países que acogen a sus líderes sin especificar más. Este
último reproche es habitual y cada uno se cuida de ponerle rostro a las
denuncias.
La narrativa del régimen egipcio se construye sobre una
serie de "núcleos" que son los que vertebran el relato que ha de ser
mantenido. Mientras el discurso oficial busca la "unión" y convencer
que los ataques contra los coptos son contra todos los egipcios, la narrativa
sostenida por los terroristas es precisamente la contraria: los coptos son "enemigos
del islam" y "buscan su destrucción".
En Egypt Independent se señala:
No group immediately claimed responsibility for
the attack on people traveling to St. Samuel the Confessor monastery in Minya,
260 km (160 miles) south of Cairo.
The attack took place almost at the exact
location where 28 Christians were killed by Islamist militants in 2017.
Egypt’s Coptic Christian minority, which makes
up an estimated 10 percent of the population, has been a frequent target of
attacks and persecution since the uprising that toppled former president Hosni
Mubarak in 2011.
Egypt says fighting Islamist militants is a
priority to restore security after the years of turmoil that followed the “Arab
Spring” protests.**
El último de los párrafos muestra el cierre de la narrativa
oficial: la interpretación como "inestabilidad" de la "Primavera
árabe" que considera la presencia del terrorismo islamista como parte del
levantamiento popular de 2011. Nada menos cierto, ya que en el levantamiento
popular los islamistas esperaron pacientemente a que se produjera la caída del
régimen ya que no les interesaba una democratización que no pudieran manipular,
como de hecho ocurrió.
El atentado contra los coptos debe ser condenado desde todas
las instancias. Lo que no debe es ser utilizado para la manipulación o para
reforzar las dudosas tesis oficiales sobre el origen de la inestabilidad, que
en Egipto no es otro que la división del país en dos grandes fuerzas, la de los
militares y el estado que surge con la revolución en los cincuenta, y la de los
islamistas, que habían crecido en los años 20 y compiten desde entonces por el
poder.
Los atentados contra los coptos son la punta del iceberg del
islamismo, lo mismo que los que se dirigen contra los sufís, a los que se
considera herejes. De esta forma
intentan congraciarse con los rigoristas que se han ido educando en un islam
intransigente y autoritario en detrimento de la convivencia. Es difícil que el
camino elegido por el gobierno de al-Sisi acabe con algo que es resultado de
décadas y que sigue creando dolor y odio.
El nuevo atentado vuelve a hacer aflorar las tensiones no
resueltas dentro de la sociedad egipcia. El aumento de la represión es la vía
elegida dentro de un concepto de orden que solo traerá más radicalización y,
por ello, más intransigencia. Pero así se mantendrá la necesidad de gobiernos
"fuertes" es un círculo vicioso.
El odio se sigue esparciendo por el mundo, ya sea en sinagogas en los Estados Unidos, de cristianos en Egipto rumbo a sus monasterios o de musulmanes en sus mezquitas. Demasiado odio y va a más.
Nuestras condolencias a todos los coptos y a todos aquellos
que sienten sus muertes como suyas más allá de las diferencias religiosas.
*
"Seven Killed in Attack on Coptic Christians Bus in Egypt" Egyptian
Streets 2/11/2018
https://egyptianstreets.com/2018/11/02/seven-killed-in-attack-on-coptic-christians-bus-in-egypt/
**
"UPDATED: At least 7 killed, 12 injured in terrorist attack on bus
carrying Copts in Upper Egypt's Minya" Ahram Online 2/11/2018
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/315576/Egypt/Politics-/UPDATED-At-least--killed,--injured-in-terrorist-at.aspx
*** "Gunmen kill seven on bus bound for Egyptian monastery: archbishop" Egypt Independent 2/11/2018 https://www.egyptindependent.com/gunmen-kill-seven-on-bus-bound-for-egyptian-monastery-archbishop/
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