Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
En
estos días, los alumnos de la facultad andan localizando personas, de dentro y
fuera, que les hablen ante cámara de los temas que les han propuesto como
trabajos de sus asignaturas. Armados de teléfonos y cuadernos anotados con
preguntas someten al tercer grado a quienes aceptan sentarse ante ellos. Lo que
a veces no te preguntan nunca en el aula, se deciden a hacerlo en un rincón
tranquilo, apartado de ruidos y presencias que distraigan. Y aceptas porque muchas
veces es el único momento en el que preguntan ciertas cosas que les afectan,
sobre presente y futuro, que nos afectan a ellos y a nosotros, preguntas conjuntas
con silencios separados.
Ayer
tuve un segundo encuentro con diez preguntas que iban de una primera sobre qué
era para mí la educación a una final sobre el futuro de los medios, de su
profesión de periodistas. En el fondo creo me preguntaban lo que ellos mismos
se preguntaban, intentando aclarar lo que gira confusamente en el interior, el
contrate entre lo que quieren y tienen, entre lo que imagina y lo que reciben.
¿Qué es la educación? Algo doble, la transmisión del conocimiento
y la formación de la persona. Olvidamos la segunda parte cuando dejamos de
tener un modelo social compartido, unos valores comunes y solo valoramos a los
demás por lo que producen o tienen. La educación debe servir para unirnos y no
una forma de segregación que agrande las diferencias sociales acumuladas. ¿Enseñamos a ser "críticos"? Deberíamos,
pero no todos están dispuestos, en ambos lados, a aceptar lo que supone ser
crítico, ejercer de conciencia dentro
de un sistema cada vez más acomodado y rutinario, pagado de sí mismo. Ser
críticos es decir en voz alta lo que pensamos que está mal, pero también una
conciencia de la condena a la imperfección mejorable. No podemos aspirar a lo perfecto, pero sí a mejorar, aunque casi
nunca nos pongamos de acuerdo en qué significa "bueno", de ahí la
importancia del diálogo. ¿La cultura
"general"? Es un término engañoso; lo importante es ser capaces
de profundizar en nuestra propia herencia pa5ra poder conocernos y para evitar
ser manipulados por los juegan con la ignorancia. ¿Redes sociales y fake news? También los libros cuentan mentiras, el
problema es lo barato que resulta ahora y su gran alcance combinados con una
ignorancia creciente. La buena educación es el mejor remedio contra las
noticias falsas; el sentido crítico es el arma de defensa frente a los engaños.
¿Periodismo y Educación? Ambos son medios
de información, cada uno supone una faceta de la necesidad de conocer más allá
de lo que nos rodea.
La
Educación es el reflejo de la sociedad que la diseña. Nuestra Educación está en
crisis porque nuestra sociedad está en crisis, crisis de valores, de modelo
social y personal. Desde el siglo XVIII se debate sobre por qué y para qué se
enseña, desde qué perspectiva hacerlo. Podemos elegir la dimensión del homo faber y considerarnos meras
máquinas al servicio de la eficiencia productiva, que aprendemos para producir
mejor. O podemos adentrarnos en la dimensión humanística en la que aspiramos a
ser personas que se preguntan por sí mismas y por nuestra relación con el mundo
y los demás; ser personas que valoran el pasado y el presente para intentar
retener la construcción del futuro en sus manos, tener la capacidad de
imaginarlo. Podemos aspirar a una educación igualitaria que nos considere personas
que eligen en el mundo, o personas que son elegidas, seleccionadas conforme a
criterios productivos, económicos, ideológicos o de cualquier otra dimensión.
La
Educación es el espejo de la sociedad, como la cara es, dicen, del alma. En
ella se reflejan nuestras virtudes y también nuestros defectos en una relación
no siempre equilibrada.
Hay una
enorme frustración en el mudo educativo porque no se cumplen los resultados
prometidos en una sociedad que se centra en el reparto del trabajo mientras sus
fuerzas se dedican a convertirlo en una necesidad escasa, especulativa y
precaria, en las que unos se hacen inmensamente ricos con el menosprecio de
otros. Quizá sería mejor educar para ser mejores personas, personas que vean
mal lo que ahora vemos bien. Quizá, sí, sería mejor para todos. Educar para el
cambio y no educar para mantener o aumentar las distancias sociales. En este
panorama, seguimos apostando por las diferencias, por eso que llaman excelencia
que solo está trayendo frustraciones de la mayoría y un éxito insolidario en
quienes lo logran. Presentamos la educación como la forma de inversión en una
competición absurda, creando un gigantesco negocio para establecer diferencias
y así lo presentamos. La propia educación pública ha caído en este error
sumándose a competencias y puntuaciones, a excelencias y exquisiteces que
segregan en vez de trabajar sobre el conjunto, sobre la comunidad y sus
aspiraciones. Lo malo es que el futuro que diseñamos no nos ayuda, sino por el
contrario crea enormes incertidumbres sobre lo que algunos han llamado el
"fin del trabajo", convirtiéndolo en un bien escaso cuyo sentido es
crear enormes bolsas de parados que fijan los salarios a la baja excepto los
que se disparan. No tenemos alternativa de futuro conjunta; solo el que
diferencia entre los que tendrán sitio en los botes y los que quedarán fuera a
su suerte.
¿El
Periodismo? Lo mismo que ocurre con la Educación. Es también un espejo
selectivo que atiende las necesidades de información. Estas dependen de nuestra
propia formación y no de otra cosa. Podemos cerrarnos informativamente en
nuestro mundo, más o menos trivial, intrascendente, o podemos acceder a los
problemas del mundo para contarlos a otros. Contar no es un hecho distante,
sino una proximidad a los problemas, no para decir "qué suerte
tenemos", sino para buscar soluciones. Ya no existe lo
"internacional" más que como anacronismo. El mundo levanta muros,
mientras se derriban las fronteras gracias a la información. Podemos ignorar
qué ocurre al otro lado del mundo, que bienes escasean, que peligros tenemos
por delante, etc. pero eso no va a cambiar. La información no es para
entretenernos sino para preocuparnos, interesarnos, pensar sobre lo que ocurre.
¿Qué piensa de la conversión de la
información en "infoentretenimiento"?, otra de sus preguntas. Que
es una forma de ocultación de la realidad, de mantenernos alejados de los
problemas reales y de darle a la gente lo que quiere recibir, placebos
informativos. Es la traducción a "espectáculo" de la realidad social.
El Periodismo y la Educación no deben ofrecer lo que quieren, sino lo que deben.
Al convertirse ambos en negocios, van cediendo en sus funciones y se deslizan
hacia la de entretener, la conversión del mundo en espectáculo. Esto ocurre con
el presente de la información o con la tradición en la Educación, en donde se
va perdiendo lo esencial, que es hacer pensar, ayudar a ser autónomos, en favor
de una dependencia de los azúcares con los que se endulza el mundo. Pronto
dejamos de querer ver lo que es y lo sustituimos por lo que nos entretiene, lo
que nos hace caminar cada día sin mirar hacia abajo, sin sentir el vértigo de
la vida propia y común. Pan y circo; no es un descubrimiento nuevo. Cada época
elige sus propias formas de ocultación y despierta sumida en los desastres que
ha ignorado. Nuestro problema es que ya el siglo XX mostró que los conflictos
graves se extienden por todo el globo. Vivir en una burbuja no evita los males,
solo evita que se vean venir de lejos, que puedan ser previstos. Pero hoy hemos
convertido hasta los desastres en negocios y se antepone el beneficio a la
responsabilidad.
Cuando
fallan la Educación y la Información sobre el mundo desviándose de su función,
lo que se obtiene es un estado de manipulación y ceguera constantes. El futuro
de ambos, Periodismo y Educación, es el mismo de la sociedad que queremos. Son
el resultado de aquello que queremos escuchar, de aquello que consideramos
necesario aprender. El desprecio por lo mejor que hemos producido no lleva a
vivir un presente engañoso y sin recursos; la distorsión o ignorancia de lo que
ocurre en el mundo hará que tengamos solo unos segundos para extrañarnos antes
del desastre.
Fallando
la Educación por parte de quienes la imparte y de quienes la recibe, cumpliendo
formalmente pero no esencialmente, creamos una sociedad que se mueve por mera
inercia, sin voluntad de mejora, solo por deseo de satisfacer las necesidades
que se nos crean.
Me
dijeron la enorme cantidad de horas que los estudios señalan que estamos
expuestos a los medios. Es sorprendente que con esas enormes cantidades de
tiempo al día, sin embargo, la cultura y el conocimiento del funcionamiento
real del mundo sea tan reducido e imperfecto, una distorsión llena de
estereotipos y lugares comunes, una agenda cada vez más reducida en la que
entran personajes creados para ser consumidos como información trivial. Los
medios prefieren dar paso a las banalidades repitiendo lo que encuentran y que
vuelve a ser masticado en un proceso de rumia constante. Es barato y atractivo.
Creo
que fue productiva la entrevista para ellos y para mí. Hay cosas que no hablamos
nunca metidos en nuestras premuras, en esta enseñanza relámpago en la que nos
hace vivir. Aprender requiere otro tempo muy diferente a este fabril y febril
que le hemos impuesto. Hace falta hablar, reflexionar, criticar... pensar. Pero
parece que eso es lo que se ha excluido precisamente de la educación. Pedimos
resultados, pero no creamos condiciones. Cuestionamos muy poco lo que hacemos.
El Periodismo educa y la Educación informa. Responden ambos a nuestra necesidad de conocimiento. El problema es cuando dejamos de estar interesados en lo esencial y uno y otro nos lanzan a las rutinas o a la distracción. No hay distinción en nuestra mentes entre lo que aprendemos. Da igual dónde lo leamos o escuchemos si es valioso. Pero lo valioso no es valioso por sí mismo sino ante nuestra percepción. Lo valioso es lo que cubre una carencia, un desconocimiento, el paso del no saber al saber. Pero el paso esencial, el previo, es del me importa o no me importa, el del interés por lo que ocurre. Ambos, Periodismo y Educación, deben hacernos del mundo un lugar de interés y despertar esa pasión por el conocer que nos hace humanos y no vegetar en el día a día.
Nos preocupamos por la "muerte" del Periodismo o de la Educación, por sus crisis, pero no vemos que son nuestras crisis. En eso consiste la ceguera.
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