Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Hay
muchas formas de vivir el deporte, expresión que ya es indicativa de una forma
específica de ver las cosas. Con la llegada de la televisión, el deporte sufrió
una enorme transformación, muy superior a la que había llegado con la prensa y,
especialmente, con la radio. Ambos medios anteriores habían fabricado el
deporte al lograr crear un espacio de representación para un fenómeno
inicialmente local y pequeño, sin apenas trascendencia.
Fueron
los medios los que le dieron el lenguaje de la épica a los deportes, los que crearon los mitos y
leyendas para que quedaran en la mente colectiva. Crearon un género que producía
héroes y villanos, momentos decisivos, emociones contagiosas al transformar lo
que era una simple patada, salto, golpe o raquetazo, en gloria y decepciones de
dimensiones cósmicas.
La
máxima intervención de los medios se produce, creo yo, se produce con la radio,
en donde con solo la voz, la capacidad narrativa de los locutores, el oyente ha
de imaginarse un espacio, unos jugadores, una acción. Necesita para ello poseer
unas enormes capacidades verbales, sentido de la narración y del drama, además
de su conocimiento del juego, de su historia, memoria rápida. Es analista,
actor, narrador de un momento.
Recuerdo
amigos que quitaban el sonido del televisor para poner la radio y escuchar la
retransmisión de su locutor favorito junto a las imágenes acalladas de la
pantalla. Querían vivir la emoción que la voz les transmitía frente a la más
fría de los comentarista televisivos, que se limitaban muchas veces a contarnos
los nombres de los que se pasaban la pelota. Acostumbrados a las intensas
retransmisiones radiofónicas, la televisión les parecía sosa. La radio era,
según la definición macluhaniana, un "medio frío" que requería una
alta participación imaginativa del oyente para compensar la baja cantidad de
información, frente a las pantallas televisivas. En España importó locutores
latinoamericanos, que habían conservado la tradición de la emoción intensa en
las retransmisiones frente a la "seriedad" propia. Aquellos goles
cantados como un grito tarzanesco en la jungla del deporte ponían la emoción
que la palabra y el sonido transmiten conjuntamente.
El
crecimiento del mundo del deporte gracias a la captación de dinero que la
publicidad lograba hizo que se convirtieran en fenómenos mundiales. El deporte
es un mundo propio que absorbe los elementos exteriores para lograr su
calentamiento. Así las rivalidades, los conflictos entre países se viven a
través del deporte que en teoría debía servir para la armonía internacional. En
general ocurre lo contrario ya que esos conflictos se usan para crear un clima
emocional más intenso. A diferencia de los altercados en los pesajes antes de los
combates de boxeo, en el que se escenifica el odio entre los contendientes, los
conflictos reales son aprovechados para involucrar más a las audiencias, para
atraerlas y vivir los encuentros deportivos como episodios de una guerra más
amplia.
Los
medios elevan el tono del deporte hasta hacerlo coincidir con el honor patrio, con sentir que una
victoria puede elevarnos por encima de todos y una derrota hundirnos en la
miseria más absoluta. A ello contribuye toda la parafernalia y la retórica del
negocio del deporte, que se concentra en la idea de los "equipos
nacionales" o deportistas individuales que reciben la carga enorme de la
responsabilidad, que va más allá de ganar o perder, ya que siente que
representan al país en un sentido intenso que les convertiré en héroes o
traidores a la causa y a la historia.
En
estos días de exposiciones de Trabajos de Fin de Grado, he tenido ocasión de
escuchar varias exposiciones de alumnas y alumnos que nos relataban las
dificultades de los deportes minoritarios para acceder a los medios de
información y así poder darse a conocer al gran público. Pero lo cierto es que
el gran público quiere emociones conjuntas, pre y pos partidos, que le calienten
la semana entre encuentro y encuentro.
Hace
unos años había algunas cadenas de satélite que se especializaban en deportes
muy minoritarios pero que era posible disfrutar por sí mismos y no por la
emocionalidad interesada que los medios crean en torno a ellos. Hoy
prácticamente quedan fuera de las pantallas y hay que verlos a través de
internet o allí donde se practican.
Ahora
que estamos en plena Copa del Mundo de Fútbol habría que realizar un estudio sobre las formas de "calentamiento" de las audiencias, en
especial que aspectos se utilizan, etc. para crear esas
identidades deportivo nacionales. Es interesante comprobar cómo se viven a lo
largo del proceso, es decir, a qué se apela en derrotas y triunfos, los estados
de ánimo colectivos a través del estudio de los medios mismos pero también
observar las respuestas en los medios sociales.
Me
resulta muy ejemplar de todo esto el caso egipcio, que hemos comentado en ocasiones
porque el fútbol —como han hecho ya otros países— presenta una
ocasión de unir todos los elementos posibles: el poder, los actores deportivos,
las instituciones, los medios y el público de seguidores en masa. Todo ello configura un sistema en el que
se canalizan las ilusiones de futuro, las frustraciones colectivas existentes en las
derrotas, las alegrías explosivas, la creación de héroes y villanos, etc.
Egipto
ha pasado desde la glorificación de Mo Salah y la creencia en que era posible
ganar el Mundial, hasta la indignación (odio, en muchos casos) contra Sergio
Ramos por lesionar a la estrella en la final de la Champions, a la frustración de la pérdida contra Uruguay
en el último momento, el varapalo frente a Rusia (a la que también se esperaba
ganar), con el tercer gol egipcio en la historia del mundial (los tres de penalti)
y la avalancha de críticas al entrenador Héctor Cúper por ser demasiado
conservador (pese a recibir tres goles de Rusia). Egyptian Street ha sabido
recoger parte de ese sentimiento tras la derrota ante Rusia:
Yesterday’s Egypt vs. Russia match sent Pharaoh
fans on an emotional roller-coaster between exhilarating hope, to sheer
devastation.
World Cup hosts, Russia, won 3 – 1 against
Egypt. The first half of the match was a tense battle between the two teams
which ultimately ended in a draw. However, in a surprising turn of events, the
second half started with Ahmed Fathy scoring his own goal – giving Russia the
upper-hand. Throughout the match, two more goals were ensued by Russia: one by
Cheryshev on the 59th minute, followed by another by Dzyuba three minutes
later.
Yet, during a penalty shot, Mohamed Salah
scored Egypt’s first World Cup goal since 1990; shrinking Russia’s lead to two goals.
Nonetheless, Egyptians world-wide suffered the
loss, and typical in Egyptian nature, their grief was expressed the best way
they knew how – through comedic relief. *
Se vive la épica, la derrota, la decepción, a través de las
palabras, como se han visto anteriormente las ilusiones por el triunfo. Se ha
pasado por todos los estados emocionales, de la alegría a la ira, de la
felicidad a la decepción. Pero también se señala la vía tradicional que los
egipcios han desarrollado ante la adversidad, fruto de décadas de soñar con lo
imposible tocándolo con los dedos de la imaginación: el humor, una forma de
sublimar la frustración en que las expectativas excesivas les hacen caer. Estos
días han permitido ver cómo se ha jugado, en plena crisis económica y social,
con sus emociones e ilusiones.
En Egyptian
Streets se recoge un buen puñado de tuits y se cierra con una observación:
"However, those supporting the Pharaohs, and Egypt, were just happy to
support the game they love, the players they admire, and the country they
believe needed the win."* Necesitar ganar, en términos egipcios, es
un poco de alegría en un momento muy duro, de extrema dificultad en todos los órdenes
que la propaganda triunfalista ya no logra calmar.
En este estado emocional, Egipto afronta un partido inútil, pero importantísimo frente a Arabia Saudí. Aunque no se juegan nada deportivo
pues ambas selecciones están eliminadas, es mucho lo que se dilucida sobre el césped ruso. El fútbol
es más que un juego, los países son más que un equipo. Pero a veces se olvida. Se critica entonces a los que advierten que el deporte convertido en espectáculo, en obsesión, es una herramienta para dirigir emociones, levantar ilusiones y olvidar realidades.
Egipto necesita victorias,
pero más allá del campo de fútbol. Puede vivir el deporte, soñar con él, pero
no abandonar la realidad dura, porque esta no cambiará por muchos goles que se
metan, por muchas copas que se conquisten.
*
"Egyptians Hilariously React on Social Media to Egypts Loss Against
Russia" Egyptian Streets 20/06/2018
https://egyptianstreets.com/2018/06/20/egyptians-hilariously-react-on-social-media-to-egypts-loss-against-russia/
octubre 2017 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.