sábado, 23 de junio de 2018

Emociones deportivas


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hay muchas formas de vivir el deporte, expresión que ya es indicativa de una forma específica de ver las cosas. Con la llegada de la televisión, el deporte sufrió una enorme transformación, muy superior a la que había llegado con la prensa y, especialmente, con la radio. Ambos medios anteriores habían fabricado el deporte al lograr crear un espacio de representación para un fenómeno inicialmente local y pequeño, sin apenas trascendencia.
Fueron los medios los que le dieron el lenguaje de la épica  a los deportes, los que crearon los mitos y leyendas para que quedaran en la mente colectiva. Crearon un género que producía héroes y villanos, momentos decisivos, emociones contagiosas al transformar lo que era una simple patada, salto, golpe o raquetazo, en gloria y decepciones de dimensiones cósmicas.
La máxima intervención de los medios se produce, creo yo, se produce con la radio, en donde con solo la voz, la capacidad narrativa de los locutores, el oyente ha de imaginarse un espacio, unos jugadores, una acción. Necesita para ello poseer unas enormes capacidades verbales, sentido de la narración y del drama, además de su conocimiento del juego, de su historia, memoria rápida. Es analista, actor, narrador de un momento.
Recuerdo amigos que quitaban el sonido del televisor para poner la radio y escuchar la retransmisión de su locutor favorito junto a las imágenes acalladas de la pantalla. Querían vivir la emoción que la voz les transmitía frente a la más fría de los comentarista televisivos, que se limitaban muchas veces a contarnos los nombres de los que se pasaban la pelota. Acostumbrados a las intensas retransmisiones radiofónicas, la televisión les parecía sosa. La radio era, según la definición macluhaniana, un "medio frío" que requería una alta participación imaginativa del oyente para compensar la baja cantidad de información, frente a las pantallas televisivas. En España importó locutores latinoamericanos, que habían conservado la tradición de la emoción intensa en las retransmisiones frente a la "seriedad" propia. Aquellos goles cantados como un grito tarzanesco en la jungla del deporte ponían la emoción que la palabra y el sonido transmiten conjuntamente.


El crecimiento del mundo del deporte gracias a la captación de dinero que la publicidad lograba hizo que se convirtieran en fenómenos mundiales. El deporte es un mundo propio que absorbe los elementos exteriores para lograr su calentamiento. Así las rivalidades, los conflictos entre países se viven a través del deporte que en teoría debía servir para la armonía internacional. En general ocurre lo contrario ya que esos conflictos se usan para crear un clima emocional más intenso. A diferencia de los altercados en los pesajes antes de los combates de boxeo, en el que se escenifica el odio entre los contendientes, los conflictos reales son aprovechados para involucrar más a las audiencias, para atraerlas y vivir los encuentros deportivos como episodios de una guerra más amplia.
Los medios elevan el tono del deporte hasta hacerlo coincidir con el honor patrio, con sentir que una victoria puede elevarnos por encima de todos y una derrota hundirnos en la miseria más absoluta. A ello contribuye toda la parafernalia y la retórica del negocio del deporte, que se concentra en la idea de los "equipos nacionales" o deportistas individuales que reciben la carga enorme de la responsabilidad, que va más allá de ganar o perder, ya que siente que representan al país en un sentido intenso que les convertiré en héroes o traidores a la causa y a la historia.


En estos días de exposiciones de Trabajos de Fin de Grado, he tenido ocasión de escuchar varias exposiciones de alumnas y alumnos que nos relataban las dificultades de los deportes minoritarios para acceder a los medios de información y así poder darse a conocer al gran público. Pero lo cierto es que el gran público quiere emociones conjuntas, pre y pos partidos, que le calienten la semana entre encuentro y encuentro.
Hace unos años había algunas cadenas de satélite que se especializaban en deportes muy minoritarios pero que era posible disfrutar por sí mismos y no por la emocionalidad interesada que los medios crean en torno a ellos. Hoy prácticamente quedan fuera de las pantallas y hay que verlos a través de internet o allí donde se practican.
Ahora que estamos en plena Copa del Mundo de Fútbol habría que realizar un estudio sobre las formas de "calentamiento" de las audiencias, en especial que aspectos se utilizan, etc. para crear esas identidades deportivo nacionales. Es interesante comprobar cómo se viven a lo largo del proceso, es decir, a qué se apela en derrotas y triunfos, los estados de ánimo colectivos a través del estudio de los medios mismos pero también observar las respuestas en los medios sociales.


Me resulta muy ejemplar de todo esto el caso egipcio, que hemos comentado en ocasiones porque el fútbol —como han hecho ya otros países— presenta una ocasión de unir todos los elementos posibles: el poder, los actores deportivos, las instituciones, los medios y el público de seguidores en masa. Todo ello configura un sistema en el que se canalizan las ilusiones de futuro, las frustraciones colectivas existentes en las derrotas, las alegrías explosivas, la creación de héroes y villanos, etc.
Egipto ha pasado desde la glorificación de Mo Salah y la creencia en que era posible ganar el Mundial, hasta la indignación (odio, en muchos casos) contra Sergio Ramos por lesionar a la estrella en la final de la Champions, a la frustración de la pérdida contra Uruguay en el último momento, el varapalo frente a Rusia (a la que también se esperaba ganar), con el tercer gol egipcio en la historia del mundial (los tres de penalti) y la avalancha de críticas al entrenador Héctor Cúper por ser demasiado conservador (pese a recibir tres goles de Rusia). Egyptian Street ha sabido recoger parte de ese sentimiento tras la derrota ante Rusia:

Yesterday’s Egypt vs. Russia match sent Pharaoh fans on an emotional roller-coaster between exhilarating hope, to sheer devastation.
World Cup hosts, Russia, won 3 – 1 against Egypt. The first half of the match was a tense battle between the two teams which ultimately ended in a draw. However, in a surprising turn of events, the second half started with Ahmed Fathy scoring his own goal – giving Russia the upper-hand. Throughout the match, two more goals were ensued by Russia: one by Cheryshev on the 59th minute, followed by another by Dzyuba three minutes later.
Yet, during a penalty shot, Mohamed Salah scored Egypt’s first World Cup goal since 1990; shrinking Russia’s lead  to two goals.
Nonetheless, Egyptians world-wide suffered the loss, and typical in Egyptian nature, their grief was expressed the best way they knew how – through comedic relief. *


Se vive la épica, la derrota, la decepción, a través de las palabras, como se han visto anteriormente las ilusiones por el triunfo. Se ha pasado por todos los estados emocionales, de la alegría a la ira, de la felicidad a la decepción. Pero también se señala la vía tradicional que los egipcios han desarrollado ante la adversidad, fruto de décadas de soñar con lo imposible tocándolo con los dedos de la imaginación: el humor, una forma de sublimar la frustración en que las expectativas excesivas les hacen caer. Estos días han permitido ver cómo se ha jugado, en plena crisis económica y social, con sus emociones e ilusiones.
En Egyptian Streets se recoge un buen puñado de tuits y se cierra con una observación: "However, those supporting the Pharaohs, and Egypt, were just happy to support the game they love, the players they admire, and the country they believe needed the win."* Necesitar ganar, en términos egipcios, es un poco de alegría en un momento muy duro, de extrema dificultad en todos los órdenes que la propaganda triunfalista ya no logra calmar.


En este estado emocional, Egipto afronta un partido inútil, pero importantísimo frente a Arabia Saudí. Aunque no se juegan nada deportivo pues ambas selecciones están eliminadas, es mucho lo que se dilucida sobre el césped ruso. El fútbol es más que un juego, los países son más que un equipo. Pero a veces se olvida. Se critica entonces a los que advierten que el deporte convertido en espectáculo, en obsesión, es una herramienta para dirigir emociones, levantar ilusiones y olvidar realidades.
Egipto necesita victorias, pero más allá del campo de fútbol. Puede vivir el deporte, soñar con él, pero no abandonar la realidad dura, porque esta no cambiará por muchos goles que se metan, por muchas copas que se conquisten.


* "Egyptians Hilariously React on Social Media to Egypts Loss Against Russia" Egyptian Streets 20/06/2018 https://egyptianstreets.com/2018/06/20/egyptians-hilariously-react-on-social-media-to-egypts-loss-against-russia/




octubre 2017


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