Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
De la
entrevista que el diario El País ha realizado al escritor italiano Domenico
Starnone me quedo con la primera de las citas que la autora, Andrea Aguilar, recoge:
«Lo banal es la superficie a la que nos hemos acostumbrado, pero si uno
rasca, aparecen cosas increíbles. Lo banal es un modo de no contar, de aparcar
las cosas. El trabajo de un escritor es mostrar que lo obvio no lo es tanto».
La
pregunta que nos surge es esa manifestación constante de lo banal hasta llegar
convertirse prácticamente lo único visible, en el espectáculo de lo cotidiano.
¿Rascar? ¡A quién le importa! Es lo
banal lo que nos atrae y lo que nos engorda socialmente, haciéndonos adictos de
aquello que podemos digerir fácilmente. Lo banal no es solo lo digerible por
los otros sino lo que producimos para ocultar —¡oh, sorpresa!— la falta de profundidad,
la pérdida de sentido. La creencia de Starnone tiene un fondo optimista,
¡rasquemos y encontraremos!, pero ¿y si tras la banalidad solo hubiera
banalidad? ¿Y si la banalidad solo escondiera la banalidad, como una falsa
puerta pegada a una pared que no nos lleva a ninguna parte? Y si, muerta la
profundidad, solo hubiera banalidad como capas de una cebolla?
El
diario estatal egipcio, Ahram Online, nos trae una noticia banal sobre la
banalidad, "Controversy in Egypt over celebrity cheering delegation's
presence at World Cup". El diario explica el origen de esta
polémica:
The arrival of Egyptian celebrities in Russia
to cheer for the country's national football team at the World Cup has stirred
controversy among Egyptian fans and sports commentators, who have expressed
worry that the celebrities' presence could have a negative impact on the
players' focus.
Many in Egypt have expressed outrage over the
celebrity delegation – which includes athletes, journalists, TV presenters,
actors, actresses and even a belly dancer – staying at the same hotel as the
national football team members.
The delegation arrived in St Petersburg on
Monday for a trip sponsored by state-owned telecom operator WE ahead of
Tuesday's vital World Cup game against hosts Russia.
"Every company has the right to sponsor
stars to travel, but why are they all staying so close to a team that is
supposed to be in a state of focus and readiness?" tweeted famous Egyptian
sports expert Yasser Ayoub.
"Who allowed all this chaos and crowding
at the team's hotel? And who convinced these stars that their presence is
important for Egypt to win?" Ayoub added.
Khaled Bauomy, another local football expert,
also expressed anger at the presence of celebrities so close to the team,
saying that "the team's stay must not turn into a village wedding
ceremony. Shame on
you! We are outraged!"**
La
elevación del fútbol, un deporte y espectáculo, al rango de prioridad nacional
conlleva la protección contra lo que está en su misma esencia, la banalidad. La
banda de "celebrities" —bailarina del vientre incluida— son el
celofán con el que los propios medios envolverán el espectáculo, aunque sea
para quejarse del envoltorio. En cuestión de horas ya se ha dividido el mundo
entre partidarios y negadores de la presencia de la banda llegada desde Egipto
con la única función de hacerse selfies, hondear banderas y gritar eslóganes con
los que pretenden levar en volandas al equipo.
Las
polémicas en España han sido otras. Los medios ha recogido la irritación
general ante la irrupción de la publicidad en la retransmisión televisiva.
Igualmente la banalidad publicitaria ha servido para descubrirnos la propia
banalidad del evento en sí, de lo que es un espectáculo con el objeto no de
hacer "historia" sino de hacer "caja". Es el efecto
envolvente del medio que recubre el "hecho excusa" tras crear una
épica seria que sirve de atracción de la atención.
Creo
que Domenico Starnone se equivoca al decir que la banalidad es un medio de no
contar. Creo, por el contrario, que es un discurso inflacionario, un exceso del
signo para recubrir la falta de profundidad reinante. La banalidad solo es
posible como discurso, como exterioridad de las cosas. Es la falta de modestia
de lo banal lo que define su presencia y su tendencia a ocupar espacios de
forma invasiva.
La
tendencia descubierta en los políticos por inventarse
estudios para rellenar el currículum nos muestran que no es su mente la que
les preocupa formar para ser más competentes, sino que su única preocupación es
el discurso curricular, la apariencia del ser banal. El "ser" ya es
solo el "parecer" y este se concreta en un discurso que simula ser "serio"
en ocasiones o ser "banal", vacíos ambos. Sin presencia, no se es en
una sociedad mediática en que todos buscan sus momentos de gloria.
La épica está hoy en la narración de la
banalidad, cuyos disfraces son múltiples y cuya absorción de todo incluye la
invención del ser. La palabra clave es "comunicación". Ser es ser
contado. Ser es estar ahí, donde
están los focos, los micrófonos. Del ser
arrojado al mundo existencialista, al ser arrojado al plató de televisión
donde le convertirán en parte del discurso universal. Los signos ni se crean ni
se destruyen, solamente se transforman.
La
profundidad, el drama humano se resiste a ser banalizado. Pero la banalidad de
los seres ridículos puede ser elevada a discurso crítico, como hizo Flaubert
con los que muchos han convertido en héroes y heroínas sin entender su ridiculez
pedante, su deseo de notoriedad y falta de fondo. La modernidad hace que la
tragedia sea la de la banalidad más que la de la seriedad o profundidad. La
ridiculez lleva precisamente a la elevación de lo banal al rango de drama
terrible con el que se espera conmover a los demás a través de una empatía
creciente. Los medios están llenos de historias vacías que el lenguaje permite
hacer densas, algo que el propio Flaubert descubrió en análisis vertido en su
literatura. La banalidad es pretenciosa e intrusiva.
Los
dramático existe, por supuesto. Pero la tendencia a banalizarlo, a absorberlo
por parte de los discursos banales, es incesante. Podemos convertir un campo de
exterminio en un parque temático o construir una gigantesca arca de Noé en
Kentucky ante el que fotografiarnos.
La
última protesta por la banalidad es la absorción provocativa de Benetton del
drama de los refugiados del Aquarius.
El País titula "Polémica por una imagen de los rescatados del ‘Aquarius’
en una campaña de Benetton". No se trata de dar visibilidad a un drama, sino de visibilizarse como marca a
través de él convirtiéndolo en superficie, apropiándose del significado. La
banalidad vive de provocar polémicas de este tipo, de desafiar al dolor real
con su retórica.
Y vive
de transformar en lenguaje épico el mundo del deporte convirtiendo en enormes
dramas la pérdida de un partido, en conspiración internacional la lesión de una
estrella. Vive de la acumulación de líneas falsas en el currículum vitae,
tratando de ocultar las carencias, Vive, en fin, de aparentar que tras ella hay
una capa cuando está el vacío.
Hay que
"rascar", dice, Starnone para "encontrar cosas increíbles",
como si se tratara de uno de esas tarjetas que contienen premios. Pero para que
te salga un premio, hay que rascar y rascar, rascar mucho. Quizá por eso
estamos huérfanos de figuras que realmente nos ofrezcan algo valioso, el
ejemplo. Hay que rascar. Lo frecuente
hoy es lo contrario: la banalidad de las apariencias, que no ocultan nada, pero
que —es su sibilina estrategia— aparentan ocultar profundidades inexistentes.
Dice el
titular de Starnone que “Los hombres tenemos cada vez más dificultad para
relatarnos”. Lo cierto es que sobran discursos banales. Entiendo lo que nos quiere decir, pero tampoco podemos creer que tras la banalidad hay siempre una gran historia. El efecto destructor de la banalidad no se puede relativizar en estos tiempos.
Más allá de relatarnos,
debería preocuparnos que no quede mucho que relatar, no sea que empecemos la casa
por el tejado.
*
"Domenico Starnone: “Los hombres tenemos cada vez más dificultad para
relatarnos”" El País - Babelia 19/06/2018
https://elpais.com/cultura/2018/06/18/babelia/1529323384_034585.html?por=mosaico
**
"Controversy in Egypt over celebrity cheering delegation's presence at
World Cup" Ahram Online 19/06/2018
http://english.ahram.org.eg/NewsWorldCup/2018/302834.aspx
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