domingo, 17 de junio de 2018

Miss me?


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Un juvenil y sonriente, seguro de sí mismo, Hosni Mubarak nos mira desde una fotografía circulando por Facebook. "Miss me?" reza el letrero en la parte superior. Todos los comentarios reflejan la misma respuesta, "no", pero el hecho mismo de que esté circulando refleja algo claro: el profundo descontento de los egipcios con la situación actual. La euforia poselectoral de las presidenciales apenas ha durado lo que ha tardado en salir la caravana de medidas restrictivas, de recortes y subidas de precios. Ya nadie canta por las calles a menos que les paguen por ello. Nada que celebrar.
La crisis pone a prueba una de las pocas cosas que en Egipto sobran: la paciencia. En realidad, la pregunta es una especie de chiste porque la situación que ahora viven no es más que el resultado de la época de Mubarak, pero todo tiempo pasado fue mejor especialmente con tiempos tan difíciles como estos. La pregunta revela algo más: la esperanza en el liderazgo, la espera de un salvador que acabe con todos los males. No hay ideas sobre cómo salir, solo se besan las fotografías de los mismos que les llevan a la ruina.
En los titulares de hoy se entremezclan las noticias futbolísticas con el rosario de subidas de precios provocada por el aumento del precio de la gasolina, el 50%, anunciada días atrás, después del gas y la electricidad. Como es evidente, las subidas en energía se trasladan a todo ya que intervienen en su procesado y transporte. Si en mayo subieron las tarifas del metro, ahora lo hacen las gasolinas y los medios de transporte público restantes:

Egypt's newly appointed Prime Minister Mostafa Madbouly has introduced on Saturday a new tariff for public transport services, at an increase between 10 and 20 percent following a hike in fuel prices, according to a statement by the cabinet.
The new fuel subsidy cuts have introduced a 52.7 percent increase on 80 Octane gasoline, 35 percent on 92 Octane gasoline and 19 percent on 95 Octane gasoline.
Khaled Mostafa, the spokesman for the governor of Cairo, told Ahram Online on Saturday that "penalties will be imposed on drivers who do not abide by the new tariffs and anyone who violates the newly introduced decisions."
According to a statement by Cairo governorate, new fares for minibuses are as follow:
- Minibus: EGP 4, up from EGP 3
- Minibus with WiFi: EGP 4.25, up from EGP 3.5
- Minibus in new cities: EGP 5, up from EGP 4.5
- Air conditioned minibus with Wifi: EGP 8, up from EGP 7
Cairo governorate has also issued the new tariffs for taxi cabs, with the metres to start at EGP 6 instead of EGP 5 for a one-kilometre journey, with each subsequent kilometre priced at EGP 2.50.
Saturday's fuel price increases were widely anticipated as part of Egypt’s loan agreement with the International Monetary Fund, and are the third fuel subsidy cut since the government floated the Egyptian pound in November 2016.*


A las noticias de las subidas, los medios estatales añaden siempre una "explicación", que se incorpora al texto como causalidad. En este caso es la conexión directa con los préstamos del Fondo Monetario Internacional. Es una forma de decir: por nuestra parte no los subiríamos, pero estamos obligados a hacerlo. No deja de ser cierto en un sentido. Y eso es parte del problema en una economía ficticia como es la egipcia. Lo que están viviendo, desgraciadamente, las familias egipcias es un cambio de género narrativo: del cuento fantástico al dirty realism. Es un serial que pueden leer cada día en la prensa y en las facturas domésticas; un serial lleno de desagradables sorpresas a la vuelta de cada página. No hay día en que no se anuncie una subida, no hay día en que no se anuncie el recorte de algún subsidio. Todo ello sobre un fondo de depreciación de la libra que dejó el valor de la moneda nacional en la mitad, llevándose los ahorros y reduciendo el valor de los sueldos y pensiones. Todo ello con una inflación galopante creada por la subida de lo básico, como es la energía y el agua, que arrastran al resto.
¿Cuánto tiempo se puede sostener esto? La respuesta del gobierno egipcio es recrudecer las medidas de control de la población: censura de los medios (a los que se acusa de soliviantar al pueblo), considerar desestabilizadores, radicales, incluso terroristas, a los que se manifiestan en contra de las subidas, como ocurrió en el metro de El Cairo.


Pero las explicaciones no dan cuenta de cuándo se parará esto y cómo van a recuperar algo de su nivel de vida o, para muchos, de estabilidad en la pobreza, no seguir cayendo. Tras señalar que el anuncio de las subidas en los combustibles se ha producido en plena celebración del Eid al-Fitr y recoger la anterior del agua, de un 45%, Egyptian Streets añade una coletilla explicativa con un sentido diferente al que vimos en Ahram Online:

Egypt secured a three-year $12 billion bailout loan in 2016  from the International Monetary Fund by taking multiple measures including slashing subsidies, imposing a value-added tax and a currency flotation. Although the economists and business praised the tough austerity measures, poor and middle-class Egyptians find difficulties in adapting to the new prices.
Following the 2011 unrest associated with the ruling of Hosni Mubarak, Egypt’s economy is said to be still recovering as Egypt’s President Abdel-Fattah el-Sissi declared that Egypt’s spending to cover fuel, food and electricity is measured to be $18.6 billion a year.
El-Sissi thus defended his government’s decision as he emphasized on the necessities of the economic reforms which none of his predecessor s previously implemented.**


En el primer párrafo se advierte que quien está padeciendo el enorme impacto es la clase media, que pierde poder adquisitivo de forma drástica y a la que se sanciona directamente (muchas veces las tarifas se aplican por barrios) y a los más pobres que ven cómo con la desaparición de los subsidios quedan desamparados. La subida del gas para cocinar repercutirá en todos los hogares, al igual que la electricidad o el agua, elementos básicos.
La pérdida de dinero por la corrupción hace mucho en el lastre de la economía del país. Ponerle cifra fue lo que le costó a Hisham Geneina, el auditor general del estado, su cese, juicio y cárcel. Simplemente el cálculo ya le convirtió en un desestabilizador sospechoso. En los tiempos lejanos de la revolución del 25 de enero, algunos discutían si había que abordar primero los problemas económicos o los políticos. Los economistas apostaban por la primera opción; no pensaban que la corrupción (problema político) también lo es económico cuando esquilma al país en tal cuantía, cuando se ha convertido en una forma natural de hacer negocios y conseguir prebendas. No se cambió ni uno ni otro. Hoy se pretende cambiar la economía combinándolo con la represión política y acallando las protestas por sus efectos. Tampoco es el camino más adecuado. Se aceptan mejor los sacrificios cuando se sabe que no los eluden los privilegiados.


La idea de al-Sisi es fabricar una imagen de un Egipto tranquilo y pacificado, estable para poder atraer a los inversores extranjeros. Pero no es sencillo. Las críticas exteriores crecen conforme aumenta el autoritarismo, lo que provoca los estallidos de cólera del ministro de Asuntos Exteriores y de su portavoz, empeñados en corregir las informaciones que se publican fuera y en enmendar la plana a las instituciones que condenan la situación interior, que van del Parlamento Europeo a Amnistía Internacional, pasando por Reporteros sin Fronteras o las Naciones Unidas.
En Daily News Egypt, el economista Ahmed Ezz realizó una pequeña historia de la deuda egipcia desde el siglo XIX. Su artículo lleva por título "Loans: Who is to blame?" y ofrece algunas claves del problema desde una perspectiva histórica.  Pedir prestado es una práctica que Egipto, nos dice, no ha usado correctamente, como se puede apreciar en los resultados actuales, que han traído unas medidas muy duras por parte del FMI. En su cierre, Ezz concluye:

Eventually, the analysis of a economy’s performance and the impact of debt on it is subject, as with anything else, to a simple principle: the optimal distribution of resources and wealth. In the era of Muhammad Ali Pasha, loans were directed to achieve economic development in Egypt by utilising them in long-term production and investment projects, even if we saw during the monarchy era a misuse of debt through using it in reducing the budget deficit without long-term production or investment projects. All the British occupation did was adopt the optimal use of resources (including debt), resulting in debt repayment in the 1940s. Then, Egypt fought in all the successive wars with the reserves that were there since then. The country borrowed again in the 1970s, as mentioned above, to face another debt increase, also mostly spent on the budget deficit without long-term production or investment projects.
Loans are a tool that cannot be judged, but a country’s use of it and how far it commits to reform plans is what determines whether debt is bad or good.***



No es otra la clave. Lo determinante es si el préstamo se pide para tapar agujeros y es devorado por la corrupción y la ineficacia del sistema o si, por el contrario, se solicitan para poder realizar proyectos reales para el desarrollo del país. Cabe preguntarse, por ejemplo, si las cuantiosas inversiones realizadas en una nueva capital administrativa o el segundo tramo del Canal de Suez, cuya utilidad fue discutida por muchos analistas económicos, eran los proyectos más adecuados para el desarrollo del país.
Efectivamente, cualquier sacrificio merece la pena si es para mejorar la situación, especialmente de las generaciones futuras. Pero no parece que ese sea el fin de los préstamos hasta el momento.
La estabilidad del sistema se fundamentaba en la ficción económica de los subsidios para evitar cualquier conato de rebelión. Con una población empobrecida y abandonada durante décadas, la sociedad egipcia se fue polarizando entre los que se beneficiaban ampliamente del sistema y los que recibían las migajas suficientes como para ir tirando en amplias zonas del país, que han sido además —como una consecuencia en parte de la pobreza y el abandono— semilleros del fundamentalismo islamista que siempre supo aprovechar las carencias para crecer extendiéndose entre aquellos que lo van perdiendo todo.


Los egipcios, hasta el momento, solo ven la parte dura de los préstamos concedidos. La cuestión esencial es el acierto en las inversiones para poder sacar adelante al país con proyectos que arrastren la economía hacia un mundo complicado tras tantos años de ficción económica resuelta en la trastienda. Hasta el momento, no se ven demasiadas luces al final del túnel. La forma de manejar el país no es la más interesante para los inversores, que piden una estabilidad real y no una impuesta por la fuerza para silenciar el descontento por las medidas. En norte de África es ahora mismo un clamor en petición de medidas económicas que den salida a los problemas acumulados y a la ineficacia de unos y el latrocinio de otros.
Las subidas constantes tienen un límite, un punto en el que empieza la desesperación y deja de atender a las razones. En algún momento la alcancía se quedará vacía y hay que salir a la calle a buscar. Lo que encuentran allí son tarifas disparadas. Las reservas de los pocos privilegiados que pueden pagar y cubrir las subidas no pueden durar siempre y se acabarán marchando allí donde no sean desangrados.
No podemos más que desear a los egipcios una salida a esa terrible crisis. Esa salida tiene que llegar desde el acierto de las decisiones en el desarrollo del país. Hasta el momento la economía ha sido permitir la riqueza de unos pocos y subsidiar para evitar las quejas de las mayorías, acostumbradas a depender de lo que les arrojaban. Eso se creó esencialmente en la época de Hosni Mubarak, el echado de menos. Sus delfines han sido liberados por el régimen actual, limpios de culpa por las buenas o con módicos pagos. En Egipto nunca hubo corrupción, vienen a decir las leves condenas; nadie se enriqueció y si lo hicieron fue porque Dios lo quiso.
Mubarak nos mira confiado, seguro, desde esa imagen del pasado: miss me? En realidad, nunca se fue.


* "Fares for public transport increased by 10-20% following fuel price hike: Egypt PM" Ahram Online 16/06/2018 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/3/12/302582/Business/Economy/Fares-for-public-transport-increased-by--following.aspx
** "Fuel and Cooking Gas Prices Surge In Egypt" Egyptian Streets 16/06/2018 https://egyptianstreets.com/2018/06/16/fuel-and-cooking-gas-prices-surge-in-egypt/
*** "Loans: Who is to blame?" Daily News Egypt 6/06/2018 https://dailynewsegypt.com/2018/06/06/loans-who-is-to-blame/




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