Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
tensión crece en la sociedad norteamericana. Las decisiones de Trump repercuten
sobre todos los que le rodean y son considerados partícipes en ellas. El
penúltimo incidente es el ocurrido en un pequeño restaurante en Virginia, La
gallina roja, en donde los trabajadores notificaron a la dueña su decisión de
no querer trabajar para Sarah Huckabee Sanders, la portavoz de la Casa Blanca,
que había acudido con un grupo de amigos. Los trabajadores llamaron a la
propietaria para decirle que estaba en el local y que no querían cocinar para
ella.
El caso
tiene sus ramificaciones. Pero también sus analogías con otras situaciones
recientes que tienen por escenario restaurantes y lugares públicos. Recordemos el
incidente inverso, el del cliente que increpa a los hispanos en el restaurante,
como ocurrió en Nueva York recientemente, cuando el abogado Aaron Schlossberg montó
en cólera al escuchar nuestro bello idioma en boca de los que le atendía. Su
cólera fue algo más: amenaza directa de llamar a los servicios de inmigración,
dando por seguro que todos ellos eran ilegales y delincuentes. A Schlossberg le
iba el insulto, la descalificación y algo que, dado su trabajo, debería saber,
la presunción de inocencia. Tal indignación causó el caso, que unos mariachis
fueron a rondarle a los pies del edificio en donde se encuentran las oficinas.
Los propietarios de los locales le pidieron cortésmente que abandonara sus
oficinas ante la mala publicidad y revuelo causado.
El caso
lo vimos aquí y es otro más en la lucha que Trump ha sembrado en los Estados
Unidos que va desde las ruedas de prensa en la Casa Blanca a un pequeño
restaurante en Virginia. Son los efectos secundarios de las políticas de Trump,
de sus tuits insultantes y de su intransigencia.
La BBC
recoge la reacción de Trump y el conflicto creado entre los demócratas:
US President Donald Trump has stepped up his
war of words with Democrats after his spokeswoman was kicked out of a
restaurant by its anti-Trump owner.
Democratic lawmaker Maxine Waters encouraged
supporters to publicly harass Trump administration officials during a rally on
Saturday.
On Monday, Mr Trump warned Ms Waters in a
tweet: "Be careful what you wish for Max."
Top Democrat Nancy Pelosi has chided Ms Waters,
as well as Mr Trump.
In his tweet on Monday, Mr Trump called Ms
Waters a person with "an extraordinarily low IQ" who had "called
for harm" to his supporters.*
Maxine Waters ha llamado a la demostración activa del
rechazo a los republicanos artífices de las políticas de Trump. Se trata de que
sientan que esas políticas no son bien recibidas. A diferencia de los llamados
"escraches", lo ocurrido en el Gallina Roja de Virginia es más bien
una huelga en consonancia con algo que los norteamericanos practican: trabajar
para quien quieren sin verse obligados a violar sus principios morales o
religiosos. Recordemos el caso reciente de los jueces dando la razón a un
pastelero que se negó a realizar el pastel de bodas en un matrimonio gay o,
hace apenas unas horas, la manifestación de los tribunales sobre una
floristería por el mismo motivo. El año pasado hubo otro incidente con una
funcionaria que se negó a realizar una boda, si bien este caso era distinto por
la naturaleza pública de su trabajo.
La polarización creada por Trump es enorme y sigue
avanzando. Nos dice la BBC que Pelosi, la líder de los demócratas, ha
reprendido a la congresista Waters que ha pedido la manifestación de rechazo
público ante los republicanos, a la vez que ha recriminado a Trump sus palabras
e insultos. Y también amenazas.
Como todo lo que proviene de Trump, es nuevo en cierto modo.
La mala educación, las amenazas, etc. no son un invento suyo, pero no ha sido
lo visto en un presidente de los Estados Unidos ni ha sido la forma de relacionarse con el mundo.
Si mañana le ocurre algo a Maxine Waters, las palabras de Trump tendrán un
sentido literal.
The New York Times nos da cuenta hoy de un incidente que se
repite por todos los Estados Unidos y que el diario titula "‘Why Do You
Hate Us?’ He Asked. ‘Because You’re Mexicans,’ She Replied." En él se
recoge la enésima versión de los prejuicios raciales que Trump siembra:
A man and his mother were doing yard work in
California when a woman unleashed a diatribe against Mexicans, and — invoking
President Trump — called them rapists, animals and drug dealers.
The encounter was captured in a video that was
posted on Twitter early Monday morning and had been viewed more than two
million times by night.
In the video, which lasts about 35 seconds, the
man — identified as Esteban Guzman — went back and forth with the unidentified
woman, who at one point appeared to make a vulgar gesture with her middle
finger.
“Why do you hate us?” Mr. Guzman asked.
“Because you’re Mexicans,” the woman said.
Mr. Guzman told the woman that “we’re honest
people.” She laughed and countered with her own impressions: “Rapists. Animals.
Drug dealers.” She mentioned the president, who has at times made similar
remarks about illegal immigrants coming across the border, often from Mexico.
Mr. Guzman defended himself during the
exchange, asking, “How many people have I raped?” and, “How many drugs have I
dealt?”
It’s unclear when the encounter occurred, or
what happened before or after the video recording.
Mr. Guzman did not immediately respond to
requests for comment on Monday night. The Guardian reported that he works in
information technology and does construction on the side.
Mr. Guzman, 27, was with his mother clearing a
yard in Running Springs, about 80 miles east of Los Angeles, when the woman
approached, The Guardian said.
The woman told his mother to “go back to
Mexico,” Mr. Guzman told The Guardian. “She said we were all illegals,” he
said. “I told her, ‘I’m a United States citizen.’”
Tensions concerning race and immigration have
been playing out across the country, as President Trump has taken a hard line
against illegal immigration.**
En realidad, esto comenzó antes de que Trump llegara a la
Casa Blanca, es más, en gran medida como podemos comprobar fue lo que
contribuyó a su éxito. Podemos pensar que es Trump el que ha cambiado América o
simplemente el que la llamó a expresarse como él, en los mismos términos. La
campaña de Trump fue racista, fue una incitación constante a algo que le
aplaudían y coreaban: ¡construye un muro! Trump no ha sido una sorpresa, sino
la confirmación de que los Estados Unidos no han superado sus prejuicios y que
llaman "América" a la parte "blanca" olvidando su propia
historia.
Trump es la negación de los Estados Unidos como
"melting pot" y el regreso de la Norteamérica racista, paleta y
agresiva que ha permanecido con un grado mayor o menor de exteriorización según
los vientos políticos de cada momento. Aquí nos hemos referido desde el
principio a Trump como alguien que canalizó el odio suscitado por la presencia
de Barack Obama durante dos periodos en la Casa Blanca, la "casa de los
blancos" hasta el momento. Ese odio a lo que Obama representaba es lo que
permitió unir una serie de fuerzas que le llevaron hasta la cima. Hoy, lejos de
gobernar para todos, Trump siembra el odio con cada palabra y es invocado en
actos de odio, de racismo y exclusión como el que nos han mostrado los vídeos
de Schlossberg o de la mujer que insulta públicamente al señor Guzmán y su
madre.
El prejuicio lleva al estereotipo y este a la
discriminación, nos explican. El origen está en nuestras miserias mentales que
limitan la imagen de los otros convirtiéndolos en ridículas caricaturas que
atrapan a todos sin excepción por ser distintos. La discriminación llega por sí
sola.
El incidente del restaurante La gallina roja se mantuvo en
los límites del respeto a las personas. Simplemente le dijeron que no deseaban
trabajar para Sarah Huckabee Sanders. Los varios trabajadores homosexuales del
restaurant no estaban de acuerdo con las discriminaciones sexuales practicadas
por la administración Trump y era su forma de hacérselo saber; tenían el mismo
derecho reconocido por los jueces de los pasteleros se nieguen a endulzarles
sus posibles bodas o los floristas negarse a hacer sus ramos de flores.
Ha habido otros incidentes con miembros de la administración
Trump a los que sencillamente han llamado "fascistas" en público. Son
los efectos divisores de la política cuando se emplea contra una parte de la
sociedad a la que se criminaliza. No se trata de discrepancia política; eso hay
siempre. Se trata de que las formas y justificaciones empleadas por Trump y los
suyos son de por sí insultantes y discriminatorias. Lo son en el plano interno
y en el exterior está afectando a las relaciones internacionales, como ha
ocurrido con los insultos al sur y al norte, México y Canadá.
Lo ocurrido a la portavoz de la Casa Blanca es un reflejo
nada más de la enorme fisura social que Trump ha causado en los Estados Unidos
y de la que tardará décadas en recuperarse, si es que lo hace. Lo más probable
es que esa América retrógrada se retire a sus refugios a seguir alimentando sus
odios hasta que pueda llegar a situarse en el poder. Las dudas de muchos son
ahora sobre la duración del ciclo o, lo que es lo mismo, cuándo se producirá la
salida de Trump de la Casa Blanca.
Dice la prensa que un grupo pro Trump ha creado un incidente en otro restaurante llamada también The Red Hen. El odio nubla el cerebro. El presidente ha arremetido contra el restaurante llamándolo "mugriento" y diciendo que seguro que está tan sucio por dentro como lo aparentan sus toldos por fuera. De nuevo la prensa le ha recordado las múltiples infracciones sanitarias por las que su lujoso restaurante fue sancionado.
Los seguidores de Trump afirman que nadie puede ser discriminado por sus ideas a la hora de servirles comida, pero aplauden discriminar a sus camareros, jardineros o simples paseantes si les escuchan hablar español o no encajan en sus perfiles étnico saludables; igualmente se niegan a atenderlos por su identidad sexual. Es la ley del embudo.
Invocar al presidente para discriminar e insultar es una práctica que se ha ido extendiendo. Ahora empiezan las réplicas. La vida cotidiana se ve alterada por los efectos de las políticas de Trump o de sus simples manifestaciones. La mala política llega a los escenarios más próximos dividiendo y enfrentando. Eso es lo que está sembrando Trump. Y eso es lo que recogerá, odio, será su legado.
*
"Trump to Democratic congresswoman Maxine Waters: 'Be careful'" BBC
26/06/2018 https://www.bbc.com/news/world-us-canada-44608999
**
"‘Why Do You Hate Us?’ He Asked. ‘Because You’re Mexicans,’ She
Replied." The New York Times 25/06/2018
https://www.nytimes.com/2018/06/25/us/video-diatribe-mexicans.html
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