Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
No es
fácil contar el presente, tampoco el pasado. Lo que gusta a unos, incomoda a
otros. Y conforme pasa el tiempo, todos tienen su "verdad", que
tampoco es eterna, sino mudable con los cambios.
El
Egipto de hoy tiene la piel fina y suele saltar a la primera en que siente que
los demás cuentan las cosas alejados de sus propios puntos de vista, algo inevitable.
El último incidente no ha ocurrido con The New York Times o The Guardian, sino
con sus vecinos los saudíes, con los que se llevan bien gubernamentalmente y no
tanto desde el pueblo llano. En especial con aquellos que aprendieron en sus
libros de texto que las islas de Tiran y Sanafir eran egipcias para descubrir
después que su presidente opinaba lo contrario y se las ofrecía en bandeja al
rey Salman un día que pasaba por allí-
Lo
ocurrido nos lo traen los titulares de Egypt Today, que nos da la causa, "SCM
officially protests MBC 'insult' against late leader Nasser"; y de de
Egypt Independent, que nos ofrece el efecto, "Saudi Arabia omits TV series
scene burning Abdel Nasser’s image".
Egypt Today nos contaba hace unos días de forma escueta:
CAIRO - 5 June 2018: Head of the Supreme
Council of Media Regulation (SCM) Makram Mohamed Ahmed on Monday sent an
official letter to the Saudi Minister of Information protesting a Middle East
Broadcasting Center (MBC) offensive against late president Gamal Abdel Nasser.
A scene of Saudi series Al Asouf (Winds of Change)
showed a photo of Nasser being burnt.
"It represents an insult to a great
Egyptian and Arab symbol", the complaint read.
He called on the Saudi minister to remove the
scene and to issue firm directives to the channel as well as production
companies to stop offending Arab symbols.*
En la explicación entrecomillada se da una explicación lógica
y un añadido. Podemos entender la consideración de Nasser como gran egipcio,
pero la extensión de "símbolo árabe" implica que los demás están
obligados a reconocerlo como tal. Y no siempre ha sido así.
Quizá tenga bastante que ver la manipulación del propio
Nasser a manos del régimen actual, que se lo ha apropiado por encima de los
partidos nasseristas forman parte de la oposición. La retórica del gobierno es
clara: el nasserismo puede ser de quien quiera, pero Nasser es del presidente,
como prueban las imágenes en las que se junta a ambos como el uno continuación
del otro. Si, simbólicamente, al-Sisi es una reedición de Nasser sin
nasserismo, quemar una foto tiene peligrosas implicaciones, aunque sean también
simbólicas. Los presidentes egipcios (Morsi es la excepción y Mubarak está en
ello) forman una línea unitaria que representa la continuidad del
"estado" y el "ejército" y como tal deben ser interpretados
por el pueblo que ha de ver en ellos los valores supremos. Esto es sencillo
porque cada uno tiene su carácter heroico: Nasser el héroe Sadat el mártir.
Mubarak está en proceso de beatificación.
Pero vayamos al origen de la cuestión, es decir, la serie
saudí que ha levantado las protestas por la quema de la fotografía de Nasser.
Al Asouf (Vientos de cambio) es una especie de Cuéntame cómo pasó, pero en versión saudí. En mayo de este año,
Al-Arabiya nos daba cuenta de la serie con este titular, "‘Winds of
Change’ series shows shifts in Saudi Arabia before and after the Sahwa". Pero
antes, ¿qué es la "sahwa" o "despertar"?
En los cincuenta y sesenta, gracias a Nasser, se produjo una
salida masiva de Egipto de los Hermanos Musulmanes. Nasser los puso en el punto
de mira y ellos a él. La represión fue enorme y los Hermanos salieron del país.
Muchos de ellos acabaron en Arabia Saudí, en donde se encastillaron y
promovieron el "movimiento del despertar", es decir, un movimiento
islamista y anti Nasser, que representaba en esos momentos un socialismo árabe
que trataba de modernizarse desprendiéndose de los islamistas retrógrados,
opuestos a las políticas del momento.
Al-Arabiya
describe así la serie Vientos de cambio:
The series which is now broadcasted during the
month of Ramadan displays the developments, transformations and the
intellectual revolution that have took place during the late 1970s in Saudi
Arabia and in the five decades since.
[...] The series, set sometime before 1979,
centers around a Saudi family in a typical Riyadh neighborhood. That family
takes in the abandoned baby while their neighbors refusing the action while
others reluctantly accepting. There were also some scenes of a woman with long
black hair wearing a black fabric without the long robed abaya who appears to
be flirting with young men, contrary to what is accepted, while the market
vendors beat a man who was harassing women.
The script writer, the late Abdulrahman
al-Wabli who also wrote the story for “Haret al-Sheikh” took great care in
introducing some Saudi details. There is a cleric who is seen encouraging
people to read and memorize Quran, in a symbolic reference to the presence of
the people of the Levant in the Kingdom. He also highlighted the role of the
series’ mother figure Hila, considered the pillar and matriarch of the house.
She accepts nurses the baby, and all along the episode persuades her own blood
family that he is a blessing from God, not a curse, as her children went to
work and bought milk which was a characteristic of that period.
The TV series succeeded in drawing attention to
remind the world of the negative effects of what is known as the Sahwa, or
awakening, phenomenon on Saudi society through what the series portrays how
Saudis lived before 1979.**
Evidentemente, la serie es un ejemplo de la incipiente renovación
saudí, que trata de ofrecer un auto análisis sobre su propia historia. La
visión negativa de los efectos de la "sahwa" es una prueba de ello.
No es que Arabia Saudí fuera precisamente un vergel liberal ante de la llegada
masiva de los Hermanos Musulmanes, pero la llegada supuso un proceso de
radicalismo religioso que fue más allá del país, pues es cuando se produce en
otros lugares del mundo musulmán. La expulsión o huida de los Hermanos
musulmanes supuso la transformación de muchas sociedades tranquilas en focos de
radicalismo cuyos efectos padecemos hoy.
Parece que lógico que en el período que se nos describe, esa
Sahwa islámica, a algún personaje le dé por quemar una foto de aquel que les
expulsó de Egipto, mandó a muchos a la cárcel y a otros a lo desconocido. Lo
extraño es que no lo hicieran.
Los islamistas, que habían tenido un papel anti colonial,
perdieron su influencia cuando trataron de imponer al socialista y no alineado
Nasser su programa conservador y retrógrado. Desde entonces, las relaciones
fueron a peor. Si quemaban fotos, era a falta de poder quemarlo a él.
En Al-Arabiya se nos dice ya en el primer párrafo del texto
y como recreación del ambiente de la época:
On the walls of the old houses made with mud
hanged the image of the founder of Saudi Arabia, King Abdul Aziz and the image
of Egyptian President Gamal Abdel Nasser.
One could hear the voice of the Egyptian singer
Farid al-Atrash from an old recorder while Mohsen writes a letter to his loved
one in Egypt, in addition to some nostalgic shots of vehicles that have long
but disappeared.**
Pero la coexistencia saudí de las dos fotos no ha sido fácil
en el tiempo. Hoy tienen un valor simbólico, pero la quema de la efigie de
Nasser en la serie muestra que en algún momento, en esa Sahwa, la relación se
torció con la exigencia de los radicales.
Hoy los vientos, como dice el título de la serie, son de
cambio en otro sentido. Las transformaciones son lentas pero perceptibles, lo
que no significa que los efectos de aquella radicalización conservadora ya no
existan. La resistencia es grande todavía y Arabia Saudí es una fuente de
conservadurismo religioso a la que le queda mucho por hacer para situarse en
límites aceptables.
Como final de la presentación de la serie en mayo,
Al-Arabiya señala lo que hace única a la serie y las reacciones iniciales:
Al-Salman said that the events and the general
nature of the series is unique and have never been treated before, especially
the period of time between the late sixties and the beginning of the seventies
when the awakening impacted the Kingdom.
The Saudis tweets about this episode were
contrasted; some criticized the view that the presence of a bastard child was
evidence of decay in the society, while others denounced the portrayal of women
in the show.
Other critics alerted that the series is an
artistic vision that doesn’t necessarily present the image of society at that
time accurately.
Other writers have argued that the small
criticism against the show is bred from ideological and political backgrounds
because the series corresponds with openness and for women to be free to wear
whatever they want in addition to granting them the possibility to drive.**
Las tres tendencias en los tuits nos muestran las reacciones
lógicas ante una serie que no solo rompe barreras dentro, sino que molesta a
los egipcios. La reacción egipcia es sorprendente y visceral. Sorprendente
porque quemar el retrato de Nasser forma parte de una ficción que representa el
desengaño que produjo en los islamistas, lo que debería ser interpretado
positivamente. Es decir: son los radicales islamistas los que queman su foto,
algo histórico y, sobre todo, beneficioso hoy en que se lucha contra ellos. Y visceral porque, para variar, no se ha
reflexionado sobre lo anterior y quedan como irreflexivos.
La quema de la foto de Nasser ha hecho que se piense en
términos actuales y no en los de entonces. Así nos lo cuenta Egypt
Independent:
“Al-Asouf”, airing on MBC Channel, features a
scene that shows the burning of Abdel Nasser’s picture.
Culture and Information Minister Awad Bin Saleh
ordered the deletion of the scene upon a request from the head of Egypt’s
Supreme Council for Media Regulation Makram Mohamed Ahmed.
Ahmed called on Monday for the Saudi
information minister to delete the scene, to take necessary action against MBC,
and to warn production companies against insulting Arab national figures.
Ahmed received a call on Thursday from
Undersecretary of the Saudi Ministry of Culture and Information Nasser
al-Hujailan saying the scene has been removed and stressed the continuation of
communication, good relations and cooperation between Saudi Arabia and Egypt.
He thanked the Saudi minister for the quick
response, adding that the scene represented an “insult to a great Egyptian and
Arab symbol.”***
Desde la perspectiva de lo expuesto, todo parece absurdo.
Una vez más, el gobierno egipcio quiere dar muestras de su poder y eficacia
rectificando a los demás, por más que no tenga razón. Nadie insultaba a un
"gran egipcio y un símbolo árabe"; simplemente estaban reproduciendo
una situación histórica que se dio en el pasado en Arabia Saudí. Nasser sería
un héroe para muchos, pero no lo fue para otros, que lo vieron como una especie
de hereje, castigado además por Dios
por su impiedad con la pérdida de batallas frente a Israel.
El gobierno egipcio de hoy quiere a Nasser como símbolo fotográfico que juntar con su
presidente, pero lo es muy poco en el contenido, de ahí que parte de la
oposición sean socialistas y nasseristas. Se enfrentó a los Hermanos y también
al wahabismo saudí, de hecho el único dirigente árabe que no asistió a su
funeral fue el rey de Arabia Saudí, ironías de la Historia.
Hoy se retira, a petición del Supremo Consejo que regula la
información, la imagen en la que se quema la imagen de Nasser, pero está claro
que su intención es contar el pasado saudí y no atacar a Nasser hoy. Señalan en
Egypt Independent:
Mazen Hayek, spokesman for the MBC media group
clarified that the removed scene was natural and is by all accounts in line
with the dramatic events of the series.
Hayek said in an interview with Asharq Al-Awsat
on Wednesday that the scene was intended for dramatic purposes only and was not
aimed at defaming or insulting Nasser.***
Sí parece evidente, en cambio, el gusto actual por la figura
de Nasser al ir identificándose progresivamente con la del liderazgo de
al-Sisi. Los símbolos son importantes. Los responsables de la serie no han
dudado mucho en quitar la imagen aunque reivindican suavemente que la Historia
es la Historia.
En 2016, Makram Rabah escribía sobre la conflictivas relaciones entre Arabia Saudí e Irán y proponía como modelo de los cambios lo ocurrido entre el Egipto de Nasser y la Arabia Saudí del rey Faisal:
Ultimately, the history of Egyptian-Saudi
relations and the current events that have unfolded stand as an example of how
regional changes might unfold. While Nasser wanted to destroy and topple the
Saudi monarchy, his current successor President Abdel Fattah al-Sisi has agreed
to relinquish sovereignty of two Egyptian Islands to Saudi Arabia, which will
be used to link both countries via a suspension bridge.****
Los tiempos cambian, sí. Lo que no se debe cambiar con demasiada rapidez es lo ya hecho, que solo puede ser contado de otra forma o ignorado. Las relaciones de Arabia Saudí con el Egipto de Nasser no fueron especialmente buenas y dieron acogida a los que el presidente egipcio expulsaba y perseguía. Así suele funcionar la política local, alojando a los enemigos de tus enemigos. Es probable que se quemaran muchas fotos de Nasser entonces en el Reino, incluso en el propio Egipto. Hoy no se puede contar sin protestas.
* "SCM
officially protests MBC 'insult' against late leader Nasser" Egypt Today
5/06/2018
https://www.egypttoday.com/Article/1/51550/SCM-officially-protests-MBC-insult-against-late-leader-Nasser
**
"‘Winds of Change’ series shows shifts in Saudi Arabia before and after
the Sahwa" Al-Arabiya
***
"Saudi Arabia omits TV series scene burning Abdel Nasser’s image"
Egypt Independent 10/06/2018
http://www.egyptindependent.com/saudi-arabia-omits-tv-series-scene-burning-abdel-nassers-image/
**** "Burning bridges: The Saudi Arabia-Iran conflict in historical context" Middle East Eye 13/04/2016 http://www.middleeasteye.net/columns/burning-bridges-saudi-iranian-conflict-historical-terms-729682967
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