Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Si
usted no es feliz es porque no quiere serlo. Esto es lo que parecen querer
decir desde los Emiratos Árabe Unidos, país que según los índices de felicidad
internacionales es el mejor posicionado de los países árabes, el vigésimo
puesto internacional. De Emiratos sabemos poco, solo que tienen mucho dinero
para pedirnos que volemos o que se indigna con Qatar, algo que no sé si
perturba o aumenta su felicidad.
Me
entero por Egypt Independent que anuncia la exportación de felicidad a Egipto
por parte de los emitarís, con el titular "Initiative aims to
‘export’ happiness from UAE to Egypt". Si el titular es sorprendente, no lo es menos la noticia, que
comienza con una pregunta obligada:
Are people in Egypt happy? This question seemed
to have been answered by the 2018 World Happiness Report which placed Egypt on
spot 122 out of 156 countries. Egypt was also shown to be the third most
unhappy Arab country – after war-torn Yemen and Syria. However, positive signs
seem to loom on the horizon as a new youthful initiative recently was launched
aiming to spread happiness across Egyptian society.
A cooperation protocol was recently signed in
Cairo between the Emirati initiative “Alef Yaa saada” (from A to Z happiness),
the Arab Institute of Achievers, and the Sky Lines company for Training and
Consultations, whose purpose is to ‘export’ happiness from the United Arab of
Emirates to Egypt.
It comes within the framework of a visit to
Cairo by Tahani Al-Tari, ‘expert’ on happiness and counselor of a positivity
program in the UAE. The visit aimed to start the implementation of the
International Youth Societal Initiative Alef Yaa saada in Egyptian society.*
País de contradicciones eternas, Egipto es según se señala
en el índice. el tercero más infeliz tras Siria y Yemen, que no es ponerlo muy
difícil que digamos, ya que ambos están en guerra cruel y despiadada. Que
Egipto se encuentre próximo a esos dos desgraciados países tras la apabullante
y celebrada victoria del presidente al-Sisi no dice mucho de cómo perciben su
vida.
Que los Emiratos estén tan bien organizados en esto de la
felicidad que no solo tengan un ministerio dedicado expresamente a ello, sino
que además se dediquen a su exportación, no deja de ser sorprendente. Ese
vigésimo puesto en la escala mundial es muy meritorio y muestra cómo el
mucho petróleo y la escasa población ayudan en la felicidad de algunos.
He ido a la página del Ministerio de la Felicidad de Emiratos y me he encontrado un mundo fotográficamente maravilloso en el que
todo el mundo es feliz: se hacen regalos unos a otros, son guapos y sonrientes. Es un mundo en el que la gente se hace selfies sonriendo y no poniendo morritos. Es el
paraíso de los dentistas.
Los objetivos del Ministerio de la Felicidad son los
siguientes:
OBJECTIVES
1.- Harmonize government plans, programs,
policies, and legislations to achieve happiness and positivity in society
2.- Incentive entities both public and private,
to launch and champion initiatives, projects, and policies to happiness and
positivity in society
3.- Propose strategic policies, projects and
programs aimed to achieve happiness and positivity, and coordinate their
implementation with the concerned entities.
4.- Instill a culture of happiness and
positivity as a lifestyle in the UAE, and raise awareness on the importance.
5.- Develop KPls, to measure happiness with
government entities and at the UAE level
6.- Promote the UAE, and enhance its reputation
as a global hub of happiness and positivity**
No se entiende cómo hay países infelices cuando se puede
tener todo tan claro y ordenadito. Deberían aprender a confiar en sus gobiernos
para ser felices. Con un ministerio dedicado a ello (¿cuántos pueden presumir
de esto?), la felicidad rebosa los Emiratos y se expande en busca de países
infelices que sepan degustar el producto.
En realidad asusta leer los objetivos. La felicidad es un
plan estratégico para llegar a ese punto sexto y final en el que se define que
el objetivo de la acciones para alcanzar la felicidad es la reputación de felicidad
de Emiratos, una perversa tautología. No se trata de ser feliz sino de ganar
reputación de país feliz.
Los Emiratos han logrado que ser feliz sea una obligación
nacional en la que ser infeliz se considera un atentado a la reputación del
país. ¡El país te necesita sonriente! En realidad, los objetivos de Emiratos
son promover eso que llaman una "cultura" de la felicidad. Todo
rebosa de la palabrería de los planes empresariales, de la artificialidad de
las relaciones públicas, del "Nation Brand" cuyo objetivos se
concreta en el punto 5º en donde lo importante es el desarrollo de herramientas
para la medición de la felicidad.
En sí, el concepto es perverso. Los gobiernos no deberían
decidir qué es la felicidad y cómo se logra, sino reconocer que la felicidad es
personal e intransferible. Imponer eso que llaman "positividad" es
eliminar a los que nos vean tan positivas las cosas como el gobierno quiera.
¿Qué hacer con los "infelices" que estropean la reputación, que hacen
que las cifras no sean como se quiere? Esa es la cuestión. Finalmente, se
contestará lo que el gobierno quiera escuchar porque nadie quiere que el
gobierno sea infeliz.
La cuestión llega al ridículo con la información sobre los
seminarios para ser felices que les darán a los egipcios. Es sorprendente la fe
que tienen los egipcios en los efectos terapéuticos de unos cuantos seminarios
en un país con casi cien millones de personas. Los seminarios y cursos de un
día se proponen desde los ministerios para resolver problemas como el divorcio (60'7% de tasa) o el ateísmo (preocupante aunque según las
cifras oficiales no llegan a 900). ¡Sale tan barato dar unos cuantos cursillos!
Pero los que vayan a dar los cursos sobre la felicidad se
van a encontrar con una realidad muy distinta a la de los felices emiratos. La
"positividad" no mejora nada, simplemente trata que veas las cosas de
otra manera. ¿Que te secuestran? Míralo positivamente: tienes más tiempo para
ti mismo. ¿Que apenas tienes comida? Una dieta saludable es buena para el
cuerpo, que sufre con los excesos. ¿Que tu presidente decide quedarse treinta
años en el poder sin soltarlo? Tiene sus ventajas: no tienes que perder el
tiempo pensando en a quién vas a votar y dedicarlo a cosas que realmente te
importen. Todo esto es "positividad", cuestión de actitud.
Se nos cuenta el compromiso de los emiratís con exportar su
felicidad bien organizada y eficiente y desplegar sus talleres para que la
gente salga de ellos convencida de que
es feliz, que es de lo que se trata.
Al-Tari stressed that she along with Mohammad
Shatayat co-coordinator of the initiative, have made the UAE the center of
launching the initiative because of the UAE’s “great successes” in spreading
happiness among its citizens, residents and even the guests.
The 2018 World Happiness Report said that UAE
is the happiest country in the Arab world and ranks 20th out of 156 countries
moving up one spot compared to 2017.
“Happiness now became a culture which has its
frameworks and values; me along with the initiative’s working team are seeking
to spread this culture and dominate it among the Arab societies after the
success of its activities in the UAE,” she said.
She continued to explain that the initiative
will launch several workshops and seminars across Egypt, which will be prepared
in cooperation with partners to achieve self-development.*
Es emocionante que en Emiratos no se encarguen solo de la
felicidad de los propios sino que vayas allí por unos negocios y regreses
irreconocible a tu casa, mucho más feliz que los demás. Si ve a alguien
sonriendo solo, que se hace selfies sin morritos, no lo dude, viene de
Emiratos.
Esperemos que el gobierno egipcio no decida crear un
ministerio de la felicidad como en Emiratos. La tentación, me imagino, será
grande. Este invento entre empresarial y kafkiana positiva no está muy alejada
de esa felicidad por decreto que tienta a los gobiernos. De hecho, ya se
trabaja mucho sobre la "positividad" persiguiendo a los críticos, que
representan la "negatividad" que impide la "felicidad"
institucionalizada. Si se vieran siempre las cosas tal como se quieren hacer
ver, la gente sería mucho más feliz.
Cairo Scene ha decidido interpretarlo por la incombustible
ironía egipcia. En tres estupendos párrafos dan la bienvenida a los que creen
que la positividad es el camino a la felicidad:
To say that Egypt isn’t exactly a happy place
is akin to saying “Africa is a continent.” Going past the litany of boring
social media posts about how beautiful Dahab is or how kind and compassionate
the people are (thank you, expats and jaded millennials), we currently (and
firmly) rank 122nd on the World Happiness Report (fuck you, Mozambique) for a
variety of reasons; including life expectancy, income, social support and
freedom. Seeing the sad state of affairs we’re in, the UAE decided to rise up
against our misery with an initiative to throw some of that glee our way
through a collaboration between UAE happiness initiative Alif Yaa Saada
(Happiness from A to Z) and Egyptian NGO Arab Achievers, in addition to
Egyptian training company Skyline.
Why the UAE? Well, they’re the happiest country
in the Middle East, the 20th globally, and they even have a whole ministry
dedicated to happiness; the best possible scenario for a middle-eastern
adaptation of The Office. The Gulf country has commissioned a troupe of
happiness instructors (and you thought our jobs were lame), in cooperation with
Alif Yaa Saada, to train Egyptian institutions on “how to be happy.” Through a
series of free events this coming July, workshops, seminars and training
sessions, the jolly initiative aims to teach the Egyptian populace the truest values
of happiness; positive attitudes, tolerance, generosity, coexistence and
peacemaking (How not to Be Poor: A Masterclass). “The UAE stands to benefit
from implementing the initiative in Egypt by giving its trainers the chance to
train Egyptians in happiness-making,” said Ghada Abdel Razeq, the head of
training at Skyline. “So, this is a win-win situation. It must be said that
turning happiness into a science is the UAE’s gift to the Arab world.”
We’re full of hope about this positive
initiative, and we pray that the distilled experience of the Emirati
instructors coming our way has enough power and permeability to chip away at
the decades of pure, unfiltered human suffering that the Egyptian people
symbolise better than anybody out there, except Mozambique and the other 33
miserable countries behind us. In the meantime, please enjoy this cheerful
video representation of our efforts at attaining happiness.***
No se creo que se pueda ser más claro en lo que opinan de la
iniciativa para enseñarles a ser felices. No creo solo por el tradicional
orgullo egipcio del no tener nada que aprender. La retórica hueca de toda esta
sarta de tonterías de sociedades que sacralizan la "felicidad"
mientras que la hunden con sus mecanismos de alienación, que convierten los
sentimientos y estados más humanos en frivolidades, que reducen a recetas
gimnásticas los estados de ánimo, etc. son casi un insulto.
Señores de Emiratos: por favor, si ya son ustedes felices
según las estadísticas gubernamentales, síganlo siendo pero no ofendan ni la
inteligencia ajena ni los estados lamentables de aquellos que se encuentran en
un estado muy diferente al suyo. Si están tan convencidos de que la felicidad
es pan comido, hagan la prueba de intercambiar casa con algún desgraciado de
otro lugar. Verán que no es tan fácil ser "feliz" en los sitios. Como
dice quien redactó el texto de Cairo Scene, los egipcios no necesitan entrenamiento para ser felices,
necesitan las condiciones adecuadas, que es otra cosa muy distinta. El
entrenamiento, precisamente, nos obliga a ser felices por encima de las
desgracias, lo que es el sueño de cualquier dictadura. Es como convencer a
alguien de que se vuelva masoquista antes de torturarlo.
La felicidad es una palabra vacía en manos de estos patológicos
evaluadores. La han vaciado de sentido porque ya no es un estado que surge de
mí, sino que no ser feliz se considera una especie de enfermedad, personal y
social. Hoy ser feliz es una ideología. Ha surgido en una sociedad alienada por
la producción y lo material. La felicidad se alcanza por vías
institucionalizadas a través del consumo y del acceso a servicios. Solo la idea
de que exista un ministerio llamado de la "felicidad" nos dice que
algo no funciona. Que además sea tarea de los gobiernos planificarla es un
atentado a la inteligencia. Nos muestra cómo todo este mundo que proviene del
fundamentalismo empresarial se ha ido adueñando de nuestro mundo a través de un
lenguaje y unos objetivos planificados. Por definición, no puede haber una
felicidad programada por otros. Solo yo puedo considerarme o no feliz, por más que otros entiendan que pueden planificarla para mí. Se puede estar contento, se puede vivir cómodamente, pero la felicidad es otra cosa que hemos reducido a lo material y al conductismo ramplón.
El vídeo al que se hace alusión al final de los comentarios
de Cairo Scene nos muestra a una persona que va creciendo en su enfado mientras
se escucha de fondo una "positiva" canción pegadiza y comercial, "Sunshine, lollipops
and rainbows".
Aquellos que crean que la felicidad se puede medir como la
altura o el peso tienen una visión muy trivial de lo que significa felicidad.
* "Initiative aims to ‘export’ happiness from UAE to
Egypt" Egypt Independent 16/04/2018 http://www.egyptindependent.com/initiative-aims-export-happiness-uae-egypt/
** https://www.happy.ae/en
*** "THE UAE WANTS TO “BRING HAPPINESS” TO EGYPT" Cairo Scene 15/04/2018 http://www.cairoscene.com/Buzz/UAE-Egypt-Happiness
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