Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Suele
ocurrir así. De un escándalo se sacan consecuencias y se crea una conciencia de
lo que hasta este momento no se tenía. Así ocurre con el escándalo de Cambridge
Analytica y Facebook. Las nuevas medidas de seguridad propuestas son una forma
de traer un poco de calma al río revuelto.
El
primer problema de nuestra relación con las macro empresas digitales está en la
percepción. Ante nosotros no tenemos
una "empresa" sino un "espacio" en el que otros están y con
los que nos relacionamos. No pensamos que estamos usando los servicios de una
empresa, sino que nos proyectamos en ella con parte de nuestra vida. Estar en Facebook es como estar en un espacio privado y público en donde tienes a tus amigos a mano. La empresa se mimetiza con nuestras percepciones sociales y personales. Nos
parece una vivienda en propiedad, pero está arrendada y el casero tiene las
llaves.
Desde
que se produjo la expansión social masiva de la red con la llegada de la web a
principio de los 90, se percibió de forma doble en función de los intereses: como
un experimento social único, que es
como la percibían los utopistas e ilustrados (una concentración del
conocimiento y una forma de sociabilidad universal) y los que se preguntaban
literalmente cómo se podía sacar dinero
de allí. Es probable que sean las dos caras de cualquier odisea humana, una
mezcla cuyo equilibrio es siempre es fácil de mantener.
Quizá
lo que ha causado más daño a Facebook en este escándalo es su actitud cínica con
el memorándum filtrado, en el que el alto ejecutivo de la compañía presumía de importarle
poco esos pequeños seres que se
mueven por las redes y a los que hay que estimular para que lo hagan con más
intensidad.
Las
Ciencias Sociales tienen dos momentos: el de la observación y el del estudio, Pero
hay otro en el que es fácil caer, el uso del conocimiento obtenido para la
manipulación. Las nuevas tecnologías de la recogida y proceso de datos han
permitido manejar mucha más información que antes. Pero hay un factor
importante: ya no necesitamos ser observados como antes; ahora somos
productores de datos, los segregamos como cualquier otro fluido. Eso ocurre
porque muchas de nuestras actividades ocurren en espacios informacionales
digitales. Se producen en ellos o a través de ellos.
Pero
han sido las técnicas de procesamiento de datos masivos, la creación de
algoritmos capaces de tratarlos para extraer información sobre las conductas,
las que han revolucionado el campo y han atraído a diversos tipos de personajes,
algunos muy codiciosos que han visto un filón sin límite.
Tratar
de conocer la sociedad y sus movimientos se ha hecho desde hace mucho, desde
que se crearon los primeros censos en la antigüedad. El siglo XVIII contempló
un aumento de las observaciones gracias a las publicaciones periódicas, cuyos
datos podían ser recogidos y estudiados, y a la publicación de anuarios de todo
tipo sobre nacimientos, muertes, lluvias, sequías, plagas, enfermedades, etc.
Con todos esos datos recogidos por Europa comenzaron a surgir aficionados a
realizar estadísticas, a hacer previsiones partiendo de las series, de las
probabilidades de ocurrencia de fenómenos, de las conexiones entre sucesos, patrones
regulares, etc.
Los
grandes recolectores de datos han sido siempre la banca y las compañías de
seguros, que recogían datos para reducir las probabilidades de error al tomar
decisiones. Igualmente los estados necesitan de grandes cantidades de datos
para su propia planificación y poder atendernos. Se recogía y se almacenaban
muchos datos, pero se le sacaba poco o nulo provecho. Eso ha cambiado y los
datos se exprimen al máximo.
Hoy se
manejan enormes cantidades de datos para cualquier toma de decisiones. La
información es esencial como forma de vencer la incertidumbre. Siempre lo ha
sido, pero los grandes sistemas que hemos creado necesitan de informaciones más
precisas para poder ser más eficientes en las acciones e inversiones de
recursos.
Tomemos
un "sencillo" ejemplo, la gripe. Lo siguiente pertenece al informe
denominado "Informe de Vigilancia de la Gripe en España / Temporada
2016-2017 (Desde la semana 40/2016 hasta la semana 20/2017)", del Centro
Nacional de Epidemiología Instituto de Salud Carlos III. Nos explican:
El Sistema de Vigilancia de la Gripe en
España (SVGE) se sirve de la ayuda de diversos sistemas y fuentes de
información, que permiten ofrecer una visión amplia del comportamiento de la
enfermedad y de los virus gripales
circulantes, tanto en el conjunto del Estado español como en cada una de las
Comunidades Autónomas (CCAA).
Por una parte, el Sistema centinela de
vigilancia de gripe en España (ScVGE) ofrece información sobre los casos leves
de gripe en la comunidad, que acuden a las consultas de atención primaria. En
él están integradas 17 redes de vigilancia centinela de gripe (una por
comunidad autónoma (CA), excepto Galicia y Murcia), 20 laboratorios de
microbiología con capacidad de detección de virus gripales y una serie de
unidades administrativas e institutos de Salud Pública pertenecientes a todas
las CCAA (Anexo 1).Y por otra, la información no centinela, que procede de
otras fuentes (hospitales, laboratorios, centros institucionales, etc.), ayuda
a la caracterización del patrón de circulación de virus gripales en el
territorio sujeto a vigilancia de forma más completa.
Además, el sistema de Enfermedades de
Declaración Obligatoria recoge la notificación agregada de los casos nuevos
sospechosos de gripe notificados por todos los médicos en ejercicio a la Red
Nacional de Vigilancia Epidemiológica.
La información sobre el nivel de gravedad de
la epidemia gripal se obtiene fundamentalmente de la vigilancia de casos graves
hospitalizados confirmados de gripe (CGHCG) en la que participan los hospitales
designados por cada CA para esta vigilancia. Asimismo se recoge información
sobre los brotes de gripe declarados en la temporada, sobre la evolución de la
actividad del virus respiratorio sincitial (VRS) y sobre la mortalidad por
todas las causas y relacionada con gripe.
La coordinación del SVGE se lleva a cabo en
el Centro Nacional de Epidemiología
(CNE) y el Centro Nacional de Microbiología (CNM). El SVGE
está integrado en la Red de Vigilancia Europea de Gripe (European
Influenza Surveillance Network–EISN-),
de cuya coordinación es responsable el Centro Europeo para el Control y
Prevención de Enfermedades (ECDC).*
El
ejemplo permite ve muy bien el funcionamiento y organización de la extracción
de datos sobre la gripe. Es esencial para la coordinación ante las epidemias,
en este caso de gripe, tener fuentes de datos de diverso tipo, como las que se
recogen en la descripción, que permitan realizar mapas de conjunto, gravedad de
los casos, localización, evolución, etc. Todo esto es posible porque esos datos
separados en cada lugar se pueden compartir automáticamente y ser procesados
para obtener la información sobre la evolución de la gripe. No hay que resaltar
demasiado su importancia porque es obvia. Con todos esos datos, además, se pueden
realizar investigaciones posteriores con enfoques diferentes que permitirán
enfrentarse mejor a la enfermedad.
Hay un
factor esencial. Sabemos que quienes poseen esos datos son centros responsables, que serán utilizados para
algo que representa un bien para nosotros mismos y para el conjunto. Es nuestra
confianza, por un lado, pero también la seguridad del conjunto de la población.
El caso es claro.
¿Pero y
si esos datos se usaran para otro tipo de fines en los que ya no se tratara de
beneficiarnos sino de beneficiarse de nosotros directa o indirectamente incluso
de producirnos diversos tipos de daño o limitar nuestros derechos y libertades?
La cuestión cambia radicalmente en función del uso final y de quién use los
datos. A esto se añade el conocimiento o desconocimiento de lo que hacen con
ellos o incluso que los tengan.
La
llamada "Internet de las cosas" ha convertido (o lo está haciendo)
nuestra vida en fuente constante de datos. Hemos "datificado" nuestra
vida: cualquier acto es registrado. Cada vez tenemos más aparatos cotidianos
conectados. Tiene sus ventajas, indudablemente, pero genera muchos datos que no
sabemos qué hacen los fabricantes, etc. con ellos. Venderlos es la opción más
sencilla, pero caben muchas otras, desde las más honestas a otras que lo son menos.
Todo lo "inteligente" es susceptible de producir datos al ser usado y
acaba realizando una "traducción" de nosotros mismos en unas series
de datos. Con eso se pueden hacer muchas cosas. Cuantos más datos se junten,
mejor será la "definición" de imagen resultante; resultará más
precisa. Y en esta precisión empiezan los problemas de la privacidad.
En
muchos casos nosotros autorizamos el acceso cuando instalamos algo. Le habrá
extrañado que le pidan permisos innecesarios para la instalación de algunas
aplicaciones en su teléfono, probablemente el mayor informador de nosotros
mismos al concentrar prácticamente todos los usos de otros dispositivos:
comunicación telefónica, navegación, contactos, búsquedas, redes sociales, etc.
Todo el mundo quiere estar en su teléfono. Cuando lo compra, suele venir lleno
de aplicaciones que no necesita y que muchas veces son difíciles de borrar del
dispositivo.
La
nueva generación digital valora más lo
que se le da que conceptos o valores como la privacidad que se pierde.
Crecen con dispositivos debajo del brazo.
El
lunes, nos dice la prensa, Facebook mandará información a más de ochenta
millones de usuarios indicándoles que sus datos han sido procesados por Cambridge
Analytica**. La reacción de muchos puede ser de sorpresa porque no entenderán
qué pintan ellos en lo que ocurre por el mundo. Pero no se trata de eso. Se
trata de que se puede haber construido un "perfil" a partir de los
datos acumulados y que eso puede ser de interés para grupos o empresas que
necesiten acercarse a usted de forma invisible,
ofreciéndoles cosas que saben que no
rechazará.
Hay muchos
usos posibles de los datos. Unos servirán para mejorar las vacunas de las
próximas gripes, pero otros en cambio no le están ayudando mucho. Creemos que
no somos manipulables, pero lo somos. Manipular no es que hagamos lo que no
queremos, sino hacernos creer que queremos lo que hacemos. Por eso, los datos personalizados
ofrecen la posibilidad de crear estrategias de acercamiento.
Antes,
para vigilar había que seguir. Ahora basta con seguir la señal de su
teléfono.
* Informe de Vigilancia de la Gripe en España
/ Temporada 2016-2017 (Desde la semana 40/2016 hasta la semana 20/2017), del
Centro Nacional de Epidemiología Instituto de Salud Carlos III http://vgripe.isciii.es/documentos/20162017/InformesAnuales/Informe_Vigilancia_GRIPE_2016-2017_v.28septiembre2017.pdf
** "Facebook te comunicará este lunes si
tus datos personales fueron robados por Cambridge Analytica" El Mundo
6/04/2018 http://www.elmundo.es/economia/macroeconomia/2018/04/06/5ac6816d268e3e8a5a8b463b.html
http://www.elmundo.es/economia/macroeconomia/2018/04/06/5ac6816d268e3e8a5a8b463b.html
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