domingo, 3 de agosto de 2014

Muerte de un oso

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hasta el momento pensé —¡ingenuo de mí!— que el "Knut" más famoso era Hamsun, el escritor noruego, ganador del premio Nobel. Mi sorpresa se da ahora al ver unas imágenes en las que Knut, esta vez un oso polar, regresa —tras paso por el taxidermista— de la muerte para ocupar un puesto en una exposición sobre el arte embalsamador. Debo confesar que mi escaso interés por animales enjaulados me ha hecho poco asiduo de las noticias de los zoológicos y menos todavía de las campañas con las que estimulan la clientela mediante la fetichización de las crías como reclamo de niños que tiran de sus padres. Por todo ello desconocía el efecto mediático que podían llegar a alcanzar algunos de estos animales —como el madrileño panda "Chu Lin" o el gorila barcelonés "Copito de nieve"— y cómo hacen girar sobre ellos las promociones de sus establecimientos. La historia se repite en cada ciudad. Necesitan tener un animal fetiche, un emblema vivo. No son suficientes los monumentos, piedras muertas. Hace falta estimular el sentimentalismo, el amor consumista por los animales.


Me entero de que Knut (2006-2011) ya tuvo una infancia peculiar. Nació y fue rechazado, junto con su hermano sin nombre, por su madre. El hermano murió y dejó el protagonismo a "Knut". El episodio del rechazo y de la crianza a mano del osezno dio pie a las primeras disputas mediáticas. Algunos abogaban porque la naturaleza siguiera su curso y el bebé oso muriera mientras que las fotos comenzaron a circular. Las manifestaciones multitudinarias de niños con pancartas declarando su amor a la monada de oso coparon las páginas de los periódicos. "We Love Knut", "Knut is cute".
Llegaron a enfrentarse ante los tribunales unos y otros. Todo trajo más notoriedad. Knut llegó a tener su propio programa de televisión informando sobre él. Y, sobre todo, vendió y vendió. Vendió de todo lo que llevara su nombre o imagen; vendió historias sobre los osos para que los se las leyeran a los niños antes de dormir. Llenó el zoo él solo. Se calcula que el año 2007, el de fenómeno Knut, gracias a él, aumentó la recaudación del zoo de Berlín un 30%. Knut era como Angelina y Brad, como David y Victoria la posh, todos juntos.


Está claro que nos gustan los animales pequeños; si además tienen una historia dickensiana detrás, mejor. ¿Quién que no viviera en el polo abandonaría una cría de oso polar, tan parecida a nuestros peluches? Nadie. Solo algunos ecologistas, hijos desnaturalizados de la Madre Naturaleza, que no entienden que nuestra naturaleza es la que idealizaron los Werther y compañía yendo a pasear al campo, Disney con sus dibujos, Platero, que era como de algodón. Nos gustan los animales que podemos abrazar, achuchar, pequeñitos, indefensos, que hagan ruiditos pidiendo comida y dándosela con un biberón, la máquina que no rechaza, siempre generosa. Por gustarnos, nos gustan pequeñitos hasta los extraterrestres, como E.T., de edad indefinida pero con gustos infantiles y necesitado de cariño y protección porque sus congéneres se fueron de la galaxia dejándolo abandonado.

Knut era una máquina de vender muñecos, como Cristiano Ronaldo o Leo Messi lo son de vender camisetas. Knut fue un gran negocio que fue menguando cuando el animalito —¡maldita costumbre!— empezó a crecer y los cariñitos que le dedicaba su exclusivo cuidador y padre adoptivo empezó a ser un poco arriesgado y ya no se podía hacer tanto show delante de los asistentes. Y es que los animales no crecen ni en las fotos ni en las mentes de los que les gustaría que fueran siempre mascotas agradables y cariñosas, que emitan ronroneos y se hagan un ovillito.
Ahora Knut regresa, como el Cid Campeador, después de muerto y posa disciplinadamente para todos aquellos que recuerden al osito tierno que fue, que hizo las delicias de tantos niños de Berlín, Alemania y el mundo entero, de tantos adultos que les acompañaban a verle en su recinto del zoo. Regresa como estrella. ¿Quién sabe quiénes son aquellos rígidos animales, indiferenciados, anónimos, con los que comparte vitrinas? Meros comparsas, puro relleno. ¿Qué méritos han presentado para estar allí, junto Knut? ¿Cuántos de ellos han tenido blogs oficiales abiertos durante su vida; quiénes secciones permanentes en los medios? ¿Cuántos niños se han dormido con sus reproducciones entre los brazos? Por supuesto, también la exhibición de Knut posmortem ha causado revuelo entre unos y otros. Los que no entendían que se le dejara vivir, tampoco entienden que no se le deje después de muerto. En una exposición dedicada al arte de la taxidermia, Knut es el héroe, sí, pero también un caso excepcional por lo que nos cuentan los artistas:
“Fue muy difícil para nosotros unir todos los huesos y reconstruir el esqueleto, porque había sido cortado en piezas. Tuvimos que encajar más de mil y fue muy complicado ponerlas todas juntas. Normalmente, arrancamos el pelo de los animales y tenemos los cuerpos completos que podemos medir, pero éste no era el caso”.*


Sin pensar en que después de muerto podía ser rentable, los que le hicieron la autopsia lo trocearon para mayor comodidad. Los taxidermistas —los veo peinar cuidadosamente su pelo, como si fuera a salir a un plató, algo que no va desencaminado— han rehecho a Knut como el que monta un puzle, pieza a pieza, para poder tener delante al héroe amado y que no defraudara a sus seguidores. No sé si Knut logrará llevar a la exposición de animales tantos fotógrafos como los 400 que se reunieron para su presentación en sociedad, aquel lejano día de 2007 en Berlín. En cualquier caso han logrado llamar la atención y Knut, aunque sea así, ha vuelto a atraer las miradas en beneficio de sus compañeros de salas, a los que nunca nadie prestó demasiada atención.


De todo lo que he leído de la historia de Knut, lo que más me ha impresionado ha sido su "adicción a la fama". Dicen que cuando creció y no atraía tanto las miradas, se enfadaba mucho cuando no se le prestaba atención, que gruñía enfurecido, incapaz de asimilar que un oso de 130 kilos de peso ya no es una bolita tierna. Se resistía a dejar de ser el centro de atención de las personas que pasaban. Como tantos otros artistas infantiles, tuvo un mal crecer.

He visto la muerte de Knut. Está colgada en YouTube por algunos de los asistentes al momento trágico. Todo comienza como una festiva grabación, como un día más del oso célebre. La cámara graba y Knut, junto al agua, comienza a dar vueltas y más vueltas sobre sí mismo, girando como los perros que quieren morderse la cola. Los movimientos se van haciendo más extraños, las piernas comienzan a fallarle y cae al agua. Un angustiado "¡mein Gott!" queda registrado frente al bullicio indiferente de los que pasean, fuera de cámara, por el zoo. Cayó al agua y se ahogó. Knut ha sufrido —se averiguará después— un ataque cerebral como consecuencia de una infección viral. Los especialistas dicen que debió ser eso porque todo lo demás estaba bien y solo en su cerebro se notó algo raro. No es mucho.
Ahora, desde su vitrina, Knut seguirá languideciendo, sin importarle demasiado la fama o enfadándose si no le hacen caso. Quedarán para el recuerdo las monedas acuñadas con su efigie o la portada de Vanity Fair con Leonardo di Caprio. The Guardian recoge la noticia de que los fans de Knut preparan la realización de un memorial con el que devolverle algo de lo que tanto les dio. Observo que a la derecha de la noticia —"more on polar bears"—, el periódico recupera una de hace dos años: Walker, "the only polar bear on public display in the UK is to get a new playmate this week"** No pienso buscar cómo acabó el encuentro. Ya he visto bastantes osos por hoy.
Entre los muchas flores, fotos y velas que la gente dejó en su día, en 2011, encuentro una placa rotulada en alemán Dice "Zoo: Ni un día en libertad, una vida sin dignidad. Perdónanos, Knut". Pero el perdón y la culpa son sentimientos humanos.



* "El oso Knut ya descansa en la ciudad en la que nació, Berlín" Euronews 30/07/2014 http://es.euronews.com/2014/07/30/el-oso-knut-ya-descansa-en-la-ciudad-en-la-que-nacio-berlin/

** "Walker the polar bear gets ready for a new playmate" The Guardian 2/04/2012 http://www.theguardian.com/world/2012/apr/02/walker-polar-bear-new-playmate









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