Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
prensa egipcia ha recogido con cierto revuelo la emisión de una fatwa, un edicto religioso, por la
institución dependiente de la Universidad de Al-Azhar encargada de esta
función, la Dar al-Ifta. Si bien
algunos comentan que está sin fecha y que podría ser anterior, de 2011, algo
que debería ser fácil de comprobar, es en estos días cuando ha saltado la
cuestión y la mayoría la atribuye a esta semana.
El
revuelo tiene su justificación pues el edicto prohíbe las comunicaciones vía
internet, es decir, chatear entre personas de distinto sexo que no sean
familia o conocidos, además de otras consideraciones sobre la vida social de
las redes. La publicación Mada Masr lo
expresa así:
Dar al-Ifta, which falls under the jurisdiction
of Al-Azhar, is Egypt’s official gate for issuing religious fatwas related to
Islam.
Under a section called “mind-preoccupying
fatwas,” Dar al-Ifta said that chatting between men and women strangers is a
waste of time, “as many experiences in our present time prove that this opens
the door for evil and frivolity, an entrance for Satan, and is a source of
corruption and sedition.”
The fatwa also instructed women not to send
personal photos online to people they don't know, in order to protect
themselves, and to keep their own chastity and dignity intact.
The fatwa went viral on social media, as users
lambasted it as a regressive and extremist move by the Islamic institution.
Others believe that Dar al-Ifta has lost track of its priorities and its role.*
El diario Ahram Online da la misma información pero la
termina con dos breves líneas, una sobre algunas reacciones y otra sobre lo que
podríamos llamar los "hechos":
The edict was met with ridicule from some
Egyptians on social media.
According to a statistics issued in September
2013, Egyptian Internet users reached 37.14 million.**
El hecho tiene interés por motivos diversos, tanto en clave
interna egipcia como parte de un conflicto de más profundidad que se está
desarrollando en todo el mundo islámico.
Es una característica del mundo
musulmán la necesidad de mantener instituciones que traten de garantizar su
unidad, pues es un universo ideológico en el que hay tendencias centrípetas y
centrífugas. El islam es algo más que una religión en el sentido que
habitualmente le damos en los países no musulmanes; no es algo que pertenezca
al ámbito individual, algo que ha costado siglos en el mundo occidental
conseguir mediante la separación de Iglesia y Estado. La lucha dentro del
islam, en cambio, se centra en el conflicto sobre quién debe controlar la institución que debe marcar el rumbo islámico de la
sociedad. No se trata de
"liberalizar", sino de saber quién controla.
En la división entre
suníes y chiíes el conflicto está claro y los últimos —piénsese en el modelo iraní con el gobierno de los ayatolas— son los
clérigos, con el líder supremo al frente, los que controlan la totalidad de la
sociedad. En el campo suní, como es el 80% de la población musulmana, el
conflicto se convierte en una lucha constante entre poderes, religiosos y civiles. Existen diversas instituciones encargadas de velar por la
ortodoxia religiosa dentro de la variedad islámica. La principal de ellas es la
Universidad de Al-Azhar, que es desde donde surge ahora la polémica a través de la
emisión de la fatwa.
Sin embargo, la institución se encuentra en el ojo del
huracán no por esta fatwa en sí, sino por algo más amplio. Dentro de esta lucha
por la ortodoxia, es decir, por mostrar quien mantiene una mayor pureza y
fidelidad islámica al Libro y mandatos derivados, existe la acusación
de que Al-Azhar está controlada por el Estado, poniéndola a su servicio y no al
contrario, que es lo que debería marcar su doctrina.
El fin de cualquier estado
islámico (se defina así o no) es mantener en el islam a su población.
Cualquiera que no lo haga será acusado de contribuir a su disolución y merecedor,
por tanto, de rechazo y muerte según las circunstancias y lugares. Ya algunas voces ortodoxa piden a los medios que no usen el término"estado islámico" para referirse a los yihadistas de Irak y Siria para no sembrar el desconcierto interpretativo. El estado islámico es la meta de cualquier poder islámico. El que diga que no es carne de derrocamiento con todas las bendiciones religiosas. Por eso es tan importante el control de El-Azhar y que este se encuentre en el centro de la vida y política egipcia.
Egypt Daily News
publica un interesante artículo que puede sernos esclarecedor para comprender
algunas de las cosas expresadas antes. El artículo lo firma Mohamed Selim, un
investigador de los medios en el mundo árabe establecido en una universidad
alemana. Señala Mohamed Selim:
Mosques in Europe and the Arab World have been
prey to radical infiltration in the past decades, which have inculcated its
followers with a new form of Islam, one that cannot be impugned and believes in
violence as the one and only way to impose an incorrect version of Sharia
without a revived exegesis nor forward moderate critical thinking.
Al-Azhar’s crisis is part-and-parcel of Islam’s
current predicament. It has failed to renew its religious discourse, and is
unable to successfully recruit more moderate Muslims to join its ranks and get
imbued with a reasonable version of the religion that forbids hate-speech,
violence and annihilation.
It has also failed to accept the information
revolution, where its embrace of the social media is farcical (a simple Google
search will reveal how Al-Azhar’s online presence/social media embrace is
ludicrous) compared to that of other Islamist groups, whose innovative
utilisation of the new media have gained them more followers and thus a widened
digital footprint. Al-Azhar’s laggardness in renewing its religious discourse
and embracing the new media can’t be attributed to the lack of funds nor other
logistical rationales. Yet, the main reason is political will.***
Podríamos pensar que la fatwa de Al-Azhar, desde esa
perspectiva del "anquilosamiento" o atraso que Selim atribuye a la
institución es la que motiva su rechazo ahora a las posibilidades tecnológicas.
La fatwa ha sido emitida dentro de su actividad de responder a las dudas que se
le plantean sobre la adecuación al islam de lo que pueda surgir diariamente en
la vida. Tanto si alguien ha preguntado sobre la adecuación como si ha sido motu propio, lo cierto es que abre un conflicto, además de ser una señal sobre la orientación que piensan seguir.
¿Hemos pasado de una revolución que exigía Twitter, Google y
Facebook en sus pancartas y pintadas, la del 25 de enero, a una situación en la que se emite la fatwa para separar
a hombres y mujeres impidiendo que puedan conversar, considerándolo
oficialmente contra la vida islámica? ¿A qué obedece este cambio?
La crisis a la que se refiere Mohamed Selim afecta a la
Universidad de Al-Azhar desde un momento determinado de la historia. Señala:
Since the issuance of the Law 103 of the
re-organisation of Al-Azhar in 1961 at the time of president Gamal Abdel
Nasser, the real crisis of Islam’s most influential and prestigious institution
had begun. Its credibility has been shaken with every cantankerous decision and
its failure to rise up to many challenges in the Arab and Islamic world has
added insult to injury. Al-Azhar’s Grand Imam (whom is appointed by the
Presidents of Egypt for a life tenure) has been ever since selected for his
loyalty and subservience to the state, not for academic, intellectual nor personal
merits.
Prior to this infamous 1961 law, the Grand Imam
was elected by his colleagues of the Senior Scholars Association in order to
advance Islam’s moderate and peaceful message and never shied away from voicing
his concerns towards the current affairs, even if it was against the will of
the rulers of the state. Since 1961, the credibility of Al-Azhar has been
terribly shaken and allowed the rise of various splinter radical groups,
beginning with the violent crackdown on the MB throughout the 60s, which have
seen in Al-Azhar’s demise the chance to propagate their version of Islam.***
Para Selim, la institución ha perdido su autoridad en el
mundo islámico, basada en el respeto a su independencia y conocimiento, desde que quedó supeditada al poder y voluntad del estado, cuando Nasser la
convirtió en una estancia que podía ser controlada políticamente. De esta forma
se aumentaba el poder del estado y se podía utilizar para crear una religión
controlada tras encarcelar a los islamistas. El efecto que tuvo fue la falta de control sobre grupos más
radicales que acusaban a Al-Azhar de estar supeditada al poder terrenal y no
seguir los mandatos divinos. La jugada de Nasser estaba clara, sobre todo si
tenemos en cuenta cómo se deshizo de los Hermanos Musulmanes en esa misma época
y de cómo los Hermanos Musulmanes intentaron deshacerse de él. Con Sadat, que fue más condescendiente y piadoso, en cambio, no fallaron.
El conflicto entre el poder político y el espiritual es
constante en el pensamiento islámico porque ambos convergen en poder terrenal, sobre la sociedad, regulándola y ordenándola. La precedencia del poder religioso se
contrapesa con la manipulación del mismo controlando la institució. En el fondo, más allá de la teología
—o en el centro de ella— lo que hay es la lucha por el poder social, por el
control para mantener dentro de la versión aceptada del islam por cada grupo.
Es un conflicto histórico del que los investigadores y teóricos han dado
cuenta en muchas ocasiones.
Por eso, hace unos días, traíamos aquí la cuestión "teórica" que la práctica demostraba: el crecimiento de la ortodoxia en Egipto para tomar las riendas del país con mayor fuerza en la situación
actual frente a los islamistas. Decíamos que no se avanza hacia un estado "liberal", sino hacia un estado que asume el control de lo religioso porque es un
arma poderosa a la que nadie va a renunciar. Eso se traduciría, para compensar
el vacío social dejado por los islamistas, en una extraña actuación que por un lado
prohíbe los partidos religiosos y por otro lado controla los sermones que se
realizan los viernes exigiendo su control desde Al-Azhar o que hayan tenido que
pasar por allí los que se dirijan a los fieles, asegurando que solo tendrán
salida los menos radicales en el sentido específico de los islamistas, pero no
por ellos menos ortodoxos. Esta fatwa diciendo que va contra el islam que los
hombres y mujeres puedan conversar a través de las redes sociales o que puedan
poner fotografías en sus muros de Facebook,
por ejemplo, va en ese sentido.
Recordemos que hace unos días comentábamos las opiniones del
ministro turco sobre la voz de las mujeres y su risa, considerándolos como
antesalas del pecado. "El vestido de la mujer es su silencio", repetía
el islamista ministro de Erdogan. Podemos enfrentarnos a la fatwa como una "cuestión
de género", como una restricción más a las mujeres por parte de la
autoridad religiosa. Afortunadamente las mujeres egipcias son cada vez más
conscientes de su papel y reivindican los derechos de la forma más abierta,
tanto en el trabajo o en la calles manifestándose, como en las acciones que
tratan de convertir en cotidianas: correr por las calles, montar en bicicleta o,
la última noticia, hacer sus salidas en motos para poder disfrutar de algo
también mal visto.
Pero creo que la cuestión, esta vez, va más allá de la
cuestión del género y se adentra en mecanismos más sinuosos, el intento de
recuperar el control social a través de un mayor conservadurismo. Nadie en el
poder quiere ser acusado de ser un "faraón", es decir, de ejercer un
poder estrictamente laico, de separación de lo religioso y lo civil. Aquí "laico" no significa "al margen de la religión",
sino al contrario, un modelo de piedad en el que los demás deben mirarse. Desde
esa perspectiva se pueden contemplar otros asuntos ya tratados aquí: la campaña
contra el "ateísmo", la creación de gabinetes psicológicos para prevenirlo, como
si se tratara de una enfermedad, similar a la del "yihadismo", por
parte de los ministerios egipcios. En este extraño baile del cangrejo, nunca se acaba de avanzar
en los derechos individuales porque todos los derechos que se barajan son
siempre dentro del mismo marco.
El 27 de agosto, Daily News Egypt traía un interesante
artículo bajo el significativo título: "The Egyptian state: ‘The only
leader’". En él se recogían los resultados de un estudio, “To Whom do
Minbars Belong Today?” realizado por la Egyptian Initiative for Personal Rights
(EIPR), en el que se explicaba en control estatal de Al-Azhar y se recogían las
medidas que antes señalamos (control de los sermones, selección de los
predicadores, etc.):
Throughout different regimes, the state
policies have been against anyone who has different beliefs than “the official
Islam of the state,” said [Amr] Ezzat. Presuming the need for the state’s
interference in religious affairs as it is considered the Imam, an Islamic reference to the leader, has not change with time.
“President Al-Sisi once said that there is no
Islamic leader, the only leader is the Egyptian state,” he said, “I find this
very precise.”
Islamists have argued that the Egyptian state
is “not Islamic enough”, but the state always argued that it is, he said,
adding: “The compass is always political.”****
Creo que en estas palabras se encierra la clave de muchos de
los conflictos que se viven hoy para la comprensión del papel político de los
islamistas y sus objetivos, al igual que los de los gobiernos que ocupan el
poder. La alternativa al radicalismo es el control religioso desde el estado,
pero el control religioso del estado produce más radicalismo (contra el estado
y contra la institución), parecen confirmar las distintas ideas que sumamos aquí
para obtener un dibujo esquemático que nos permita entender las aparentes
paradojas que se perciben desde fuera: gobiernos elegidos democráticamente que
recortan los derechos de la dictaduras, dictaduras que se presentan como
liberales, gobiernos laicos que dictan los sermones en las mezquitas, instituciones
moderadas que se convierten en más vigilantes...
La fórmula de separación de Iglesia y Estado occidental no
funciona en un mundo en donde estar fuera de la religión es estar fuera de la
sociedad y del estado o de ambos según la situación. La religión sigue siendo
el factor esencial del control social por lo que los conflictos irán en aumento
en la medida en que haya una mayor demanda de libertades individuales tanto
religiosas como políticas. Nadie ha desaprovechado históricamente la ocasión:
During the time of former president Gamal
Abdel-Nasser, he used to name the preachers of the most important mosques in
the country, said Ezzat. Prior to the 25 January Revolution, state security had
to approve the ministry’s selection of Friday preachers.
As the Muslim Brotherhood and their allies
controlled the Ministry of Religious Endowment during the time of former
president Mohamed Morsi, only their supporters were selected for leading
positions.****
Hoy —como siempre— se vuelve a producir el control de
sermones y sermoneadores. Eso deja en un lugar
extraño, desplazados, a los que luchan por alcanzar su derecho a la normalidad
en un país (los hay peores) en el que se equiparan, según las tesis del
ministro que vimos el otro día, a terroristas y a ateos considerándolos extremos
contra los que hay que luchar. No son lo mismo y equipararlos es un mal
síntoma.
El que muchos egipcios se hayan manifestado irónicamente
sobre la fatwa que considera contra el
islam el que "chateen" hombres y mujeres que no sean de la misma
familia, me recuerda la apertura de cafés segregados en El Cairo durante el mandato
del islamista Morsi: una sección para mujeres, otra para hombres y otra para
familias. El objetivo es de nuevo insistir en la segregación de hombres y mujeres como "garantía" de buenas costumbres islámicas. Hablar con extraños o mostrar fotos son, recogían en Ahram Onlines, "ajenos a nuestra religión". Las mujeres, por supuesto. En el citado artículo de Mada Masr se recogían algunas reacciones:
The fatwa went viral on social media, as users
lambasted it as a regressive and extremist move by the Islamic institution.
Others believe that Dar al-Ifta has lost track of its priorities and its role.
“Would anyone in Dar al-Ifta give us a fatwa
about torture in police stations? Exporting gas to Israel? Money over
consumption by the presidency? Unemployed youth, for example?” one Twitter user
said.
Another Twitter user slammed Al-Azhar’s silence
on the practices of the Islamic State in Iraq and Syria (ISIS) against women
and non-Muslim minorities.
“Chatting is prohibited, but it is not
prohibited that women are taken as slaves and forced into sex,” she explained.*
Por eso me quedo con la buena noticia de que unas cuantas
egipcias han decidido montar en moto y salir a pasear desafiando las iras
ajenas y anticipándose a futuras fatwas al respecto. Luego colgarán fotos en
sus muros de Facebook para que puedan verlas, conocidos o desconocidos, según decidan compartirlas.
* "Dar
al-Ifta prohibits chatting between strangers of the opposite sex" Mada
Masr 30/08/2014
http://www.madamasr.com/content/dar-al-ifta-prohibits-chatting-between-strangers-opposite-sex
**
"Egypt's Dar-al-ifta prohibits online chats between men and women"
Ahram Online 30/08/2014
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/109595/Egypt/Politics-/Egypts-Daralifta-prohibits-online-chats-between-me.aspx
*** "El MB, AQ, ISIS y la crisis de Al-Azhar"
Daily News Egypt 30/08/2014 http://www.dailynewsegypt.com/2014/08/30/mb-aq-isis-al-azhars-crisis/
****
"The Egyptian state: ‘The only leader’" Daily News Egypt 27/08/2014
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