martes, 12 de marzo de 2013

Puentes y presupuestos

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Lo de cobrar se está poniendo difícil, pero lo de no pagar todavía peor. La historia —que ha saltado a todos los medios españoles— del dentista zaragozano que se abalanzó sobre su paciente y le arrancó el puente sobre cuya facturación discutían, nos ha puesto los pelos de punta a todos. ¡Uff! La cuestión se pone cruda si se resuelven de esta manera los conflictos bucales. La discusión sobre el aumento del presupuesto previsto ha desencadenado esta gresca entre médico y paciente.
Me vino a la memoria un caso de hará poco más de un año. Hablaba con una amiga precisamente de la falta de seriedad ante los presupuestos y cómo, tal como algunos señalan, estamos ante una crisis de confianza en aquellas figuras que se supone que deben ofrecerla y merecerla. Antes, no hace mucho, te fiabas de tu banco porque pensabas que quería lo mejor para ti; te fiabas del criterio de tu médico porque pensabas que se trataba de lo mejor para tu salud... y así en muchos casos. Podíamos confiar en todos estos personajes que anteponían tu beneficio al suyo. El sistema, comentábamos, hace agua por la falta de confianza.

Mi sorpresa fue grande cuando, pocos días después, sonó el teléfono y escuché la voz de mi amiga susurrando, temerosa. «—¿Qué ocurre?», pregunté alarmado. «—¡Estoy en el dentista! Me ha cambiado el presupuesto casi al doble cuando estaba ya con la boca abierta, a punto de anestesia. Me ha dado dos minutos para decidirme, ¿qué hago?», me dijo, pendiente de que el dentista entrara de nuevo. «¡Sal corriendo!» Y así lo hizo.

De todo esto me he acordado cuando he leído la retirada del material por parte del dentista ante el impago de las cantidades crecientes. Quedan muchas cosas por aclarar en este cruel caso, que la imaginación rellena con escenas espeluznantes. 
En el plano de lo real, el dentista debe ser sancionado por su forma de reclamar los dientes sin pasar por un juez. En el simbólico, el hecho es una muestra más de las relaciones expropiatorias, por un lado, y de la pérdida de confianza, por otro. El que tu amable dentista —tiene que haber sido amable en algún momento— se convierta en un enloquecido carnicero es algo más que un problema deontológico.
Algo pasa con los puentes y los presupuestos porque por pasarse en uno la Justicia italiana ha resuelto contra el arquitecto Santiago Calatrava por su puente en Venecia. El Confidencial nos contaba hace unos días:

El arquitecto español Santiago Calatrava y otros tres ingenieros se verán las caras con la justicia italiana el próximo noviembre. La razón, el "daño" que han hecho al erario público transalpino, según su Tribunal de Cuentas, con su famoso puente sobre el Gran Canal de Venecia. Y la intención, que lo reparen. La justicia italiana le reclama a Calatrava 1.078.000 euros y más de 1.700.000 a cada uno de los responsables "únicos" de la dirección de los trabajos, Roberto Scibilia y Roberto Casarin.
Tras diez años de investigación, el fiscal del Tribunal de Cuentas, Carmine Scarano, ha concluido así que se produjo un crecimiento exponencial de los costes del puente durante su construcción, que pasaron de los 4 a los 11 millones de euros, que ha calificado como un "desconsiderado aumento de los costes respecto a los gastos presupuestados".**


Entre el puente dental zaragozano y el puente veneciano, hay una gran distancia, pero un mismo problema: el presupuestar mal. El presupuesto es un compromiso que implica la aceptación. Aceptamos el presupuesto porque es "ese" y no otro. No sé en cuánto se excedió el odontólogo, pero en mucho debió ser para que la actitud de la paciente fuera de rechazo frontal y la suya la de la extracción forzosa. Desde luego si lo fue en las mismas proporciones que el paso de los 4 a los 11 millones de euros del puente veneciano, habría que actuar como la justicia italiana.

Todo es un problema de presupuestos, que en el fondo lo es —una vez más— de confianza. Si tú haces que tu clientela se siente en tu sillón con "presupuestos competitivos" y después ese presupuesto se dispara en la realidad, o eres muy malo haciendo presupuestos o eres muy "listo" atrayendo clientela. El sistema te resultará rentable si la gente acepta pagar el exceso del presupuesto; no lo será si no aceptan pagarlo. La crisis hace que mucha gente haya reducido sus visitas periódicas a los dentistas y algunos lo compensan ofreciendo precios más bajos que luego se disparan en la factura final. Son los listos.
Lo mismo ha pensado la justicia italiana al responsabilizar a Calatrava y demás del casi triplicado del presupuesto. Se aceptó el proyecto porque eran cuatro millones y no once. El fiscal encargado del caso habló de un "asombroso y vergonzoso conjunto de errores". Cada vez se practica más el "presupuesto bajo" que va creciendo hasta convertir la propuesta en una broma pesada.

* "Un dentista arranca un puente a una paciente disconforme con el precio" El Mundo 11/03/2013 http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/11/espana/1363004291.html
** "Italia pide a Calatrava un millón de euros por su puente en Venecia" El Confodencial 6/03/2013 http://www.elconfidencial.com/cultura/2013/03/06/italia-pide-a-calatrava-un-millon-de-euros-por-su-puente-en-venecia-116265/


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