Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
gente está empezando a no entender nada de "Europa". Lo entrecomillo
porque quiero distinguirlo, precisamente, de lo que entiendo o entendía por
Europa. Para los españoles, Europa era la disociación del tiempo y el espacio,
la negación del cronotopo. Habíamos estado en el espacio, pero no en el tiempo.
La expresión española que surgió de la experiencia cotidiana era que "España
perdió el tren de Europa". Ahora, olvidados los trenes, parece que estamos
todos con el vuelo retrasado y las maletas perdidas en un aeropuerto fantasma.
Lo de
Chipre es complicado de entender y lo que se entiende es complicado de ignorar.
Un entramado complejo, oscuro de difícil
explicación. Queda en evidencia que el problema de "Europa" no es
solo la gobernanza, sino la muy diferente naturaleza de los países que la
integran, aunque sean pequeños, como es el caso de Chipre. País pequeño,
mínimo, sin embargo, concentra intereses económicos y energéticos enormes. Nos
explican en el diario El Mundo:
Chipre ha estado atada a Rusia por grandes
lazos económicos y políticos desde hace décadas. Miles de particulares y
empresas rusas mantienen unos 24.000 millones de euros en los bancos de la isla
según Moodys.
El núcleo europeo recela de la limpieza de
ese dinero, presuntamente en manos de oligarcas rusos. Esa fue una de las
causas de la decisión comunitaria de infligir pérdidas a los depósitos de la
isla. Anastasiadis ha parecido proteger de alguna manera esas cuentas negándose
a que pagasen más de un 9,9% por el "impuesto extraordinario"
decretado en Bruselas y finalmente paralizado. Según la prensa chipriota,
Chipre habría buscado también vender a Moscú parte de Banco Popular del país,
entidad al borde de la quiebra.*
Los
intereses europeos, rusos y turcos, junto a los de otros implicados, que llegan
hasta Egipto incluso, en torno a las gigantescas bolsas de gas bajo la isla,
suponen un conflicto del que la cuestión de sus crisis actual es solo la punta.
Chipre no se ha hecho en un día; ninguno de los problemas de "Europa"
se ha hecho en un día. Son el resultado de la falta de concordia y objetivos en
el crecimiento de "Europa" durante décadas de agregar mecánicamente
sin fijar otro tipo movimientos hacia el futuro. No se ha hecho, por tanto, una
"Europa" más unida, sino un agregado de problemas con riesgo de
contagio por falta de atención, de una atención real, destinada a la mejora del
conjunto.
La idea
de atención aparece reservada entonces a los problemas de Alemania, que
mientras sea la economía más sólida seguirá imponiendo sus criterios, porque
los únicos que tienen que tener obligatoriamente criterios son los que van en
la locomotora de cabeza. ¿Que se va al desastre con las políticas que marca
Alemania? Puede ser, pero hay que ser Alemania para poder estar en el puesto del
maquinista.
Cuanto
más dure la crisis europea, mayor será el deterioro de la "idea de
Europa", que sufrirá tanto por el aumento del "euroescepticismo"
como del aumento del radicalismo nacionalista, que se alimentará del
descontento provocado por las decisiones tomadas.
El economista
francés Jean-Claude Fitoussi es entrevistado por la cadena Euronews sobre la
aparición de su nuevo libro sobre la crisis europea:
—Euronews:
Una lección evidente de estos últimos años es que la Unión Europea, tal y como
está concebida en estos momentos no funciona, es como estar perdidos en medio
del camino. Si no llegamos a resolver esto avanzando hacia la Unión Política
¿habrá que renunciar al proyecto europeo?
—J-P Fitoussi:
“No lo sé. Mire, este es un interrogante que me genera mucho desasosiego porque
veo cómo están sufriendo los ciudadanos por todos lados. En Italia, por
supuesto en Grecia, en España, en Francia, en Alemania en dónde la pobreza ha
aumentado de forma considerable, en Inglaterra… y añadiría: los pueblos que van
camino hacia la autodestrucción, querrán cambiar y no podremos seguir diciendo
durante mucho tiempo que ningún cambio es posible. O sea que o Europa cambia o,
quizás, sean los mismos pueblos los que se retiren. A pesar de que sea muy
complicado porque eso significa interrumpir una carrera justo antes de llegar a
la meta. Empezamos para construir un pueblo único y nos habremos detenido por
razones dogmáticas”.**
La
metáforas se acumulan sobre esa pérdida de "sentido", palabra que
concentra las ideas de "lógica" y "dirección". Parece
evidente que lo realizado en Chipre ha sido un error que ha sembrado el
desconcierto en el resto de la Unión Europea, que la existencia de un "corralito"
en un espacio de moneda única es una especie de contrasentido evidenciado por
los británicos que, como si fuera una comedia de los estudios Ealing, con sir
Alec Guinnes en su mejor forma, han fletado un avión con un millón de euros
para satisfacer las necesidades de sus soldados en la isla. A sir Alec, como
después lo haría su discípulo Peter Sellers, le gustaba transformarse en
distintos personajes y algunos se preguntan si no estará ocurriendo algo así
con nuestros dirigentes políticos europeos, bajo cuyos diversos ropajes acaban
estando las políticas de Alemania, representada por Angela Merkel.
La
creencia en que cada decisión "europea" no es más que una decisión de
"Alemania" no ayuda al conjunto de la idea europea. Lo ocurrido con
Chipre es un mal precedente que ha sembrado dudas sobre si los países están en
pie de igualdad en la Unión o no, en cuyo caso estaríamos en una versión de los
"países satélites" de la época soviética con una Alemania como centro.
El
parlamento chipriota no ha realizado ninguna heroicidad. Sencillamente se ha
negado a hacerse el harakiri en público después de haber llevado a su pueblo a
la situación en que se encuentra. El negarse a votar el "impuesto al
ahorro" viene precisamente de su propia debilidad, de su escisión entre el
pueblo que les espera a la salida y los oligarcas y mafiosos rusos, que les
esperan en sus despachos. Puestos a elegir entre que les partan la cara o que
les partan las piernas, han hecho lo que hace cualquier político con
experiencia: echarle las culpas a otros y ponerse al frente de la
manifestación.
El
desastre chipriota no oculta los problemas europeos, por el contrario, los deja
en evidencia. Es algo más que el "contagio" de unos a otros; es la constatación
de que estos años de Unión Europea han sido desperdiciados como
"unión" y que han sido aprovechados por especuladores para hacer sus
diabluras en los espacios liberados correspondientes. La moneda única ha creado
la ilusión de que no pasaba nada y que no habría que tener que aplicar medidas.
Pero ha habido que hacerlo cuando les ha interesado y en la forma más adecuada
para los intereses de quien manda, que es el que menos problemas tenga en
términos relativos.
Cuando
Jean-Paul Fitoussi habla de los problemas "europeos" hace bien en señalar
el aumento de la pobreza en Alemania, que no es el "empobrecimiento de
Alemania". Como en otros tantos lugares, se ha entendido el desarrollo
como el enriquecimiento de cada vez menos personas, que son las que han
aprovechado la "unidad" y la moneda única para hacer sus negocios
mientras se producía el empobrecimiento de sus ciudadanos, convertidos en
piezas móviles laborales en busca de patrón misericordioso.
Si de
algo hay que responsabilizar a los políticos europeos es de este juego malabar
económico, de este ejercicio de prestidigitación en el cual los problemas, como
las monedas del mago, pasan de un vaso a otro sobre la mesa.
El
problema de los ricos no es que sean ricos, sino que se convierten en
intocables y se acaba legislando para ellos. Y cuando les molestas, se van; a
Chipre o a las Caimán. El problema nuevo es cómo salvar el sistema bancario de un
paraíso fiscal europeo lleno de defraudadores extracomunitarios. Como decía una
ciudadana rusa residente en Chipre, con su lógica de a pie, "este dinero no
lo ganamos aquí, es injusto que nos lo quieran quitar".
Mientras, en el
Kremlin, para variar se divierten. Medvedev ya les acaba de decir a los evasores rusos que les espera con los brazos abiertos. La Santa Rusia de Putin añoraba el regreso de sus hijos. Y se ha permitido la humorada de comparar "Europa" con la Rusia soviética para delicia del ciudadano Depardieu.
*
"Chipre y Rusia: una estrecha relación con el gas de la isla en el
horizonte" El Mundo 20/03/2013
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/20/economia/1363782820.html
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