martes, 4 de marzo de 2025

Política no o los Oscar del silencio

Joaquín Mª Aguirre (UCM)

La Sexta comentaba ayer el silencio en los Oscar, Lo que muchas veces es un espacio de reivindicación de causas y críticas había mostrado un extraño silencio en unos tiempos especialmente revueltos. Lo que se esperaba movidito quedó en nada.

Las explicaciones dadas a este silencio, según explicaban en la cadena televisiva se debería a una serie de advertencias a los profesionales mediante el envío de cartas, la selección de presentadores de bajo perfil político (hablaban directamente de "apolíticos") y otros tipos de formas de asegurarse una gala sin incidentes ni sorpresas. Temían, nos decían, que de hacer lo contrario, podían tener respuestas negativas no solo a la gala en sí, sino a las películas cuyos elencos se mostraran críticos.

Una nueva muestra de cómo están las libertades en el llamado "país de la libertad". Los memes sobre una avergonzada estatua de la libertad han proliferado.

Hace unos días hablábamos aquí de las reacciones en el Washington Post, donde Jeff Bezos y sus directivos habían ordenado también líneas "tranquilas" alejándose de la crítica presidencial. Gran parte de los periodistas y directivos había amenazado con irse.

Cada vez se va percibiendo más el clima de amenaza con el que los que apoyan a Trump. La Casa Blanca se está encargando de mantener un entorno mediático cada vez más cerrado y restrictivo.

Ayer escuche lo que aquí llevamos repitiendo tiempo: Trump se ha rodeado esta vez de "ejecutores" y no de asesores, como la primera vez que trataban de disuadirle de que realizara determinadas acciones que consideraban nefastas por lo que podía suponer. Los que ahora rodean a Trump son sumisos o fanáticos. De esta forma se asegura que puede hacer lo que quiere sin que nadie le frene.

Si a esto se le suma en silencio que va ganando en los medios que acaba controlando, las perspectivas para los Estados Unidos no son buenas, por más que muchos las acepten encantados y hablen de "patriotismo".

Sin freno y sin crítica, queda un Trump desatado, público de sí mismo, que puede acusar a Zelenski de "buscar la III Guerra Mundial" y quedarse tan ancho, cortando la ayuda militar en seco, como acaba de hacer, además de dar facilidades y bendiciones a  Putin. Puede hablar sin rubor de que la mejor garantía para Ucrania es que pase a ser una posesión económica norteamericana.

Sin nadie que le diga nada, sin nadie que le frene, el mundo reacciona incrédulo ante los nuevos Estados Unidos de Donald Trump, un mundo silenciado en el que solo resuena las estridencias presidenciales y de algunos de sus acólitos políticos, económicos y mediáticos.

¿Tendrán que recurrir muchos estadounidenses a informarse de lo que realmente pasa en su país, de las consecuencias de las acciones presidenciales, a través de la prensa extranjera, como ocurre siempre en las dictaduras? Pues ese empieza a ser el panorama.

Lo visto en Ucrania y en Gaza, las dos guerras abiertas que involucran a los Estados Unidos, muestran la arbitrariedad estando del lado del genocida en un caso y dejando abandonado al que no quiere ceder sus tierras o recursos ni a empresas ni a invasores.

El silencio que busca Trump es para que voz sea lo único, una visión interesada y unilateral que acabará desatando una reacción anti norteamericana ganada a pulso, día a día, con cada acción, cono cada insulto, con cada desprecio.

La silenciada ceremonia de los Oscar es solo un ejemplo de lo que Trump está haciendo en otros sectores, como los despidos en las administraciones, los recortes a los programas que pueden albergar gente contraria, etc. 

Ahora es cuando comienzan a ponerse a prueba las instituciones y las mentes críticas.

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