jueves, 6 de marzo de 2025

Más allá de una guerra económica

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Quizá era cuestión de tiempo que alguien como Donald Trump llegara a la Casa Blanca y pusiera el mundo patas arriba. Quizá era cómodo que Estados Unidos fuera la potencia "paraguas", como la han llamado los medios. Pero también es obvio que con esa cesión, debilidad o como queramos llamarlo los Estados Unidos avanzaron en su carrera hacia lo que Donald Trump propone como destino. ¿Será igual si cesa la pasividad reinante, la confianza en el "aliado", "socio" o como queramos verlo? Quizá el "furor" trumpista nos haya hecho ver aquello que algunos no querían aceptar o que fuera posible.

Los Estados Unidos de Trump no solo cortan la ayuda militar a Ucrania, no solo quieren cobrarse en "tierras raras", sino que acaban de suspender la información militar disponible que les ayude a prevenir los ataques rusos o a guiar los propios. Esto ya es algo más que "protección"; es saqueo y un ataque por omisión, es la entrega al enemigo, Rusia, con quien se lleva bien, muy bien. Ya no es solo una guerra "económica". Es, además, un mal ejemplo del que debemos aprender.

ABC

En el otro frente abierto, Gaza, Trump y su aliado Netanyahu avisan de que el exterminio que lleva 49.000 muertos, la mayor parte civiles, puede retomarse para cumplir sus planes inmobiliarios, un gran negocio. Para ello, se enfrentará a los países árabes que no van a dejar que Israel se salga con la suya, condenando a la zona a una guerra constante que abarcará muchas generaciones.

En los medios se repite una pregunta que los especialistas económicos intentan contestar: ¿se volverá contra Estados Unidos la guerra económica de los aranceles? Los temores a que esta política se vuelva contra los consumidores norteamericanos se pueden completar con una mayor agresividad hacia otros focos a los que acusará sin tapujos de "agredir" a los Estados Unidos, buscando la justificación.

Trump, por ejemplo, ha tenido que modificar la política arancelaria con México en lo que a las piezas de automóviles que se fabrican allí ante el coste disparado que supone para la industria automovilística y sus protestas. ¿Se irá repitiendo el proceso? ¿Es la guerra económica arancelaria de Trump la guerra de la industria norteamericana? ¿Es lo que utiliza como arma el arancel, un arma de doble filo?

BBC
Si los economistas que advierten que la guerra de Trump puede no ser la "guerra norteamericana" y que sus machadas políticas traen más problemas que otra cosa, el caso puede cambiar.

Hasta ahora Trump controla los discursos apoyado en un poderoso aparato político y mediático que solo se rompe por gestos como el de la obispa episcopaliana o la expulsión el otro día de su senador demócrata durante su discurso de auto propaganda. Pero si las cosas cambian, los norteamericanos, presionados por sus propios bolsillos empezarán a ver el mundo de otra manera.

BBC

¿Ocurrirá? En un momento u otro, más tarde o más temprano porque esto solo beneficia a Putin y debilita a Europa y a los propios Estados Unidos, que tendrá que gastar el supuesto ahorro del proteccionismo agresivo.

Quizá la prepotencia de Trump, su creencia infinita en él mismo, acabe desbordada por su propia multiplicidad de grietas abiertas en el sistema que, le guste o no, servía para confirmar a los Estados Unidos como potencia mundial. Si el mundo le da la espalda a este aspecto, ante el cambio de actitud y acciones en contra, lo que antes era reconocimiento se volverá rechazo, distanciamiento y menor dependencia.

Lo que ha conseguido Trump con el caso de Ucrania es confirmar a la Unión Europea que debe armarse, que Francia ofrezca compartir su paraguas nuclear y que se aumente el gasto en defensa, que Europa desarrolle su propio armamento y tenga su propio ejército. Eso es lo que ha conseguido Trump con sus acciones y amenazas, que todos los países entiendan que no es un socio fiable y que es necesario librarse de él.

Esos son los verdaderos logros de Trump, sembrar un deseo de independencia, de distanciamiento en los que antes eran firmes aliados. Si Trump ve que tener bases fuera es solo un gasto, pronto comprenderá que esa aceptación de tener soldados ajenos en el territorio propio no era más que una muestra de confianza que hacía aumentar su peso como superpotencia. Cuando empiece a perder ese privilegio, su poder habrá decaído a la vez que su prestigio y respeto. Cuando los países dejen de tener la idea de que Estados Unidos es el único que puede protegerte, algo que ellos mismos han fomentado en décadas, la cuestión será muy distinta.


Hasta ahora, los líderes europeos han sido cuidadosos en no presionar mucho al "amigo americano", pero no hay que engañarse. Canadá ha sido claro y le ha dicho a Trump lo que otros no se atreven. El propio Zelenski se muestra asustado de sus propias palabras y acciones e intenta calmar a Trump.

Cuando tu mejor aliado coincide con tu peor enemigo es el momento de empezar a pensar de otra forma.

BBC


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