Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La CNN
dedica un artículo a hacer un repaso de los trumpistas, es decir, de la
ultraderecha populista por Europa y sus expectativas con la llegada a la Casa
Blanca. Tras la lectura del artículo, firmado por Sophie Tanno y titulado "Europe’s
far right feels emboldened by Trump’s win but it could be short-lived"*,
quedan en el aire una serie de preguntas, derivadas todas ellas de un hecho
capital: ¿cómo es posible hacer compatible el "MAGA" de Trump con el
"MAGA" de cada uno de los díscolos nacionalismos antieuropeístas?
Si gran
parte de futuro "norteamericano" consiste en apretarle las clavijas a
Europa, a China, a México y Canadá, en fin, a todos, ¿cómo se come esto? La respuesta —por nuestra
parte— puede ser que los planes de Trump incluyen la "economía"
(poder es poder), mientras que los demás deberán aceptar la superioridad
norteamericana con sus condiciones y que deberán contentarse con los aspectos,
por decirlo así, "morales" que pueden ser medianamente compartidos,
como el "antifeminismo", el negacionismo del cambio climático, etc.
En el
artículo se nos advierte de la diversidad de intereses de la ultraderecha
europea:
However, Armida van Rij, a
senior research fellow at Chatham House, stresses the importance of not viewing
far-right parties in Europe as one homogenous group. Yet, there are common
overlapping themes among Europe’s populists that are also present in Trump’s
playbook.
Van
Rij points to the “anti-woke, traditional values, anti-green transition and the
anti-migration agenda.”
Europe’s
Green Deal has faced backlash from far-right groups who want to weaken climate
legislation or ignore climate action entirely. Similarly, Trump has promised to
take a wrecking ball to virtually all of President Joe Biden’s efforts to
reduce carbon emissions and accelerate the shift away from fossil fuels.*
Curiosamente, estas formas de populismo son los intereses claros de las grandes empresas, interesadas en barrer los límites a su expansión y daño al planeta, algo que debería preocupar a los pueblos, pues les va en ello el futuro. Desde España ya podemos afirmarlo desde lo ocurrido con la dana en la zona de Valencia, donde los expertos climáticos, en desarrollo, etc. responsabilizan del enorme daño causado al mal desarrollo y a la ignorancia de los peligros posibles. Los resultados están ahí.
El negacionismo de Trump se ve desde la ultraderecha europea como el camino al éxito en vez de al desastre. De esta forma, también intentar aprovecharse de las "ayudas" americanas, además de la estela de éxito que se vende por la victoria en la Casa Blanca.
La política norteamericana puede tener efectos inmediatos y que el sueño de primacía mundial sea a costa del sueño de Europa, sea este cual sea.
¿Puede Europa volver atrás, volver a ser un conglomerado de países con políticas no coordinadas, políticas divididas por los intereses particulares tras las políticas nacionales? ¿Tardarán mucho en aparecer las reivindicaciones territoriales previas en ese eterno hacer y deshacer del mapa que tanta destrucción y muerte ocasionó?
La construcción de una "identidad europea" cultural ha sido la mejor contestación a los emocionales y agresivos artificiales instintos "nacionalistas". Pero parecen que en estos tiempos mediáticos es fácil jugar con las emociones de siempre con la circulación de los símbolos y haciendo encenderse de nuevo el verbo para vender patria.
Si los nacionalistas recalcitrantes venden antieuropeísmo porque les resulta rentable política y económicamente, a los Estados Unidos de Trump también le resulta rentable, pues el "MAGA" no es más que una versión del imperialismo norteamericano en clave interna. La idea central de Trump es "¡vamos a meter al mundo en cintura!". Hay poco más que eso y, como envoltorio, el uso del conservadurismo evangelista como argumento paralelo de refuerzo. Hay que estar muy convencido para considerar a Trump, el que tiene pleitos por su "aventuras amorosas", como un líder moral y religioso, el nuevo mesías que Dios envía a la nueva tierra prometida, a USA. Pero hay gente para todo.
El antieuropeísmo viaja en dos direcciones, hacia los Estados Unidos y hacia Putin, que está recuperando apoyos, extendiendo sus fronteras formando países amigos, como en los mejores tiempos de la Unión Soviética, en los que se hizo con la mitad de Europa llenándola de amigables tanques del Pacto de Varsovia. Las denuncias de "pro Putin" entre sus nombramientos hacen ver por dónde va la próxima historia mundial y el papel que le toca a Europa jugar.
Habrá que defenderse del antieuropeísmo interno —los nacionalismos— y del antieuropeísmo trumpista, el exterior, que quiere eliminar competencia. A estos dos habrá que añadir el ruso, la nueva "santa Rusia" de Putin, que también ve obstáculos en una Europa fuerte, unida.
Algunos ponen velas en ambos altares, a Putin y a Trump, en un intento de sumar puntos ganadores. Los conflictos empezarán pronto. Lo veremos tras la toma de posesión de Trump.
* Sophie
Tanno "Europe’s far right feels emboldened by Trump’s win but it could be
short-lived" CNN World 1/12/2024
https://edition.cnn.com/2024/12/01/europe/trump-win-europe-far-right-intl/index.html
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