domingo, 29 de diciembre de 2024

La forja de la decepción

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

En RTVE.es, Adrián Romero le dedica un amplio artículo de análisis a un fenómeno que afecta y afectará a Europa, la influencia rusa en la Unión y sus efectos perversos sobre las relaciones internas. En el texto se va exponiendo este viejo y siempre nuevo problema.

La pregunta que muchos se hacen es cómo la manipulación de la Historia puede hacer olvidar el dominio con mano de hierro que ejerció la antigua Unión Soviética sobre muchos de esos países, invadidos y controlados por los aparatos militar, policial y político. No deja de resultar sorprendente el "olvido" y la "regeneración" de lo que fue sin lugar a dudas una ocupación. ¿Cómo es posible borrar los crímenes, los horrores de lo que supuso la entrada de los tanques rusos en diversos países, que intentaron levantamientos y revueltas para intentar sacudirse sin éxito el yugo soviético, los gobiernos títeres? ¿Cómo se pueden repetir estas situaciones en países que pasaron por esa tortura y se libraron de ella con sangre y dolor?

Nos dice Adrián Romero que los prorrusos repartidos por algunos países del Este, hacen crecer la decepción y responsabilizan a las instituciones europeas de sus limitaciones. En el caso de Rumanía se nos dice:

(...) la situación política en Rumanía refleja un escenario inquietante de desilusión política y polarización. La anulación de la primera vuelta de las elecciones presidenciales no ha alejado la sombra del iliberalismo, que ha aflorado en la figura de Calin Georgescu, quien ha capitalizado el descontento popular con los partidos tradicionales.

"[Georgescu] logró captar, por un lado, los votos antisistema de personas contrarias a los partidos en el poder, principalmente los de la diáspora rumana que vive en Europa", argumenta el director de programas en el Centro Rumano de Políticas Europeas, Alexandru Damian. "Por otro lado, también aglutinó a individuos que creen en teorías de la conspiración, como los antivacunas, además de los que se oponen al apoyo a Ucrania", resume.

Su discurso lo colocó en una posición de fuerza que se dejó sentir con el auge de formaciones ultranacionalistas en los comicios parlamentarios. Este ha sido el caso del ya institucionalizado Alianza para la Unión de los Rumanos, pero también de las nuevas formaciones SOS Rumanía y Partido de los Jóvenes.

"Hasta ahora no habíamos tenido esta retórica anti-UE o anti-OTAN; nos considerábamos un país estable en una región inestable", admite Damian. "Lo que ha cambiado es esta creciente decepción con las autoridades públicas y, por extensión, con la Unión Europea. Como resultado, estos movimientos de extrema derecha están utilizando a la UE como chivo expiatorio, culpándola de controlar nuestro Gobierno".*

El caso rumano es claro en la forja de la decepción. Se trata de canalizar las frustraciones hacia la Unión Europea. Pero no deja de sorprender esa amalgama extraña del fondo, esa unión antieuropeísta, anti vacunas, los que están en contra del apoyo a Ucrania, etc. Es una mezcla demasiado amplia con un punto en común, lo anti.

Lo anti es una actitud de descontento que puede ser dirigida hacia un punto de atención, en este caso la Unión Europea. No es que la Unión no pueda cometer errores como cualquier entidad; es que se convierte en el impedimento del desarrollo, de la felicidad misma, responsabilizándola de cualquier aspecto que resulte provechoso al descrédito. No es que Rusia haya inventado nada. Todos los nacionalismos de corte separatista consiguen su poder convenciendo a sus electorados de que los "maltratan" porque son "distintos", "especiales", algo que los demás no soportan.

Nos encontramos en tiempos desmemoriados, tiempos en los que es fácil borrar y reescribir el pasado a conveniencia. Son tiempos en los que la base es el descontento, más que las posibilidades de éxito. Es más fácil quejarse y buscar culpables que ofrecer "sangre, sudor y lágrimas", por parafrasear a Winston Churchill.

Las herramientas para conseguir este ambiente insatisfecho son la combinación de una comunicación de la que no podemos evadirnos, que nos persigue y alcanza en cada rincón, por un lado, y la acumulación de datos que nos perfilan con claridad permitiendo un seguimiento controlado al segundo de nuestro comportamiento. Son los avances en psicología de la Comunicación las que crean este fondo insatisfecho sabiendo al instante todo lo que nos perturba y las respuestas aceptables a los problemas que se nos plantean.

Los intentos de Rusia por ser convincentes y colocar sus piezas sobre el tablero mediante personajes controlados se saldan con éxito en muchas ocasiones. Este consiste en hacerse con el control de los gobiernos que pondrán palos en la rueda europea. Convencer a los ciudadanos de esos países de que el apoyo a Ucrania es un riesgo para ellos no es complicado si se han sembrado las condiciones.

En el artículo se mete a estos países dentro de un concepto, "iliberales", Con esta palabra se trata de resumir el ánimo que Rusia insufla en ellos, una situación cada vez más autoritaria en la que se van desmontando los principios democráticos europeos, los necesarios para la convivencia nacional e internacional europea. Los cambios en el sistema judicial y en el político, cada vez más autoritario y personalista, se van introduciendo.

Es sorprendente que se valore más el sistema personalista y autoritario ruso, el creado por Putin con los precedentes tanto del periodo zarista como del comunista. Rusia recoge así las respuestas condicionadas del "pueblo", que es reconstruido bajo un concepto nacionalista al servicio de una idea que viaja en el tiempo. Alejándolos de la idea "europea", considerada alienante, la idea nacional populista se reviste de diversos tintes, del político al religioso, lo que hace fácil introducirlo en la gente a través de esos problemas que se presentan como limitaciones exteriores.

Basta con ver quiénes son los aliados de la Rusia de Putin y cuáles son sus funciones al servicio del nuevo imperio para comprender su objetivo y naturaleza política. Las dudas que surgen vienen de la llegada de Trump a la Casa Blanca y de cómo Europa puede quedar enterrada entre dos formas autoritarias manipuladoras.

La Unión Europea, como muchos países en ella, necesitan comprender la batalla de la información que están librando sin apenas reacción. La política ha cambiado, borra sus huellas y se lanza de nuevo a un mundo sin Historia. Rusia no solo actúa, sino que aprovecha los errores, crea malentendidos y falsas explicaciones. No tiene que ganar, le basta con que la Unión pierda credibilidad.

La forja de la decepción trata de que nos sintamos cada vez más alejados de Europa, que dejemos de ser europeístas. No hace falta ser "prorruso", basta con ser "antieuropeo". Todo llegará. 

* Adrián Romero "La sombra de Moscú en Europa del Este: cómo la injerencia rusa ha reconfigurado la geopolítica" RTVE.es 29/12/2025 https://www.rtve.es/noticias/20241229/sombra-rusia-europa-este-injerencia-geopolitica/16366738.shtml

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